Ni Devil may cry mi sus personajes me pertenecen, todos son de Capcom.

Aquí el primer capítulo de una novela corta, la pensé después de hacer capítulo 10 de mi otra novela, espero les agrade.

Capítulo I Esperanzas.

Aunque era un bello atardecer, aquella mujer no podía dejar de sentirse fatal. Su marido llevaba meses desaparecido y no sabía nada de él, pero jamás pensó mal acerca de él. No pensó en infidelidades ni engaños, su esposo era todo un caballero y ella lo sabía muy bien. En la terraza de la mansión, no paraba de batir una taza de té, no la probaba solo la batía, desde ahí podía ver muy bien a sus hijos que jugaban a perseguirse. No quería pensar lo que todo el mundo ya decía, que el gran Caballero Oscuro Sparda había fallecido, prefería a los pocos que decían que, simplemente se encontraba perdido en el Infierno, y que regresaría pronto.

-¿Mamá, que tienes?- uno de sus pequeños se acerca y se sienta a su lado. Cabe decir que los dos son idénticos en apariencia pero sus personalidades son distintas, son gemelos.

-¿Eh?- observa a su hijo y acaricia su blanquecina cabellera- Nada, Vergil. Regresa con tu hermano a jugar.

El niño mueve su cabeza negativamente.

-No, Dante puede jugar solo, no te dejará a ti. Solo míralo- lo señala- ya se distrajo.

El otro gemelo se encontraba escalando un árbol alegremente, la mujer le hace un gesto a Vergil para que vaya por él, antes de que se accidente.

-Dile que ya vamos a cenar.

En la cena solo Dante habla, platica todo lo que le sucedió en el día con más detalle de lo que le hubiera gustado a Vergil. Su mamá apenas lo escuchaba, mañana seria el cumpleaños de ambos niños, mañana tendría que darles a ambos su respectivo amuleto, tal como se lo había prometido a su marido. Les señala que ya es hora de dormir, los niños obedientemente realizan todas las actividades que usualmente hacen antes de dirigirse a la cama, se bañan, se cepillan los dientes y el pelo, se ponen sus pijamas y esperan que su madre para les dé un beso de buenas noches.

Su madre los cobija hasta el cuello, a cada uno en sus camas individuales, les dice lo mucho que ella los quiere. Antes de cerrar la puerta les da un aviso.

-En un par de días, luego de su cumpleaños, vendrá un amigo mío a llevarnos… de vacaciones-lo ultimo lo titubea.- Se llama Tony Redgrave.

-¿Mamá, no es el nombre que me pones cuando no quieres que se sepa quién soy?- la mujer asintió.

-Sí ,te lo puse en su honor.

-Genial, ¿A dónde nos llevará?

-No sé, es sorpresa.-Realmente no sabía a donde los llevaría.-Buenas noche, amores.

Se acerco a su ahora solitaria cama. Pensaba en la explicación que le dio a Tony, el decirle que Sparda no aparecía; que ahora tenía hijos; que los demonios la perseguían; que necesitaba su protección. Sabía que estaba enojado, de los años que llevaba conociéndole, jamás le había dicho que tuvo hijos. Recordaba la apariencia de su amigo, la última vez que se vieron. No se veía muy bien, tenia ojeras, el rostro goleado, olía a alcohol y llevaba armas de fuego bajo su camisa. Le pregunto si sabia usarlas, para demostrarle, lanzo uno de sus libros al aire y le acertó un disparo. Llegaría el día después del cumpleaños de sus hijos. Sin darse cuenta se quedo dormida sumergida en su preocupación y angustia.

A la mañana siguiente, la rubia se levanto temprano y se dirigió a despertar a los gemelos. Se asusto cuando no los encontró, busco por todos los rincones, desesperada abrió las puertas que daban al jardín, lanzó un suspiro al verlos jugando con un balón, no puede evitar que una lágrima se le resbale por las mejillas. No soportaba vivir así, con miedo.

Los dejo jugar y se dispuso a preparar un pastel de chocolate, el favorito de los gemelos. Era de las pocas cosas en que coincidían. Mientras cocina recuerda el último cumpleaños de los gemelos, cuando su marido estaba a su lado y su madre aun vivía. Recuerda como su madre se oponía firmemente a su matrimonio con Sparda, recuerda como se persignaba y echaba agua bendita por toda la casa.

