:El collar de Tauk:
Capitulo 1: Como comenzó todoHola a todos! ^^ Estas son las primeras notas mías, solo les digo que este fic se ubica luego de que Yu-Gi pelea por su rompecabezas del milenio contra el bandido Kid que estaba poseído por un joven que tenía el cetro del milenio, en realidad no me acuerdo su nombre verdadero (el del cetro). Espero que les guste, es como si fuera una historia paralela a la serie de YuGi. Ojalá que les agrade mucho y si algún súper-archi-mega (aparte de mi) fanático de esta serie :P pero que haya visto toda la serie completa me avisa para saber arreglar aquellas fallas en mi fic ¿sí? ^^ Gracias nuevamente.
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En el cielo una tormenta se desataba rompiendo la tierra con sus relámpagos y truenos, el viento soplaba fuertemente y las calles de la ciudad no daban rastros de vida que tuvieran el suficiente valor para caminar mientras la lluvia caía sin piedad. Respiro agitadamente por el esfuerzo que había tenido que hacer para llegar a esa casa, se apoyo contra la pared y se deslizo lentamente al suelo para dejar descansar su cuerpo. Esta mojada de pies a cabeza y sentía recorrer su espalda miles de escalofríos dejándole saber que sentía el frío del agua que caía. Pero también lo que sentía era miedo de separarse de los seres que amaba, cuanto tiempo más duraría esa tormenta se preguntaba en su mente.
Se movió un poco lo suficiente para que sus ojos pudieran ver lo que la rodeaba, a simple vista parecía una casa pequeña con los utencillos suficientes para vivir como una cama y algún otro mueble. Tomó un poco de aire y de pronto algo la perturbo, una cabeza se asomaba detrás de una pared pequeña y quiso preguntarle si era su casa pero esa cabeza había desaparecido cuando sus labios iban a hablar.
De pronto algo la llamó, susurro su nombre en su cabeza y sintió como su cuerpo poco a poco recuperaba las suficientes energías para levantarse. Así lo hizo, se levantó y camino hasta aquella pequeña pared y sus ojos descubrieron una escalera oculta con la oscuridad comiendo el pie de la escalera.
Tenía miedo de bajar y averiguar que sucedía ahí pero por alguna razón en su mente una voz melodiosa volvió a sonar llamando su nombre, su cuerpo no le respondió por que en segundos se encontraba deslizándose hacía la oscuridad. Cada escalón no tenía fin y cada pisada suya resonaba en todo aquel corredor, algo la inquietó por que de pronto unas antorchas a su alrededor se encendieron dañando su vista unos segundos y haciendo que los cerrara. Espero unos segundos y decidió abrir los ojos descubriendo que frente a ella una cámara muy antigua, como si hubiera entrado a una pirámide se alzaba delante de sus ojos. Todo era especial con un aire mágico, indescriptible. En el centro de la cámara un antiguo sarcófago dormía tranquilamente ajeno a todo lo que lo rodeaba, a su alrededor varias columnas que junto con las paredes disfrazaban su aspecto con antiguos lenguajes, jeroglíficos como alguna vez una antigua civilización dibujo. Las antorchas hacían cobrar vida con sus llamas a cada imagen grabada, la lluvia ya no se escuchaba y eso le molestaba por que significaba que estaban muy debajo de la tierra, no sabía que hacía ahí pero algo aún dentro de su cabeza llamaba su nombre. Ahí lo descubrió, sus ojos se clavaron en un joven que se encontraba parado justo a la izquierda del sarcófago.
-Has venido- escuchó decir al joven vestido con largas túnicas blancas y que poseía en su cuello un antiguo símbolo Egipcio de un brillante dorado.
-No sé que hago aquí- dije, solo eso mi voz pudo decir.
-¿Por qué has venido?-
-No lo sé-
-Has escuchado la voz de ella-
Lo mire dudosa con mis ojos, en verdad escuchar voces en la cabeza y ser la única no era signo de estar bastante cuerda, le seguí el juego –Sí-
Sonrió por la respuesta que escuchó –Has venido a reclamar lo que es tuyo-
-No veo que haya aquí que sea mío- dije negando con mi cabeza.
-Mucho-
-¿Por qué estoy aquí?- Tenía ganas de saberlo, por que había llegado a ese lugar tan extraño.
-Por qué era tu destino- dijo cortante, no parecía querer decirme más.
Baje los últimos escalones para llegar al pie de la escalera, me encaminé al sarcófago y por primera vez desde que llegué pude admirar aquella maravilla antigua. Esta hecha de piedra maciza como siempre lo había sabido, sus padres eran arqueólogos por eso conocía tanto. Admiro con sus ojos aquella antigua reliquia y se quedó sumamente atrapada, había varios espacios en aquel sarcófago que tenían diferentes formas y otras piezas que sobresalían de aquel ataúd como podría ser definido, una balanza extraña dormía a los pies pero algo no permitió que siguiera observando por que el collar de oro que dormía en el cuello de aquella reliquia la había atrapado.
-Veo que ya sabes que te pertenece- dijo suavemente el joven misterioso.
