Una nueva historia¡ ,cambie un poco (muchísimo) de la historia de la serie para esta, pero como para darles una idea en general, comienza en el bosque encantado y va a terminar en Storybrooke, nadie muere al menos no por ahora, por lo que hay más personajes, básicamente Regina no mató a Leopoldo por lo que siguen casados, Snow si contó su secreto por lo que Daniel murió y Regina quiere vengarse, James tampoco murió, por lo que David nunca ocupó su lugar, Cora nunca fue enviada por el espejo, por lo que también esta cerca de Regina, Gold también tiene intereses aquí, como me imaginé la historia todos están mas o menos en personaje, es decir, Snow es exageradamente buena, James es ambicioso y algo frió, Cora sigue manejando la vida de su hija, David es bueno y humilde, Regina esta en plena transformación de Evil queen, ya es una mujer amargada, triste y con muchos deseos de venganza aunque los tiene que disimular y finalmente y solo porque lo necesité así para poder escribir las escenas que quiero escribir Leopoldo es un hombre mucho mayor que Regina, pero voy a ser buena y me lo voy a imaginar aun con su edad a un hombre mas fuerte y atractivo, solo para no hacer sufrir tanto a mi Regi. Espero que les guste.
Su madre se lo pidió, tiene que recordar, su madre le dijo que no correría riesgos, Jhon uno de los guardias es un querido amigo, te ayudará a entrar, le aseguró, pero con lo que su querida madre nunca contó, fue con un cambio a ultimo momento del rey enviando al tal Jhon lejos de la entrada para resguardar el carruaje real que llevaba a la feliz pareja de recién casados por los alrededores del reino y a David teniendo que escalar una de las paredes que rodean dicho lugar.
Es por esa razón que ahora se encuentra corriendo en medio de la oscuridad, escabulléndose entre plantas, árboles y todo lo que encuentre que lo proteja de la vista de los guardias armados del castillo. David supone que esta no es la forma en que debería llegar a la boda de su hermano, su hermano gemelo, pero teniendo en cuenta que dicho hermano no sabe de su existencia, la situación no es tan descabellada, no se imagina tener que explicar a los guardias que nunca quiso entrar al castillo de esa manera, que no planeaba poner en riesgo a la familia real, que en realidad hasta hace unos meses atrás cuando la noticia del compromiso entre el príncipe James y la princesa Snow corrió por el reino, su madre nunca le había informado de tal parentesco, del porque de que su hermano no supiera de él y del porque de que no hubieran podido crecer juntos, aunque tal vez si los guardias lo encontraran camino al castillo en medio de la noche no tendría oportunidad de siquiera tomar aire antes de que la muerte lo encontrara a sus manos.
Finalmente David llega a una de las puertas más alejadas del castillo, desde su escondite no observa mucho movimiento y decide acercarse, su mano roza la perilla de la puerta y con un crujir de la vieja madera, la puerta se abre dejando entrar a David a lo que supone es un viejo almacén de ropa y objetos extraños, cierra la puerta y se dirige a la próxima pero las voces al otro lado lo detienen.
-Se lo he dicho su majestad, el carruaje tomo otro camino, los esperé pero lamento informarle que no pude ejecutar sus órdenes. -David abre la puerta levemente y puede observar a dos personas del otro lado, uno con vestimentas extrañas, cubierto en pieles similares a las de los cazadores en uno de los pueblos cercanos a su granja y la otra si el título con el que se dirigió el hombre a ella es algo para tomar en cuenta es nada más y nada menos que la reina.
-Mi querido cazador -Regina comienza a caminar a su alrededor lentamente como un animal cercando a su presa. -Esta es la tercera vez que fallas, tal vez deba creer que no valoras tu vida lo suficiente e intentas negarte a cumplir mis órdenes. -Regina se detiene frente a él y el cazador evita mirarla a los ojos.
-Claro que no su majestad, solo necesito otra oport... -Un ruido al otro lado de una puerta los interrumpe y antes de que David tenga tiempo de esconderse un humo morado se disipa ante él revelando la forma de una mujer.
