Uju, ¡Hola! Aparecí, con esta pequeña idea que no me podía sacar de la cabeza. Y aprovecho de probar este nuevo feature de FF de poner tres personajes como los principales jaja.

Esta historia es Rated M debido al lenguaje obsceno y futuros lemons/limes. Queda advertido desde ya.

Por supuesto (y esto en verdad no sé si sea necesario aclararlo), tampoco soy la dueña de Naruto, ni de ninguno de sus personajes.


—¿¡QUÉ CARAJO ESTÁS HACIENDO, NARUTO!?—fue lo primero que salió de los labios de Kushina Uzumaki cuando entró a la habitación de su único hijo.

No era como si los extraños ruidos que se oían desde el pasillo no le hubiesen dado una idea de lo que estaba sucediendo en la habitación pero, indignada como estaba, no se paró a pensar en eso. Había abierto la puerta de par en par y había dirigido de inmediato su mirada y enojo a Naruto.

Quería una explicación.

Rápido.

—M-Mamá… ¿N-No se suponía que vendrían el lunes, 'ttebayo?—tartamudeó el chico, con los pantalones a penas a medio subir y su cabello totalmente despeinado.

Mala respuesta.

—¿¡ESA ES TU EXCUSA, 'TTEBANE!?—vociferó la mujer mientras tronaba amenazadoramente sus dedos. Su cuerpo emanaba por cada uno de sus poros el increíble chakra que contenía dentro de sí, largas hebras de su rojo cabello flotaban a su alrededor—¿¡ESA ES TU ESTÚPIDA EXCUSA!? ¿¡NO PUDISTE PENSAR EN NADA MEJOR!?

Estaba lista a darle una paliza inolvidable a su retoño.

Sin embargo, justo antes de que la mujer se abalanzara sobre él, un menudo cuerpo se interpuso en su camino.

—U-U-Uzumaki-s-san, p-por favor, n-no l-lastime a N-Naruto-k-kun—pidió una angustiadísima y suplicante voz.

Kushina parpadeó un par de veces antes de entender que la muchacha que se encontraba frente a ella, semidesnuda, con las mejillas arreboladas y los labios todavía húmedos e hinchados, era la chica que Naruto había llevado a escondidas a casa.

Recorrió con su mirada el cuerpo de la jovencita. Tenía el sostén mal abrochado y unas braguitas negras a juego. Notó pequeñas cicatrices –y otras no tan pequeñas- en su semimarcado abdomen y de inmediato supo que se trataba de una kunoichi. Y no cualquier kunoichi; la chica era una Hyuga en toda regla. Aquellos ojos eran inconfundibles

—L-Lamentamos q-que haya t-tenido que e-enterarse de esta forma, Uzumaki-san—se disculpó la muchacha—P-Pero si nos da un m-momento p-podremos e-explicarle m-mejor l-la situación.

Y, por educación y elegancia de sus gestos aún en tan embarazosa situación, se trataba de una Hyuga de clase alta.

Prestañó un par de veces, en un intento por esclarecer sus dispersos pensamientos.

Sin embargo, después de unos instantes, decidió que no le importaba a qué clan perteneciera la muchacha. ¡Ella era la esposa del Hogake!

—Mira, niña, no eres nadie para venir y decirme qué hacer en mi casa, 'ttebanne—siseó la mujer. Otra vez, el chakra comenzaba a desprenderse de su cuerpo de forma aterradora. Naruto tomó por los hombros a su compañera y la posicionó tras él.

—Mamá, ¿Por qué no nos calmamos y…?

—¡NO ME VOY A CALMAR UNA MIERDA, MOCOSO!—espetó—Y MÁS TE VALE QUE ESTÉS LISTO PARA…

—Kushina, cariño, no seas tan dura con Naruto, es normal que haya dejado la casa hecha un desastre…—la calmada voz de su marido se acercaba por el pasillo, a pasos lentos. Se podía adivinar un dulce y algo divertido reproche en su tono—V-Vaya…-exclamó él en cuanto puso un pie en la habitación.

Naruto miró, suplicante, a su padre. Hinata se aferró con mayor fuerza a la espalda de su compañero.

—Vaya…-repitió el hombre—Naruto, no nos habías dicho que invitarías a una jovencita mientras no estábamos—señaló, sonriente y de buen humor—Y tal parece que tendremos que hablar al respecto de inmediato—añadió, esa vez mirando a su esposa-¿Por qué no se arreglan? Los esperaremos en la sala.

—Minato, Naruto trajo a una chica a la casa mientras no estábamos—protestó la Uzumaki—No podemos dejar esto así...

—Lo sé, amor—repuso el hombre, mientras sobaba cariñosamente los femeninos brazos, en un (efectivo) intento por calmarla—Pero están semidesnudos los dos.

Kushina bufó ante la constatación de ese hecho.

—No querrás mantener una conversación con ellos así, ¿no es cierto?—reiteró él.

La pelirroja entornó los ojos. A ella poco le importaba cómo estuvieran vestidos. Y así se lo dio a entender a su marido. Él suspiró.

—¿De verdad quieres quedarte en la habitación donde nuestro hijo, tu hijo, estuvo teniendo sexo?—interrogó, mortalmente serio. La mujer hizo una graciosa mueca de repulsión.

—Bien. Vístanse—dijo de inmediato Kushina—Rápido—agregó, mirando envenenadamente a los dos jóvenes.

—De acuerdo, cariño, vamos—dijo él, al tiempo que la guiaba, tomada de la cintura, hacia la sala.

Naruto y esa jovencita estaban en graves problemas.


Bueno, hasta aquí. Lo subo antes de que me arrepienta y lo borre. ¿Qué opinan de él? Jaja. ¿Merece conti? Dejen reviews para hacerme saber su opinión :D.