-No sé de que me hablas- dije en igual tono de voz, pero sin apartar mis ojos de aquella pieza.
-Te han elegido-
-¿Quién?- pregunte curiosa. Vi acercarse al joven y extraer el objeto del sarcófago - ¡Qué haces!- grite sin importarme que el silencio tan tajante que había desapareciera.
Extendió sus manos – Sí de verdad eres la elegida para proteger este objeto no te pasará nada, pero sí solo vienes a reclamar algo que no te pertenece sufrirás un grave accidente-
-¿Qué quieres decir con eso?- dije dudosa a medida que él se acercaba.
-Nadie más que aquellos elegidos pueden portarlos, no se sabe quienes son, simplemente el objeto y el faraón los escoge-
-No entiendo nada-
-No debes entender- dijo suavemente con el mismo tono misterioso con el que había empezado a hablarle.
-¿Por qué sería yo entonces la elegida?- pregunte, nadie iba a maldecirme con objetos antiguos a menos que yo supiera.
-Cada objeto tiene su habilidad, su antigua vida y una reencarnación en cada tiempo- lo había dicho con tanta naturalidad que me heló la sangre.
-Insinúas que yo soy la reencarnación de aquella persona que portó este objeto- Había algo que no encajaba.
-No insinuó- susurro –yo solo conduzco a los objetos con sus verdaderos dueños, ellos reconocen y yo solo obedezco- sonaba frío y obediente -¿Quieres saber si eres la elegida?
De nuevo esa voz extraña pero bella voz sonó en mi cabeza, quería callarla pero por alguna extraña razón no podía, ironía en sus palabras... no poder callar a la mente –Lo haré- alguien respondió por ella, que estaba pasando ahí, de nuevo su mente le habló pero no llamo su nombre sino dijo "confía en mi" -Antes tendrás que decirme algo- no me iba a limpiar las manos de todo eso tan rápido. El joven que tenía el collar en sus manos asintió y yo sonreí, al fin tendría respuestas -¿Cuáles son las habilidades de ese objeto?- señale acusadoramente el collar dorado que tenía delante de él un ojo.
-Eres demasiado curiosa-
-Así me conocen- dije, esta pelea verbal iba a durar mucho tiempo.
-Cada objeto- comenzó diciendo –tiene su habilidad, su dueño y protector- no se movió de su sitio y sus ojos se habían clavado en mi como si estuviera a punto, con una distracción suya, de robarme algo dentro de esa cámara –El collar del milenio, el objeto purificador de los demás objetos, sin él los objetos pueden ser corrompidos. Puede ver el futuro, puede ver el pasado, puede cambiarlo a su antojo... –dijo mientras yo observaba atento aquella misteriosa pieza.
-¿Quién fue alguna vez?- pegunté inconscientemente.
-Solo si eres la elegida podrás saberlo- al elevar mis ojos hacía él vi como lentamente se acercaba, trate de retroceder pero mi cuerpo no se movió. Sentí su cuerpo delante del mío y como colocaba aquella pieza sobre mi cuello deslizándose por entre mis largos cabellos.
Por un momento no sentía nada y luego un gritó mío cortó el ambiente, dolía tanto como si me estuvieran quemando el cuerpo en el mismo fuego, sentía un dolor punzante en mi mente. Sujeté mi cabeza fuertemente tratando envano que el sufrimiento cediera pero nada pasó, seguía ahí cayendo arrodillada al suelo por el dolor en todo mi cuerpo... caía... y nada detuvo mi llegada al suelo de piedra frío ¿Acaso no soy la elegida y mi vida se filtraba por mi cuerpo?... caí y sentía desvanecerme en el suelo.
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Saltó de la cama quedándose sentada respirando anormalmente, muy rápido mientras la transpiración recorría su cuerpo... estaba recordando la primera vez en que su articulo del milenio la había escogido, a ella.
Paso su mano por su rostro y luego por sus ojos como tratando de que la tranquilidad asaltara su ser. Ella era una joven de largos cabellos castaño oscuro con reflejos de color castaño claro, era de una mirada alegre y sus ojos eran de un color azul oscuro como la parte más profunda del océano. Su figura para su edad era muy hermosa. Siempre era alegre y por sobre todo tenía el don de una melodiosa voz.
Descorrió las sabanas sobre su cama, el clima era cálido y disfruto el frío contacto de sus pies con el piso de su habitación, su camisón era largo y rozaba apenas con aquel objeto que la sostenía. Sus padres, arqueólogos muy famosos en la actualidad se habían ido de viaje a una excavación, la enorme casa la tenía para ella sola, pocas veces solía pasar eso, llegarían en la mañana sus padres que de seguro la estarían esperando con un desayuno, por suerte ella había llegado hace ya varios días, sus padres decidieron estar allá en la excavación un poco más de tiempo, mañana estarían con ella.
Al pararse de su cama miro a su mesa de luz y con sus manos tomó el collar de oro, su articulo del milenio, sonrió mientras se lo colocaba sobre el cuello donde debía estar siempre, un articulo que le permitía ver el futuro... un articulo que le dejaba ver lo que sucedería pero que con el paso del tiempo ella aprendió a no modificarlo.
