Miraba al horizonte como el sol se cobijaba en los brazos del mar rojizo dando paso a la luna pálida y triste. Hacía tres días que no iba a casa. Todo olía a ella. Su ropa en la cama como la última vez que la coloco allí para salir rápido al aeropuerto. Siempre me regañaba por demorarme mucho en salir y ese día era ella quien se tardaba.

Me senté en mi sillón de la oficina y mi vista se perdía en mi mano izquierda. Ese anillo que adornaba mi anular. Ese anillo que confirmaba una unión que no la desharía nadie. Que hermoso día cuando la vi acercarse a mi lado y con mano temblorosa me coloco la que sería nuestra alianza de por vida.

Una lágrima de miles que he derramado se asomó y mojo mi mejilla quien albergo millones de veces su cálida mano acariciándola. Suave, sublime, que con su solo roce me transportaba a un mundo donde solo existía ella.

Un retrato de las dos en la mesita de café me llamaba a viajar en el tiempo donde nos veíamos felices, donde creía que nada nos destruiría, donde nos creíamos inmortales, fuertes. Donde mi amor te abrazaría por siempre. "Aunque no me ames mi amor alcanza para los dos" eso le dije el día que empezamos nuestra relación hace ya más de 6 años. Me alcanzo y me sobro.

Me paro y me dirijo al ventanal donde un manto de oscuridad, tal cual se encuentra mi alma, diviso al infinito. Siento tu abrazo y tu respiración detrás de mí. Te siento, te huelo, te saboreo, te extraño.

MIchiru. Tu nombre en mis labios y en mi corazón no se irá, no se gastaran nunca. Quiero que sea lo último que piense y diga. Mis manos en mi cabeza se pierden en mis cabellos rubios que tanto acariciabas cuando no podía quedarme dormida. Solo tu respiración me adormecía y tu voz me acunaba. Tú eras paz para mí.

Porque? Es la pregunta que me hago. Por qué te fuiste y me dejaste aquí, sola, desvalida, si porque aunque todos me vieran fuerte y capaz, solo eras tú quien me hacía verme grande, imponente, pues tú eras quien me impulsaba, quien me hacia invencible.

Deje mis cosas en la oficina tal cual lo hacia todos los días. Baje al estacionamiento y tome mi moto. Esa que te gustaba montar y dejar tu pelo ser acariciado por el viento de libertad. Esa libertad que era inherente en ti, esa libertad con la cual naciste y eso era una de las tantas cosas que amaba de ti.

Hace 7 meses te fuiste, hace 7 meses me diste el último beso y fue cuando te dije por última vez que te amaba. "En 15 días más estoy por allá, te amo sirenita mía" fue lo último que escuchaste de mí. Ese día al llegar te esperaba tu padre. Ese día te aparto de mi vida. Ese día recibí tu llamado. "Haruka, no me busques más". Ni una lagrima de tu parte.

Alguna vez me amaste? No lo sé ahora. Porque no puedo explicarme que paso. Tu boda fue comentada en todo Japón. Ahora eres feliz como tu padre siempre quiso.

Llego al mirador que siempre solía ir contigo y el cual le tenías miedo. Grito tu nombre con desesperación, con tristeza, con el corazón hecho polvo y con mi alma partida.

Hoy te dejo volar libre como siempre quisiste. Hoy solo la noche sabrá que tu nombre siempre adornaran mis labios al terminar el dia.

Me despido con mi espada y mi alma