Hola camaradas, ¿listos para que los torture con otra de mis estúpidas historias? Antes que nada, quisiera decir que esta historia está dedicada especialmente a Sibu (conocido aquí como agente del Yosh), Gethel, Amiki y a mi hija Rin, quienes me enseñaron que la vida no es mas que una parodia de la que Dios se ríe, y de la que si no te ríes tu también, estas chingado XD

La temática de la historia es muy simple. Veremos a nuestros shinobis preferidos en su vida a los 21 (por algo el fic se llama "Twenty one"), narrada desde el punto de vista de Shikamaru Nara. Ya me metí, ¿qué voy a encontrar? Una historia de humor color negro chapopote que se ira poniendo cada vez mas negro conforme avance (el inicio no esta muy divertido, pero prometo que los próximos capítulos serán mas fluidos)

Advertencia: Este fic contiene un montón de cosas que podrían herir susceptibilidades. Desde palabrotas y obscenidades variadas hasta cierto "bashing" a algunos personajes de la serie (por algo iré subiendo el "rate" conforme vea los capítulos). El chiste es mostrar todo eso de la manera más exagerada y ridículamente posible. Ya lo saben, sobre aviso no hay engaño

Disclaimer: Los personajes de esta historia, salvo algunos de los menores de edad y personajes de relleno, no me pertenecen. Le pertenecen a un japonés de nombre Masashi Kishimoto que ahorita debe estar tratando de esconderse de los "tards" afuera de su oficina mientras abraza su peluche de Goku.

Prologo

No importa si la gente opina lo contrario, mi padre es un buen consejero. A pesar de que concuerdo con mi madre de que mí querido viejo rinde menos que las bolsas del supermercado, siempre que no esta inmóvil como patata en el sillón, se le salen las palabras sabias.

En una de sus pláticas de erudito, exclamo un par de frases que últimamente sigo escuchando en mi cabeza. Ese día me advirtió, que alrededor de mi vida iba a haber tres momentos que no iba a olvidar nunca.

El primero, iba a ser a la primera persona que matara como ninja. Hasta ahora, ninguna de las personas que e matado se me han borrado de la cabeza. Más que nada por que la primera persona que "mate" oficialmente no exactamente esta muerta, o al menos eso pienso yo. Lo mas seguro es que deba de estar maldiciéndome desde el agujero en el que esta metido mientras es mordido por los topos… creo.

El segundo, iba a ser mi primera cita. Olvidar mi primera cita seria de imbéciles, basta decir que hasta mi equipo se acuerda de ella. Y como olvidarla, mi primera cita con Temari nos costo 2, 500,000 ryus. Todos se fue entre las ventanas rotas, los platos del restaurante, la indemnización del camarero al que casi nos sirvieron al lado del espagueti y bajarle los humos a Gaara para que no me enterrara en su arenero portátil (no entrare en detalles de lo que paso).

Esa vez en particular, interrumpí a mi padre y le dije que ya sabia lo que me iba a decir después. Le exclame que seguramente lo siguiente iba a mencionar iba a ser el día de mi boda… Pero el me dijo que eso no contaba para mi, puesto que eso solo a las mujeres no se les olvida. Añadió también mi primera relación sexual para que ya no preguntara, eso también es de mujeres.

Me dijo al continuar, que el tercero iba a ser el nacimiento de un bebé, fuera mío o no.

Me quede confundido con su respuesta. Al principio no sabía por que mi padre me decía eso, no me imaginaba que pudiera llegar a hacer de un momento así algo inolvidable, y es que estando niño no le encontraba sentido. Mi padre me dijo entonces que un niño en la vida de alguien podía llegar a provocar un revés. Tiempo después descubrí por que me lo advertía. Mi promesa con Asuma antes de su muerte seria un ejemplo claro de los cambios que provocan los mocosos en la vida de uno. El ayudarle a Kurenai a cuidar al su hijo hizo que mi vida diera su giro.

…Descubrí que les tengo pavor a los niños…

No era en vano mi trauma, parte de mis dieciséis y parte de mis diecisiete años fueron una tortura gracias al mocoso. Había veces que pensaba que me odiaba, pues con los demás no se comportaba tan mal como lo hacia conmigo.

Cuando no soltaba un alarido en mi oreja cada que trataba de cargarlo, me vomitaba su comida en la camisa o gustaba de jugar "al tiro al blanco" con mi cara cada que trataba de cambiarle los pañales. ¡Seeh! En esos días llegue a cuestionarme el por que a algunas mujeres desean con todo su fervor tener niños, siendo que lo único que te provocaba el embarazo eran nauseas, tobillos rotos y problemas de flacidez, para luego tener que soportar 24 horas de dolores de cabeza durante los próximos 18 años (si no es que mas).

