El celular de Hermione vibraba insistentemente mientras ella trabajaba ensimismada en un nuevo proyecto sobre la ley para la conservación de los hipogrifos. En toda la semana no había podido avanzar en el proyecto y, a pesar de tener tiempo suficiente, quería tenerlo listo lo más pronto posible sobre todo ahora que la caza furtiva de los hipogrifos había aumentado significativamente en el último año. En la tercera llamada, Hermione escuchó un zumbido que la distrajo de su trabajo. Miró alrededor buscando de donde provenía el sonido hasta que encontró su celular. Al ver el nombre de Fleur en la pantalla no pudo esconder la sonrisa boba que apareció en su cara.
-Aló- contestó Hermione sin dejar de sonreír.
-Hasta que contestas…-se quejó Fleur- ¿Recuerdas que tenías que enviarme las propuestas que tengo que revisar para el congreso?-preguntó ligeramente enojada.
-¡Oh, lo olvidé por completo!-exclamó Hermione mientras empezaba a revolver los pergaminos que se encontraban sobre su escritorio buscando las benditas propuestas.
No le sorprendía que Fleur se encontrara en el ministerio este sábado. Mientras más cerca estaba el congreso, más trabajo tenían, y a más funcionarios del ministerio debían trabajar los fines de semana. Tanto así que los sábados parecían cualquier otro día de la semana, y los domingos parecían sábados. Todos esperaban ansiosamente que concluyera el congreso porque sabían que tendrían unas merecidas vacaciones.
-Por suerte me convenciste de tener este cacharro muggle. Me hubiera dado mucha pereza tener que levantarme de mi escritorio y llamarte por la red flu.
-Fleur, no es un cacharro muggle. Suenas como la sirenita hablando de las cosas que coleccionaba de los humanos…-dijo Hermione riéndose ligeramente, enternecida por la pequeña rabieta de la rubia.
-Hermione, cállate. No sueno como la sirenita. Esa "sirenita" no se parece en nada a las sirenas reales-se defendió Fleur utilizando un tono de voz más apropiado para una niña de 5 años que para ella-. Cambiando de tema-agregó utilizando un tono confidencial-, hay algo que tengo que decirle a alguien.
-¿Qué pasó?-preguntó Hermione imaginando que, por algún motivo, le dirá que conoció a una chica.
-Conocí anoche con una chica-dijo Fleur mientras Hermione sentía como se encogía su estómago y su sonrisa se borraba de su cara-. Salimos anoche a comer y tomar algo. Al regreso, en el taxi, me puso la mano en la pierna y se puso "cariñosita", no le importaba que el taxista pudiera vernos...-siguió Fleur contando sobre su noche mientras Hermione se preguntaba cuántas veces más tendría que escuchar sobre sus conquistas.
Hermione escuchó por más de 15 minutos a Fleur divagar sobre la chica, haciendo de vez en cuando algún comentario hasta que decidió que era suficiente.
-Fleur, ya encontré las propuestas-interrumpió Hermione, intentando que su tono de voz no reflejara el cambio en su estado de ánimo-. Tengo una reunión en este momento, te las envío en cuanto regrese- agregó recordando que su jefe esperaba un informe detallado sobre los avances en el congreso.
-Ok. Necesitaba hablar con alguien de esto-dijo la rubia en forma de disculpa por extenderse tanto en el tema, notando la frialdad de la castaña.
-Creo que eso era evidente -dijo Hermione burlándose, intentando evitar que Fleur supiera que le había afectado más de lo que podía admitir-. Hablamos luego, Fleur.
-Dale. No me extrañes-se despidió Fleur antes de cerrar la llamada.
Hermione frunció los labios con la despedida de Fleur. Ya llevaban unos meses flirteando, aunque era no más que eso. Su amistad empezaba a fortalecerse mientras el flirteo continuaba. Hermione era consciente de que Fleur salía con otras personas, aunque siempre decía que lo hacía por conocer gente. Si tenía que admitirlo, algunas chicas con las que salía la rubia eran muy bonitas, por no decir todas. ¿Por qué iba a fijarse en ella? Ella era sólo la prefecta perfecta, la mejor amiga del niño que vivió, la rata de biblioteca de siempre. Y Fleur, era FLEUR, la chica que siempre llamaba la atención ya sea por su belleza, su inteligencia o su entereza, la que podía tener al chico o chica que quisiera. Pero lo más importante de todo, eran amigas, y Hermione no estaba dispuesta a perder su amistad por un gusto pasajero.
Al salir de la reunión, Hermione se encontró con Fleur esperándola en su oficina, sentada en su puesto y terminando de arreglar su escritorio. Normalmente a Hermione le molestaría que alguien se siente en su escritorio, mucho más que ordenen su "orden", pero era Fleur y Hermione no pudo evitar sonreír al verla.
-¿Me extrañabas? -preguntó Fleur mientras se levantaba a saludar a Hermione y le daba un beso en su mejilla.
-Demasiado, no puedo vivir sin ti-respondió Hermione siguiéndole la corriente.
-Yo también te extrañé, Herms-contestó Fleur a pesar del sarcasmo que percibía en Hermione-. Harry quiere que vayamos hoy a su casa. Después de que terminemos de revisar las propuestas-agregó antes de que Hermione pudiera protestar.
