--Lumos--

Capitulo 1. Anhelo y Deseo.

Respiraba agitadamente, necesitaba más oxigeno del que normalmente requería, sintió como el aire traspasaba las ventanillas de la nariz internándose en su organismo reactivando todos sus signos vitales, la garganta seca y los finos hilos de agua salada que se deslizaban con libertad por su piel eran signos inequívocos del intenso calor envolvente que vencía el frió producido por la nevada que caía sobre la madriguera.

- Siento haberte despertado – trago en seco antes de volver su mirada hacia Harry - pero tus… "gritos" podrían despertar a todos en la casa.

Siguió respirando, esta vez el aire entraba por su boca, parpadeo un par de veces hasta lograr enfocar a su amigo cuyos orbes verdes escondidos detrás de las redondas gafas de marco negro lo miraban con asombro.

Cerró los ojos con fuerza de modo que se formaron pliegues de piel en los parpados, una imagen nubló su cerebro reviviendo resquicios de un placer oculto, piel contra piel…, los dos sentados…, ella sobre él…, la luna otorgaba la luz necesaria para iluminar el camino de sus besos, ella subía y bajaba en un vaivén que se le antojaba exquisitamente embriagador, sus labios acariciaban con suavidad la piel del cuello saboreando la salinidad de las gotas que escapaban por los poros de la piel, la ruta de besos lo internó entre aquellas dos hermosas y suaves montañas saciando su sed de placer cada vez que sus labios probaban cada una de las cimas y como música de fondo… sus gemidos.

- ¿Ron…? – escuchó que lo llamaban – aspiró hondamente el aire retenido por las cuatro paredes de aquella habitación, contuvo unos segundos como queriendo atrapar el deseo que embriagaba su cuerpo, luego soltó un largo y lastimero suspiro.

- Potter – dijo aun sin abrir los ojos sorprendiéndose que su voz sonara tan extremadamente ronca – de todos las veces en tu vida que has sido inoportuno – continuó – esta es la peor – concluyó mirándolo con algo de furia.

Harry frunció en entrecejo, cruzó los brazos a la altura del pecho y lo observó con ahínco - ¿Qué querías que hiciera?, tenia miedo que en cualquier momento la sra. Weasley entrara en la habitación y escuchara tu… tus jadeos – finalizó con una expresión que parecía decir "idiota te salvé y así me lo agradeces".

Ron frotó su ceja izquierda con una mano y una semi sonrisa ladeada se formó en sus labios – lo siento –dijo con desgana – Nuevamente yo…

- No hace falta que me lo digas – lo interrumpió abruptamente Harry. Ron observó en su expresión un atisbo de enojo – con unir las palabras "Hermione…, Así…, Más rápido…, Eres deliciosa…, Di mi nombre…, el rosario de jadeos y gemidos cada vez más fuertes que salían de tu garganta, y eso… - Harry señaló la entrepierna de su compañero donde sobresalía un notable y creciente bulto – me basta y me sobra para comprender todo – concluyó nuevamente cruzando los brazos al altura del pecho.

Rápidamente un sonrosado Ron cubrió su creciente problema con una de sus almohadas, las palabras de Harry habían hecho renacer su deseo – pobre almohada – escuchó que arremetía su compañero – recuerdo que hace dos noches realizabas unos interesantes movimientos pélvicos contra ella – Ron percibió que Harry contenía los deseos de lanzarle golpes a su rostro.

- Harry yo… - dijo en un intento de calmar los ánimos pero nuevamente fue interrumpido – ¡Nada Ron, nada..! – decía su compañero mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, sus brazos doblados por los codos se lanzaban por los costados en un claro signo de "cállate y escucha" - ¡te dije que solucionaran tus problemas hormonales!, ¡te advertí que no deseaba volver a saber sobre tus cochinos pensamientos por Hermione! – se detuvo unos segundos para permitir que su amigo asimilara el contenido de sus palabras, pero continuo antes que Ron lograra articular algún alegato en su defensa.

