¡Holus, ya llegó por quien lloraban! :D (Le tiran un kilo de tomates)

Vale, sé que ya pasaron alrededor de dos años—quizás más—que yo no actualizo mis otras historias, no edito o hago algo (Bueno, eso sí. Subí varios fics mientras tanto, aunque no de la Othepé :v). Y, nel, no tengo excusa alguna más que la adaptación a mi primer año en la carrera que siempre quise, la práctica casi continua del dibujo en forma digital y esas cosas.

Pero, como tal, quiero remediar eso…

Mientras siguen esperando imposibles con mis otras historias, yo vengo con mi típico especial de Prompts por el mes de la OTP. Pero, a diferencia de otras veces, esta vez decidí hacer simples Oneshot cortos, viñetas y/o drabbles para no hacer la espera eterna… y yo no complicarme tanto XD Además, en Tumblr iré colgando un dibujo respecto al tema del día (con el que tardaré un poquito, pero le pondré todo mi corazón :´D). La dirección la dejaré después de terminar el primero en mi perfil —por si les interesa saber cómo dibujo XD

Para que vean como quiero a mi rinconcito del fandom… *cofcof*ycomodisculpaporesteprimerprompt*cofcof*

¡En fin! No entretengo más. Los reclamos al final XD

¡Aburrrr!


Disclaimer: Naruto no me pertenece, sino a don Masashi Kishimoto. De ser mía la serie, Sasuke nunca habría donado su esperma para la inseminación artificial de dos minutos y medio de Sakura :v

Advertencias: Este capítulo está ubicado en un Alternative Universe. Contendrá, además algo de lenguaje soez, tragedia, angst.

Extensión: Más de 1000 palabras. [Oneshot]


Parejas involucradas en el capítulo: SasuHina.


Si no estás de acuerdo con lo que se va a ver aquí, según tengo entendido, hay un botón que dice «Atrás». Púlsalo y nos evitamos malos ratos.


Summary: Todo había sido culpa de un mal cálculo —su mal cálculo. Había cometido una equivocación imperdonable, un error que no podía permitirse cometer para, justamente, evitarse todas aquellas consecuencias.

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SasuHina Month 2017


Todo había pasado tan rápido.

Los acelerados pasos de sus rechinantes zapatos resonaron en el extenso pasillo, ignorando deliberadamente los múltiples llamados de atención que recibió de las féminas de blancos e impecables uniformes que se iba encontrando en el camino. Sus trotes se tornaron más rápidos en cuanto vislumbró a lo lejos la camilla, empezando a correr al advertir cómo ésta era llevada directamente al área de operaciones. Tembló internamente ante aquella visión, pero siempre intentando mantener la compostura; pese a lo nervioso que estaba, nadie debía darse cuenta de que sus temores se hicieron realidad y la manifestación de aquellos sucesos tuvo un gran peso en él.

¡Al diablo la jodida compostura!

Le imposibilitaron el camino cuando las puertas del quirófano se cerraron en sus narices, dejándole más ansioso que antes. Una de las enfermeras que iba custodiando la camilla no se amedrentó ante su mirada cargada de cólera y desesperación, obligándole a permanecer afuera de la habitación a espera de un diagnóstico; estaba más que acostumbrada a aquellas reacciones y había aprendido a lidiar con ellas la mayor parte del tiempo. Ese hombre de largos y azabaches cabellos no sería la excepción.

Cuando ella desapareció nuevamente por la puerta para unirse al cuerpo de médicos a cargo de la operación, Uchiha Sasuke se dejó caer en uno de los asientos que estaban ubicados en el pasillo, pasándose una mano sobre los negros cabellos con evidente impotencia. Se sintió inútil, como nunca antes se sintió en todos sus veintiséis años de vida; se sintió estúpido, como nunca antes lo fue después de meterse de lleno en aquella carrera que le costó el distinguido apellido.

Y ahora también se sentía culpable.

Su teléfono móvil sonó en el bolsillo de sus pantalones de chándal por décima vez, provocando que un cirujano que iba pasando le reprendiera con la mirada que el uso de aquel aparato estaba prohibido en esa área; Sasuke frunció el ceño y se puso de pie, dirigiéndose con desgana al baño de hombres. Colocó el móvil sobre la cerámica del lavamanos para abrir el grifo del mismo y coger un poco de agua entre sus manos, echándosela en la cara al instante. Repitió el proceso dos veces más hasta que la música por defecto del celular volvió a crear eco en aquellas cuatro paredes, haciéndole chasquear la lengua y contestar por fin, pero de no muy buena manera, a su interlocutor.

—¿Qué mierda quieres?

Al otro lado de la línea, Haruno Sakura se quedó de piedra ante el tosco tono de voz del hombre de oscura mirada, y preguntó temerosa.

—Co… ¿cómo está?

Sasuke no iba a responderle eso —es más, no le iba a decir absolutamente nada. Se quedó callado, mirándose en el amplio espejo ubicado encima del lavabo.

Al ver que no obtendría nada de aquel perenne mutismo, su compañera del trabajo y amiga de la infancia volvió a hablar con el temblor de sus propios nervios presente en su voz, señalándole que el accidente había sido inevitable y él, aunque hubiese querido lo contrario, no podía haber hecho nada.

«Lo sé, maldita sea. ¡Lo sé!»

