El Sr. Todd estaba últimamente muy extraño, siempre tenia sudor en la frente y algo nervioso, pero le dijo a la Sra. Lovett que no llamara al medico.

La Sra. Lovett subio a ver al Sr. Todd. Este, estaba algo euforico, y empezo a besarla. La Sra. Lovett le propinó un tortazo y escapo de los brazos de el, atemorizada, bajo al negocio, entro en la casa, cogio la chaqueta y salio a todo correr a la calle, sin decir a nadie a donde iva.

En plena noche, paseando sola por las calles de una oscura Londres antes jamas vista, no se percato del peligro que corria, y empezo a caminar sin rumbo, hasta que, por un designio del destino, se encontró con el Alguacil, que al verla, empezo a maquinar algo no muy agradable.

-¡Sra. Lovett! ¿Cómo usted por aquí? –le dijo-.

-¡Oh, señor! Estaba… paseando –contesto ella, algo azorada-.

-¿Paseando dice? ¿A estas horas de la noche?

-Si, señor… Pero yo podria hacerle la misma pregunta.

-Tiene razon Sra.. Parece algo nerviosa ¿Ocurre algo?

-Eh… ¿Que? No no, no pasa nada –sonrio lo mejor que pudo, pero no surgio efecto-.

El alguacil le toco la mejilla. Ella se echo hacia atrás.

-Tranquila, no le voi a hacer nada.

Volvio a intentarlo, esta vez con mas éxito.

-¡Arg!

-¿La he hecho daño?

-Si señor… Pero no es nada, tan solo un golpe, creame. Bueno, he de irme, se me ha hecho

muy tarde –hizo una revencia-. Con permiso.

-No, Sra. Me esta ocultando algo.

-No, yo no…

-Si, ¿Alguien le ha hecho daño tal vez? ¿El Sr. Todd?

-¿Cómo? No no, me lo he hecho con la puerta del horno, estese tranquilo.

-Uhmmm, no la creo. Venga conmigo.

-No señor, tengo que irme a mi casa, yo…

-Yo creo que ha sido victima de un intento de abuso.

-¿C-c-c omo? –le miro aterrorizada-

-Que viene conmigo, pienso que tiene miedo de confesar eso que la atormenta por si la vuelven ha hacer daño, pero no se preocupe, ahora esta conmigo ¿no?

-Pero yo…

-No hay mas que hablar, acompañeme.