¿Y mi príncipe azul… o, mejor, verde?

¿Y mi príncipe azul dónde quedó?

Allá, en los cuentos que solías leerme,

tal vez, se encerró.

¿Por qué, papá?

Si alguna vez mi mamá me dijo

Que sí existían; que ella te tenía a ti.

¿Será que puedo clonarte?

Aunque sea un poco más pequeño,

de mi edad, quiero decir.

Enserio que tú eres mi príncipe, padre.

Tal vez no azul, sino, uno gris.

El cual es tú color.

Pero sigo esperando al azul, ¿sabes?

¿Será que no llegará?

¿Será que al que debo de estar esperando,

sea uno verde?

¿O será que no lo debo de esperar y,

en vez, debo ir en su búsqueda?

Dímelo ya, que me estoy desesperando.

Los años pasan, y, mi corazón,

cada día está menos fuerte

y tiene más grietas.

Tengo la esperanza de que

Su fuerza incremente de sólo verlo.

Después de todo,

no puede ser tan malo.

Y no puede tardar muchos años, ¿verdad?

Tan sólo dime que algún día llegará.

No lo quiero, precisamente,

en un corcel blanco, papá.

Con que llegue, estaré bien.

No importa en qué.

No importa cómo.

Me quedaré aquí, esperándolo.

No puede tardar tanto tiempo, ¿verdad?