-Está bien. ¿Irás con ese vestidito? -preguntó mientras miraba a la rubia de arriba hacia abajo disimulando que le gustaba lo que veía.
-A mí me gusta andar con vestido-contestó Fleur interpretando equivocadamente la mirada de Hermione-. Es sábado, he tenido que venir al ministerio por este bendito congreso, por lo menos voy a vestirme cómodamente.
Pero Hermione pensaba que el vestido le sentaba muy bien, demasiado bien. Sus piernas largas y blancas contrastaban con el vestido negro con lunares. Le sentaba tan bien y Hermione estaba tan concentrada en Fleur que no se dio cuenta de que Ginny había llegado a la oficina.
-Por dios, Hermione, si Fleur quiere venir en vestido, puede venir en vestido. Deja de molestarla- defendió Ginny a Fleur mientras saludaba con un beso en la mejilla a las chicas antes de sentarse en una silla frente al escritorio de Hermione.
El trio dorado y Ginny habían incluido a Fleur en su pequeño grupo poco después de que la transfirieran al departamento de Ginny. Harry era el más cercano de los cuatro a Fleur, tal vez porque compartieron el torneo de los tres magos. Ginny se llevaba muy bien con la rubia, había quedado atrás la rivalidad que tenían cuando Fleur salía con su hermano.
-No le he dicho nada, sólo pregunté si iría con ese vestido-replicó Hermione evitando mirar a Fleur nuevamente. Fleur podría no darse cuenta de lo que provocaba en ella, pero a Ginny no la podría engañar.
-¿Estas son las propuestas?-preguntó Fleur dando por terminado el tema del vestido, mientras tomaba unos pergaminos y volvía a sentarse en el puesto de Hermione.
-Sí, esas son-respondió la castaña sintiendo la mirada de Ginny sobre ella, seguramente le sorprendía la confianza con la que se movía Fleur en su oficina-. ¿Qué vamos a hacer hoy en tu casa?-preguntó dirigiéndose a Ginny, evitando que haga algún comentario sobre lo que estaba viendo.
-Harry quiere hacer una parrillada-almuerzo con los chicos-respondió Ginny, quien llevaba un par de años viviendo con Harry.
-¡Que rico!-exclamó Fleur sin levantar la mirada de las propuestas- Desde hace tiempo tenía ganas de una parrillada.
-¿Se quedarán mucho tiempo más en el ministerio? Harry quiere saber si los esperamos-dijo Ginny.
Fleur finalmente levantó la mirada para encontrase con la de Hermione. Se miraron fijamente un instante, intentando asegurarse de que la otra quería terminar con el trabajo antes de irse.
-Tardaremos un poco, pero pueden guardarnos comida-dijo Fleur mientras Hermione asentía conforme con la decisión.
-Lo intentaré, pero no me comprometo a nada, Ron estará ahí-dijo Ginny provocando la risa de las chicas-. Nos vemos más tarde- se despidió mientras salía de la oficina de Hermione
Hermione y Fleur se dedicaron las siguientes horas a revisar las propuestas. Ser parte del comité organizador del congreso las había unido significativamente. Pasaban varias horas a la semana en la oficina de Hermione revisando las propuestas, los oradores invitados, las personas que asistirían…
Cuando al fin terminaron, ya no quedaban muchas personas en el ministerio. Las chicas esperaban solas al ascensor y el pasillo estaba vacío cuando Fleur inesperadamente abrazó con fuerza a Hermione.
-Te quiero, aunque me explotes los fines de semana-dijo Fleur sonando más cariñosa de lo que pretendía.
-Aw, yo también te quiero-dijo burlonamente Hermione mientras respondía el abrazo, incapaz de aceptar frente a Fleur cuanto la quería-. Estas muy flaca-comentó sin querer soltarla nunca.
-Te dije que me había enfermado la semana pasada. Estos viajes terminaran matándome-contestó Fleur, quien había estado visitando a los ministros de los otros países para invitarlos personalmente al congreso.
-Pero te ves bien..-dijo Hermione mientras pensaba que lo bien que se sentía cuando recibía uno de esos abrazos esporádicos que Fleur le daba.
Poco a poco aflojaron el abrazo, evitando verse a los ojos, incapaces de comentar cuanto se había extendido el abrazo ni cuanto lo habían disfrutado. Siguieron conversando del congreso y sus amigos, haciendo como si lo que acababa de pasar no hubiera pasado.
Estos momentos confundían a Hermione de sobremanera. Fleur le gustó desde que la vio en el torneo de los tres magos, no lo podía negar. Fleur en algún momento demostró un claro interés por ella, pero Hermione nunca demostró que le correspondía. Y ahora Hermione estaba segura de que Fleur era especial para ella pero que Fleur ya no se interesaba en ella de esa manera.
Dentro de poco, llegarían a la casa de Harry y Ginny. Hermione no podía evitar sentirse ligeramente incomoda con las miradas que le dirigirían los chicos insinuando que entre las dos hay algo más. La atracción que sentían era evidente para todos, aunque Hermione se esforzara en ocultar lo que sentía. La única que parecía no darse por enterada era Fleur y Hermione estaba convencida de que Fleur nunca le correspondería.
Sólo le faltaba era empezar a esperar que Fleur y ella tuvieran algo. Ya estaba grandecita para estas situaciones, pensó Hermoine mientras tocaba la puerta.
