Carta para Marya
Disclaimer: todo pertenece a George R. R. Martin.
Esta historia participa en el reto sorteo de parejas del foro Alas Negras, palabras negras.
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Su esposa no sabe leer, pero Davos se siente mejor consigo mismo escribiéndole una carta. Si todo sale bien se la leerá él mismo y si no, quizá alguien de su bando la encuentre y lo haga. Así que se sienta frente a la mesa y comienza a escribir con letra insegura.
Querida Marya:
No sé muy bien qué decirte, las palabras nunca han sido lo mío.
Aunque quizá el problema sea exactamente el contrario, que sabe perfectamente lo que debe decirle y no desea hacerlo.
Supongo que lo más importante es decirte que te quiero. Sabes que tú y los niños sois lo mejor que he tenido en esta vida.
Los niños, ya ha mencionado a los niños, sus siete niños que ya solo son tres aunque Marya todavía no lo sepa. ¿Cómo puede contarle eso? ¿Cómo puede decirle que sus cuatro hijos han muerto en la misma batalla? ¿Que él, su padre, los ha visto morir sin ser capaz de hacer nada para impedirlo?
Supongo que te habrán llegado rumores sobre nuestra derrota en el Aguasnegras. Muchos murieron allí, entre ellos nuestros hijos. Lo siento mucho, Marya, yo estaba allí y no pude hacer nada para protegerlos.
Lo siento, qué palabra tan vacía, tan insignificante , tan incapaz de describir lo que Davos siente en ese momento. La muerte de sus hijos es algo por lo que nunca podrá perdonarse a sí mismo ¿cómo puede esperar entonces que Marya lo perdone? Y sin embargo necesita su perdón. No podría soportar perderla a ella también, pero ¿cómo expresar eso en una carta? ¿cómo expresarlo si quiera en persona?
Sé que fui yo quien los llevó a la batalla, que si no fuera por mí nunca habrían estado ahí. Ellos estaban tan ansiosos de luchar y yo solo pensaba en servir a mi rey, a aquel que nos había dado a todos un futuro mejor. Ahora me pregunto si no hubiera sido mejor que yo hubiera seguido siendo contrabandista: hubiéramos sido pobres, pero los niños estarían vivos. Quizá yo hubiera acabado preso o ajusticiado pero a ellos no les hubiera pasado nada.
Necesita que Marya comprenda eso, necesita que entienda lo arrepentido que está, cuánto ha sufrido por las muertes de sus hijos. Todas y cada una de las palabras que ha escrito son ciertas, hubiera preferido morir él a que lo hiciera cualquiera de sus pequeños.
Desde el día de la batalla no he dejado de culparme a mí mismo por lo que pasó, Marya, y no espero que tú no lo hagas. Quizá pienses que fui un ambicioso por querer congraciarme con el rey stannis pero quiero que sepas que solo hice lo que creía correcto aunque eso no significa que pueda perdonarme. Por eso comprenderé que tú tampoco lo hagas, aunque lo espero, mi dulce Marya, porque he vivido más de la mitad de mi vida a tu lado y no podré vivir lo que me queda sin ti. Sabes que no soy un hombre de palabras bonitas, pero necesito decírtelo ahora más que nunca porque tú siempre has estado ahí, en los malos tiempos y en los buenos, y necesito que ahora, en los peores tiempos que podríamos vivir, sigas ahí conmigo, siendo la mujer fuerte que siempre has sido.
Davos releyó la carta varias veces antes de decidir que si no era perfecta por lo menos estaba bien y cumplía su cometido. Mojó por última vez la pluma en el tintero y escribió antes de poner su firma:
Espero poder leerte esta carta en persona.
