Notas importantes al final. Si llegas hasta allí, te recomendaría leer.¡Disfruten la lectura!


"Noche en un bar"

—A veces eres tan idiota que consigues sorprenderme, Blaine Anderson —ante el comentario reprobatorio que Kurt le dirigió, el hombre cuyos ojos pardos lucían todavía arrepentidos, emitió un pesado suspiro derrotado.

Era casi media noche, sin embargo, al originario de Westerville realmente eso le importaba muy poco. Estaba demasiado agotado como para siquiera concebir moverse. Le dolían músculos del cuerpo que nisiquiera sabía existían, por ende, sólo podía reunir fuerzas suficientes que apenas y le permitían mantener —a medias— una descuidada e incómoda posición sobre un pequeño y raído sofá individual; mueble perteneciente a la casi inexistente decoración del lugar donde Blaine había estado viviendo con su novio los últimos dos fabulosos meses.

Desde el día en que los dos arreglaron sus diferencias, y el tema del innombrable —"Eli C"— quedó felizmente enterrado, decidieron conjuntamente lo más sensato sería comenzar su futura vida juntos en cuanto Anderson concluyera la preparatoria. Fueron tiempos de locos. Blaine debió centrarse muchísimo en cualquier posibilidad de ingresar ya fuese a NYADA o NYU, mientras tanto, Hummel continuaba alternando la universidad con VOGUE, e inclusive, pequeñas visitas programadas a oficinas de "bienes raíces", esperando encontrar alguna propuesta de vivienda decente.

Y sí que lo hicieron. La ubicación era perfecta porque tenían múltiples rutas a seguir, permitiéndoles llegar sin retrasarse a cualquier parte. Aunque el vecindario poseía "cierta" mala reputación, Kurt y Blaine procuraban evitar meterse en problemas con nadie.

Bueno, a excepción de aquella noche.

Repentinamente enfurruñado, el hombre de cabellos rizados pensó debió empecinarse más a quedarse en casa y así disfrutar cualquier película que estuviesen transmitiendo en televisión, tranquilamente. Pero no. Los "hubiera" nisiquiera existían. Esa noche, Kurt había insistido durante horas quería salir a divertirse; porque era Viernes, porque estaba aburrido y porque demandaba divertirse como cualquier otra persona normal del planeta entero. Sin embargo, por el palpitante dolor constante clavado en su labio inferior partido y la horrible hinchazón del pómulo derecho que continuaba aumentando, Blaine ya podía decir nada salió bien.

Anderson aún se mortificaba horrores cuando consideraba que, si Kurt no hubiese actuado, seguro ahora mismo un oficial estaría creándole un bonito expediente policiaco, asegurándole luego cuarenta y ocho horas de estadía entre los muros de una apestosa celda gris y oscura. Todo por protagonizar una estúpida pelea en un establecimiento público.

En realidad, ellos no hicieron nada; sólo acudieron a un bar medianamente popular entre universitarios de la NYU, y, pese a que New York, ciudad glamurosa cuyos ciudadanos homosexuales podían disfrutar libremente sus preferencias sin temor a ninguna represalia, nunca podían faltar personas con la mente todavía tan cerrada que ni un maní podía caberles allí dentro aunque lo intentaran. Kurt y Blaine disfrutaron al inicio el ambiente, como la música retumbaba por cada fibra de sus cuerpos incitándoles a mecerse a su hechizante ritmo, hasta que ese "sujeto" —algún ordinario estudiante salido de sólo Dios sabía dónde—, les vio besarse.

Apenas se trató de un breve roce suave, inocente e inofensivo, aún así, pareció resultar ser más de lo que el tipo idiota pudo soportar.

Indignado, el tipo abandonó la meza que compartía con otros cuatro chicos y al instante empezó a proferirles diversos insultos vulgares y homofóbicos, provocando un autentico escándalo. Blaine, ferviente partidario de emplear palabras en vez de puños para resolver situaciones, dialogó con el extraño utilizando toda su privilegiada paciencia, percatándose al instante su agresor tenía tanto alcohol recorriéndole las venas que bien podría provocar un gran incendio si tuviese acceso a fósforos. Kurt quiso evitar cualquier problema, por eso, se colocó entre ambos e intentó poner fin a tan embarazosa situación, sin obtener muy buenos resultados.