El collar brillaba, se colaba entre sus cabellos y ropas, terminando en el centro con el ojo del milenio delante para enseñarle el futuro. Suspiro y luego abrió el cajón de su mesa de luz extrayendo un mazo de cartas, duelo de mounstros pensó apenas lo sostuvo en sus manos. Camino suavemente hacia la ventana de su habitación, la abrió de par en par dejándole ver una imagen maravillosa y hechizante de la ciudad en donde vivía, era hermosa la noche cubriendo con su manto de oscuridad el lugar que ella denominaba hogar. La luna era llena y las estrellas brillaban suavemente.
Estrechó su mazo contra su pecho, estaba buscando confianza y tranquilidad con aquel gesto, y enseñándole a sus mounstros que ella amaba a cada uno después de todo eran sus mountros...
-Mañana empezaré un nuevo colegio, ¿qué me depara el destino?- se preguntó. La habitación se oscureció y detrás de ella una figura de una mujer igual a ella se formó, un físico más desarrollado pero con esos ojos de igual profundidad, con el mismo largo cabello castaño oscuro, ambas sonrieron como si ya supieran quienes son.
-Debes tranquilizarte Sabrina- dijo aquella mujer.
Sabrina, la joven que portaba el largo camisón y el mazo en sus manos suspiro pesadamente, aún su nerviosismo no se iba. El collar que tenía ella conocida como él artículo del milenio Tauk, también la poseía la joven más grande detrás de ella, eran iguales: - Lo sé, me alegra tenerte como amiga.
-Lo mismo digo- dijo Sarah una joven muy hermosa, ella tenía un carácter lleno de energía y alegría sin fin, de una dulce sonrisa muy tierna.
-Siempre me he preguntado Sarha, ¿cómo conociste al faraón?- preguntó curiosa Sabrina a la vez que se sentaba en una silla y apoyaba sus brazos en el marco de la ventana y su mirada se perdía en el cielo.
Sarha sonrió observando también el cielo: - Hace mucho tiempo, cuando nací ya fui elegida como la prometida del faraón Yami Yugi, fui criada para ser su prometida, yo era princesa de otro reino.
Sabrina: - ¿Nunca te opusiste?
Sarha sonrió: - Al principio si, por que no me gustaba para nada la idea de ser prometida de un desconocido y luego esposa de un faraón que ni siquiera habíamos cruzado palabra alguna, créeme que para mi padre eso no fue nada gracioso. En todo el reino él era conocido como el mejor duelista y una persona muy buena y sobre todo muy generosa, aún así nunca creí que existiera un faraón justo y amable como su pueblo lo describía.
Sabrina estaba confundida, se giró la miro: - ¿Entonces si todo el mundo decía eso por que pensabas tantas cosas feas de él?-
Sarha la miró, eran muy parecidas, después de todo ella era su reencarnación: - Yo nunca había tenido el placer de conocer a Yugi antes, se me estaba terminantemente prohibido verlo antes de nuestra ceremonia de casamiento. – Sabrina solo soltó de sus labios un "ohh" bastante profundo- un día, me decidí a conocerlo por que después de todo no había nada que me impidiera casarme. Hacía un buen tiempo, con mi edad fijada me fui a vivir a su castillo.
Sabrina: - Hiciste muy bien.
Sarha: - Escapé de mi aposento y me infiltre en las cámaras del faraón, osea Yugi. Busque por tanto tiempo hasta que cansada termine en uno de sus jardines favoritos.
Sabrina: - ¿Te diste por vencida?
Sarha: - ¿Me crees capaz?- Sabrina rió y negó con su cabeza... tan iguales a excepción de su timidez- al llegar ahí vi como unos guardias vigilaban, no me podrían encontrar o sino terminaría mal todo mi plan. Corrí pero esos guardias estaban a punto de descubrirme, no había muchos lugares a donde esconderme, pero de pronto una mano me había sujetado y llevado por un pasaje secreto.
Sabrina: - ¿Quién era?- preguntó curiosa de lo que podría pasar.
Sarha: - Él faraón, Yugi.
Sabrina: - ¿Cómo había llegado hasta ahí?
Sarha rió suavemente, una voz melodiosa al igual que Sabrina tenía: - Él conocía ese pasaje, ahí dentro me tapó la boca para que no hablara por si algún guardia nos descubría.
Sabrina: - Y que pasó luego, digo, descubriste quién era.
Sarha negó divertida, esa noche no sabía por que pero decidió contarle su pasado, de seguro para Sabrina era como una historia fantástica: - Le exigí que me dijera quien era, pero negó diciendo que yo tampoco se lo diría, tenía razón por que yo no pensaba presentarme ante alguien extraño. Era muy guapo, sumamente atractivo. –Sabrina sonreía, en verdad el faraón era atractivo, tenía los recuerdos de ella, de su amiga Sarha en su mente como si fueran sus recuerdos... al fin y al cabo eran también sus recuerdos- Así pasamos dentro de ese extraño pasillo lleno de antorchas unos buenos momentos, sonreíamos juntos, charlábamos juntos pero nunca nos dijimos nuestras verdaderas identidades.