¡Y no me vengas con esas idioteces de "No lo puedo evitar" o "lo siento Harry, es mas fuerte que yo" porque te juro que te muelo a golpes! – un erguido y amenazante dedo de Harry apuntaba acusador hacia Ron, el cual se sentía cada vez más pequeño e insignificante.

- Ya quisiera yo… - continuó Harry reanudando su paseo por la habitación – Ya quisiera ver como reaccionarías si fuese yo el que tuviese ese tipo de pensamiento por Ginny – Ron frunció el entrecejo y abrió la boca para retar a Harry pero este no se lo permitió - ¡lo ves! – Le espetó enérgicamente – mira Ronald Weasley, te sugiero que vayas al cobertizo, te quites el pijama y pongas tu pálido y pecoso trasero sobre uno de los sillones y te quedes allí ¡hasta que el frió de la nevada logre bajar tu calentura!

Ron lo observó con cierto aplomo, pero la intimidante mirada verde dirigida a él no daba lugar a dudas, Harry Potter lo estaba echado de su propia habitación y no habría forma de hacerlo cambiar de opinión, con algo de resignación, tomó la una de las puntas de su almohada y la arrastro hasta alcanzar el pomo de la puerta, una vez allí dirigió a Harry una mirada de cachorro arrepentido pero esta no le funcionó tan bien como le funcionaba con Hermione, soltó un lastimero suspiro y cerró tras de si la puerta de la habitación abriéndose a la oscuridad que el pasillo le proveía.

- Harry tiene Razón – se dijo mientras apoyaba su cuerpo en la puerta cerrada de su habitación, - esto no puede seguir así, Ronald Weasley tienes que detenerte ¿qué pensaría Hermione? – Llevó una mano a su rostro en un claro signo de exasperación, ¿Qué Hacer? ¿Cómo vencer los deseos que se aferraban a su cuerpo cada vez que veía, pensaba, olía o sentía a Hermione?, lo había intentado de muchas maneras pero simplemente no lograba nada, - Y es que mi Hermione cada día estaba más hermosa, mas bella, mas… mas de todo – pensó con resignación, la amaba, la amaba con locura y la deseaba con desesperación, ¿Cómo reemplazar esos sentimientos?, si cada día se enamoraba mas de ella y eso hacia que sus deseos crecieran, - es como un maldito circulo vicioso - murmuró.

Otros suspiro salio entre sus labios, se sentía frustrado, ansioso y temeroso, Merlín bendito ¿Por qué me castigas de esta forma? – exclamó mientras dejaba que su cuerpo resbalara por la pared hasta quedar sentado sobre el suelo donde apoyó las plantas de los pies y doblo las piernas ocultando entre ellas su rostro – Hermione – murmuró desalentado – ¿Por qué no tengo el valor de decirte lo que siento… de decirte lo que necesito? – continuó tristemente.

Un viento helado se internó en el pasillo provocando un ronco chirrido en las bisagras de una puerta que se encontraba abierta justo enfrente de sus narices, levantó lentamente la mirada y contuvo el aliento – ¿podría el universo confabularse aun más para hacer de su existencia una absoluta tortura? – se preguntó al notar que justo frente a él estaba la habitación donde Hermione dormía, - seguramente placida, ajena a todos los problemas que él estaba afrontando por su causa – pensó con egoísmo, abrazó con fuerza la almohada a la altura del pecho y mordió una de las puntas como si con ello pudiese detener las ideas que estaban nublando su juicio…, pero no lo logró.

