Lo que Kaminari Denki siente.
1.- Un acto impulsivo.
Se despertó agitado, sudoroso, con las sábanas revueltas y una molesta presión en su entrepierna. Mierda.
No es que esto fuera una sensación ajena para él, a sus 16 años tener estos "inconvenientes", por así decirlo, era bastante común, pero algo molesto si esto te despertaba a las 3 am, más sabiendo que en 4 horas más tendría que levantarse para ir a clases.
Deslizó su mano a través de las sábanas hasta llegar al inicio de su pantalón, si se daba prisa quizás podría recuperar algunos valiosos minutos de sueño, tanteo la creciente y molesta erección y metió sus manos bajo su pantalón, sabía perfectamente lo que debía hacer, quizás pensar en las modelos de las revistas que le prestó Mineta serviría de algo, había una pelirroja despampanante que había llamado su atención.
Cerró sus ojos y se dejó llevar, mientras su mano derecha hacía movimientos ascendentes y descendentes a lo largo de su miembro, mientras trataba de reconstruir en su cabeza a aquella modelo pelirroja y curvilínea la cual pensaba en convertir en su nueva musa para tener un poco de "inspiración". Podría deberse quizás al cansancio mental (aunque no hubiera usado su quirk en todo el día), a la hora, al hecho de que aún tenía sueño, pero Kaminari tuvo problemas para traer a su memoria a la curvilínea pelirroja, no alcanzó ni a verla nítidamente cuando la modelo pelirroja comenzó a perder sus curvas, adquiriendo una figura un poco más modesta, más pequeña, de piel más nívea y juvenil y la flamante y abundante cabellera roja se transformó en una melena corta y azabache, mientras un dedo enroscaba algo que parecía un pendiente bastante largo, luego aquella nueva figura femenina se dio vuelta revelando a una joven de más o menos su edad, que lo miraba claramente con una mirada muy seductora.
-Ne, Kaminari…-
Denki se detuvo y abrió los ojos se golpe, jamás había pensado en Jirou de esa forma y se negaba en hacerlo ahora, Jirou era algo así como una especie de partner, colega, bro, pensar en ella mientras se masturbaba seria como pensar en Sero… y Sero no era nada sexy.
Pero ese pequeño juego previo entre su mano y su entrepierna no había hecho más que empeorar la situación de Denki, y su miembro se alzaba firme y pulsante sobre sus pantalones, exigiendo ser apaciguado. Se rindió y volvió a la labor, tratando de llamar en su memoria a la pelirroja perdida, pero ni bien ella comenzaba a desvestirse la imagen cambiaba a una Jiro en un pequeño traje de porrista, giró su cabeza frustrado. Esto no podía estar pasándole ¿cuál era su puto problema? ¿Qué demonios le pasaba a su cabeza últimamente?
Su mano seguía detenida en su miembro aún erecto, podía sentir como éste palpitaba, cerró los ojos nuevamente, tratando de concentrarse como pocas veces lo había hecho en su vida, tratando de rememorar a cualquier chica de las revistas de Mineta, pero en cuanto lograba formar un atisbo de silueta femenina esta instantáneamente se transformaba en Jirou.
Maldición.
¿Qué clase de broma pesada le estaba jugando su mente?
Comenzó a considerar la idea de ir a las duchas comunes a darse un baño de agua fría, pero sería demasiado llamativo si salía a las 3 de la mañana a las duchas comunes, esto de que vivieran todos juntos en una especie de internado tenía sus inconvenientes a la hora de guardar secretos o hacer cosas fuera de lógica, como tomar una ducha fría a las tres de la mañana. Suspiró resignado y aún con la erección en sus manos comenzó a pensar en Kyoka… Kyoka, jamás la llamaba por su nombre, nunca había pensado en ella de otra forma, ¿por qué no lo había hecho antes? Se veía linda cuando jugaba con sus auriculares enroscándolos contantemente entre sus dedos, siempre se preguntó cómo se sentiría tocarlos, se llevó su mano izquierda a su lóbulo izquierdo acariciándolo suavemente, tratando de imaginar si en efecto se sentiría así al tacto, comenzó a mover su mano derecha rítmicamente, subiendo y bajando a través de su miembro, un grave suspiro salió de su boca, mientras su mente recreaba el cuello de Jirou, ahora que lo pensaba tenía un aroma agradable, como a flores cítricas, se imaginó oliendo su cuello, acercándose a ella por detrás y posando sus manos en su cintura, que ahora que lo recordaba mejor, era bastante pequeña, por lo que recordaba de aquella vez que la vió con el traje de porrista, pequeña, blanca y firme, de hecho, Jirou era bastante pequeña, y menuda, la ropa que normalmente usaba solía ser bastante ancha y sin mucha forma, lo cual no revelaba mucho de su figura, probablemente sus pechos serían pequeños, pero redondos y erguidos, eso adivinaba por el sutil pliegue que se formaba en su camisa al caminar, se preguntó si sus manos alcanzarían a cubrirlos, su mano derecha comenzó a aumentar la velocidad mientras sentía como un hilo de líquido salía de su miembro, apretó sus dientes y boca ahogando un gemido.