El Uchiha colgó sin más la llamada cuando la mujer de ojos verdes le expresó unas palabras que, en lugar de sosegar a su atormentada conciencia, habían destruido de manera mordaz la poca paciencia que le quedaba. Explotó. Lanzó el móvil con tanta violencia contra la pared, que éste terminó con la batería fuera del dispositivo y la pantalla hecha añicos.

Se llevó ambas manos a la cara y se apoyó en la pared, dejándose caer al suelo con la ideología de una inminente derrota derrumbándose con pesadez sobre sus hombros. En aquellos momentos, los médicos seguramente seguían con la leve y pertinaz esperanza de encontrar pulso en el cuerpo de la persona que él más valoraba en aquel nauseabundo mundo.

«Despierta, maldición. Despierta de una puta vez y larguémonos de aquí».

Todo había sido culpa de un mal cálculo —su mal cálculo. Había cometido una equivocación imperdonable, un error que no podía permitirse cometer para, justamente, evitarse todas aquellas consecuencias.

«Y fue mi jodida culpa».

El acto gimnástico de la joven acróbata Hyūga Hinata había sido esplendoroso. Especializándose en varios tipos de gimnasia, la joven de ojos perlados había demostrado ser una especie de utopía terrenal; verla flotar como un ser alado durante unos segundos antes de emplear una peligrosa voltereta hizo a más de uno de los presentes respingar. El ritmo que llevó al manejar las mazas y la pelota fue lo mejor, la manipulación del aro y los listones le habían hecho ganarse fuertes aplausos, ni qué decir de los gritos ansiosos de las piruetas que hizo en las barras asimétricas.

Sin embargo, sería el último acto lo que dejaría boquiabiertos a todos. Eso era todo lo que Hinata necesitaba hacer para que la vergüenza que su padre profesaba por ella se marchara; era el único y definitivo paso que necesitaba dar para que por fin pudiera ser una reconocida competidora en el mundo de la gimnasia rítmica y acrobática. El triunfo y la fama estarían a la vuelta de la esquina con su próximo evento; ya casi podían ella y Sasuke, su entrenador, percibir entre sus manos la gloria, las miles de ovaciones que la lanzarían a una vida llena de profesionalismo. Su progenitor ya no la consideraría estúpida por renunciar su destino y dedicarse a dar brincos como un payaso, y la decepción de sus quinqués se desvanecería.

Pero, a cambio de todo aquello, Hinata se ganó por primera vez la preocupación de Hiashi y la desconocida consternación de Sasuke.

Había sido tonta por distraerse con la sonrisa que el azabache le dedicó segundos antes de que el silbato taladrara los oídos de ambos, anunciando su entrada al escenario; el beso rápido que le dio en la comisura de sus labios la había turbado por completo, y la promesa de forjar un futuro a su lado la habían hecho dar un mal cálculo en su última maroma.

Para cuando Uchiha quiso advertirle de su traspié, Hyūga Hinata ya había caído fuera del trampolín.

Ahora la joven estaba debatiéndose entre la vida y la muerte por su culpa. Su subconsciente le había advertido que fuera un poco más paciente y dejase a la muchacha de bonitos ojos actuar primero; la frágil y nerviosa personalidad de ella era algo que no debió tomarse a la ligera, mucho menos antes de un acto tan peligroso.

Pero, ignoró todo aquello porque la paciencia no era una de sus virtudes.

La inopinada exposición de sus emociones e intenciones la había desconcentrado en su salto mortal. Hinata se había golpeado la cabeza contra el áspero piso, su mala suerte la había hecho caer fuera de los límites de la colchoneta de seguridad; además, había terminado aterrizando de manera violenta sobre su rodilla derecha, lo que seguramente conllevaba consigo una posible fractura que afectaría gravemente a su tibia y peroné.

Sasuke podía asegurar sin temor a equivocarse que, dentro de aquel lúgubre quirófano, Hinata no era consciente de que se avecinaba una posible e irreparable fisura a todos sus sueños en el mundo artístico; de que la posibilidad de reconciliarse con el adusto de su padre se había ido al carajo… y que el culpable era alguien que ella no podría odiar nunca.

Y eso, en vez de apaciguar un poco las desesperanzas del Uchiha, solo lo hizo sentir más miserable de haberse fijado en aquella niña de benevolente corazón.

«Lo siento, Hinata. Lo siento tanto».


Prompt N° I: Trampolín.


¡Asdadsfafsa!

Me encanta volver a estos lares, ¡y justo con la temática que más me gusta manejar! UwU (Se oculta detrás del sofá)

Vale, ¡vale! Empezamos un pelín fuerte, sí… pero, intentaré hacer que el Prompt siguiente no sea tan… así :v (?) No obstante, tenía ganas de hacer algo que amo hacer: hacer sufrir a los personajes :v Además, desde que la lista fue anunciada hace, ¿un mes?, no dejaba de arrancarme el cabello cuando vi el primer tema. En serio, ¿qué iba a hacer yo con eso? XD Intenté no hacer algo tan cliché (?) y, pues… recordé el precioso Destino Final.

Y esto salió :v

Sinceramente, espero que les haya gustado :3 Ya saben dónde dejar sus lágrimas y/o protestas (?). ¡Oh, sí! Lo que dije iba en serio, ¿eh? ¡Quiero volver a escribir de la OTP! Así sea algo de este estilo… XD

¡Hasta la próxima!