Sacudió su cabeza a lado y lado comprobando la soledad reinante en el pasillo, hizo a un lado la almohada y se incorporó para iniciar un parsimonioso gateo cuidando que su avance no rechinara contra la vieja madera del piso de la madriguera, se acercó al tablón y lo empujó lentamente, el ronco ruido hizo que se paralizara unos segundos como si de pronto alguien le hubiese lanzado un petrificus totalus, pero luego continuo su avance, cuando la puerta estuvo lo suficientemente abierta se puso de pie internándose en la habitación, paseo la mirada por el espacio que se abría ante sus ojos, analizando todo cuanto se le permitía percibir, a su izquierda dormía su pelirroja hermana cubierta hasta las pestañas con una gruesa cobija de lana gris, a su derecha… estaba ella.

Se acerco sigilosamente, su avance permitía ver cada vez más detalles de aquel hermoso cuerpo tendido sobre la cama. Ron contuvo el aliento al observar el exquisito brillo perlado que la escasa, pero existente, luz de la luna le proporcionaba a la descubierta piel de Hermione, una curiosa e inevitable pregunta se formó en su mente -¿A que persona en sus cinco sentidos se le ocurría dormir con un camisón tan descubierto en pleno invierno? – La repuesta la tenia justo enfrente de sus ojos, para su desgracia… - Hermione – se dijo.

La chica dormía de medio lado en posición fetal, Ron observó como las bellas y esbeltas piernas de la joven escapaban burlonas de la tela del camisón dando rienda suelta a su libido, silenciosamente paseo sus manos sobre el aire que arropaba la piel descubierta sin atreverse a tocarla, sonrió con ternura al reconocer el camisón de los chudley de canon que Hermione lucia esa noche, lo recordaba perfectamente porque aquel había sido el regalo que la joven bruja le había dado como disculpa tras una larga temporada de abandono a la cual había sido sometido debido a sus EXTASIS (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas), sin embargo su obsesiva novia no contaba con los cambios físicos producidos en su cuerpo, cambios que impidieron que aquella prenda fuese vestida por él, luego de largas horas llenas de burlas de parte de él y reproches de parte de ella, la castaña decidió cambiar el obsequio y usar aquella prenda como pijama.

Nunca había querido imaginarse a su novia con aquella prenda, precisamente para evitar las sensaciones que agitaban su cuerpo en esos momentos, apretó los ojos y trago en seco, amaba y deseaba a Hermione con gran intensidad, pero aun mayor era el respeto que sentía por ella, exhaló con resignación y se inclinó sobre la joven para depositar un casto beso en medio de las cejas, la observó unos segundos con una mezcla de anhelo y deleite para después salir a paso apresurado de la habitación, tratando de evitar algo que pudiese llegar a causarle aprietos – si quería solucionar su evidente problema, tendría que hacerlo solo – pensó mientras recogía su abandonada almohada olvidada en el suelo del pasillo.

Caminó con decisión hasta llegar al cobertizo, una vez allí tomó asiento sobre uno de los sillones, algo raídos pero definitivamente cómodos, que había en el lugar, el frió de la nevada atravesaba la suave tela del pijama y se introducía por cada uno de los poros de su piel difundiéndose en su cuerpo, los pies se enfriaron rápidamente y una baga sensación de alivio inundo su ser. – Harry tenía razón, - pensó Ron – nada como una nevada para alivianar la calentura - sonrió a medias disfrutando de la ilusa calma, era conciente que quizá mañana o el próximo fin de semana o incluso en unas cuantas horas su problema iba a regresar y entonces la nieve no podría ayudarlo.

Hermione, el solo nombre era signo de su lujuria y de su pasión, ellos eran mas que novios, eran amigos, cómplices, y confidentes, hablaban de muchas cosas, conocían los gustos, las acciones, los pareceres mutuos, pero nunca habían tratado un tema tan… "delicado". A veces Ron se desesperaba, tenerla cerca lo torturaba, pero no tenerla era simplemente una agonía, de modo que su relación con Hermione se había tornado un verdadero suplicio.