-Vaya vaya pero que tenemos aquí? -David traga en seco y siente su pulso acelerarse, su espalda esta contra la pared mientras la reina lo observa detenidamente y aunque David nunca la ha visto antes puede asegurar que lo que expresa su rostro es asombro. Con un movimiento de muñecas la puerta a su lado de abre. -Retírate cazador, te haré saber si te necesito. -El cazador asiente y desaparece. Regina vuelve su mirada al asustado hombre frente suyo. -Dime, te comieron la lengua los ratones? -Tal vez David nunca la haya conocido en persona, pero hay algo que conoce de ella... su reputación, el reino sabe de que la reina no es lo que parece, que debajo de esa imagen dócil que muestra en los eventos sociales al lado de su marido, se esconde un ser peligroso.
-No...n...no su majestad. -David se esfuerza por mantener su mirada en el suelo del lugar.
-Oh, entonces sabes quien soy? -David asiente y levanta la mirada, la reina se encuentra delante suyo, más cerca de lo que David esperaba y su mente no puede evitar divagar unos segundos al observarla, su porte es imponente, viste un traje de color rojo con piedras preciosas que David esta seguro cubrirían los costos de vida de la mitad de su aldea, un escote pronunciado y sus ojos no pueden evitar detenerse una fracción de segundos allí solo para observar el delicado movimiento de sus senos al subir y bajar con su respiración y luchando con el corset que los apresa, sus ojos continúan el viaje llegando hasta su rostro, sus labios rojos con una sonrisa de lado como si estuviera disfrutando la atención que los ojos frente suyo le están regalando, su delicada nariz y finalmente sus ojos, esos ojos negros que parecen no contener vida, solo oscuridad y todo esto encuadrado por sus delicados y largos cabellos con una corona encima. Lo que le recuerda a David del porque de la corona, si no se equivoca la fiesta por la boda real aun continúa en el castillo.
-Si... si su majestad. -Regina asiente y lo mira de arriba a abajo.
-Entonces creo que tengo desventaja, yo no se quien eres... pero si a quien te pareces. -David siente su corazón detenerse, Regina se acerca aun más y su torso casi puede rozar el pecho de la reina, hay algo increíblemente erótico en tenerla tan cerca, en sentir su respiración sobre sus labios y su calor a través de la ropa, tal vez eso sea de lo que escuchó hablar entre la gente de su aldea, la reina posee una belleza peligrosa, una imagen capaz de cautivar a sus víctimas minutos antes de que sus delicadas manos penetren con fuerza en sus torsos para arrabatarles el corazón y bañarse en su sangre, de acuerdo tal vez estén exagerando. -Dime porque te pareces tanto a él y que hacías aquí? -David suspira, no hace falta que le aclare de quien esta hablando, alguien debería ser muy ciego para no ver el parecido entre el príncipe James y él.
-Yo... no... no vine a... solo quería... -Regina toma aire y da dos pasos atrás, su expresión cambia de asombro a una de completo fastidio.
-Dime tu nombre.
-Da... David...
-David? Que haces aquí? Estoy segura que ningún invitado a la boda tiene que entrar por la puerta trasera en la oscuridad -Lo mira nuevamente. -Ni vistiendo así.
-No vine a dañar a nad...
-ESO LO DECIDIRÉ YO. -Cualquier gesto que David hubiera podido confundir antes ahora esta claro, no es curiosidad ni asombro lo que la reina siente hacia él, sino rabia y por la forma en que lo mira tal vez desprecio. -Dime de donde vienes y que haces aquí?
-Soy de una de las aldeas que queda sobre el límite entre los reinos...
-Al parecer hiciste un largo viaje para estar aquí, supongo que hay una buena razón. -David asiente. -Estás desarmado y eres un simple granjero que...
-Pastor... -Regina le dedica una mirada que podría matar si se lo propusiera. -Lo siento su majestad, no quise interrumpirla, es solo que no soy un granjero, soy un pastor, me dedico a eso. -Regina vuelve a dar un paso adelante.
-Por qué te pareces a él pastor? -pronuncia lo último con desgano. Tal vez confesar la verdad solo le traiga más problemas de los que asume tiene en este momento, pero cual es la opción, una mentira que seguramente no convencerá a la reina y sentir como su corazón es extirpado de su pecho un segundo después?
-Es una larga historia... yo... soy su hermano. -Si la reina está sorprendida con la respuesta no lo demuestra.
