Ryo y Setsu:

—¿Escucharon? Parece que cuando volvamos del receso de primavera la escuela será de educación mixta.

—¿Qué? Pero si eso es mañana. Ay demonios, ¿qué se le habrá metido al director en la cabeza? En serio que esto…

—Ey chicas, ¿cuánto a que el club de fans de Mio-chan sube su raiting? —dijo Yui emocionada.
—Yo tomo la apuesta —dijo Ritsu divertida. —Pero creo que me sentiré muy sola, tal vez un muchachón aparte a Mio de mi lado —dijo con un tono de melancolía y cinismo.

Mio mejor golpeó con bastante fuerza a las dos castañas y se alejó decidida.

—Oi Ricchan, ¿crees que para mañana nos perdone?

—Hái, tú tranquila Yui. Conozco a Mio lo suficiente para asegurarte que no está enojada, sólo algo avergonzada. Es un poco sensible en cuanto a los chicos…

—Ya…


¿Son esas dos? Mmpf, de veras que este será de nuestros trabajos más difíciles.

Y por eso este caso es nuestro. Cuando la situación es difícil, mandas a los mejores.


Al otro día la escuela era un hervidero de expectación. Todas hablaban animadamente de cómo serían los nuevos alumnos. Muchas, como el caso de Mio, estaban realmente nerviosas pues no habían tenido contacto con los chicos en un buen rato; pero al final no tendrían más opción que acostumbrarse.

—Señoritas, señoritas… —se oía la voz amable y jovial del director. —Es un honor presentarles a la primera generación de alumnos varones de nuestra escuela, por favor sean amables con ellos.

Entraron. No había mucho que decir respecto a ellos, eran los típicos muchachos japoneses, simples muchachos que… bueno, eran eso: muchachos. ¿Qué habría de esperarse de todos modos? En fin, Mio miraba al suelo avergonzada esperando que terminaran de pasar, pero finalmente subió la cabeza. Para su sorpresa sus ojos se encontraron con unos color ámbar, muy parecidos a los de su amiga, pero este tipo tenía el cabello un poco más oscuro y lo llevaba largo y atado en una coleta. Por otro lado era bastante parecido a Ritsu, hasta su andar desaliñado y su sonrisa presumida. ¿Sería su imaginación o el chico le había guiñado un ojo? Se sonrojó al máximo.

Ritsu lo notó y se sintió algo extraña. Iba a decirle algo cuando sus ojos ámbar se encontraron con unos ojos grises profundos, como los de Mio, pero de una tonalidad un poco más oscura. Eso sí: tenía el mismo tipo de cabello negro y liso, se miraba bastante suave. El joven notó que lo estaba mirando, así que le correspondió con una tímida sonrisa y siguió su camino. Esa forma de ser…

—Mio, ¿ya viste? Parece que encontré a tu versión masculina.

—Y yo a la tuya.

No se dijeron nada más y mejor se dirigieron a clase. Para su sorpresa, los muchachos que habían visto eran ahora sus compañeros. Bueno, junto a otro buen montón de chicos, pero ellos dos fueron los que les llamaron la atención. Los otros las reconocieron y les saludaron. El doble de Ritsu con una gran sonrisa y el otro con una tímida pero adorable inclinación de cabeza. "Demonios, ¿por qué me siento extraña con ellos cerca?"

El receso no fue muy digno de mención, más que los muchachos y las chicas comenzaron a socializar unos con otros trabando nuevas amistades. Y una vez más no pudieron notar un innegable parecido entre los nuevos alumnos y ellas mismas. Mientras que el joven del cabello castaño y los ojos ámbar charlaba animadamente y se había hecho de un buen montón de nuevos amigos, el otro estaba tímidamente detrás de él y su amigo era el encargado de presentarlo. ¿A qué estaban jugando esos dos? Ni idea, pero ambas, Mio y Ritsu, se sentían bastante extrañas al ver a la versión masculina de su amiga.

Llegó el fin del receso, más clases y por fin la hora de irse al club de música ligera. Necesitaban un poco de té para calmar aquella extraña sensación que les nacía cada vez que miraban a los nuevos. Subieron, entraron, comieron, charlaron y todo normal hasta…

—Ojamashimasu… —sonó una suave pero masculina voz proveniente del muchacho de cabello negro y ojos grises.

—¿Eh?

—Disculpen, mi nombre es Ryo, quise ir en primer al club de literatura pero…

—Pero por nada del mundo permitiré que un talentoso bajista, cantante y compositor entre a tal club si hay un club de música disponible. Un gusto chicas, mi nombre es Setsu. No necesitan saber mi apellido, me gusta que la gente sea informal conmigo. Lo único que necesitan saber de mí es que soy un fiel admirador de Keith Moon y de paso un virtuoso baterista. Un placer.

Todas los miraban a los dos confundidas.

—Eto… ¿son parientes de Ricchan y Mio-chan? Están igualitos.

—Síp, ¿de casualidad sus apellidos no son Tainaka y Akiyama? —preguntó Mugi con dulzura.

—Pues no. vamos viejo, entra, ¿no me digas que trajiste a Stephenson sólo porque sí?

