Naruto no me pertenece.


Nejiko se removió en su asiento, incómoda. Sus ovarios le estaban haciendo el día difícil, pensó, su periodo duraba, por lo general, cinco días exactos. No obstante, los dolores menstruales duraban solo dos, y venían con un abrumante dolor que solo era calmado por píldoras que su médico le había recetado,y orgasmos, muchos, muchos orgasmos. No tenía idea por qué, pero los orgasmos ayudaban a que los dolores se fueran, al menos, por un buen rato. Pero dudaba que masturbarse en medio de la clase de Inglés fuera políticamente correcto.

Suspiró, mirando hacia el pizarrón, Anko explicaba una y otra vez la misma cosa a petición de Naruto, quien parecía no entender siquiera el verbo to be por más que lo hubieran repasado hasta el hartazgo, suspiró, esta vez mirando al asiento de al lado. Su novia, Tenten, hacía garabatos en la hoja, esperando de que la eterna explicación parara en algún punto. Nejiko dudó, pero luego de unos momentos picó el brazo de Tenten con su dedo índice, la muchacha se giró a verla, con una expresión aburrida.

—¿Sucede algo? —cuestionó, un leve rubor cubría las mejillas de Hyuga, sabía que Tenten también tenía un periodo como consecuencia de tener una vagina, pero aún así se sentía cohibida al hablar de su menstruación.

—Me duelen los ovarios —murmuró, mientras jugaba con sus manos debajo de la mesa, estrujando el dobladillo de su falda—. Tienes, um, ¿alguna pastilla? —Tenten buscó por un largo rato algo para aliviar el dolor de su novia, pero negó luego de un par de minutos.

—No, nada, lo siento —se alzó de hombros, Nejiko gruñó por lo bajo, maldiciendo el momento en que nació mujer en lugar de hombre. Un pensamiento cruzó por la mente de Tenten, recordando súbitamente un detalle interesante sobre el cuerpo de su novia—. ¿Has intentado con un orgasmo? —susurró con lentitud cerca de su oído, las mejillas de Nejiko quemaban, normalmente no hablaba sobre su sexualidad en lugares como ese, pero nadie estaba prestando atención, de todos modos.

—Sí. Hoy, antes de venir, duró hasta hace un rato pero ahora los dolores volvieron, y anoche, porque no podía dormir —se alzó de hombros, restándole importancia, Tenten, por su lado, apenas escuchó eso se levantó y pidió permiso para ir al baño, llevando a Nejiko consigo.

Extrañada, Nejiko accedió a acompañarla, yendo de la mano. Normalmente no tomaría la mano de Tenten en público o dejaría que la besara, puesto que no estaba lista para salir del closet, pero dado que no había nadie en los pasillos, no le vió el problema.

Llegando al baño, Tenten se aseguró de que no hubiera nadie y cerró la puerta con fuerza, empujando a su novia a uno de los cubículos, Nejiko gimió de la sorpresa y tardó en reaccionar cuando Tenten la hizo sentar en la tapa del inodoro y abrió sus piernas.

—¿Q… Qué estás haciendo? —preguntó alarmada, Tenten le sonrió, plantando un beso en su frente.

—Te ayudo con tus dolores, ¿no es eso lo que necesitas? —cuestionó, las mejillas de Nejiko se encendieron una vez más. Sï, necesitaba ayuda, pero no se imaginaba que Tenten era capaz de esto. La castaña se arrodilló frente a ella, mirando hacia arriba—. ¿Tengo tu consentimiento para esto, cariño? —preguntó, Nejiko asintió, avergonzada.

Dios bendijera a los hábiles dedos de su novia y las extrañezas de su cuerpo, pensó, mientras pensaba en una excusa que darle a la profesora Anko cuando preguntara por su demora.