Apoyó su cabeza en el respaldo del sillón, a través de la hechizada lona semitransparente que cubría el cobertizo podía adivinar la forma de algunos nubarrones en el cielo, era conciente que el deseo sexual que sentía por Hermione siempre había estado presente, incluso mucho antes de formalizar su relación, pero siempre acaecían diversos sucesos que mantenían su mente ocupada.

Sonrió con descaro al recordar el primer acontecimiento que hizo entrar aquellas impuras pretensiones en su ser, realmente había pasado mucho tiempo desde aquel fatídico día de clases dobles de pociones, sucedió exactamente en cuarto grado semanas después del baile de navidad, Harry, y él se encontraban como siempre al final del aula preparando la poción, que el profesor Snape, al final optó por llamarlo así, había seleccionado para esa clase, mientras Hermione ayudaba a Neville unos asientos mas adelante. No recordaba el nombre ni los ingredientes de la poción, pero si recordaba el penetrante calor que reinaba en el lugar, las gotas de sudor bailaban en los cuerpos de todos los presentes, excepto en el de Snape que había utilizado un hechizo para mantenerse fresco y limpio.

Muchos de los estudiantes habían optado por despojarse de la túnica y aflojarse la corbata, incluso algunas chicas habían desatado los primeros botones de sus blancas camisas dejando ver un poco más de lo acostumbrado, este era el caso de Hermione, la joven estudiante se había recogido el cabello en una alta cola de caballo que permitía observa su generalmente oculto cuello, la túnica y la corbata se hallaban descuidadamente depositados a un lado de su asiento y los botones abiertos de su camisa, exactamente los tres primeros, permitían ver más de lo que Ron hubiese imaginado, recordaba que el sostén que llevaba ese día era beige con encajes, la imagen de una Hermione humanamente apetecible hizo que fallara en el orden de agregación de los ingrediente que muy esmeradamente había preparado Harry, por lo que al final obtuvieron una mala nota, aunque eso no le importó si podría mantener, al menos por unos momento más, la seductora imagen de Hermione.

Al termino de la clase, Ron se apresuró a llegar al lado de la joven castaña, levantó la capa y la corbata manteniéndolas apresadas en sus brazos junto a la de Harry y la suya propia, cuando Hermione se volvió hacia él para tomar sus cosas se lo impidió haciendo ver el gesto como una fina galantería, Hermione le sonrió dulcemente como agradecimiento, salieron del aula y caminaron presurosamente hasta el gran comedor, en todo el trayecto Ron no evitó separar los ojos del cuerpo de su "amiga", específicamente de aquellas parte que generalmente se hallaban ocultas, por unos momentos sintió cierta envidia por el tonto de Krum, muy seguramente, había logrado ver aquello en lo que él antes no había reparado y que lo tenía al alcance de la mano –¡estúpido ciego! – se dijo, Hermione hablaba enérgicamente sobre algo que él no escuchaba, su participación en la conversación solo se limitaba a unos cuantos asentimientos de cabeza. Observó con disimulo el perfil la joven castaña deteniéndose en el suave y delicado vaivén de sus labios, Ron tuvo que reprimir el deseo de besarla, una vez terminada la cena se dirigieron a la biblioteca, en esos días alternaban sus clases y deberes con la búsqueda de algún hechizo o poción que ayudara a Harry en la segunda prueba, esto logró distraerlo por algunos momentos, sin embargo…

- ¡Ron… Ron! – Escuchó la voz de Hermione amortiguada por un estante de libros, - ¡Ron! – lo llamó de nuevo procurando no elevar, mas allá de lo permitido, el tono de su voz, apartó exasperado la mirada de "1000 y un hechizos útiles para mantener tu estanco limpio" que había resultado ser un verdadero fraude, no entendía como libros de ese tipo que tenían toda la pinta para estar en la colección privada de su madre se encontraran en la majestuosa biblioteca de Hogwarts, aunque cuidó no mencionarlo enfrente de Hermione. A paso parsimonioso caminó a través de las interminables hileras de anaqueles de libros hasta llegar al último una vez allí, dobló hacia la izquierda y se internó en un pasillo contiguo exactamente igual al anterior excepto por el contenido de los libros que llenaban los estantes.

