El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podría explicarte, un puño de vida.
-Mario Benedetti (escritor, poeta y dramaturgo uruguayo)
16 de febrero, 22 horas.
El viento corría suavemente esa noche del 16 de febrero, sí, hay que recalcar el número 16 porque éste pasaría a ser gran parte de ésta historia, una historia que comenzó con una fría mirada de ojos grises.
Esa noche, Eren Jaeger, uno de los tantos talentos callejeros de la Place du Tertre* regresaba a su lugar de trabajo después de haberlo dejado la tarde de ese mismo día, pero esa noche, como casi en todas las noches, tenía una cita importante, una cita especial.
Se encontraba siempre en el mismo lugar, a la misma hora, en el restaurant À la Mère Catherine*, a las 10:00 en punto, su diminuta figura esperaba cerca de media hora afuera del pintoresco restaurant y eso le daba tiempo a Eren para dibujar un boceto de esa persona; no sabía su nombre, ni siquiera su edad, pero su belleza fue lo suficientemente excelsa como para cautivar al joven artista, tenía cerca de 5 bocetos de la misma persona, de él hablando por teléfono, portando un elegante traje gris, otra en la que se encontraba recargado en la entrada del local, con un cigarrillo en la mano y mirando hacia la nada, y la favorita de Eren, una en la que se encontraba con una enorme bufanda negra, un elegante abrigo y un libro entre sus manos, Eren veía ese boceto una y otra vez.
Siempre le habían dicho a Eren que él veía el arte de manera distinta, que podía encontrar algo más, y que por eso todas sus obras resultaban magnificas, Eren pensaba que le decían eso debido a sus ojos, no eran dos ojos verdes o dos ojos marrones, el derecho era verde como la esmeralda y el izquierdo tenía un bonito tono ámbar, cuando era niño le molestaba que los demás niños se burlaran de él, él pensaba que era algo extraño, horrible, una especie de anomalía en su interior, pensaba que todos le tenían asco o miedo, tontos pensamientos de un muchacho de 12 años, pero fue cuando cumplió 15 años, que su punto de vista cambió totalmente.
Siempre le había gustado dibujar, desde que era un niño y tenía la capacidad de agarrar un color, fue entonces que su padre, el señor Grisha Jaeger y su madre, Carla, decidieron que harían crecer ese gusto en su pequeño hijo, puesto que lo entretenía y lo hacía feliz, haciendo que olvidara todas las burlas que recibía por sus ojos, con el paso del tiempo le compraron muchísimos materiales, acuarelas, óleos, lienzos, pinceles de distintos grosores, lápices, carboncillos, en fin, el talento del pequeño crecía y crecía junto con él, y fue cuando comprendió la gran verdad de la vida, como él la llamaría después.
Las personas eran como el arte, el arte no es necesariamente bonito, eso depende de los ojos con los que se mire, pero al final de todo, el arte tiene un propósito, hacer sentir algo en quien lo mira, y así eran las personas, todas eran capaces de hacer sentir algo a otro ser, todas tenían ese poder, y cuando el joven comprendió eso, dejó el complejo de sus ojos atrás.
Pero volviendo a aquella noche del 16 de febrero, Eren estaba sentado en su banquillo, con su carboncillo en la mano izquierda, esperando a que su cita llegara, pacientemente, tranquilamente, esperando el momento indicado.
Fue cuando apareció.
Eren siempre se sobresaltaba al sentir su presencia, su corazón empezaba a latir con más rapidez y sentía que el aire se le escapaba rápidamente de sus pulmones, era el efecto que él tenía sobre Eren, maldita limerencia.
Portaba una playera blanca, con la corbata mal puesta y un aspecto cansado, "Sus ojeras se han hecho más pronunciadas" fue lo que pensó el joven, su cita se quedó esperando a que alguien saliera, recargándose en una pared y cerrando los ojos, para despejar su mente, fue cuando Eren aprovechó y empezó con su magia, el carboncillo iba y venía sobre la hoja, por experiencia, Eren ya sabía dibujar varias partes del cuerpo de ésta persona, sabía exactamente qué tan angulosos eran sus pómulos y como iba peinado, podría dibujar con los ojos cerrados su nariz respingada y su boca delgada, quería, un día, enseñarle esos bocetos a esa persona, pero tenía miedo de como reaccionara, después de todo, que alguien te retrate a escondidas no es un hábito normal.
Cuando terminó, alzó la mirada y sintió un enorme peso sobre él, fue algo efímero, pero increíble.