-Así que era verdad. -Lo dice para ella misma. -Creí que era un mito, pero al parecer tu hermano no es lo que parece tampoco verdad pastor? -David no entiende mucho a lo que se refiere pero supone que tiene que ver con el hecho de que James no es nacido en la realeza sino más bien otro objeto comprado por un rey sin límites al que nunca le han dicho que no en la vida. -James sabe que estas aquí?
-No, el no sabe nada de mi su majestad. -Regina asiente y posa sus manos juntas frente suyo sobre su vestido que es bajo ningún punto de vista adecuado para un boda.
-Viniste a interrumpir su boda? Si es eso temo que llegaste algo tarde.
-No su majestad.
-Entonces?
-Mi... mi madre me envió para saber de él. -La reina lo mira y David sabe que es señal de que debe continuar con su excusa. -Antes del compromiso cuando el príncipe vivía en nuestro reino mi madre podía escuchar sobre él, pero ahora que lleva unas semanas viviendo aquí y supongo que en especial después de la boda no sabremos de él en un largo tiempo, mi madre solo quería escuchar que se encontraba bien y tal vez saber si el príncipe esta feliz el día de su boda. -Regina se queda en silencio unos minutos que parecen eternos, David aprovecha lo que tal vez sean sus últimos momentos de vida para dar a sus ojos la libertad de pasearse sobre el cuerpo de la reina una última vez.
-Qué escuchaste de mi conversación antes de que te descubriera aquí pastor? -Dios... definitivamente sus últimos segundos de vida.
-Yo...no... yo no escuché nada su majestad. -Regina lo mira con desdén y termina de poner distancia entre ambos.
-Se que escuchaste la conversación y se que sabes que nadie va a creerte si lo dices, también debes saber que una orden mía y en segundos este cuarto estará repleto de guardias listos para asesinarte con tan solo un gesto de mi mano. -David la mira sorprendido, atrás quedó la sonrisa de lado, el suave movimiento de sus caderas balanceándose delicadamente mientras sostenía su postura firme, David siente su sangre convertirse en hielo ante su amenaza.
-Su majestad le juro que yo no... -Regina levanta su mano para evitar que David continúe.
-Qué tanto valoras tu vida pastor? -el tono de su voz no indica nada bueno. La reina se acerca hasta que su mano se posa en su pecho sobre su corazón. -Dime alguna vez has matado a alguien? -David niega con la cabeza mientras siente el oxígeno abandonar sus pulmones.
-No, nunca su majestad.
-Siempre hay una primera vez para todo. -Le sonríe de lado. -Al parecer mi hijastra cuenta con demasiada suerte a su favor y nadie a podido ejecutar con éxito mis órdenes hasta ahora, pero tu... creo que tu eres distinto. -Le reina acerca sus labios a los suyos y los presiona, no es necesariamente un beso, tampoco es necesariamente apropiado como para no serlo, sin alejar sus labios de los suyos la reina continúa. -Tu quieres algo que yo puedo darte. -Hay una parte de su cuerpo que parece estar de acuerdo con esa frase de la reina, la parte que esta debajo de sus pantalones para ser más precisos, pero David esta seguro que no es a eso a lo que se refiere. -Tu quieres saber de tu hermano, yo puedo ayudarte a estar muy cerca suyo sin ser notado y si él no conoce a tu madre tal vez ella pueda estar cerca también con mi ayuda. -La reina se aleja y David siente el suave impulso de seguir su cuerpo hasta estar cerca nuevamente.
-Qué... que quiere a cambio su majestad?
-Realmente no eres muy inteligente verdad pastor? Ahora entiendo porque eligieron a James y no a ti. -David vuelve en si y cruza sus brazos frente de su pecho notablemente ofendido por el comentario. Hay algo irritante sobre la reina y lo acaba de decidir. -Solo un pequeño favor -Se acerca a él en este sutil baile del que parece estar preso. -Un pequeño y muy insignificante favor David. -La forma en que pronuncia su nombre es casi razón suficiente para ponerlo de rodillas. -Quiero que mates a mi hijastra. -No¡ piensa David y un sin fin de formas de huir de esa habitación cruzan por su cabeza en ese instante, por supuesto ninguna lo podría alejar con la suficiente rapidez de la mujer en frente suyo.