—¿Stephenson?

—Su bajo. Inseparables los dos.

El joven del cabello negro asintió y sacó su bajo. Era… igualito a Elizabeth. Por su parte Setsu sacó dos baquetas, iguales a las de Ritsu y el guiñó un ojo a las sorprendidísimas castaña y pelinegra. ¿Coincidencia o destino?

—¿Me permiten?

—Adelante, toquen…

El muchacho tomó prestada la batería y comenzó a tocar. Tocaba como un loco y se aceleraba demasiado, pero bien. En cuanto al bajo de Ryo, era suave, seguro, pero constante y armónico dándole forma (por difícil que esto suene) a la melodía de Setsu. Se quedaron boquiabiertas todas, esto realmente comenzaba a asustarlas.

—Estábamos viendo si aceptan nuevos miembros. ¿Podemos quedarnos?

—¿Ara? Ah, sí, claro, por supuesto. Bueno… Mugi, sírveles té!

La rubia obedeció y así fue como la tradición del té y los dulces atrapó también a los nuevos. Fuera del escalofriante parecido, los jóvenes eran bastante agradables y era muy fácil y divertido llevarse con ellos. Ritsu hablaba muy entretenida con Ryo y en más de una ocasión encontró algunos gestos bastante parecidos a Mio que la hicieron sonrojarse. Mio lo notó y se sintió… extraña. No sabía qué era lo que sucedía, pero de pronto se mostró mucho más abierta y animada con Setsu. Los amigos se sonrieron entre sí, pero no lo notó nadie. Al final las chicas se dieron cuenta que sus nuevos compañeros eran muy agradables y si ignoraban el parecido, eran unos grandes amigos. Se despidieron y se fueron a su casa.

—Oigan, ¿no deberían dirigirse a su casa? Este es nuestro camino —dijo Ritsu algo confundida.

—También el nuestro. ¡Qué coincidencia!

—Esto ya no me causa gracia —dijo Mio terminando por perder la paciencia. —Miren, no sé qué está pasando aquí pero esto ya me está dando nervios. Por favor… ¿podrían explicarme qué diablos? Nadie debería parecerse tanto. Esto es simplemente aterrador.

—Hagamos esto: todavía queda tiempo, así que tú sal conmigo y que Ricchan salga con Ryo. Una cita doble, pero en lugares diferentes. Ahí podremos divertirnos juntos y darles una explicación. ¿Qué les parece?

—¿Acaso creen que somos idiotas?

—Sólo caminar por el parque. Está muy iluminado y pueden estar seguros que los guardias del parque las ayudarán si las cosas se ponen mal. ¿Aceptan o no aceptan?

Las amigas se miraron.

—Está bien.

—Sólo una caminata por el parque. Sólo.

—Bien.

—Por mí perfecto.

Llegaron al parque y se separaron. Esto las asustaba, pero algo en su interior les decía que era necesario. Mio y Setsu llegaron frente a una fuente. Era un lugar muy bonito… casi romántico. Era perfecto.

—Explica.

—Tomé esta forma terrenal porque Ritsu Tainaka es tu amiga de la infancia y la persona con que mejor te entiendes. Por eso te será más fácil llevarte bien y abrirte con alguien que te recuerde a tu mejor amiga.

—¿De qué hablas? ¿Cómo que tu forma terrenal?

—¿No captas mortal? Yo no soy un ser humano.


—¿Qué? —preguntó Ritsu incrédula. —Mira imbécil, si vas a andar burlándote de mí, mejor me voy. Y si vuelvo a verte en el club, no me importa cuánto te parezcas a Mio… voy a romperte ese bajo tuyo en la cabeza.

Ellos estaban en un jardín de rosas muy bonito, pero en esos momentos las rosas estaban todas en botón. Al ver la reacción de la castaña, Ryo hizo un ademán con su mano y las rosas se abrieron al instante y de paso, comenzaron a crecer más.

—Pues es cierto. Yo soy lo que los antiguos griegos llamaban "amorcillo"; un cupido si lo prefieres.

Ritsu tragó saliva y comenzó a correr. El chico se quitó su chaqueta de la escuela, revelando sus enormes alas y volando le cortó el camino.

—¡Aléjate de mí, bestia!

—Oye tranquila. Soy un cupido, un espíritu del bien. Mi deber es con el amor verdadero: ayudar a las personas que ya lo han encontrado pero están estancadas de una u otra forma.


Mio estaba impactada. ¿Cómo es que de pronto se le apareció una criatura mítica y había hecho que las ondas del agua que caía en la fuente tomaran forma de corazones, mariposas, etc.? Y más importante: ¿Acaso estaba aquí para ayudarla a ella?

—Verás, Mio, no se nos permite intervenir a menos que se den dos condiciones: primero, que esa persona haya encontrado el amor verdadero; segundo, que sea un caso perdido tipo A.

—¿Un caso perdido tipo A?

—Así es —sonrió Setsu amablemente. —Lo tuyo y tu amiga es un claro ejemplo.

—No sé de qué me hablas —dijo Mio apartando la vista.

