Déjala en paz.

Pareja… Grimmjow \Tatsuki

Ya lo se, ya lose, súper rara, pero… Me llego la inspiración…

Prologo.

La pelinegra se acerco peligrosamente al chico de ojos azules, enojadísima. Le miro con profundo enojo a los ojos, y le dio un fuerte puñetazo. El chico se movió de su lugar al tan solo recibir el golpe. Le devolvió una mirada igualmente intensa y frunció el ceño.

-Tonta…

La vio con profundo desprecio, casi logrando que le doliera a la linda chica. Ella emitió un sonido burlón, y acomodándose hacia atrás el pelo, menciono;

-Idiota.

Tatsuki se dio media vuelta, y con una cara de satisfacción estuvo a punto de empezar a caminar, pero una mano sosteniéndole la muñeca la detuvo.

-Q-que?

El peli azul la volteo hacia el en un solo movimiento.

-Como te atreves…!

-Muévete, -le exigió- suéltame, ahora.-al ver que Grimmjow hacia caso omiso se dijo que era tiempo de una amenaza – te conviene.

El joven se carcajeo.

-Me conviene…?

Una patada en la cara le interrumpió el discurso. Después, con una mirada amenazante y provocativa, otro puñetazo. El chico, en defensa, antes de que pudiese darle otro golpe, le tomo repentinamente la mano. Los ojos de la hermosa joven se abrieron como platos de sorpresa, y regulando la respiración, vio al de ojos azules.

Este se le acerco, con los ojos expresando más seriedad que enojo.

-Niña, que fastidio.

La ''niña'' se libero con firmeza y gracia de la mano opresora y retrocedió un paso. Pasaron unos segundos de silencio, y rápidamente la joven se volvió a voltear. Grimmjow no contuvo las palabras, para ser sinceros, ni siquiera pensó en hacerlo.

-Escapas..?

La chica, aun de espaldas, esbozo una sonrisa torcida y burlona, conteniendo mal una risa. Se volteo lentamente, con ganas de volver a luchar, pero no lo hizo. De pronto sus ojos perdieron la hermosa luz y miro al suelo, acumulando seriedad conforme pasaba cada segundo.

-No tienes una idea…

Las palabras parecían estar fuera de su sitio, sin contexto.

-Neh...?

Poniéndose la mano en la cabeza, y formando una tensa línea con sus labios, suspiro.

-No es de tu incumbencia – soltó, con la voz débil.

El peli azul no dijo nada, y mofándose, le dejo ir.

No pudo hacer otra cosa más que ver el movimiento de su cadera, y el cabello negro al irse. Era como si fuera un lobo… Siempre a la defensiva, y cayendo varias veces. El hermoso ritmo de su caminada simplemente agravaba más el apodo. Loba…

Y en aquel momento, la loba se iba.