Esa persona lo estaba viendo, alzando una ceja con curiosidad, Eren sintió al calor invadir sus mejillas y al instante desvió su mirada, pero no sin notar, una fugaz sonrisa por parte de aquella persona, parecía una sonrisa burlona, de esas que le dedicarías a la persona que le gustas cuando lo atrapas observándote, prácticamente eso era, Eren no alzó la cabeza hasta que vio que le abrían la puerta del restaurant al chico, cuando pasó, él tomó rápidamente sus cosas y salió corriendo de ahí.
Al llegar a su departamento, estaba respirando rápidamente y su cara la tenía roja, no por el hecho de haber corrido rápidamente, si no por aquella pequeña sonrisa que había visto, esa sonrisa que era sólo para él.
-¿Eren?- Preguntó una voz masculina que se encontraba en la cocina- ¿A dónde fuiste?
- A Montmartre, tenía que comprobar algo. Fue lo único que le dijo a su mejor amigo, Armin Arlert.
Él y Armin habían crecido juntos, siendo los marginados de su lugar de origen, allá en el centro de Berlín, si bien Eren era discriminado por sus ojos, Armin era discriminado por su cerebro, se podría decir que a la gente no le gusta cuando hay alguien que los supera en intelecto, entonces, alejaban a Armin, él se acercó a Eren, al ver que también se encontraba solo, desde entonces se volvieron inseparables.
Armin se había atado su largo cabello rubio en una coleta y traía sus lentes de estudio, cinco libros establecidos en la mesa de la cocina.
Estudiar en La Sorbonne* no era algo muy sencillo, Eren lo sabía muy bien y Armin tenía su temporada de exámenes la próxima semana, tenía que prepararlos desde ya, Eren alcanzó a distinguir unos títulos como "Etimología latina" y al instante arrugó la nariz, dejó sus materiales en la mesa y se dispuso a preparar café para él y su amigo.
-¿Hace cuánto que estás así?- Le preguntó el joven castaño al rubio.
-Desde la mañana, tú tienes suerte de que tus exámenes ya hayan pasado, ahora tienes tiempo libre, siento que Montmartre te da más para explotar tu pasión que la universidad.
-Ambas, en la Sorbona he aprendido muchas cosas y eso lo he sabido explotar en mi pequeño trabajo en Montmartre.- Decía Eren mientras le echaba las cucharadas de azúcar exactas a su café y al de Armin.
-No me malinterpretes, a mí también, la literatura francesa me ha enamorado desde la primera vez, pero desearía que el plan de estudios no tuviera tanto latín, la cabeza me está explotando.
Eren soltó una risita.
-¿Has hablado con Mikasa?- Le preguntó el rubio a Eren, mientras se disponía a abrir otro libro de consulta.
-No desde hace mucho, ya sabes que ésta diferencia de horarios entre Nueva York y París es un gran obstáculo, siempre que le mando un mensaje, ella está dormida o muy ocupada.
-Juilliard* ¿Eh? ¿Violín o piano?
-Violín, aunque dice que el piano también le interesa, tal vez lo estudie después.
-Mira, si somos un trío de artistas.
Eren se carcajeó, en realidad, eso era lo que los había unido, el arte, Mikasa era una prodigio para la música, Eren para la pintura y Armin para todo lo que tuviera que ver con las palabras, era una amistad muy especial.
-Oye, hablando de eso, Marco me dio dos entradas para ir a ver El fantasma de la ópera al teatro, ¿Vamos? La función es mañana en la noche.
-¿Marco? ¿El chico con el novio músico?
-Exacto, dice que Jean formará parte de la orquesta, si soy sincero, no sé qué instrumento toque, ni siquiera sabía que los caballos supieran tocar algo que no sea el pasto.
Armin se atragantó con su café, Eren siempre se burlaba del joven Kirschtein por sus graciosas facciones, lo que causaba risa a todo el mundo, claro, menos al propio Jean.
-No lo sé Eren, los exámenes…
-El latín puede esperar una noche ¿No crees?- Dijo el pintor mientras cerraba el libro de Armin para que éste descansara- Te vas a divertir, es una de nuestras obras favoritas, ¿Recuerdas cómo nos emocionamos cuando la fuimos a ver en Berlín?
-Cómo olvidarlo, lloraste al final. Dijo el rubio soltando una risita.
-No era llanto, era… picor, si, algo me había entrado a los ojos.
-Sí, como digas Eren, de acuerdo, iremos, pero si repruebo en etimologías latinas va a ser tu culpa.
-Vamos, el teatro lo vale, ahora a descansar que Ecce potestas casei.