—Ella es una cabeza dura que no quiere aceptar que hace mucho tiempo que está enamorada de ti; y tú eres una cobarde…

—Oye!

—…una cobarde que tiene miedo de sus propios sentimientos. Mio, tranquilízate, para eso estoy aquí. O bueno; para eso estamos aquí Ryo y yo. Nuestros poderes nos permiten modificar la realidad si es necesario, por eso la escuela se volvió mixta de un día para otro; pero todo volverá a la normalidad en cuanto cumplamos nuestra misión. Para ustedes será como si hubiera sido un sueño.

—¿Un sueño?

—Síp. Lo único que prevalecerá de esta realidad es ese amor. Ese amor que siempre ha estado ahí, sólo que no ha tenido la oportunidad de salir a la luz.

Mio bajó la cabeza y se alejó de ahí con lágrimas en los ojos. Corrió, quería alejarse de todo eso. Setsu tomó su mano amablemente.

—SUÉLTAME! Por favor… suéltame.

—Mio, ¿sabes por qué tomé esta forma? Además de lo que te dije en un principio, es una forma que te recuerda a la forma más valiosa para ti. No creas que no noté tus celos cuando Ritsu y Ryo comenzaron a congeniar. Sentir está muy bien Mio. Además, ella es tu destino. De no ser por eso, no hubiéramos venido. En serio que me dan risa los mortales.

La pelinegra se calmó.

—Lamento si te asustamos al principio. Los amorcillos somos muy juguetones y quisimos divertirnos un poco; y qué mejor forma que dándoles un buen susto. Tu reacción fue única, igualita a la que habían predicho los informes.

—¿Qué…? ¿Acaso han estado espiándonos?

—No. Yo no hago los casos, sólo los recibo.

—Ah.

El muchacho sonrió amablemente.

—Creo que es hora que regresemos, ¿no te parece? A estas alturas Ryo ya habrá terminado de tratar con Ricchan.

La pelinegra asintió suavemente.

Caminaron y llegaron a la entrada del parque. Ryo iba junto a Ritsu, que iba inusualmente callada para ser ella. Las amigas se miraron, pero rápidamente apartaron la vista.

—¿Qué hubo? Vamos, tanto trabajo para nada… tenemos muchos casos pendientes en esa escuela suya, ¿saben?

Ambas sonrieron divertidas ante la ocurrencia de Setsu.

—Y bueno; ¿qué es eso que estás enamorada de mí? —dijo Ritsu entre avergonzada y fastidiosa.

—Baka, tú no estás en posición de decirme nada.

Se sonrieron y se tomaron las manos.

—Viejo; otra vez lo hicimos.

—Amigo, realmente somos fantásticos.

Los cuatro amigos caminaron en silencio por un buen rato. Los chicos disfrutaban de aquella sensación que se tiene después de un gran trabajo. Las chicas sólo caminaban y agradecían la ayuda recibida. Se sentía bien.

—Oiagan… ¿y qué? ¿Mañana todo volverá a la normalidad?

—Pues no, como dije antes, tenemos varios casos pendientes en esa escuela suya.

—Entonces van a andar contando en todos lados que son cupidos y ayudarán a formar parejas por ahí y todo eso…bueno, serán unos días muy divertidos.

—Eto… la verdad es que sólo podíamos decirle a una persona cada uno.

—¿Qué?

—Ay vamos, ustedes eran el caso más difícil que encontramos, mejor usamos nuestra carta del triunfo de una vez… pero la cosa es que ahora necesitaremos su ayuda.

—¿La nuestra? ¿Y por qué la nuestra?

—Adivinen: de una u otra forma todos los casos que se nos asignaron están relacionados con ese club suyo.

—¿Qué?

—Síp, es cierto que es nuestro trabajo, pero en verdad necesitamos ayuda. ¿Serían tan amables de…?

—¿Tú que dices, Mio?

—Bueno, ya nos ayudaron a nosotras. No estaría de más.

—Bueno, si tú lo dices

—YEAH!

—Bueno, gracias chicas. Les aseguro que no se arrepentirán. Verán que genial se siente el hacer felices a los demás.

—Sí, sí, sí, sí, sí… pero no hagan un escándalo de esto.

—Y bueno, matta ashita ne. Otra vez gracias amigas.

Los dos seres se alejaron alegremente. Las chicas finalmente llegaron a casa de Ritsu.

—Y bueno… matta ashita a ti también.

—Bien…

—Oye, sólo una cosa…

—¿Qué?

Ritsu la besó tiernamente.

—Se supone que es una comedia romántica, creo que se entiende que hace falta algo así…

—Sí, tienes razón. Oye, ¿quieres que durmamos juntas?

—Es una comedia romántica, no un cliché. Además es lunes Mio, no nos van a dejar nuestros padres.

—Pues sí, ¿no?

—Mmh… hasta mañana entonces.

—Hasta mañana.


Y bien, damas y caballeros espero que me haya salido bien. Está dedicado a Izraill, de todo corazón. Amigo, no te desanimes. El único al que debes impresionar con tu trabajo eres tú y solamente tú. Ánimo, y si alguien tiene una mala crítica contra mí, por favor be my guess.

Y chao; nos leemos!