EN EL CORAZÓN DE UNA KUNOICHI

Capítulo 1
"De cómo siempre hay una primera vez para todo"

La primera vez que las cosas salieron mal, ella lloró. Y también reconsideró toda su forma de vida.

"Todas las cosas suceden por algo".

Definitivamente esa tenía que ser la frase más idiota del mundo. A modo de ver de Ino Yamanaka, todo ser humano que la utilizase debía ser indudablemente alguien emocionalmente perezoso. Ella creía firmemente que uno mismo se forja su propio destino. Y es en el choque de voluntades individuales que surgen las vicisitudes de la vida, como hilos que se entretejen en la compleja trama que los débiles mentales suelen llamar "destino".

La rubia era alta, guapa y poseedora de un cuerpo sensualmente curvilíneo. Tenía un físico envidiado por todas las mujeres de Konohagakure y deseado por cualquier hombre con sangre en las venas. Sus preciosos ojos esmeraldas estaban enmarcados por pestañas naturalmente largas y rizadas. Su piel era suave, clara, sin ninguna marca o cicatriz que atentara contra su perfección.

Además era una excelente ninja. Pertenecía al clan Yamanaka, maestros de las artes de dominación mental. Era parte de la segunda generación del Ino-Shika-Cho, legendario trío de ninjas que al conjugar sus técnicas podían ser mortíferos. Sarutobi Asuma había sido su sensei. Era una habilidosa médico ninja. También era una de las primeras mujeres de su clan en destacar profesionalmente.

Y aunado a todo ello, había aprendido a dominar las artes kunoichi. Manejaba el abanico con talento innato. Era extremadamente femenina, elegante y delicada en sus modales. Conocía el lenguaje de las flores y dominaba la ejecución de la ceremonia del té. Sabía maquillarse y vestirse. Danzaba con asombrosa gracilidad y era una actriz muy convincente.

Tenía un carácter dominante y difícil. Era un tanto voluble y explosiva, pero ello sólo era reflejo de su profunda sensibilidad. Habiendo dejado muchos prejuicios sociales atrás, se había convertido en un ser humano empático y noble. En contraste tenía gran fortaleza mental, era osada y vivía devorando la vida a manos llenas.

Ino creía en el poder de la verdad y la franqueza. Odiaba cuando la gente se andaba por las ramas, incapaz de llamar a las cosas por su nombre.

"No hay mal que por bien no venga".

Ino Yamanaka no creía en el karma, ni en ninguna clase de balance sobrenatural de energías por el que la tristeza de un momento le debiera ser recompensada con alguna alegría futura. Pensó que de ser cierta la frase, su inverso también debía aplicar. Entonces todas sus bendiciones no podrían ser otra cosa sino la amarga promesa de tristezas venideras y tendría que odiar al susodicho destino por no haberle permitido escoger ser una mujer fea, tonta y gris.

Se encontraba sentada en la cima del monumento a los Hokage, preguntándose honestamente si la elección de convertirse en ninja había sido la mejor. A sus 19 años descubrió que nunca había en realidad dimensionado el sacrificio implícito que conllevaba la vida de los shinobi. Había tenido que lidiar con la muerte de muchos shinobi, incluidos su padre y su sensei. Había vivido la devastación de la guerra. A su corta edad había visto tantas cosas, pero jamás había experimentado el sacrificio en carne propia. Ella, que desde pequeña había pregonado a los cuatro vientos que daría su vida por Konoha, miraba la aldea a sus pies y se preguntaba si la gente de ahí abajo valoraría todo lo que los shinobi hacían por ellos.

No pudo contener una lágrima rebelde que resbaló por su mejilla, y abrazando sus piernas fuertemente contra el pecho, recordó cómo esa última misión se había llevado un trozo de su alma. Se preguntó si algún día ello dejaría de doler y se convertiría en un recuerdo triste y borroso. Se preguntó si algún día podría mirarse al espejo y reencontrar algo de la inocencia que hoy ya no brillaba en sus ojos.

Mendokusai…

Una voz familiar a su espalda la paralizó de pronto. Con el mayor disimulo que pudo, se limpió a prisa los rastros de lágrimas. Miró a Shikamaru tomar asiento a su lado con completa calma, sin mirarla al rostro. El muchacho suspiró sonoramente con la vista fija en la aldea, que se extendía al pie de la montaña. En un gesto que el ninja claramente calificaría de "problemático", pasó un perezoso brazo por los hombros de la rubia sin preguntar ni decir nada.

Eso fue el detonante. Hasta el momento había mantenido a raya sus emociones, decantándose más por racionalizar la situación que por lamentarse. Pero aquel gesto de Shikamaru rompió su débil resolución, desatando el llanto amargo y descontrolado. Escondió el rostro entre sus rodillas y lloró como una niña desprotegida. Lloró con pasión y desenfreno, vaciando todo el dolor, lamentando la serie de desafortunados eventos que la habían llevado a aquel desdichado momento. Apenas fue consciente de cómo el abrazo sobre su hombro se apretó, obligándola a pegarse más contra el maestro de las sombras, llevándola a llorar en el pecho de aquel. Lloró hasta vaciarse de todo pensamiento, emoción y energía. Lloró hasta que no pudo derramar una lágrima más y el sólo hecho de respirar se convirtió en un ejercicio extenuante.

Cuánto tiempo estuvieron así, era difícil decirlo. Sin embargo, Ino aún no tenía fuerzas para recomponerse y Shikamaru no tenía la menor prisa por decir nada. Ino se preguntó si el amo de las sombras ya había deducido qué la hizo llorar de aquella manera, pero no se atrevía a preguntar ni a decir nada porque la vergüenza se lo impedía. La rubia secó las lágrimas de sus ojos de la mejor manera que pudo y volvió a clavar la mirada en la aldea. Shikamaru mantenía un brazo perezoso alrededor de los hombros de la rubia y los ojos surcando el cielo en busca de nubes, sin exigir ninguna clase de explicación.

—Shikamaru —la voz de Ino lo regresó al presente—. ¿Acaso no llega hoy Temari? ¿No deberías estar con ella?

—Temari está en la torre Hokage en una junta, así que vine aquí a ver las nubes.

—Y entonces me viste aquí… qué problemático, ¿no?

Shikamaru sonrió socarronamente ante el comentario de su amiga.

—¿Sabes, Ino? No sé qué sea mejor… deducir por mi cuenta qué te está afectando así, o fingir que no me entero de nada y preguntar directamente. En cualquier caso, algo me dice que no obtendría la verdadera respuesta. ¿Es sobre la misión, cierto? Pertenecer a la Unidad de Estrategias y Tácticas de Guerra ayuda a que uno se entere de cosas…

—No puedo discutir sobre mis misiones, Shika… es clasificado —murmuró Ino con la cabeza gacha.

—¿Puedo hacer algo para que no estés así? —le preguntó el moreno—. En verdad asusta verte así… tan callada y poco problemática.

Por primera vez en los últimos 3 días, Ino rió alegremente.

Baka… ya has hecho más que suficiente. Además es momento de regresar. Y tú deberías ir a buscar a Temari.

Mendokusai

Los dos se pusieron en pie y, en un impulso del momento, Ino se acercó a su amigo y depositó un tierno beso en su mejilla.

—Gracias por hacerme compañía, Shikamaru.