Cuidar a un niño fue la cosa más difícil y desesperante del mundo para mí.

Lo peor era que nadie me apoyaba. Mi amigo Chouji solo escuchaba mis quejas, me sonreía con cara de tonto y me decía que cuidar de un niño no era cosa difícil. Asuma me había dejado tan desesperado que llegue a desear que Chouji estuviera por una vez en mis zapatos para que comprendiera la tortura auto-infringida por la que estaba pasando.

¿Y que creen? Se cumplió.

Digamos que estaba esta chica de la panadería a la que Chouji asistía constantemente. Se llamaba Sayuri, y no era exactamente fea a mi criterio. Ella 23, el 17. Ella, una chica con un apetito voraz cuyos vecinos me advertían que era de esas personas con fetiches muy, muy extraños. El, un pobre tonto completamente despistado por las hormonas que la miraba como si fuera la mujer más adorable del planeta. Yo, agregado a la ecuación, no ayudaba en nada, no les creía a los vecinos y estaba demasiado ocupado con "Asumita" como para prestarle atención a la de la panadería. Ino estaba fuera de nuestros cálculos por que estaba muy ocupada tratando de verse bonita para Sai en esos días. Así que nadie hizo nada para ayudar al pobre gordo.

"Y fue cuando en uno de esos días en los que no estaban sus amigos para ayudarlo, que el lobo le pidió al conejo que le ayuda atrás para cargar unos sacos de harina. El conejo, con su inocente alma caritativa, pensando que se iba a ganar la confianza del lobo ayudándole, se fue atrás a buscar los tan famosos sacos de harina. Lo siguiente que paso fue que el lobo lo siguió, cerro la puerta tras de si y se "comió" al conejo… el lobo después termino en un problema legal por que no sabia que el conejo solo tenia 17 años. El lobo le alego que el conejo tenía un cuerpo enorme y parecía como de 19, pero no le funciono la treta"

Con su "novia" en la cárcel y un trauma de por vida, Chouji me llego a decir (en posición fetal) que estando chico nadie nunca le advirtió que se iba a tener que enfrentar a mujeres así. Temiendo que le fuera a pasar de nueva cuenta se prometió a si mismo (y conmigo como testigo), que nunca se iba a casar. Aunque su padre se asustó un poco después de que lo escucho decir eso, no tuvo de otra más que resignarse. No había que culpar al pobre gordo por su decisión, creo que estaba muy bien planteada, en especial por que Sayuri le había mostrado otros usos de la mermelada de frambuesa a parte de relleno para las donas, pero ya seria otra historia

Al paso de los meses, poco tiempo después de que cumplí los 18 y de que el Asuma enano ya tenia edad suficiente como para hacer las cosas básicas por su cuenta, me vi en la penuria de ver a Chouji con una de esas kangureras para cargar niños atada a la espalda. Espantado pensando que ahora me iba a tocar verme en otra batalla contra otra criatura babeante, me fije en su carga esperando que no fuera una ajeno y note el increíble parecido que tenia el bebé que llevaba consigo con mi enorme compañero.

-¿Te enjaretaron el cuidado de una prima?- dije apuntando al paquete envuelto en el mameluco rosado que traía cuestas

-Se llama Kanna, y es mía Shikamaru- me respondió con un tono de resignación

Me quede con la boca abierta.

Sayuri había terminado con un regalo inesperado por parte del gordo, en lo que se podría decir una ironía después de haber "preparado pasteles con el". Debido a sus cargos sobre abuso de personas, entre ellas un menor de edad, Sayuri no podía hacerse cargo de la niña, así que se la quitaron. Y con respecto a la decisión del juez, Sayuri no hizo ninguna protesta y con toda la desfachatez del mundo se la dio a Chouji

-¿La quieres tu? Yo no-

Con los 18 recién cumplidos, Chouji ya estaba en la edad legal para hacerse cargo de su propia hija, a pesar de todavía tener la mente de un mocoso. Aun así, tomo la iniciativa y decidió hacerse cargo de su propia responsabilidad como padre.

