Me encanta Battle Royale y me decepcionó mucho la segunda parte, por eso decidí hacer esta historia sin tener en cuenta esa segunda parte...Es una especie de mezcla entre el libro, el manga, y la película
Espero que os guste:
Las cosas no son siempre lo que parecen
Capítulo 1. El mejor juego del mundo
A
veces las cosas no son lo que parecen. Para Kei cada día
era pura rutina, para ella todo estaba predestinado. Su vida era
normal y corriente, su familia no tenía nada de especial,
ni siquiera ella misma destacaba en ningún aspecto.
Simplemente era una chica más en el mundo.
En
aquel momento se encontraba delante del televisor, perdiendo el
tiempo como de costumbre, con un bote de cola en una mano y un par
de cartas en la otra. Esa hora de la tarde era la única en
la que su familia se juntaba, se sentaban en el salón y
disfrutaban del poco tiempo que compartían todos juntos. Su
hermano pequeño también tenía cartas entre
sus manos pero él hacía caso omiso al juego, el
único interés que tenía en ese instante era
el de jugar con las maletas que reposaban en la
entrada.
-¡Toru-chan!
Para de enredar con las cosas de tu hermana.
El
niño soltó las cartas que no tardaron en caer al
suelo y comenzó a llorar y a patalear como lo haría
cualquier niño de su edad al pillar un berrinche por algo
sin sentido.
-¡No
me llames así!- Lloraba – Ya no soy un niño, no me
llames así.
Kei
y sus padres reían a causa de las niñerías
propias del joven de la familia. Pero las risas no lo eran todo y
no tardaron en apagarse cuando una noticia en la televisión
les paralizó.
"Una
vez más-comenzaba el periodista- una clase será la
elegida entre toda la República General de Asia para
participar en lo que el gobierno denomina El Programa. Este
año..."
Su
padre apagó el televisor. Su madre abrazó a sus dos
hijos casi sin dejarles respirar, de tal forma que a Kei se le
derramó el refresco sobre la alfombra. Aunque nadie le
riñó. Todo estaba en un profundo silencio.
"El
Programa" siempre había sido algo que inquietaba a todos
los habitantes del país, todo el mundo conocia de su
existencia y aunque casi nadie estaba de acuerdo, no podían
hacer nada para impedir que año tras año ocurriera
lo mismo.
En
la familia Obana de la que formaba parte Kei, nunca les había
afectado demasiado "El Programa". La dictadura en la que
estaba inmersa el país impedía poder hablar de esos
temas, ése en especial, por lo que siempre habían
considerado a "El programa" como algo lejano, algo que nunca
les había causado ningún mal y que nunca lo causaría
con un poco de suerte. Hasta el año anterior. El pasado año
se eligió por sorteo al colegio al que una vecina de no más
de trece años iba, más concretamente a su clase y
como se esperaba no sobrevivió, ese año no hubo
ningún superviviente, el ganador fue un chaval de su misma
edad que debido a la gravedad de sus heridas no llegó con
vida al hospital.
Desde
que desapareció la niñita de cara angelical del
barrio los Obana no habían vuelto a ser los mismos.
-Lo
que no entiendo- decía la madre- es por qué darle
tanto interés en los medios de comunicación como en
la televisión- hizo una pausa- es algo atroz.
-Cariño-
contestaba el padre despeinando cariñosamente el pelo del
benjamín de la familia- es algo de interés nacional,
además cuando comience todo, las familias afectadas querrán
saber como se encuentran sus hijos, quiero decir si ellos
han...
El
niño volvió a llorar pero esta vez con una
intensidad que ya no era la de una pataleta. Ante la imposibilidad
de su madre de hacer nada, puesto que esta se encontraba en una
especie de shock provocado por el recuerdo de lo que había
ocurrido hace ya un año.
Kei
cogió en brazos a su hermano y le llevó a la
habitación mientras su padre intentaba consolar a su madre.
Allí cuando se tranquilizó su hermano le ayudó
a ponerse el pijama, le arropó y después de
apartarle el pelo de la cara, le dio un amoroso beso en la frente.
Más tarde apagó la luz y le habló.
-Pásatelo
bien en la excursión- dijo Toru antes de que su hermana
cerrara la puerta- Y tráeme algún regalo.
-Tranquilo
Toru- sonrió antes de irse- Lo haré.
Justo
entonces empezó a oír las voces de sus padres
hablando de lo que harían si alguno de sus hijos tuviera
que participar.
-Eso
no ocurrirá. Éste es mi último curso en el
instituto y creo que es bastante complicado que esto ocurra.
-Pero
la excursión- susurró su madre.
-Es
cierto que la mayoría de las veces que ocurre se espera a
que el grupo se vaya de excursión pero no siempre es así,
además esta lleva preparada mucho tiempo, ha costado mucho
dinero y no creo que se tomen tantas molestias para no levantar
sospechas, aun así aunque no fuera me obligarían a
ir. En cuanto a Toru... Si alguien entrara para llevárselo
a ese sitio se las tendría que ver conmigo.
Los
tres se dieron un fuerte abrazo antes de irse a la cama, ya más
tranquilos los padres se despidieron de su hija hasta que volviese
de su viaje.
Kei
lo había preparado todo: llevaba móvil, I-pod,
cámara de fotos y lo mas importante: un libro. Le encantaba
leer, pero no esas cuatro niñerías absurdas que el
gobierno tenía en sus librerías y bibliotecas
publicas si no libros prohibidos, de escritores proscritos, de
autores extranjeros, de historia que aunque sencillas harían
gritar al propio presidente del país, y ella tenía
un verdadero arsenal bajo la cama, bien camuflado entre un
centenar de mangas.
Antes
de dormir se cepilló el pelo durante un rato, estaba
orgullosa de su larga melena morena que ya le llegaba a la cintura
y era de lo único por lo que la envidiaban un par de
compañeras. Finalmente se fue a la cama cerró los
ojos y se durmió.
Y
hasta aquí puedo leer porque la que me estoy quedando
dormida soy yo, cierto que este capítulo es un poco más
rollo pero la cosa se va poniendo más interesante (lo
prometo).
Next:
Comienza el juego
(el nombre del capítulo está sacado del manga)
Nombre que tendría Japón si hubiera ganado la 2 Guerra Mundial)
