Título: Halago.
Rating: T.
Fandom: Bungou Stray Dogs.
Sinopsis: Lo único que buscaba Ranpo era que el director lo elogiara.
Disclaimer: Bungou Stray Dogs y sus personajes pertenecen a Asagiri Kafuka & Hirukawa 35. Simplemente los he usado con el mero propósito de entretener a escritor y lector.
Advertencias: Spoilers hasta el capítulo 14. OoC (Out of Character), faltas de ortografía, errores gramaticales, en resumen, lo de siempre.
Este es un regalo —de cumpleaños un poco atrasado— para una amiga quien, bromeando un día, hizo que esta idea jamás abandonara mi cabeza. Gracias Marijocchi.
Halago
Con los pies sobre la mesa, Ranpo no sabía qué hacer para escapar de aquel aburrimiento que le había invadido. La policía —cuya incompetencia parecía que no tenía límites— no había solicitado ayuda últimamente y en la agencia no había ocurrido algo que requiriera el uso de su habilidad.
Sus compañeros de la agencia trabajaban y, cuando pasaban a su lado, le dedicaban elogios: "Buen trabajo, Ranpo-san. Sin usted no lo hubiéramos logrado"; "su habilidad es aquella que todos nosotros quisiéramos tener, le envidiamos", "necesitamos la ayuda de una persona como usted, quien es excelente en su trabajo". Y él se regocijaba en aquellas palabras y siempre solía decir que aquello no podía evitarse pues todos contaban con él. Pero, mientras más halagos llegaran, ninguno provenía de la persona que él deseaba. Ninguno de ellos era dicho por Fukuzawa Yukichi.
Recordó cuando Atsushi había sido secuestrado y él se había negado rotundamente a apoyar en la investigación. ¿Qué era lo que ganaba si lo hacía? Si aplicaba el razonamiento normal, el chico que se convertía en tigre se había metido en ese lío así que era él mismo quien debía resolver dicho problema. Empero, aquel hombre con porte imponente había desechado la idea y le había ordenado que se pusiera a trabajar. Al negarse nuevamente, el director no le había ofrecido una recompensa, tampoco una promoción, había ido más lejos y había prometido elogiarlo. No importaban sus razonamientos —que siempre eran apoyados por Kunikida y algunas veces por Dazai—, no podía doblegar a ese hombre. No importaban los esfuerzos que hiciera, ninguna palabra de aliento abandonaba la boca del director. Era la única persona a la que no quería molestar, a la que no quería defraudar y, sobre todo, de quien más anhelaba recibir un halago.
Es por ello que decidió terminar de colocarse su atuendo de detective y realizó el trabajo tal como se lo habían pedido. Al usar su habilidad y determinar el lugar donde el muchacho se encontraba, Doppo había ido corriendo a recuperar a su compañero.
Esperó por un largo rato hasta que Kunikida llegó junto con Atsushi y una niña de cabello negro —la cual, supo, pertenecía a la mafia—. No pudo evitar el que su corazón se sobresaltara cuando, súbitamente, la mano del director se hubo posado en su hombro derecho y dijo las palabras que tanto había querido escuchar.
—Gracias, Ranpo. Sin ti no hubiéramos podido recuperar a nuestro compañero.
Y el hombre retiró la mano de su hombro y se dirigió hacia Doppo para hablar sobre el estado de salud del nuevo recluta.
Una ligera sensación de calor se impuso en su rostro y decidió que tendría interés en los siguientes casos pues, no importaba cuán fáciles o complejos fueran, quería sentir una vez más esa mano en su hombro; quería ver la sonrisa de Fukuzawa y que las palabras "no lo hubiéramos logrado sin ti" abandonaran su boca.