Armin soltó una fuerte carcajada.
-¿De qué te ríes?
-¿Si sabes lo que acabas de decir verdad?
-Sí, "Mañana nos espera un largo día"
Su respuesta sólo hizo que Armin riera más fuerte.
-No Eren, dijiste: He aquí el poder del queso.
-Oye, el experto aquí eres tú, no yo.
Se levantaron, dejaron sus tazas en el lavaplatos y ambos estaban a punto de irse a sus habitaciones.
-Eren, dime que ya le hablaste a tu musa.
La palabra musa siempre le había dado mucha risa a Eren, no por el hecho de que la menospreciara, sino porque en sí la misma palabra sonaba graciosa.
-Se podría decir que es algo más complicado que eso…
-Oh, vamos, llevas ya un tiempo así, he contado todos los bocetos que tienes de ese chico en tu habitación y déjame decirte que tienes como 8, y otros que estoy seguro, escondes debajo de tu cama o del escritorio.
-No están debajo del escritorio en realidad… están en mi casillero en la Sorbona…
Su respuesta sólo provocó que Armin le diera un pequeño golpe en su cuello.
-¡Ya! ¡Ten valor y hazlo Eren Jaeger! ¡O soy capaz de hacerlo por ti!
-¿Qué le dirías?- Preguntó Eren un poco divertido, era muy extraño ver a Armin perder sus estribos.
-No lo sé, algo así como, "Hola, disculpa, soy el mejor amigo del pintor cobarde que está acá atrás, quería saber si me podías dar tu número, mira, ese pintor cobarde te ha estado retratando desde hace…"
-¡No! ¡No! ¡No digas más!-Dijo el joven pintor, con la cara tan roja como un jitomate- ¡Suena muy vergonzoso si lo dices de esa manera Armin!
-¡Pues ve y dile a tu manera!
-¡Está bien! Le hablaré mañana antes de irnos a la función, la obra comienza a las 12:00 y él siempre va a À la Mère Catherine a las 10, tengo tiempo.
-Eso espero. Y con esto, Armin se dirigió a su habitación, dejando a Eren en el pasillo.
Eren soltó una bocanada de aire, en verdad que cuando Armin tenía una idea en mente, era muy difícil sacarlo de ahí.
Entró a su habitación, la cual contaba con una cama individual, un escritorio con muchísimos papeles, pinturas y pinceles distribuidos, una enorme ventana que tenía vista hacia el Sacre Coeur * y un montón de libros y zapatos distribuidos en el piso.
No le dio importancia al desorden y se desvistió, colocándose su ropa de dormir y se echó a la cama, pensando en la bonita sonrisa que le había dedicado su musa hace un momento, ese 16 de febrero.
17 de febrero, 16 horas.
Eren iba saliendo de la biblioteca de la Sorbona, siempre había adorado la arquitectura de ese lugar, sus hermosos diseños y su majestuosa presencia, Marco y Christa lo acompañaban, Christa era una pequeña rubia de ojos azules como el cielo, Eren estuvo tentado hace ya mucho tiempo a pintar sus ojos, pero sabía que su novia/pareja/lo que sea llamada Ymir, lo colgaría en el Arco del Triunfo para que todo el mundo lo observara, Ymir era una chica que estudiaba en Lille, una ciudad de Francia mucho más al norte que París, pero se ponía en contacto con su adorada novia prácticamente todo el tiempo.
-¿Si vas a ir a ver la obra de teatro Eren?- Le preguntó el joven pecoso (También conocido como Marco)
-Sí, Armin y yo iremos.
-¡Excelente! Les va a encantar, la puesta en escena apenas va a llegar a París y me hace muy feliz que vayan a verla, Jean se ha preparado mucho.
-¿Qué va a tocar Jean? ¿El piano?
-No, es uno de los chelistas principales, cuando le hablaron, estuvo brincando por nuestro departamento por más de una hora, incluso lloró.
Eren no pudo evitar reírse, el cara de caballo a veces era insufrible, pero el hecho de ser chelista en uno de los musicales con más fama a nivel mundial era una gran oportunidad y Eren no podía hacer más que alegrarse.
Al llegar a su departamento, notó que Armin todavía no llegaba, así que se sentó en la sala de estar y comenzó a leer un libro que encontró tirado, El principito, era uno de sus libros favoritos y ya se sentía tan familiarizado con él que podía abrir el libro en cualquier página y leer desde ahí, El principito lo había acompañado desde su infancia y ya lo consideraba como un amigo más.
