Disclaimer: Como es obvio, no soy dueña de ningún personaje dentro de esta historia. De la misma forma, quiero informar que esto nació de una idea en común y que no estábamos en la mejor de las formas. La verdad es que esto está escrito para sacármelo de la cabeza de una vez por todas, así que si alguien llega acá por accidente, espero que o lo disfrute o me disculpe.
-Escúchame, hasta ahora he sido suficientemente neutral con todo este asunto…
-¿Neutral? Literalmente nos traicionaste -Contestó Tony alzando una ceja, su mano jugueteaba hace varios minutos con la taza de café vacía – Si tienes alguna duda, estoy seguro de que podemos llamar a T'challa y preguntárselo.
Natasha observó a su interlocutor con el ceño fruncido. Desde el escape de Steve y Bucky que Tony no había abordado el tema con profundidad. Demostraba su disgusto apuntando con el dedo a posibles culpables sólo para luego alcanzar un nivel de irritabilidad que lo enviaba de vuelta a encerrarse en su laboratorio.
No podía culparlo, la división de los Avengers y lo que ocurrió más tarde con Zemo y Bucky había logrado lo imposible: Empujarlos a una batalla en la cual nadie ganó absolutamente nada y las pérdidas fueron brutales.
No sólo el equipo estaba fracturado, sino que además el escape de prisión de aquellos que se habían opuesto a las decisiones gubernamentales de regular el actuar de los Avengers, había puesto a los miembros restantes en una posición bastante precaria.
Muchos súper héroes se habían posicionado del lado del gobierno, buscando algún tipo de protección para sus seres queridos. Pero al mismo tiempo, una buena cantidad de sujetos de ética cuestionable habían formado parte de una asociación que actuaba de modo inquisitorial con respecto a los que no estaban de acuerdo con la Ley del registro. Todo esto con el más absoluto apoyo gubernamental.
Tony, en un movimiento que a todos tomó por sorpresa, no sólo había obviado olímpicamente el hecho de que Steve fuese a la prisión especial para los detractores de la recién formulada Ley, para liberar a sus compañeros; si no que además, había dado un paso al costado con respecto a la purga que estaban sufriendo muchos compañeros al oponerse a las reglas.
Tony estaba herido, eso era bastante obvio, y el dolor era aparentemente paralizante. Intentaba por todos los medios de actuar con normalidad, pero sin embargo, era obvio que apenas podía sostener este acto.
Desde los sucesos en Alemania que Tony había tomado una posición defensiva con todo el que se le cruzara por el frente, y las únicas veces en que se veía realmente animado, era cuando iba a ver a Rhodey para asistirlo en su recuperación. Era el único proyecto en que Tony se había sumido con entusiasmo desde aquellos eventos que lo destruyeron todo.
Natasha entendía su actitud, pero no podía sacarse de la cabeza la impresión de que algo mucho más profundo irrumpía en la cabeza de Tony.
-Pensé que estaba haciéndolo correcto – Contestó con sequedad - De hecho todo el asunto se inició por lo mismo: Todos queríamos hacer lo mejor posible para asegurar el bien común.
-Si… - Respondió Tony con cansancio – Y lo aseguramos. Nos daría una palmadita en el hombro a ambos, en serio – Agregó llevándose una mano a la frente – Si no fuese porque al intentar alcanzar ese bien común, nos llenamos de destrucción y traiciones.
-Ese fue tu problema, te lo dije desde el principio – Dijo Natasha con seriedad – Te olvidas que dentro de las multitudes que intentamos salvar hay seres humanos, individuales y diversos. Lo mismo pasa con el equipo…
-Realmente no quiero tener esta conversación – Resopló Tony – Ya está hecho. Fin. ¿Un trago? – Preguntó poniéndose de pie y avanzando con lentitud hacia el mini bar a un costado.
-Tu no ves a alguien que amas recibir un disparo y culpas al arma – Sentenció Natasha.
Tony se detuvo en seco. Se volteó con una expresión interrogante en el rostro.
-¿Y qué se supone que significa eso?