Sabrina: - ¿Y cuándo te enteraste quién era él?
Sarha: - Es gracioso, hasta él día de nuestra boda jamás supe que la persona de la que me había enamorado era de mi prometido, del faraón Yugi.
Sabrina: - Una historia muy romántica.
Sarha: - Y con final feliz, él era muy seguro de sí mismo, lleno de valor y sobre todo muy amable, realmente su pueblo tenía razón con sus palabras. Me trató con respeto, me amo.
Sabrina miró las estrellas: - Y también te enseño a jugar a las cartas, al duelo de mounstros.
Sarha: - Sí, aunque con muchas diferencias con el actual.
Sabrina rió: - Ojalá y estuvieran aquellos mounstros de la antigüedad.
Sarha: - No sabes los espectaculares que son cuando uno los ve.
Sabrina pensó y vio jugar a ella aquel impresionante duelo, todos eran de verdad y nada de una ilusión. Pero eran recuerdos pequeños apenas vislumbraban la verdad de una antigua civilización, un recuerdo cruzó su mente, en él estaba Yugi que le sonreía en su habitación... la amaba un montón el faraón a su amiga: - ¿No lo extrañas?
Sarha: - ¿El juego?
Sabrina negó con la cabeza a medida que se acomodaba mejor su rostro entre sus brazos: - A Yugi.
Sarha sonrió tristemente: - No sabes cuanto. Lo ame, él me amo y fuimos felices hasta él día en que la muerte nos separo.
Sabrina cerró sus ojos: - ¿Murió antes él?
Sarha negó con su cabeza y sus ojos azules tenía rastros de lagrimas cristalinas. Sus cabellos de un tono a roble se mecieron con su negación: - No, yo morí antes y sufrí mucho al no poder consolar de seguro el dolor tan grande que él tenía en su corazón por mi ausencia.
Sabrina formo una sonrisa suave en sus labios mientras el sueño la atrapaba: - Él de seguro también té extraña mucho.
Sarha se apoyó en la espalda de su amiga y cerró sus ojos: - Desearía tanto que él estuviera encerrado en una pieza del milenio, pero... eso sería pensar egoístamente, solo yo.
Sabrina susurro: - Ojalá... solo piensas en el amor que sentiste tú hacía él, nada más lo demuestras.
Sarah: - Buenas noches... amiga.
Sabrina: - Buenas noches amiga... – ambas se quedaron dormidas en la ventana de la habitación soñando con l oque alguna vez fue una persona, Sabrina tenía puesto su articulo del milenio aún, aquel collar tan hermoso que apenas si se podía ver en su cuello. Nunca se separaba de él, de su amiga. Aquella historia la había hecho descubrir la magia de un amor que aún con tantos años seguía fluyendo en el espíritu de la reina enamorada de Yugi.
Sus cartas cayeron al piso revelando una carta muy hermosa, una muy parecida a una llamada "mago oscuro"...
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Yugi Moto se deslizo a su cama, era muy tarde y había estado practicando con sus cartas y de paso conversado con su amigo encerrado en el rompecabezas del milenio. Estaban en su habitación observando algún póster que había pegado con las imágenes de algunos mountros de las cartas como un dragón de ojos azules, o su carta favorita... el mago oscuro.
Se acerco a su mesa de noche y deposito, abriendo un cajón, dentro un mazo de cartas muy importante para él donde sus mounstros descansaban. Cerró el cajón y apagando la luz se acostó acomodándose entre la almohada y las sabanas, el calor de la mañana parecía no querer irse de todos modos.
De pronto a su mente llegaron varios recuerdos como aquel duelo que habían tenido en la mañana con Kid... ¿qué le había pasado para actuar así?... estuvo a punto de perder a su mejor amigo, un antiguo faraón. Recordó también el calor atrápante del incendio, sino fuera por sus amigos que lo llevaron al hospital no quería ni pensar en las consecuencias... sus amigos, le brindaban tanta alegría tenerlos cerca, amigos de verdad.
Abrió los ojos viendo directamente al cajón, tantos duelos había vivido y tantos le faltaban por vivir, era joven y tendría para toda la eternidad a un amigo inseparable. Sus cartas... sus mountros, todos eran especiales y de gran importancia para él, todos también recuerdos de su abuelo, ahora debía estar durmiendo abajo más tranquilo. Su abuelo se había preocupado terriblemente cuando lo descubrió en el hospital y no el colegio, Yugi no se arrepentía de haber ido a perseguir a aquel tipo que oso no solo apoderarse de la mente y cuerpo de Kid sino también de su articulo del milenio... su rompecabezas. Se preocupo cuando él lo rompió, con aquellas cartas tan terribles que sacaba de su mazo como por arte de magia.
Cerró sus ojos buscando tranquilizarse, casi había perdido a su mejor amigo. Respiro un poco del maravilloso aire que se bailaba en su habitación, llena de paz y aroma a hierba fresca.
-¿Duermes Yugi?- dijo una voz dentro de su cabeza a medida de que un muchacho se dibuja delante de él cuando su cuarto se bañaba en una oscuridad profunda dejándolos a ellos dos para una platica.