"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya"
Tenía subrayadas todas sus frases favoritas, las podía citar al derecho y al revés incluso, adoraba ese libro con el alma.
Su celular vibró en ese instante, con un mensaje de Mikasa.
"Me alegra que tus exámenes hayan sido todo un éxito, has mejorado mucho desde que éramos niños, aquí todo normal, aunque me toca hacer una presentación de alguna canción que me guste, la maestra nos dio la opción de elegir la que sea, solo que debe de tener cierto rango de complejidad, obviamente no voy a tocar "Estrellita donde estás" ¿Verdad? ¿Tienes alguna idea?
Espero que estés comiendo bien y que estés cuidando tu sueño, un pintor siempre debe de estar completo".
Mikasa siempre tuvo el instinto maternal muy desarrollado, cuando era más joven, a Eren eso le llegaba a molestar, pero con el paso del tiempo (Ya ahorita a sus crecidos 22 años) podía decir que le agradecía todo eso a la chica con raíces asiáticas.
Sí, no te preocupes, estoy durmiendo bien (vil mentira) ¿Una canción compleja? No sé mucho de música, pero… ¿Mozart tal vez? ¿Beethoven? ¿Vivaldi? No, olvídalo, de seguro muchos de tus compañeros tocarán algo de ellos, tú tienes que ser original, ¡Lo tengo! ¿Recuerdas a esa violinista que nos enseñó Armin hace poco? ¿Lindsey Stirling? Mi canción favorita de ella es Shatter Me, pero necesitas una voz… aunque Song of a Caged Bird también podría funcionar, considéralo.
Eren dejó su celular de un lado y se dispuso a hacer sus deberes, no tenía tantos como el pobre de Armin, así que fue algo sencillo de realizar, terminó a las 9 de la noche, momento en el que Armin entró al departamento.
-¿Qué tal el latín?
-Te diré que no me trató tan mal hoy, esperaba que me arrojara contra la pared y me torturara, pero fue bastante bueno.
-Eso es bueno, al menos no estarás de mal humor hoy.
-Yo nunca estoy de mal humor, el que está de mal humor siempre eres tú, a veces parece que me vas a morder o algo por el estilo.
-Oh, cállate. Dijo Eren arrojándole una almohada de broma a su mejor amigo.
-¿Entonces? ¿Sí le vas a hablar a ese misterioso chico que es el culpable de tus suspiros?
-Tienes que dejar de leer a Shakespeare, Armin.
-No has contestado mi pregunta.
-No lo sé, tal vez las palabras salgan en ese momento, no me gusta planear las cosas porque la vida me ha enseñado que si algo se planea al momento sale mal y no quiero arruinarlo.
-Confiaré en ti, aunque sé que estoy cometiendo un error.
Prepararon algo de cenar y se quedaron platicando por mucho tiempo, hasta que dieron las 9:30 y Eren salió del departamento, Armin solo le dedicó una sonrisa, Eren era una persona muy impulsiva y por la misma razón había salido herido en el pasado, tenía miedo de que alguien o algo hiriera a su mejor amigo, a pesar de que era una persona realmente resistente, su mente artística hacía que su lado sensible saliera a flote y eso lo podía hacer más vulnerable.
-Aunque tengo un presentimiento- Dijo Armin en voz alta- De que van a haber grandes sorpresas ésta noche.
Y siempre hay que creer en la intuición de Armin Arlert.
Eren caminó y caminó hasta llegar a su puesto de trabajo en Montmartre, que hoy había estado solo debido a su escuela, pero el traía material consigo, dieron las 10 en punto y él se quedó a esperar a su "cita" por fin con el valor suficiente como para dirigirle una palabra.
Pero él no aparecía.
10:30
11:00
11:20
Y así hasta dar las 11:30.
Eren suspiró, cansado y desilusionado, eso parecía un complot del destino o de alguna fuerza, cuando por fin había decidido dejar su papel como observador para convertirse en participante, él no apareció.
Agarró su material, que quedó sin usar y se dirigió a su departamento, después de todo, la obra comenzaría en media hora y no quería llegar tarde.
El teatro estaba llenísimo de gente y Eren se sentía atosigado a pesar de su 1.75 de estatura, sintió mucha pena por Armin en ese momento, que era por lo menos una cabeza más bajo que él y de seguro no podría ni siquiera respirar.
El enorme letrero de "El fantasma de la ópera" junto con la simbólica máscara y la rosa era el centro de todas las miradas, cuando por fin lograron entrar al recinto, Eren y Armin lograron ocupar sus respectivos asientos, preparados para la función.
