Disclaimer: El mundo de Owari no seraph, su trama y personajes no me pertenecen; la idea original y las ilustraciones pertenecen a: Takaya Kagami, Daisuke Furuya y Yamato Yamamoto.

Rating: T.

¿Notas?: Simplemente me encanta este anime/manga. Resumiendo esta es una colección de drabbles u one-shots de distintas situaciones que se hayan dado en el anime/manga. Espero esta colección sea de su agrado.

Personajes: Fragmento número uno. Mikaela y Yuichiro.

Advertencia: ¡Spoiler!


Reencuentro.

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Todo había ocurrido tan rápido, que era casi imposible poder explicar lo que había sucedido en ese instante.

En un segundo decisivo el agudo filo de la espada se había enterrado en el blando pecho del Coronel Ichinose, Mikaela sostenía la empuñadura con firmeza; el líquido prohibido y espeso carmesí, roció la lisa hoja platinada e impregnó el olor metálico en ella y se esparció por el aire, provocando que los vampiros a unos metros se comenzaran a inquietar.

—¡¿Qué haces con Guren?!. ¡Maldito chupasangre!

Mika se dio la vuelta fastidiado, dispuesto a desgarrar la traquea del humano que se hubiese lanzado contra él; sin embargo, cuando vio los familiares y profundos ojos verdes cargados de determinación y refulgentes de adrenalina, se congeló por completo.

—Yu...

La sangre estalló desde el punto de presión y salpicó el granate en la suave piel del rostro de ambos. Los zafiros abiertos en par, y el filo doloroso y gélido atravesando sus entrañas; desgarrador y tosco, sus cejas se juntaron con desesperación.

"Yu..."

Los cabellos negros; hebras escritas en tinta obscura, aún agitándose por la violencia del impacto y la mirada verde llena de confusión y perplejidad. Yuichiro aún no entendía, pero, ese rostro... esas palabras...

Todo se detuvo en ese instante, ambos mirándose fijamente, como si el tiempo y el espacio estuvieran observando con detenimiento y cinismo aquel ansiado reencuentro, destrozado por el filo de una espada y la sangre noble derramada sobre los escombros.

Mikaela entrecerró los ojos con amargura.

"Yu..."

Más lamentable que ser atravesado por una espada, era el trágico echo de ser herido por aquello tan importante y precioso para él.

El último miembro de su familia.

Ese momento se tatuaría como ácido en la memoria y el alma de ambos.

El sombrío instante en el que los ojos de ambos se fundieron ante el calor familiar. Aquel funesto segundo en el que los dos sobrevivientes de aquella destrozada familia se reencontraron por fin.

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