-No puedo, yo no... -En ese momento un dolor desgarrador estremece su cuerpo mientras observa su corazón ser extraído de su pecho, la reina lo pone frente a sus ojos.
-Dime cuáles creen que son tus opciones? Crees que simplemente voy a creer en tu ridícula historia y saldrás de aquí caminando como si nada cuando irrumpiste en el castillo de la familia real con claras intenciones de poner en peligro la vida del príncipe? -David sostiene su pecho en el lugar de donde la reina extrajo el órgano y siente sus rodillas debilitarse mientras cae al suelo. -Como yo lo veo tus opciones son simples, o sigues mis órdenes y obtienes algo a cambio. -Regina observa el corazón. -O mueres en este mismo momento, a mis manos o en la de los guardias realmente no es mucha diferencia. -Regina se inclina hasta quedar frente a frente con el hombre en el suelo frente suyo y el aire vuelve a los pulmones de David cuando su corazón regresa a su cuerpo, Regina se pone de pie nuevamente y sacude su vestido como si no acabara de sostener el órgano vital de un hombre en sus manos.
-Por favor... por favor no... -David se pone de pie cuando su cuerpo vuelve a responderle. -No puedo hacer algo así.
-Eso lo veremos. -Una daga aparece en sus manos y la extiende a David quien solo la mira. -Una sola puñalada en su corazón David, es todo lo que pido y créeme que si cumples con esto podrás pedirme todo lo que quieras. -Sin quererlo realmente mil cosas pasan por su mente, tantas cosas que podría desear para su madre, para ambos, pero no, no a cambio de la vida de alguien más. Un humo morado lo envuelve y David se encuentra vestido con una de las armaduras de los caballeros de la corte del rey, su rostro cubierto también, Regina se acerca y esconde la daga uno de los compartimientos de su cinturón. -Cuando la feliz pareja de recién casados se retire deberás acompañar a Snow hasta una de las habitaciones principales donde la esperarán sus criadas para prepararla para la noche de bodas, no habrá nadie en los pasillos pastor, nadie sabrá quién fue, porque técnicamente nadie sabe que estas aquí. -David la mira horrorizado.
-Su majestad... que pudo hacer la princesa para merecer este final? -Regina vuelve a apoyar su mano sobre su pecho y David siente su corazón acelerarse ante el miedo de ser arrancado nuevamente.
-Eso no sera parte del trato pastor. -Regina se gira y se dirige a la puerta. -Sígueme. -David lo hace sintiendo un peso sobre su cuerpo con cada paso que da, su cabeza continúa pensando en formas para poder salir de allí, para escapar, pero de alguna forma el resto de su cuerpo sigue a la reina por unos pasillos mientras se acercan al sonido de la música y las voces al otro lado de unas puertas de maderas entalladas con el escudo del reino, Regina empuja una de las puertas y de inmediato los guardias a cada lado de ella asienten en señal de respeto, David la sigue mientras observa a la multitud en el salón bailar y sonreír alegres y evidentemente algo alcoholizados sin tener idea de la orden que David recibió de matar a nada más y nada menos que a su princesa. Finalmente la multitud se abre paso dejando pasar al rey entre ellos quien se dirige a Regina, David agacha la cabeza intentando no ser reconocido aunque nadie parece haberle prestado atención.
-Regina. -Por su voz el rey no esta nada contento con la desaparición de su esposa de la fiesta.
-Si mi rey. -La sonrisa de la reina parece calmar al rey.
-Dónde has estado? No me gusta que te pasees por el castillo cuando hay mucha gente aquí y lo sabes.
-Lo siento Leopoldo, tuve que retirarme por asuntos de mujeres, debe entender su majestad que no quise molestarlo en un momento tan especial como este. -Leopoldo mira en dirección a la pareja de recién casados sentados al lado de su lugar en el trono, David levanta la mirada y reconoce a su hermano allí sentado, no lo conoce y tal vez sea por eso que no esta seguro, pero por las apariencias el príncipe parece algo fastidiado de tener que estar presente allí, si es cierto todo lo que se dice de su hermano realmente no es del tipo que desea una vida tranquila, más bien ha escuchado ser descrito como un hombre frío y ambicioso. Leopoldo toma a Regina de la cintura y la dirige al trono donde se encuentra el resto de la familia. La reina mira hacia atrás una sola vez en dirección a David y este la sigue a una distancia moderada hasta que la familia completa esta sentada frente a la multitud que se encuentra en el salón disfrutando de la fiesta. Desde su lugar David puede escuchar levemente la charla entre la familia y solo se concentra en mirar hacia abajo y no hacia la reina y mucho menos a la princesa quien parece estar ausente de todo con una enorme sonrisa en su rostro.