-Bucky – Respondió Natasha con simpleza – Y Steve…
-No vayas allá – La atajó Tony – Te lo digo en serio…
-¿Quieres que te diga que tenías todos los motivos para querer la cabeza de Barnes? Entonces lo haré: Tenías todo el derecho de querer hacerlo pedazos– Respondió – Pero te voy a decir algo, y espero que me escuches con atención – Le advirtió mientras observaba a Tony darle la espalda – Bucky no fue más que un instrumento, un arma, y aunque las intenciones de Steve fueron buenas… Estuvo equivocado.
Tony suspiró pesadamente y comenzó a avanzar hacia la puerta.
-¿Estás listo para enfrentarte a toda esa gente cuyas familias fueron asesinadas gracias a las armas que creaste? ¿Pondrías tu vida en la línea de fuego para darles la ilusoria satisfacción de que atraparon al culpable aunque el que apretó el botón fue otro?
-Ya basta – Dijo Tony en voz baja, deteniéndose.
-Querías que Steve firmara para protegerlo de algo que sabías que iba a dañarlo, y él te mintió para que tú no sufrieras ¿Entiendes toda esa ecuación? – Preguntó Natasha con la voz cargada de hastío
- ¡Steve no estaba tratando de rescatarme de ningún sufrimiento! – Dijo Tony alzando la voz - ¡Estaba protegiendo a Barnes! ¡¿Qué clase de AMIGO guarda silencio sobre el asesino de tus padres?! ¿Qué clase de….? ¿Sabes qué? Ya no importa – Agregó avanzando hacia la salida.
-Ya te lo dije, no fue Bucky el que asesinó a tus padres, fue Hydra – Aclaró Natasha – El Soldado De Invierno no fue más que la bala que otra persona disparó. Pero Steve sabía que no ibas a entenderlo porque tus sentimientos, muy justificados, iban a nublar tu razón.
-Te agradezco enormemente tus intentos de ser la vocera de Rogers en todo este asunto, en serio – Dijo Tony con frialdad – Pero ya no importa. Toda tu defensa está absolutamente anulada. Ya logramos destruirnos a nosotros mismos, y si no te importa, preferiría disfrutar de mi muy trágica desdicha con la mejor terapia: Method & Madness, muchas gracias – Añadió saliendo de la estancia.
Natasha suspiró profundamente y cerró los ojos por unos minutos, sintiendo que aquella sensación de pertenencia, de familiaridad se estaba resquebrajando de nuevo. No había lugar seguro ni siquiera dentro de su cabeza.
El escritorio estaba atestado de documentos que se habían estado apilando con sumo descuido, y a un costado, una increíble colección de platos, vasos y tazas sucios se apilaban formando una torre de extraña forma.
Tony estaba cómodamente sentado en el piso del estudio, con la mirada fija en la pared opuesta, las pantallas mostraban una impresionante colección de proyectos incompletos. Su mano izquierda aprisionaba el vaso de Whiskey que seguía intacto, y la derecha sostenía con soltura un objeto pequeño y oscuro que se balanceaba de vez en cuando entre sus dedos.
Sabía que estaba a una sola tecla de obtener lo que quería, pero eso implicaría tener que levantarse eventualmente, y era algo que no quería hacer. El helado piso se había convertido en la única cosa de la que Tony estaba seguro que seguiría ahí sin importar cuantas veces cruzara el umbral que lo separaba del resto de las estancias. Algo tan simple como un grupo de cerámicas alineadas estratégicamente para calzar a la perfección, se habían convertido en un punto seguro. Parecía algo pequeño, pero era lo único que parecía sostenerlo.
Vació el contenido de un solo trago y con un golpe seco, dejó el vaso a su lado. Tomó el pequeño objeto en su mano y se lo llevó a los labios.
'Me lo debe' susurró para sí mismo, repitiendo la frase varias veces, como si quisiera grabarla en su interior.
Suspiró con pesadez y abrió el pequeño teléfono.
Necesito respuestas. Te enviaré el día, el lugar y la hora. No falles esta vez.
Las palabras se quedaron en suspenso varios minutos antes de que fueran reemplazadas por un 'Enviado' que abarcó toda la extensión de la minúscula pantalla.
Ya estaba hecho. Tony cerró los ojos con la desazón latente en su pecho de que estaba a punto de hacer algo que hubiese preferido no hacer nunca.
-Mierda…