-Hace años que no veo esta obra, va a ser la primera vez que la veré en francés, la primera vez fue en alemán.
-Bueno, ahora entendemos perfectamente el francés Armin, estamos rodeados de franceses, estoy seguro de que no perderá su esencia.
-¿Qué canción te mueres por escuchar?
-Oh, todas, pero creo que "The music of the night" es la mejor.
-Obviamente no, Eren, "Think of Me" es la mejor de todo el musical.
Y los dos se enfrascaron en una conversación larga, discutiendo todas las canciones de la famosa historia, hasta que una voz a lado los interrumpió.
-Oi, ¿Podrían quitar sus pies para dejar a la gente pasar? Hay gente que pagó su boleto.
La voz sonaba fuerte, pero al mismo tiempo dulce, por el suave acento francés que se distinguía detrás del alemán que estaba usando para comunicarse con los dos amigos.
-Lo siento señor. Dijo Armin en el mejor francés que pudo, colorado hasta las orejas.
Eren alzó la mirada para enfrentarse con la persona que les había hablado tan prepotentemente, pero se quedó estático al ver esos dos ojos grises que ya había diseñado antes, esa nariz respingada que podría dibujar sin ver, ese cabello negro que era la mezcla perfecta entre orden y desorden.
No dijo nada, no tenía el valor, nunca había estado tan cerca de él y mucho menos lo había escuchado hablar, tenía una voz tan bonita, se preguntaba como sonaría hablando su idioma natal, de seguro como una composición hecha por los mismos ángeles.
Creo que el que debe de parar de leer a Shakespeare eres tú, Eren Pensó el castaño.
-Oye, ¿Por qué has tenido la manía de retratarme? Si planeabas usar esos retratos para algún fin extraño, déjame decirte que no es normal, ¿Sabías que te puedo demandar?
-No…no los hago con esas intenciones…- Dijo Eren con una voz muy firme, sorprendiéndose a sí mismo.
-Entonces… ¿Por qué?
Eren no dijo nada, se mordió los labios y bajó la mirada, no sabía que responder y no quería verse como un niñito enamorado, se tardó mucho tiempo en encontrar las palabras correctas.
-Soy artista, me gusta retratar la belleza…-Fue lo que dijo, el hombre de ojos grises le dedicó una mirada severa, Eren pensó que se reiría o que lo miraría con asco, pero al final solo enarcó la ceja, como lo había hecho la noche anterior.
-Pues tienes un concepto de belleza muy extraño, niño- Fue lo único que le dijo, para después agregar- por cierto, que ojos tan peculiares- Y ese hombre se fue, sentándose hasta la otra esquina.
Eren abrió sus ojos, sorprendido, Armin quedó anonadado, así que no dijo nada, pero cuando Eren estuvo a punto de comentar algo, el tema de obertura de la obra sonó y se obligó a guardar silencio.
A ese hombre le habían gustado sus ojos, o al menos se le habían hecho peculiares.
Close your eyes and surrender to your darkest dreams
Purge your thoughts of the life you knew before
Close your eyes let your spirit start to soar
And you'll live as you've never lived before
Place du Tertre: La plaza es famosa por los retratistas y los pintores, que exponen y pintan sus obras al aire libre. Es uno de los lugares más emblemáticos de Montmartre y una de las principales atracciones turísticas de París.
À la Mère Catherine: Restaurant ubicado en la Place du Tertre
La Sorbonne: Junto con las universidades de Oxford, Bolonia y Salamanca, es una de las universidades más antiguas y prestigiosas del mundo. Fue fundada en 1257 por Robert de Sorbonne y reformada en su totalidad por el Cardenal Richelieu. Entre sus célebres profesores y alumnos figuran Pierre y Marie Curie, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, René Descartes, Louis Pasteur, Lavoisier, Victor Hugo, entre muchos otros.
Juilliard: Conservatorio de artes situado en Nueva York. Se le identifica informalmente como Juilliard, e instruye en música, danza y teatro.
Sacre Coeur: importante templo religioso situado en París (Francia). Está ubicado en lo alto de la colina de Montmartre.
¡Gracias por leer! Y no olviden comentar que les parece ésta nueva idea, para los que se preguntarán que pasó con Mercy decidí dejarla en pausa por un momento, no me sentía contenta con la historia y necesito tiempo para mejorarla, en cambio, ésta era una idea que iba rondando por mi cabecita por mucho tiempo, espero que les guste.
Atentamente.
Catnip Holmes.