Sonreí triunfante. Tengo que admitirlo a pesar de que suene como una víbora, llegue a alegrarme por la presencia inesperada de Kanna en la vida del Akamichi. Pensé que con ella encima de él, Chouji iba a descubrir por su propia cuenta lo que había sido duro trabajo que me había costado cuidar a un niño. Sin embargo, mis deseos de irónica venganza se fueron al caño cuando note que diferencia mía, Chouji parecía tener cualidades naturales para hacerse cargo de la mocosa sin problema alguno.

Había que esperarlo, de cierta manera ya lo deducía con Asumita. Cuando estaba yo cargándolo, Asuma jr lloraba a lo mas que le dieran sus pulmones. Pero cuando Chouji lo cargaba, la criatura hacia un silencio casi espectral y se dormía en su pecho. En realidad, era como para querer gritar y golpearse la cabeza contra la pared. Y no paro ahí. Estando con ellos me di cuenta de que el error estaba en mi y que a pesar de comportarme como un genio en un montón de situaciones, para el cuidando de niños era una papa.

En pocas palabras: "U Fail, Shikamaru Nara"

En verdad, había veces que Chouji me sorprendía muy por sobre todas las cosas. Un buen día entré a su casa y divisé al abuelo de Kanna leyendo el periódico. Entre a la cocina para ver a Chouji preparando el biberón y el maletero mientras le ponía la ropa a la niña, sostenía un libro de cuentos debajo del brazo, la taza de café entre los dedos y un pañal limpio de tela entre los dientes junto con presas para agarrarlo. Kanna no ayudaba en nada, solo se remolineaba como pescado recién sacado del agua en su cambiador. Una vez que termino de arreglar el maletero, poner decente a Kanna, arreglar las cuentas del medico, acomodar sus cosas, meter la ropa limpia a la secadora, sacar del baño maría los demás biberones, beber su taza de café, meterle su chupón a Kanna en la boca y colocarse a enana en la kangurera, se volvió hacia mi y me sonrió.

-Solo déjame firmar los papeles del reporte de misión y nos vamos- me dijo una vez que termino

-¿Y tu papá no te ayuda con todo eso?-

-Solo cuando tengo demasiadas cosas que hacer-

-…-

Tiempo que duramos en irnos desde que había llegado a su casa: 10 minutos, un record. Tiempo que tarde en despabilarme después de su comentario: dos días y todavía me marea cuando lo recuerdo, otro record. Me llegue a preguntar si su clan tenía algún injerto de pulpo.

Dos niños, dos experiencias diferentes frente a ellos. Llegue a concluir que los genes de mi padre eran los que me había dado el cerebro que todo el mundo dice que poseo, pues en realidad se vuelve un sabio cuando no esta roncando. Por algo no lo olvidaba. El nacimiento de esos bebés había cambiado mi manera de pensar.

Asuma hizo que desarrollara "infatifobia", Kanna hizo que me diera cuenta de mis fallas. Estando con ellos dos descubrí que era biológicamente inútil para ser padre. Fue en ese momento que decidí rotundamente a negarme a tener hijos, a pesar de las fuertes protestas de mi madre. ¿Para que demonios tener un hijo si no podía con ellos? Si tenia hijos, la criatura iba a tener una vida tan arruinada, que seguramente terminaría demandado por el en un futuro distante

Pero las cosas no pararon allí. La maquina de "gugus y gagas" de Chouji tenia algo mas que darme, y no solo a mi, si no a todo el grupo. Me hizo darme cuenta también de lo mucho que un bebé le cambia la vida a uno.

Kanna era una niña muy diferente a los demás y desde su llegada este mundo demostrado eso. Las enfermeras alagaban a Chouji por lo linda que era, pues no tenía rastro de parecer un chango arrugado como la mayoría de los niños al nacer. Y al paso de los meses fue cambiando su apariencia sin quitarle lo "linda". Generó mechones rizados en bucles naturales de color chocolate amargo, dos ojos verdes enormes de color menta y una piel blanca como crema. Kanna era la prueba viviente de ese poema que dice que las niñas estaban hechas de "azúcar, flores y muchos colores". Su sonrisita juguetona y su redonda carita sonrosada solo derramaban miel y sus ojos grandes y tiernos movimientos solo la hacían ver como una muñeca de porcelana

-Demonios Chouji, hazla a un lado por favor ¡de solo mirar a tu hija me siento pegajoso!-

No exageraba, la niña podía matar a un diabético. Parecía querer ganarse la atención a propósito, y lo más patético era que todos caían en su juego. Todos la trataban de la manera más empalagosamente posible, y cuando hablaba de todos, ¡realmente me refería a todos!