-Su majestad fue un largo día y a mi esposa y a mi nos gustaría retirarnos. -Leopoldo mira en dirección al príncipe.
-Claro hijo, mañana tienen un largo día por delante. -Sin decir más Leopoldo se pone de pie seguido de toda su familia. -Mi querido reino, les agradezco por su amor y lealtad a la persona más importante de mi vida en este día tan especial. -David no puede evitar mirar a Regina mientras la reina baja la mirada, realmente las palabras del rey deben al menos molestarle, como una persona puede lastimar a alguien tan cercano y no darse cuenta, pero por la resignación en el rostro de Regina parece estar acostumbrada. -Que nuestros buenos deseos acompañen a nuestra nueva familia. -El salón completo comienza a aplaudir y a hacer reverencia mientras James se despide con una reverencia al rey y una a Regina, dirigiéndose a una de las puertas del salón y dejando atrás a su esposa quien comparte un corto y cordial abrazo con su padre antes de dirigirse a Regina.
-Vamos cariño te acompañaré hasta la salida. -Regina le informa tomando su mano y dirigiéndola a una puerta contraria a la que usó el príncipe, David toma aire y las sigue. -Espero que mañana podamos hablar con más calma cariño. -Le dice Regina en un tono dulce y maternal.
-Gracias Regina. -Ambas asienten en señal de despedida y Regina le indica a David a su espalda que acompañe a la princesa hasta su habitación no sin antes mirarlo a los ojos fijamente antes de verlos desaparecer detrás de las puertas. Camino a la habitación la princesa tropieza en uno de los escalones, David la sujeta antes de que caiga al piso.
-Gracias. -David no confiando en su voz solo puede asentir. -Creo que estoy muy nerviosa. -David no puede encontrar una razón por la cual alguien podría querer lastimar a la joven mujer frente suyo, pero nuevamente él esta aquí para eso, por orden de su madrastra nada menos, David siente su respiración acelerarse mientras se acercan a las puertas de la habitación, tiene que escapar de aquí, no tan solo no puede asesinar a un ser humano, no puede asesinar a la princesa, morir a manos de los guardias o incluso de Regina seria rápido, si comete traición, como lo seria matar a un monarca David esta seguro que su muerte seria lo mas lenta posible. Sin notarlo finalmente llegan a las puertas de la habitación, Snow gira para asentir en señal de agradecimiento cuando el tiempo parece correr lentamente, la mano de David se dirige a la daga en un lado de su cinturón pero todo su cuerpo se paraliza, antes de que pueda reaccionar la princesa entra a la habitación cerrando las puertas detrás suyo, David suspira aliviado y siente la adrenalina recorrerlo mientras recobra la movilidad en sus piernas e intenta regresar por donde vino, en cuando abre las puertas del salón la reina esta frente suyo y dirige su mirada a sus manos que evidentemente no contienen ningún rastro de sangre. La furia que David observa en sus ojos lo obligan a dar un paso atrás.
-Por favor su majestad …. -Regina se acerca a él y cierra las puertas detrás suyo nuevamente para evitar que alguien pueda ver como desaparecen en una cortina de humo, cuando el humo se disipa David observa a su alrededor, se encuentra en una de las celdas del castillo supone, pero no tiene tiempo de observar nada cuando la mano de la reina arranca su corazón de su pecho y comienza a estrujarlo. -NOOOO... por favooor... su majestad... -El dolor es asfixiante.
-Creí que serías diferente David, creí que podía confiar en ti. -Le dice irónicamente. -Al parecer eres igual que todos, solo tomas lo que necesitas y crees que luego puedes marcharte como si nada. -David logra levantar la mirada.
-Su majestad... usted pue...puede confiar en mi. -Regina le regala una sonrisa maliciosa. -Se lo aseguro, deme una oportunidad, pero no me pida que cometa un asesinato, si es lo único que espera de mi entonces este es mi momento de morir. -David cierra los ojos y piensa en su madre, desea que de algún modo este bien cuando el no pueda regresar a su lado.