-¿Qué sucede? – le preguntó al llegar a su lado. Hermione se hallaba de pie al lado de una escalera metálica de tijeras.

- Necesito que sostengas la escalera mientras yo reviso aquellos libros – su mano derecha se elevó para señalar los que estaban en los estantes superiores.

-¿De donde sacaste la escalera Hermione? – indagó lleno de curiosidad.

-Madame Pince, la guarda en los guarda escoba de la biblioteca y me la facilita cada vez que la necesito – respondió con simpleza mientras posaba un pie sobre el primer escalón metálico.

Ron observó aquella simple pero reveladora acción, y su mente se abrió en a sin fin de posibilidades, Hermione había olvidado colocarse la túnica del colegio y aunque odiaba portal mal el uniforme, el estar inmensa en el maravilloso mundo de los libros la había llevado a pasar por alto el porte de la capa, si Hermione subía las escaleras, Ron tendría una excelente, y seguramente agradable visión de sus largas y esbeltas piernas, con un poco de suerte podría ver un poco más, negó con ímpetu de un lado a otro, tratando de alejar sus libidinosos pensamientos.

- ¿Qué sucede Ron? – preguntó inocentemente Hermione

- ¿Dónde esta Harry? – fue lo que dijo en su primer intento de escape.

- Hace poco lo vi deambulando entre los últimos estantes de los libros de pociones – Hermione encogió un hombro – ya sabes, los que están cerca de la sección prohibida – luego frunció el entrecejo – Harry ya debería aceptar que no puede entrar allí si no tiene un permiso especial autorizado por algún profesor.

- Si – añadió con pesadumbre – Harry es muy estúpido a veces – exclamó Ron lejos de reprobar el deseo de su amigo por entrar en la sección prohibida, Hermione lo miró a los ojos y el correspondió la mirada, tragó en seco tratando de refrenar el naciente deseo de besarla - ¿No seria mejor que yo subiera? – preguntó en su segundo intento – le temes a las alturas – continuo al ver la expresión de naciente enojo en el rostro de Hermione – yo – carraspeo al ver que inesperadamente su voz sonaba más aguda de lo normal – creo que es lo mejor - finalizó.

Hermione lo miró por unos segundos en silencio y luego sonrió cómodamente – no te preocupes Ron, la altura de esta escalera no me altera, además son varios libros que deseo revisar para no tener que bajar todos – concluyó.

- ¿Por qué no utilizas un Wingardium Leviosa? – espetó en un tercer intento, aunque sabia que su argumento no funcionaría tras observar el entrecejo fruncido de la joven.

- No voy a arriesgarme a maltratar los libros Ronald y si no quieres ayudarme esta bien, vete y sigue con tu estúpida investigación – Ron quiso decirle que ella también estaba en la estúpida investigación pero en su lugar dijo – no te enojes, solo quería ahorrarte molestias – su mano derecha se había posado en el codo izquierdo de la joven mientras le dirigía una suave mirada.

Hermione asintió aceptando sus disculpas – sujétala con las dos manos – le explicó – el otro día Denis, el hermano de Colin, cayó por un costado de la escalera tirándola con él, desde entonces esta un poco chueca y aunque esta altura no me afecta, si temo caer desde allá –añadió mirando la cima de la escalera, Ron siguió el rumbo de su mirada, cuando volvió a ver a Hermione esta esperaba atenta su respuesta.

- No te preocupes, no te caerás mientras yo este aquí – no supo de donde había salido la frase de pintoresca galantería pero se sintió realmente pleno cuando Hermione lo observó con confianza, nunca había sentido el pecho más hinchado de satisfacción.