Flashback

- ¡Shaitán, shaitán ¿Por qué a mi hija? Ella que es santa y pura, y tu una bestia del infierno. Hubieras elegido a Verónica que es bruja y hereje.

-Gusto en verla, otra vez, señora. ¡Niños, vengan a saludar a su abuela!- Sparda trato de calmarla, e intento tomarla por los hombros para relajarla, pero la anciana contesto lanzando bastonazos al aire, mientras gritaba.

-¡Shaitán, alto! Quita tus impías garras, ahora mismo- uno de esos bastonazos, le pego a Dante mientras bajaba a toda prisa por las escaleras, el niño se limito a lazar un pequeño grito y sobarse la cabeza.

-¡Oh, mamá! Por favor, ya te dije mil veces. Ni mis hijos ni mi casa están poseídos por shaitán y mi marido no es shaitán.- Eva se acerca a Dante para sobarle la cabeza y reconfortarlo.- ¿y tu hermano?

-Arriba, no quiere bajar.

La anciana mira de forma desaprobatoria a Sparda y le dice:

-Ves lo que me hiciste hacer, Iblis. Golpeé a mi nieto, por tu culpa.

-¿Mi culpa? Usted me quería golpear.

-Me manipulaste, sucio e impío demonio.

-Mamá por favor, pasa al comedor y toma asiento.- Eva trata de empujarla al susodicho sitio.

-Espera, ¿No eran dos niños?

-El otro ya baja, se está arreglando.- Eva le hace unas señales a su esposo, indicándole que distraiga a su madre en lo que baja. No muy encantado Sparda accede. La mujer sube a la habitación de los gemelos y se encuentra a Vergil, leyendo un complicado libro.

-Tu abuela ya llegó.

-¿Esa mujer retrograda?

-Solo es muy religiosa, por favor baja, estoy segura que te espera con muchos regalos, ella te quiere mucho.

-Pero yo no a ella.

-No te creo, ven, te diría que le sigas la corriente. Pero no quiero que acoses a tu padre con crucifijos y agua bendita.

-Bien, iré, pero solo por los regalos.

Durante la cena, la abuela obliga a los gemelos a rezar, actividad que Eva no los obligaba a realizar, casi siempre rezaba sola en la cocina, de vez en cuando Sparda o Dante la acompañaba.

-Tú no shaitán, la oración sería sucia si tu intervinieras- la anciana regaña a Sparda al verlo entrelazar las manos, dispuesto a rezar.

El resto de la comida transcurre en silencio, hasta que Dante interrumpe tal silencio.

-Oye, shaitán ¿me pasas la sal?- su padre le lanza una mirada irritada, la abuela aplaude la acción del niño.

-Muy bien niño, toma un dólar, vas por buen camino, tengo muchas esperanzas en ti.

-¡Mamá! Eso fue muy mal educado de tu parte, lo mismo te digo a ti Dante, suelta ese dinero.

-Sí, si, como digas niña. Shaitán ve a mi auto y recoge el regalo que traje a mis nietos, no te tardes.- al salir Sparda de la habitación, la anciana se dirige a los niños- Muy niños, díganme su padre ha intentado ofrecerlos en algún rito satánico.

-No- contestaron al unisonó

-Aunque una vez, nos llevaron a vacunar- en tono de reclamo, le dice a su abuela Dante.

-¿Vacunas demoniacas?

-No solo vacunas, señora- le contesta tajante Vergil.

-¡Mamá!

-Mamá, mamá, mamá, solo dices eso Eva. No debiste casarte con Iblis, debió de mancillar Verónica la bruja hereje.

-Verónica no es bruja, solo tiene un doctorado en química y es judía. Solo eso.

-Bla, bla, bla, como digas.

A Dante le divertían los comentarios de su abuela, a Vergil le irritaban.

-¿Dónde los dejo?- Sparda llega con dos enormes cajas de regalos.

-En el piso, espera el pastel, demonio.

Un clásico pastel con adornos rosados y los nombres de los cumpleañeros, adorno la mesa. Al finalizar el canto, no hubo necesidad de empujar la cara de Dante contra el pastel, el simplemente se lanzo a arrancarle un enorme mordisco. La anciana por fin les permitió a los gemelos abrir los regalos. Dante destrozo la gran caja que tenia etiquetada su nombre, Vergil quita cuidadosamente cada cinta adhesiva y examinaba la caja.

-Wow, bicicletas y son dos.-Exclama Dante, en tono triunfal.

-No seas tonto niño, la roja es para ti, la azul es para tu hermano.