Yugi sonrió inocentemente: - No, aunque pienso hacerlo.
El joven lo miró: - Has practicado muy duro, te felicito.
Yugi: - Hemos practicado, me has ayudado mucho.
El joven que estaba delante de él poco a poco se fue desvaneciendo y susurro: - Gracias por lo de esta mañana... – Yugi se acurrucó en su cama: - No fue nada, la ayuda también vino de mis amigos al rescatarnos en medio de todas esas llamas.
EL joven de mirada serie dijo: - Todo por que no querías abandonarme.
Yugi: - Y no lo haría.
El faraón susurró: - Eres mi amigo, y arriesgaste tu vida para protegerme.
Yugi cerró sus ojos: - Somos amigos, para eso estamos, ayudarnos los unos a los otros.
El faraón que expresaba en sus ojos suma sabiduría y una astucia casi avasalladora sonrió: - Que descanses.
Yugi asintió: - Tú también – el rompecabezas del milenio estaba entre sus manos fuertemente estrechado como si alguien estuviera peleando contra él para arrebatárselo. Poco a poco quedó envuelto por el cansancio y un sueño muy profundo. Su alter ego desvaneció en la oscuridad de la noche, y la brisa se filtraba por la ventana con la luz de la luna llena invadiendo apenas unas partes de la habitación del rey de los juegos.
El silencio se acomodo en aquella habitación disfrutando del sueño del niño que dormía en la cama, un joven creciendo y disfrutando de un juego de mounstros...
Unas horas pasaron y la figura del faraón volvió a aparecer en medio de la habitación, se acerco a la ventana. Sus prendas habían cambiado, vestía unas reliquias egipcias y ropajes muy antiguos... como el faraón que era, o como el faraón que alguna vez fue. Quedó detenido bajo la mirada de la luna llena de aquella cálida noche, no sabía por que pero deseaba ver la luna solo esperando sentir a alguien, esperando saber algo, esperando recordar algo...
-¿Quién eres que en mi mente eres hermosa, quién eres que no puedo recordar tu nombre y solamente apareces en mis recuerdos como una imagen bella y dulce?- susurró, no sabía que le pasaba, pero deseaba recordar a alguien –Yo te conozco y a la vez no te recuerdo. ¿Quién eres que pareces ocupar mi corazón? Se que fuiste alguien importante para mi, alguien muy importante, alguien que nunca mi corazón te olvidara. Tu sonrisa era dulce y grande, tus ojos eran suaves y alegres, tus cabellos eran lacioss y deliciosos como tu... tú eras todo pero aún así no te recuerdo. – bajo su vista tomó él articulo del milenio- sé que tú tienes algo que ver con él...
Lentamente se fue desvaneciendo él la noche como antes lo había hecho bajo la presencia de Yugi que dormía ahora en su cama tranquilamente de seguro soñando con algún duelo de mountros.
La noche siguió avanzando y las estrellas desaparecían en el cielo aunque aún quedaban muchas de ellas en el firmamento.
-Tonto- susurro una forma oscura que se dibujaba en medio de la habitación –Que ingenuo eres pequeño Yugi Moto, nunca pensé también que armarías tan rápido el rompecabezas del milenio, tu alter ego si que quería quedarse a tu lado- susurro con unos ojos llenos de malicia, se encaminó a la cama donde él dormía y miró fijamente al niño descansar- tan tonto y a la vez tan buen jugador gracias a ese estúpido faraón. No puedo creer que en tus manos haya caído tan preciado articulo del milenio, lleno de poderes y misterios que jamás sabrás apreciar como yo. – colocó sus manos en sus bolsillos dejándolo en una posición como si fuera un matón cualquiera que solo viene a presumir delante de otros- Pero por ahora solo protégelo de extraños que yo mismo me encargaré de arrebatártelo lentamente, dentro de este rompecabezas descansa el faraón, pensé en quedarme con el objeto esta misma noche, poseerlo para acompañar a los próximos que caerán en mis manos, pero tu alter ego me detiene... tiene fuertes defensas dentro. – Poco a poco comenzaba a desvanecerse- el ojo del milenio, el anillo del milenio... son míos, si obtengo el tuyo todos los demás serán míos. – Desapareció en la oscuridad dejando todo como había estado antes de que llegará.
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Las cortinas se movían con la luz del sol que se filtraba dentro de la habitación, Sabrina sonreía divertida mientras peinaba su cabello, estaba nerviosa por su primer día de escuela, no era que las clases comenzarán ese día pero como sus padres habían recién llegado con ella a la ciudad durante la semana pensaron que cuanto antes empezará sus estudios sería mejor. Apoyó su cepillo en el tocador pequeño que tenía en su habitación y se levantó de ahí para tomar su mochila, se miró una ultima vez antes de salir de su habitación y vio sonriendo que su articulo del milenio que apenas se veía, por suerte nadie lo descubriría, por ahora eso la tranquilizaba por que no sabía con que se encontraría en la nuevo escuela. Miró al espejo y la imagen de Sarha sonriéndole y echándole ganas apareció unos segundos, la saludo y luego cerró la puerta perdiéndose escaleras abajo para llegar al comedor donde sus padres desayunaban charlando animadamente.
