No pude evitarlo. Ni siquiera pude haberlo visto venir.

Mi botella de agua se derramó por la sola impresión.

—¡Hey! Tú debes ser el estudiante del que tanto me habló el director, ¿no es así?

Observé perplejo al joven y escandaloso profesor que se inclinaba sobre mi pupitre como para verme mejor, con el largo flequillo rojo dándole una sombra sobre los ojos que, contradictoriamente, resplandecían como sangre. Habría gritado del susto pero eso habría sido más bochornoso que el agua derramada sobre mi suéter, incluso mis casi-siempre-pálidas mejillas se sentían calientes y podía imaginarme el tono sonrosado que tendrían.

—Y-Yo…

—Quédate luego de que termine la clase, quiero hablar contigo. —Y como si fuera lo más normal del mundo, aquél inusual profesor me guiñó el ojo. El resto de mis compañeros me veían atónitos como si apenas notaran que estaba presente. Probablemente era así. Era bastante gracioso viéndolo desde un punto bastante triste y patético, pero era más atención que toda la que había recibido en tres meses.

Luego de escribir la fecha en la pizarra, el profesor se presentó como Viktor. Muchos de ellos ya lo conocían de años anteriores o lo habían visto recorrer los pasillos con ese sigilo más parecido al de un gato que al de una persona común y corriente. Antes de mi accidente con la ropa, cuando aún tenía un mínimo de vida social, había escuchado los rumores de que durante sus años de estudiante al joven sensei lo había atacado un aquelarre de vampiros eslovenos a los que había tratado de hacer una broma. O cocinarles una tarta, esa parte variaba mucho pero el final era siempre el mismo; con Viktor convertido en un vampiro.

Y ahora regresaba a darnos clases luego de meses varios meses de ausencia, o al menos eso habían estado comentando Jean y Tokiya hace pocos minutos. No me gusta escuchar conversaciones ajenas pero nada se le podía hacer cuando mis compañeros charlan sentados en mi pupitre, aunque estoy acostumbrado.

Para el final de la clase la atención sobre mí había disminuido bastante e incluso había creído que la orden del sensei se había olvidado hasta que vi su mano sobre la puerta impidiéndome le paso, sus extraños dientes resplandeciendo en una sonrisa resplandeciente y ligeramente terrorífica. Tragué saliva por instinto retrocediendo un paso que el joven profesor se encargó de dar hacía mi sin dejar de sonreír un solo instante.

—Toma asiento, Itsuki, tenemos mucho de que hablar.


Primer fanfiction en muuucho tiempo y viene siendo del lindo Notice Me Senpai~

Y hasta aquí. Espero que les guste o siquiera no les desagrade.