Sin más preámbulos Hermione subió por la escalera mientras Ron sujetaba cada uno de los costados con sus manos, sentía un extraño cosquilleo que recorría su espina dorsal, ideas maliciosas surcaban su mente, Ron mordía sus labios y miraba insistentemente a cada lado del pasillo tratando de buscar alguna distracción, sus pie derecho golpeaba insistentemente contra el suelo y sin darse cuenta los dedos de una de sus manos hacían lo mismo contra la escalera.

- ¡Ron! – sin detenerse a pensar levantó la mirada guiado por la voz de Hermione, sin embargo el avance de sus ojos quedó detenido justo donde las medias de la joven permitían el primer vistazo de la bronceada piel, algún perno se atasco en su mente, y el instinto gobernó su juicio, descaradamente y con deleite paseo la mirada por toda la extensión de piel que se le antojaba sumamente suave y provocadora, los muslos de la chica incitaban a un desenfreno de besos y caricias.

- ¿Ron? – Lo llamó nuevamente -¿Estas bien? – preguntó una vez el pelirrojo le sostuvo la mirada.

- Si – respondió en un agudo chirrido.

- Podrías por favor no mover tu pie – dijo en un tono que se le atojo sumamente tentador, pero que lejos estaba de serlo. – Mueves la escalera y me siento insegura – explicó segundos después.

Ron se limitó a responder con un asentimiento por temor a que su voz delatara el torbellino de pensamientos, Hermione lo observó con detenimiento por unos segundos para luego seguir con su búsqueda, el joven pelirrojo se debatía entre los dos más antiguos principios morales existentes, lo correcto, llevar su mirada lejos de Hermione o lo incorrecto, observar todo cuanto se le antojase, y sin mayores razonamientos, el instinto gobernó a la razón.

Localizó su mirada sobre las piernas de la joven, e imaginó diferentes maneras de estrujarlas, besarlas, acariciarlas y saborearlas a antojo, respirando con dificultad y cerró los ojos mientras rezaba una corta plegaria en agradecimiento por su autocontrol, luego contempló los glúteos de su compañera cubiertos por la oscura tela del uniforme, se preguntó si las bragas que utilizaba harían juego con el intrigante sostén beige de encaje, gravó a fuerza de observación todas las interesantes curvas que formaban la redondez de aquella parte de la anatomía de Hermione, nunca se imaginó que mostrara un aspecto tan exquisitamente atrayente, firme, y seguramente suave, elevó una mano y la posó muy cerca de uno de ellos, como midiendo el tamaño al compararlo con el largo de sus dedos, si Hermione se movía solo unos milímetros hacia atrás sentiría indudablemente la mano de uno de sus mejores amigos sobre su trasero, pero no sucedió, ni Hermione se movió ni Ron se atrevió a tocar mas allá que el dichoso aire que abrigaba el cuerpo de su compañera.

Limpió las finas perlas de sudor frió que cubrían su rostro con la manga de su camisa, y pronto se vio obligado a apartar la mirada al percatarse del descenso de la joven Gryffindor's. Ron estaba tan atontado que se aferraba a los costados de la escalera como si de una tabla salvavidas se tratase, con el escaso espacio existente entre el rígido cuerpo del pelirrojo y la metálica estructura, Hermione rozó accidentalmente algunos lugares del cuerpo de Ron, el cual no pudo ahogar un audible gemido lastimero.

- ¿Qué sucede? – preguntó Hermione con un matiz de angustia en su voz, Ron no pudo creer que fuese tan perfectamente ingenua, su "rocecito" había hecho tal mella en él, que si inclinaban la mirada podrían observar un notable bulto que sobresalía en su pantalón.

- Nada – dijo ahogando un resoplido – Regreso en un momento – fue lo único que se atrevió a decirle a su compañera antes de salir corriendo para solucionar su inconveniente.

Una limpia carcajada resonó en el cobertizo, poco o nada había cambiado en ese aspecto, Hermione siempre había logrado intimidarlo con su inocencia, después de ese suceso hubo poco tiempo para preocuparse por ese tipo de situaciones, entre las clases, los deberes, las responsabilidades, Harry y voldemort.