Sabrina con una sonrisa muy alegre se acerco a la mesa y mientras corría una silla para sentarse dijo: - Buenos días mamá, buenos días papá.- Sabía que ellos ya la esperarían para desayunar.
Su padre salió de detrás de un diario sonrió a su hija elegantemente con su gran bigote que lo hacían verse envuelto en un ser culto y sumamente serio cuando lo de serio nunca era así, siempre era alegre igual que su hija: - Bueno días Sabrina ¿cómo dormiste hoy?
Sabrina se sentó y dijo mirando a su padre: - Muy bien.
Su madre le comenzó a servir un poco de té y dijo saludándola: - Buenos días hija, espero que te sientas bien para ir a la escuela.
Sabrina asintió: - Sí, aunque algo nerviosa.
Su padre tomó un poco de su desayuno y dijo tranquilo inspirándole calma: - No debes preocuparte hija, tú eres muy sociable de seguro te harás de amigos muy buenos.
Sabrina tomó un poco de su té y dijo: - Eso espero papá.
Su madre se acercó a ella y la abrazó muy fuerte tratando de darle ánimos con aquella demostración de afecto madre e hija: - Sé que te irá muy bien.
Sabrina: - Gracias mamá – Así estuvieron tomando un desayuno muy dulce y lleno de platica entre ellos tres, Sabrina hablaba con su mamá sobre la excavación a donde habían ido y les pregunto sobre las cosas nuevas que descubrieron.
Sabrina sonreía con todas las noticias que le traía su madre y padre, hasta que miro el reloj de la sala donde desayunaban, una gota corrió por su cabeza, ahora sí que estaría en apuro - ¡SE ME VA A HACER TARDE! Su madre la miró interrogante mientras su padre estaba medio asustado por el grito que había pegado su hija. Sabrina se levantó de la mesa y saludo a sus padres corriendo por toda la sala y desapareciendo detrás de la puerta principal.
La madre de Sabrina rió y entonces el padre preguntó algo intrigado: - ¿Cuál es la gracia?
Se levantó de su silla la mujer y se acerco al reloj atrasándolo 15 minutos, luego se giró a su esposo y sonriendo inocentemente dijo: - No quería que llegará tarde.
-Eres peor que yo-
-No lo soy, solamente me preocupo por que llegue a tiempo- Rieron un poco, de seguro cuando volviera su hija a casa les preguntaría el adelanto del tiempo o a lo mejor ni lo notaría. Se sentaron a terminar el desayuno, mientras afuera un sol radiante alumbraba el camino de Sabrina que corría por las calles a una velocidad indescriptible llevándose algunas miradas entre admiración por su belleza y su energía y a la vez de interrogación por el apuro de la joven.
Sabrina: - Voy a llegar tarde... voy a llegar tarde- se decía mientras corría por una calle.
-No te preocupes, ya verás que llegarás a tiempo- dijo una voz en su cabeza, no recordaba desde cuando tenía tanto apego con Sarha. Siguió corriendo pero por unos segundos admirando que en mitad de la cuadra había una tienda de cartas, sonrió abiertamente pensando en cuantas nuevas cartas compraría entonces sintió a su alter ego sonreír de igual manera.
Sabrina: - Hazme recordar que a la salida del colegio venga para aquí –
Sarha: - Apuntado y recordado amiga. – La muchacha de ojos azules siguió corriendo doblando en la esquina para ir a la escuela. Era hermoso su camino, miles de árboles llenos de flores y mucha gente sonriendo y saludando a aquellos que conocían. Sabrina llegó en cuestión de segundos y entró a la enorme institución, quedó fascinada con todo y las aulas pero notó algo... no había nadie...
Sabrina: - ¿Y ahora, donde están todos?
Sarha rió: - Es muy temprano todavía.
Sabrina miró su articulo del milenio: - ¿Cómo sabes eso?
Sarha: - Recuerda que yo sé leer el futuro, tu madre fue muy astuta al adelantar las manecillas del reloj.
Sabrina bufó: - Después hablaré con mamá.
Sarha: - Lo hizo por tu bien.
Sabrina suspiro, elevó su muñeca buscando su reloj, ahí estaba y marcaba el tiempo en que debía recién partir de su casa: - Tienes razón. ¿Ahora que haré?- se preguntó, luego lo medito... tenía que ir a la oficina del director a presentarse personalmente y luego esperar a que le indicará su salón. Se encamino para allá pasando por varias ventanas que dejaban entrar una brisa cálida llena de un aroma suave a flores recién despertadas de la noche oscura. Su collar del milenio se balanceó entre sus ropas dejándose mostrar al exterior sin pena y brillando con su forma tan hermosa.
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Yugi salió de su casa a paso rápido descubriendo en la entrada a su amiga Tea sonriéndole con su mochila en la mano dispuesta a tener un día de clases. Salió de su casa y encontró a su abuelo barriendo como era su costumbre la entrada de la tienda de juegos, las nubes hacían de señal diciendo que ese día sería muy hermoso y sobre todo cálido.