-Saluda al tío, bebé, ¿Quién es la criatura mas dulce del mundo? ¡Tu! Si, tu Kanna, tu-

No me lo quieran creer si no quieren. Shino llegaba todas las mañanas a la oficina de los rompe-códigos para ir a entrenar con Ibiki y la saludaba de esa manera mientras el hacia cosquillas en los pies (…Terrorífico).

Si, Kanna tenía una presencia muy fuerte en nuestras vidas. Aunque Asuma había sido el niño que prácticamente estaba criando nuestro equipo, Kanna era el primer bebé que había tenido uno de nuestra generación. Por tanto, era la primera que apareció para convertirnos en tíos/padrinos a todos. Nuestra vida giro alrededor de ella durante su primer año de vida. Su presencia nos hacia evitar peleas cuando nos reuníamos, a Chouji solo le bastaba decir "¡shhhh! Esta dormida", para que todos cerráramos el pico en las discusiones y se nos pasara el enojo.

Fue cosa también de Kanna el que dejara de fumar durante un tiempo. Mas preocupados por ella que por mi, los muchachos me pegaran parches de nicotina para que dejara de fumar, y es que estudios decían que le hacían bastante daño a los niños chiquitos. Temari comenzó a ver bien mis nuevos hábitos de no fumar y dio algunos pasos a mi lado cuando descubrió que ya no olía a cenicero.

-Adivina quien vino de visita pequeñita… ¿Como estas Kanna bebé? Nena, mosa, eres tan dulce que podría comerte-

-¡Gapuh!-

-Le agradas mucho a Kanna Temari-

-Gracias Chou-

-Eres buena con los niños, ¿has pensado en tener alguno?-

-¡Ahí no! Si soy buena con Kanna es por que tu la cargas. No aguanto a los niños, no les tengo nada de paciencia. Ya de por si tengo que criar yo sola a un bebote que se cree el Kasekage y a otro mas de 18 al que todavía tengo que jalarle las orejas. Les dije a mis hermanos que aunque me casara, jamás iba tener hijos-

Flechazo instantáneo, después de esos comenzó a parecerme menos problemática.

Temari y yo comenzamos a platicar de cosas en común después de que comento acerca de su aversión a los infantes, y parecía tener mas cosas en común conmigo de lo que yo pensaba. Llego con eso el día en que nos volvimos amigos íntimos, había veces en que pasaba horas platicando con ella sin darme cuenta. Pensando que las cosas iban para mas, ella dio el primer paso y me invito a salir (y fue en esa primera cita en la que me gaste los ahorros de las próximas 6 quincenas).

A pesar del chasco que nos llevamos la primera vez, los días pasaron siguientes pasaron mejor para los dos para suerte de ambos. Hubo tiempos en los que esperaba ansioso las reuniones de kages para verla de nueva cuenta. Luego llego nuestro noviazgo entre decisiones tomadas por la aldea. Debido a que se la pasaba conmigo o con mi equipo, sus hermanos y el resto del consejo comenzó a pensar que era mejor que Temari corriera su vida como embajadora, pues "tenia buenas relaciones con la gente de Konoha". Así tuve tiempo para estar más tiempos con ella que solo en ciertas ocasiones.

Al final, poco después de cumplir mis 20, estaba en el altar dándome el si.

Nuestra boda no fue la gran cosa, solo quería lo que fuera menos problemático de mi parte. Y las reacciones fueron las esperadas por parte de mis amigos; mi madre con pañuelo en mano para quitarse las lagrimas, mi padre roncando en su asiento, Chouji de padrino tomando video, Ino como dama de horror… es decir, de honor, Naruto y Kiba dándoselas de chulos con las damas de Temari, Kankuro rascándose la panza al lado de una rubia que desconocía por completo, el Kasekage en el baño con el estomago hecho un moño por haberse comido los ostiones y el sacerdote dándose un palmazo en la frente al ver el vestido de novia de Temari. Mi boda paso como esperaba que llegara a pasar, sin grandes contratiempos, ni muchas expectaciones, ni drama innecesario, ni una fiesta enorme que haría a toda la aldea vibrar. Solo nos casamos y ya. Fue una buena boda, al menos para tener una fotografía de ella en nuestra pared si fue.

Así comenzaría lo que pensamos al principio que seria nuestra vida en una casa solo para nosotros dos, sin mocosos ruidosos, ni padres mandones, ni hermanos detrás de uno. Sip, una vida relajante y ambigua sin problema alguno…

Pero luego llego el año en que cumplí los 21 y esa fantasía se fue a la basura

Owari.