"Jirou…. Kyoka…"
No es que Jirou no fuera bonita, sólo que su atractivo no era tan evidente como el resto de sus compañeras las cuales irradiaban feminidad de alguna forma u otra… ella… ella era enigmática, jamás podía adivinar que pensaba, ahora que lo pensaba, había algo seductor en su misteriosa mirada, más cuando enroscaba sus auriculares entre sus dedos y lo miraba de reojo, o cuando se acomodaba el pelo y sonreía de forma burlesca… ¿o traviesa?
Se imaginó a sí mismo tomándola del cuello y acercándola a sus labios, siendo correspondido en un beso tranquilo, pero maduro, y decidido, se imaginó bajando su mano a través de su pecho, cubriéndolo por completo con su mano mientras su otra mano se deslizaba por su pequeña cintura, haciendo una pequeña parada en su trasero, acariciándolo y apretándolo suavemente, atrayendo sus caderas más hacia las de él, para luego descender hacia sus muslos, las piernas de Kyoka eran, ahora que lo pensaba mejor, como ella, discretas, ni muy delgadas, ni muy gordas, firmes, blancas… suaves…
O eso al menos quería pensar, ¿cómo se sentiría tocar su piel? ¿sería suave y cálida? ¿Cómo reaccionaría ella al ser tocada?
Ya para este punto Denki había sucumbido ante los caprichos de su mente, y se había inmerso completamente en el cuerpo de Kyoka, desvistiéndolo en su imaginación, tocándolo y acariciándolo a su antojo, jamás pensó que aquella chica burlesca podía ponerlo de ese modo, su corazón latía tan fuerte que parecía que estaba martilleando sobre su pecho, se dio vuelta mientras sus dedos subían y bajaban frenéticos cada vez con más fuerza, con más intensidad, mientras imaginaba a su compañera recibirlo entre sus brazos mientras el ingresaba en su interior, ahogó un gemido en su almohada, porque ya se le hacía imposible seguir apretando sus dientes, y su corazón martilleaba ahora en sus oídos, tan fuerte que pensó que el resto podía oír sus latidos tan claros como él podía, comenzó a sudar y su cara se ruborizó por completo mientras su mente estaba sumergida en el acto sexual imaginario con su compañera. Al cabo de unos minutos el clímax llegó en sus manos y terminó en sus sábanas, casi como un signo de tregua entre su mente y su cuerpo, y Denki pudo descansar aliviado, su mente quedó en blanco mientras intentaba regularizar su agitada respiración, se sentía agotado, y extrañamente feliz, quizás producto del fuerte orgasmo que acababa de tener, por un momento deseo fuertemente que ella estuviera ahí en su cama para abrazarla, para tocarla, sentir su piel y su calor, para besarla, para ser estúpidamente romántico con ella, se sentía embriagado por una sensación desconocida, una sensación que nunca había tenido las otras veces que había hecho esto pensando en aquellas modelos de revistas de Mineta, -"este sentimiento…"- pensó algo emocionado y atribulado, se sentía desconcertado por lo que acababa de hacer, pensar en Jiro mientras se tocaba era lo que le estaba costando el sueño y su paz mental, de alguna forma se sentía avergonzado, como si no debiera haber hecho lo que hizo, como si se hubiera metido en un terreno del cual no sabía cómo salir, ni enfrentar, y de alguna forma sabía, casi desde el principio, que simplemente no podría aparecer a la mañana siguiente frente a ella como si nada nunca hubiera ocurrido. Algo se había quebrado en él, algo en su mente y en la imagen que tenía de Kyoka, y sabía que simplemente no podría mirarla a la cara después de haber usado su imagen después de este acto impulsivo.