Yugi: - Buenos días Tea, buenos días abuelito – saludo cortésmente lleno de energía. Su articulo del milenio brilló ante la luz del sol y se movió con el cuerpo del joven experto en duelo de mountros que cargaba también una mochila y secretamente escondido en uno de sus bolsillos su gran mazo de cartas que jamás abandonaría.
Tea: - Hola Yugi, te estaba esperando aquí con el señor Moto.
El abuelito de Yugi les sonrió a ambos y dijo despidiéndose de ambos: - Espero que hoy tengan un excelente día de escuela.
Yugi: - Gracias abuelito, ahora nos vamos – junto con Tea emprendieron camino a un día que prometía ser común como otros que había vivido. Fueron a un paso razonablemente rápido y lento, una mezcla entre ambos charlando sobre sus deberes y tareas del día de hoy, el susto de ayer pasó y ahora solo había tranquilidad aunque aún Yugi llevaba algún que otro vendaje sorbe su cuerpo y una bandita en su rostro.
Siguieron caminando un buen tramo hasta que vislumbraron la escuela, en la puerta sus dos amigos Joey y Tristan los esperaban hablando de lo que parecía ser cartas por su gran emoción, en especial de parte de Joey.
Joey se giró y pudo ver como llegaban Tea y Yugi, alegremente saludo al par: - Hola Yugi, Tea.
Yugi: - Hola Joey, Tristan ¿nos esperan hace mucho? – pregunto a sus dos amigos a medida que entraban a la escuela en busca de su salón, ya había muchos chicos que entraban a las horas escolares.
Tristan: - Hola a ti también Yugi igual a ti Tea, y no, no los estábamos esperando hace mucho.
Tea: - Hola Tristan, Joey. Suerte que no nos esperaban pero veo que estaban muy entretenidos hablando cuando llegamos.
Joey: - ¡Sí! Le estaba contando a Tristan lo que acababa de conseguir con otro chico – les enseño una carta- se llama Dark Gray.
Yugi miró la carta con interés: - ¿Por qué la cambiaste?
Joey con aire de orgullo dijo: - Tengo un plan para mi mazo y necesitaba la ayuda de este pequeñín.
Tristan: - ¿Qué? ¿Ahora planeas tus derrotas?
Joey lo miró con cara asesina y dijo: - No entiendo tu comentario – al poco rato ambos se estaban peleándose por los comentarios hechos de uno como del otro entre pequeños gritos con frases medias incoherentes, Yugi y Tea estaban riéndose.
Tea estaba llevándose consigo dentro del salón a un Joey y un Tristan bastantes enojados mirándose asesinamente con una Tea que tenía en su cabeza una gota por la actitud de sus amigos. Yugi iba a entrar al salón cuando vio caminar por el pasillo a una joven junto a su maestro de clases, era hermosa... pensó para sus adentros. Pero algo dentro de él, tanto como Yugi como Yami pensaron que esa joven era muy familiar para ellos... muy familiar.
No pudo mirar nada más, por que Tea lo agarró de su mano y lo empujo dentro del salón, no sea que ahora lo culparán de llegar tarde pensó siendo arrastrado por todo el salón hasta su asiento.
El profesor entró a los segundos sin la joven que llevaba a su lado: - Buenos días alumnos- dijo serio mientras apoyaba en su pupitre algunas carpetas y cuadernos bien ordenados. Los alumnos del salón saludaron educadamente y con respeto a su maestro a medida que el tiempo pasaba – Hoy tenemos la llegada de una nueva alumna a este salón- dijo para luego el salón ser cubierto de murmullos tales como...
-¿No les parece tarde la llegada de una nueva alumna?- Dijo Tristan en voz baja a sus cuatro amigos que estaban juntos. Él se encontraba delante de Tea y a su izquierda contra la ventana se encontraba Yugi y detrás Joey, ambos miraron al dueño de la pregunta.
Tea: - A mí me parece raro.
Joey: - ¿Por qué será? – dijo antes de que el maestro continuara.
Maestro: - Su llegada se debió a una serie de viajes en el exterior, espero que puedan recibirla y ponerla al corriente con los estudios que estamos llevando- un asentimiento general surgió en el salón por parte de todos los alumnos- así me gusta muchachos. Bien, señorita puede pasar- dijo mirando a la puerta por donde habían entrado los estudiantes.
Yugi quedó petrificado, la misma jovencita que había visto caminar por el pasillo ahora se dirigía al frente junto al profesor. Era muy hermosa pensó para luego dirigir la mirada a muchos de sus compañeros de clases que igual que él opinaron lo mismo, decididamente era una chica hermosa y de sonrisa muy alegre.
Tristan y Joey se habían quedado con la boca abierta mirando a la joven al igual que otros, que de seguro estarían pensado muy amablemente ayudarla a poner al corriente.