-Vaya, vaya tienes un sentido muy grande del honor para ser solo un pastor. -Regina suspira fastidiada y de un golpe David siente su corazón latir en su pecho de nuevo. -Maldición. -La reina se pasea de un lado a otro de la celda. -Aun no he matado a nadie. -Lo dice en voz alta pero David esta seguro que no va dedicado a él, es electrizante escuchar la forma en la que lo dice, no como algo de lo que se sienta orgullosa sino como si fuera una debilidad. La reina se sienta en una orilla de la celda y acerca sus rodillas a su pecho escondiendo su rostro allí, con un movimiento de muñecas la celda se abre. -LÁRGATE. -David mira hacia la salida, su salida de lo que sea que fue esto, de la orden de asesinar que recibió hoy, de la muerte a manos de la reina en dos ocasiones, de tener a su hermano tan cerca, del horror de imaginarse a su madre sola en esa granja esperando a que regresara, sus pensamientos son interrumpidos por el sonido del llanto de la reina, David suspira, debería irse, correr lejos de este castillo y no volver nunca jamás, sus piernas se mueven pero no lo llevan a la salida, sino a la fracturada mujer en el suelo, a la abatida reina que parece llevar una carga demasiado pesada para su cuerpo tan pequeño y una amargura demasiado grande para un ser tan joven. Sintiendo que es demasiado atrevimiento de su parte pero no estando seguro de como demostrar afecto de otra forma, David se arrodilla frente suyo y acaricia su largo cabello, sus movimientos son delicados como si intentara apaciguar a un animal salvaje. Finalmente Regina levanta la mirada.
-Deberías irte pastor, solo encontrarás dolor y muerte a mi alrededor. -En lugar de seguir su consejo David se sienta a su lado.
-Lo dije en serio su majestad, puede confiar en mi, todos necesitamos un amigo. -Regina lo mira detenidamente.
-Temo que nada puede salvarme ya, ni siquiera un amigo, es demasiado tarde para mi, verás David, mi alma ha envejecido demasiado en estos años y temo que solo seré libre el día en que todo esto acabe. -David traga en seco, el significado detrás de esas palabras son más de lo que esperaba. Porque alguien joven, con belleza y aparentemente todo desearía morir?
-Por favor su majestad, debe haber razones para continuar, siempre las hay.
-Mi única razón para continuar es lograr mi venganza contra mi hijastra.
-Qué pudo hacerle para que usted desee su muerte. -Regina mira hacia adelante y su mente parece perderse.
-Por su culpa perdí a alguien a quien amaba, mi vida después de eso acabó lentamente, estoy vacía por dentro, solo puedo esperar que esto acabe. -David deja el protocolo de lado y la toma en sus brazos, para su sorpresa la reina no se aleja y se acomoda en su pecho.
-Déjame ayudarte Regina, debe haber algo que aun desees que yo pueda ayudarte a obtener. -Regina toma aire y respira con su cabeza apoyada en el pecho del desconocido que la sostiene.
-Lo que yo deseo no puedes dármelo, morirás si me ayudas.
-Por favor, dígame que es y haré todo lo posible para ayudarla. -Regina cierra los ojos.
-Libertad, si pudiera irme lejos de aquí, lejos de todos ellos...
-Lo haré. -Regina levanta la mirada.
-No lo entiendes David, si todo fuera tan simple como marcharme o escapar ya lo hubiera hecho … no puedo, hay demasiada gente con intereses puestos en mi. -David toma su rostro en sus manos.
-Déjeme intentarlo, usted no me conoce pero créame soy muy bueno para encontrar cosas, si lo que debemos buscar es una salida de este lugar para usted, eso es lo que haremos. -Regina lo mira desconfiada, nadie nunca le ha ofrecido nada, al menos no sin esperar algo a cambio.
-Y que ganas tu con esto?
-Ayudarla. -Le dice sin dudar. -La reina lo mira nuevamente y luego a las manos de David que se encuentran sobre sus caderas sosteniéndola cerca suyo, ambos terminarán muertos, eso es lo único seguro para Regina, pero nuevamente tal vez eso sea exactamente lo que quiere y David se lo esta ofreciendo sin saberlo.