No fue hasta que, accidentalmente, "ebrio estúpido" manoteó demasiado efusivamente conforme continuaba gritando otra ronda de autenticas incoherencias, y abofeteó al castaño tan fuerte que le hizo retroceder dos tambaleantes pasos.

Aunque la música reinante dentro del local era condenadamente alta, Blaine juró escuchar como había resonado dentro de su cabeza semejante golpazo. Un breve contacto visual con Kurt fue todo cuanto necesito. Eso había sido suficiente para que una inaudita furia le invadiera cada célula, cualquier minúscula parte racional, formandle una extraña bruma rojiza frente a sus ojos. Olvidándose sobre las evidentes diferencias entre estaturas, Anderson perdió los estribos y se abalanzó contra el otro hombre sin piedad, justo como lo haría cualquier animal salvaje, iniciando una querella ante incontables miradas atónitas de otros clientes presentes.

Hummel tardó en reaccionar debidamente puesto que jamás su novio actuó de semejante manera violenta antes. Blaine era amable y cariñoso por naturaleza; debido a ello, le costó trabajo manejar la situación. Rondándoles, gritó hasta casi quedarse afónico exigiéndoles detenerse.

Desafortunadamente ningún esfuerzo surtió el efecto deseado.

Mezas volcadas, cristalería rota y botellas de licor desperdiciadas rodaron en distintas direcciones, sumándose a las principales pérdidas materiales que ocasionó un comportamiento cargado de tanta hostilidad. Al final, Anderson si bien se ganó algunos golpes leves, "el prejuicioso basura" gozó con poca suerte porque prácticamente quedó noqueado tras recibir tremendo derechazo del moreno, que lo hizo derrumbarse cual frágil muñeco de trapo a los pies de al menos doce desconocidos, imposibilitándole continuar.

Aún invadido por la potente adrenalina que le recorría, Blaine casi no prestó atención cuando Kurt, mortificado hasta la medula, los sacó a ambos del bar porque simplemente poco le apetecía enfrentarse a la policía.

Con la noche arruinada, lo mejor fue regresar a su hogar para hacer recuento de daños.

—Me parece increíble digas eso —comentó alzando ambos brazos, como si quisiera evidenciar con un cartel enorme cuan indignado estaba—. ¡Ese miserable bastardo te pegó, Kurt! —Blaine dirigió toda atención a la marca rojiza que contrastaba con la pálida piel ajena.

—Desde mi perspectiva fue accidental —la actitud arisca del castaño continuaba igual desde hacía horas; Blaine temía le vetara entrada al dormitorio durante tiempo indefinido o bien, hasta que su humor mejorara. Lo cual no sería nada pronto—. Además, tú tampoco debiste actuar tan violentamente —recalcó al colocar hielos que sacó del congelador en un paño limpio, prosiguiendo seguidamente a envolverlos y así pasarlos sobre cada notable hinchazón en el rostro de Blaine, donde seguro le quedarían moretones—. Pudimos solucionarlo de manera pacífica.

—Sí, claro —resopló sarcástico, ganándose que Kurt presionara la tela fría con demasiado ímpetu contra las aéreas lesionadas—. ¡Eso duele!

—Perdón – Kurt revoleó los ojos, restándole importancia—. Como sea, todavía me cuesta creer resultaras ganador cuando tenías tatas desventajas físicas en contra— Blaine arqueó una de sus cejas sanas, casi preguntando sin necesidad de palabras un evidente: "¿Es en serio?" —. Mira, no lo tomes a mal —pidió haciéndole cariños en la barbilla—, pero cualquiera pensaría exactamente igual con sólo mirarte.

—¿Es porque soy pequeño? ¡Las personas bajitas somos capaces de hacer muchas cosas asombrosas!

—Compacto sería la palabra más adecuada —bromeó al depositar breves besos mariposas desde la oreja hasta la masculina mandíbula de su compañero con cariño—. Y sí, demostraste cuan hábil puedes ser, mi amor.