La joven se paró delante y sonrió presentándose: - Muy buenos días, mi nombre es Sabrina Tekar, es un gusto haber entrado a este salón, espero que nos llevemos bien. – Los alumnos saludaron muy amablemente llamándola por su apellido. Ella ahora vestía una pollera azul y una remera blanca que resaltaban su figura, tenía el pelo suelto y su collar estaba escondido a la vista de todos sus ahora nuevos compañeros...
Maestro: - Por favor señorita Tekar siéntese delante del joven Moto – asintió y luego camino delante de Yugi sacándose la mochila y colocándola en un pequeño gancho que había en su pupitre. De él extrajo una libreta y una lapicera para anotar todo lo que el día dispusiera.
Yugi se quedó mirándola un buen tiempo, por alguna extraña razón su mente no podía decirle de donde la conocían. Su amigo del rompecabezas del milenio dijo a su mente "Yo también la conozco" - ¿pero de donde?- pensó Yugi dejándole con la misma duda a su amigo.
-Discúlpame- susurró Sabrina mirando con sus profundos ojos a Yugi y apartándolo momentáneamente de sus pensamientos – me preguntaba si podrías ponerme al corriente.
Yugi asintió por primera vez en su vida nervioso de aquella mirada: - Sí... dudo que ahora podamos- refiriéndose al profesor que empezaba con la clase -¿No quieres venir a casa? ahí te diré que es lo que necesitas Tekar
Sabrina sonrió asintiendo: - Muchas gracias Moto.
Yugi negó: - No, solo llámame Yugi.
Sabrina: - Esta bien Yugi- dijo remarcando su nombre para luego decirle- entonces tu llámame Sabrina ¿esta bien?
Yugi: - Me parece perfecto – se sonrieron para luego volver a prestar atención a la clase que comenzaba sin ningún contratiempo. El profesor no había notado su pequeña platica, así que se dejo llevar por el estudio que ahora rondaba el ambiente del salón. Sus compañeros ya buscaban poses para que el sueño no llegara a sus cuerpos aunque sus ojos tanteaban con dormirse a causa de tener en las primeras horas de escuela materias bien aburridas.
Parece ser que Yugi había conseguido una nueva amiga, una amiga que le hacía recordar tantas cosas que ni siquiera él sabía.
¡NOTAS DE LA AUTORA! ^_^
¿Cómo están? Espero que muy bien, ojalá y les haya gustado!!! No saben lo que me costó hacerlo en especial por que he visto muy pocos capítulos de la serie pero debo admitir que mi fanatismo ya es muy grande y me ha capturado completamente.
¡Una cosa! ^^U se que el articulo del milenio de Tauk no pertenece a una joven y mucho menos guarda el espíritu de la esposa del faraón :P demándenme pero el problema es que me hubiera gustado que fuera así (aparte sino mi fic no tendría pies y cabeza) XD jajaja pero que quieren que haga, me inspire luego de ver el capítulo de duelo con Kid ¬ ¬* sin comentarios a menos que quieran que comience a mandar gente al infierno... ¡NADIE! Pero nadie, toca MI articulo del milenio... ^^ salvo mi lindo Yugi jejeje. ENDCIMA _ ese idiota que tiene el articulo del cetro del milenio se lo reclama como suyo! ¬ ¬* ¿pero quien se ha creído? Solo YO y YUGI tenemos derecho a tocarlo (de mi parte el espíritu de Yami *¬* ahhhh bonito faraón...) ejem... ya me recupere, como les decía ^^ solo fue un momento de inspiración ¡TENGO MILLONES DE IDEAS PARA CONTINUAR! No se asusten por que si hay continuación de esta parte (muchos salen huyendo) ^_^UUUUU ¿qué?... ejem... vuelvan, es necesario que continué por más que sea mala escribiendo fics de Yugi, aparte créanme que no querrán perderse lo que sigue (la gente vuelve) =) lindos, gracias por volver.
Ahora sí! ^^ Dejen muchos r/r que hachen feliz a esta escritora novata que se pone muy feliz con sus comentarios, aparte si ponen el teléfono de Yami o Yugi me pondrían más que feliz! ^^ O mejor aún, por que no me mandan a Yami Y Yugi *¬*... ahhh... bombones! Los quiero... los quiero... ejem... ya volví ^^ bien, mis saludos a todos y no se olviden los r/r, pronto subiere una continuación, habrá duelos, mounstros, recuerdos, romance, apariciones de los demás artículos del milenio (Angl. Abraza todos los artículos del milenio que tiene en su casa) *_* lindos... (ángel toma el rompecabezas del milenio en sus manos y lo sacude) ¿estas dentro hermoso y atractivo Yami? *¬* sioooo... ¡esta aquí dentro! Sos divino faraón!
Saludos y vuelvan para leer mi continuación ^^ espero que sigan con este fic por que vendrán más nuevas cosas. CHAOCITO!
YU-GI-OH NO ME PERTENECE PARA NADA (aunque quisiera *_*) Y MENOS YUGI (^^ jejeje ¿quién dice que no? (6)... es mío... solamente mío) Y NINGÚN PERSONAJE DE LA SERIE DE YU-GI-OH (Yami *¬* es mío con más ímpetu, es mío *¬*) XD bueno, aquí terminan las lokuras de esta autora.