-¿Libros?- pregunta Vergil, al ver libros tan particulares, se ven antiguos y bien cuidados.

-Sí, tú te ves el más sensato de tu demoniaca familia, te he elegido a ti para llevar el legado de mi familia. Espero que algún día les digas esto a tus hijos.

-¿Por qué a mí?- la respuesta parece ser contestada, cuando rápidamente Dante choca contra su padre en su nueva bicicleta.

La anciana se lleva a Vergil a solas a la cocina.

-No soy ignorante, niño.- se sigue dirigiendo a su nieto- Sé que tú piensas que soy retrograda, pero debes saber que mi, nuestra familia ha sido una larga cadena de eruditos sobre materia demoniaca, artes oscuras y recolección de información, incluyendo a tu madre. Sé muy bien con quien está casada, con el Caballero Oscuro Sparda, en verdad no pienso que sea shaitán.

"Sé que salvo a los humanos, hace dos mil años. Pero también sé que tiene por enemigo a Mundus, príncipe de las tinieblas. Es peligroso estar a su lado por esa razón, pero parece convencido de que Mundus está bien sellado. He tratado de ahuyentar a tu padre con toda clase de insultos desde su noviazgo, el amor que hay entre tus padres es demasiado fuerte y ustedes son el fruto de ese amor. Por eso deposito toda mi confianza en ustedes dos, para que protejan a mi hija de todos los peligros que puedan llegar a suceder, especialmente en ti.

-Abuela.

-Vergil, te quiero- lo acerca a su cuerpo para darle un cálido abrazo. En ese momento Eva abre la puerta y se enternece ante la escena.

Fin de Flashback

Al acabar de recordar, termina de decorar el pastel. Se queda un momento mirándolo, su madre había muerto dos meses después del cumpleaños de los gemelos. Jamás le dijo nada a ella, sobre el cáncer de estomago que poseía, se lo guardo muy bien. Recuerda como le afecto a sus hijos la noticia, Dante derramo lagrimas en seguida, Vergil se encerró en su cuarto y no hablo nunca sobre el tema, era su única abuela. Recordó las últimas palabras de su madre al morir: "Shaitán no es tan malo, ya hasta me cae bien y tus hijos son maravillosos".

El cumpleaños número ocho de Dante y Vergil, se animo gracias a los comentarios de Dante que podían hacer reír a Vergil, fue agradable y los niños se entusiasmaron con sus regalos, un amuleto para cada uno, con una enigmática joya en medio. Esa noche los gemelos quisieron dormir con su madre, esta acepto gustosa.

A medianoche, Vergil escucho un sonido proveniente de afuera, sin decirle nada a su madre o hermano, levantó su pequeño cuerpo, busco a su espada Yamato y se dirigió averiguar de dónde provenía semejante sonido. Sería la última vez que vería a su madre con vida.

Su madre pareció sentir su ausencia casi de inmediato. Se dirigió hacia el pasillo y con gran horror vio un enorme demonio verde, desmesurado en su tamaño, todo en el era espeluznante en especial sus enormes garras que la hacían a ella parecer muñeca. Su hijo mayor estaba afuera y no regresaba, tomo su teléfono y rápido marco a un número móvil. Contestado por un hombre en un sucio bar.

-Bueno

Con voz muy baja, Eva, trata de explicar:

-Por favor, ven ya. Hay un demonio en mi casa.

Aquel hombre aprieta la botella tan fuerte en su mano, que acaba rompiéndola y haciendo considerables cortes sangrar en su mano.

-Aguanta, estaré ahí en quince minutos. Por favor escóndete.

-Sí, no tardes, por favor.

Aquel hombre cuelga se coloca rápido una chaqueta de cuero negro y sale, lanzando el dinero de la cuenta a la barra sin voltear a verla. Se acomoda en una motocicleta y acelera, ignorando la mayoría de las leyes de transito. No puede evitar sudar mientras conduce. Tenía que hacer un viaje de media hora en menos de quince minutos, una gota agua cayó sobre su enguantada mano, después otra y finalmente una lluvia torrencial. No le importo y siguió aumentando la velocidad. Se voltea levemente a la derecha, una luz más intensa que lo permitido por la ley, lo cega e inevitablemente su vehículo es golpeado por otro más grande. Vuela dos metros en el aire y cae otro par de su moto. Pese a su oposición, queda en poco tiempo inconsciente, alcanzando a decir antes:

-Evaaa.