—No sólo consiste en tener habilidad, sino también en conocer la manera de lograrlo, cariño —sonrió levemente—. Pero, hablando en serio —Blaine envolvió el brazo torno al torso del joven castaño, acercándole, rompiendo cualquier distancia. Kurt, cooperando gustoso casi quedó sentado sobre Anderson—. Aunque New York sea fabuloso, encontraremos gente intolerante pululando por ahí y me aterroriza pensar algo malo pudiese sucederte; Tu lo eres todo para mi Kurt, eres mi mundo entero.¡Moriría si algo malo llegase a ocurrirte!

—Oh Blaine…—ciertamente Kurt sintió una poderosa avalancha de profundo amor recorriéndole el pecho. Blaine era protector para con él por naturaleza desde que se encontraron años atrás entre las concurridas escaleras pertenecientes a Dalton. Siempre estaría cuidándole, sin importar nada, brindaría cualquier tipo de apoyo incondicional que necesitara. Lo cual era completamente reciproco. Dejando de lado el asunto del paño, Kurt maniobró en el reducido mueble hasta conseguir encontrar una posición cómoda, es decir, prácticamente a horcajadas sobre Blaine. Este, de inmediato recorrió camino conocido sobre los firmes glúteos—. ¿Sabes?, eres tan…

Blaine suspiró lleno de satisfacción al notar la dulce respiración de Kurt acariciándole los sentidos—. ¿Encantador? —ronroneó coqueto—. ¿Irresistible?

—Adulador…

—Pero así me amas —aseguró con tanta vehemencia que convencería a cualquiera. Pronto, los labios de ambos hombres chocaron entre si encontrándose en un demandante beso necesitado, hambriento y urgente. Ninguno podría tener suficiente del otro nunca. Sus ansias sólo eran satisfechas teniéndose así, cada vez más y más cerca. En ese momento, Blaine emitió ligeros gemiditos doloridos debido a la fea cortada que tenía, haciéndoles separarse al instante. Kurt ofreció disculpas, saboreando el ligero sabor salobre tan característico de la sangre en su propia boca—. Tranquilo, ya sanará —le aseguro, y aunque Hummel asintió, se mostró sumamente reflexivo. Blaine casi podía escucharle pensar—. ¿Qué sucede?

—Bueno —comenzó, jugando travieso con los pequeños botones de la camisa azul que Blaine traía puesta, despertando autentica curiosidad en Anderson. Conocía cada señal, cada pequeño detalle para saber cuándo Kurt quería sexo; y veía muchos de esos detalles interesantes en ese preciso instante, justo como gigantes anuncios luminosos que indicaban exactamente cuál camino debería seguir a continuación—, aunque no soy partidario a enfrentar violencia con más violencia, debo reconocer tu breve exceso de testosterona resultó ser —canturreó introduciéndole las manos entre las ropas, sintiéndole la cálida firmeza del bronceado pecho—…muy sexy.

—¿Sexy? —quiso saber, fingiendo no escuchar bien la primera vez, acomodándose mejor.

—Condenadamente sexy —le susurró con voz ronca cargada de deseo puro.

Blaine notó su excitación desbordándose al instante, haciéndole querer más. Aunque pasaran mil años, siempre necesitaría más—. ¿A sí? —murmuró delineándole a Kurt la marcada cintura gracias a constantes horas invertidas a clases de baile—. ¿Sólo eso o hay otra cosa?

Kurt guió las grandes manos del moreno directo a su trasero sin pudor, incitándole—. ¿Debo ser más específico?

—Por supuesto que no, señor.

Y ahí, lejos de cualquier tipo de odio, sobre un reducido sofá viejo y envueltos entre los confortables muros seguros del departamento que habían compartido recién escasos meses, ambos amantes dedicaron horas completas a entregarse al intenso fuego producido gracias al amor que se tenían.

Y mientras tanto, los pequeños trozos de hielo descartados sobre la mesita central procedieron a derretirse ante tan grande y absoluta demostración de verdadera pasión.


De nuevo hola, lectores.

Muy bien, este fic fue eliminado porque al ser un pedido especial, creí conveniente compartirlo con ustedes durante sólo un breve lapso de tiempo. Quiero agradecer primero que nada a las personas que lo agregaron como favorito y, por supuesto, a Gabriela C, quien amablemente dejó sus comentarios.

Klaineadiction, como prometí, aquí está el fic. Por ahora lo dejaré aquí y luego ya veré si sólo si sólo quedará alojado en la página donde originalmente se hizo el pedido.

¡Gracias por estar al pendiente!