La nevada había amainado hasta convertirse en una finísima llovizna y entre los árboles empezaba a formarse la niebla, a lo lejos la bruma era tan espesa que formaba pequeñas nubes, pero Ron no apreciaba la belleza de aquel paisaje. Sus pensamientos estaban dirigidos a aquella castaña que pronto lo volvería loco.

Hermione se había convertido en la piedra angular de su vida, cuando voldemort desapareció de la historia y sobrevino la aplastante muerte de su hermano Fred, Lupin y Tonks, ella había estado allí para consolarlo, para cuidar su tristeza y velar su sueño, Hermione pasó a su lado casi dos meses antes de partir en busca de sus padres, durante su ausencia trataba de distraerse con la tienda de George o sus planes como futuro auror, pero siempre se hacia presente el inminente vació que la presencia de Hermione representaba, las carta iban y venían constantemente, en sus mensajes, la joven trataba de detallar la pequeña aventura que estaba representado la búsqueda de sus padres, hasta que finalmente luego de un largo mes, una carta anunciaba el regreso de Hermione.

Pero su dicha duró poco, días después de su llegada un mensaje de Hogwarts la alejaba nuevamente de su lado, Hermione había decidido estudiar leyes mágicas y para ello requería aprobar los EXTASIS, el regreso a Hogwarts de Hermione y Ginny representó para el y para Harry una gran tristeza que tuvieron que amainar con otras ocupaciones, aunque la idea de regresar al colegio no se le presentaba muy tentadora, Ron lo hubiese hecho por estar al lado de su joven novia, lo cual implicaría dejar solo a su hermano George, quien en ese momento lo necesitaba mucho más que Hermione, por su lado Harry no se hacia a la idea de hacer algo tan sencillo como cenar, en el mismo lugar donde había acabado su historia con Voldemort – otro trauma que agregas a tu lista Harry – recuerda haberle dicho una tarde mientras esperaban a las chicas en Hogsmeade.

Durante aquel periodo, Ron había contribuido exitosamente al crecimiento de Sortilegios Weasley, fue tal la acogida que en poco tiempo había tiendas en toda Londres y mas tarde en toda Gran Bretaña hasta que pronto sus productos empezaron a exportarse a muchas partes del mundo incluyendo América. Hermione se había convertido en Premio Anual lo cual representaba una encrucijada para la pobre hechicera, Hogwarts era uno de los más grandes clientes de Sortilegios Weasley por lo que generalmente la castaña se debatía entre retar a los estudiantes por el uso de aquellos trucos que tantos dolores de cabeza acarreaban a los profesores y hacerse la de la vista gorda ante la creciente comercialización de productos provenientes de la empresa donde trabajaba su novio y su querido cuñado.

Fueron bellos tiempos donde la joven no perdía oportunidad de visitar Hogsmeade para visitar la tienda de la que el se encargaba, pasaban largas horas entre charlas, besos y tímidas caricias que lograban excitarlo, aunque su a veces despistada novia no se diera cuenta, hasta que llegó la época de los EXTASIS, simplemente Hermione desapareció de la faz de la tierra y se internó en un mundo donde solo existían los libros, incluso Ginny pasaba largos periodos de tiempo sin verla según relataba en sus cartas, la joven castaña estaba tan irritante y estresada que pocos se atrevían a acercarse. "…me temo mi apreciado Ron que por un tiempo tendréis que hacerte a la idea que tu queridísima novia fue llevada hacia el mundo del conocimiento… los únicos que podríais sacarla de allí son precisamente vosotros dos – Harry y tú – pero desafortunadamente no estáis presentes…" Rezaba en una de sus misivas.

Después que hubo aprobado todos los EXTASIS, Hermione retornó a ser la dulce y amable niña que todos conocían, y la flamante novia que Ron esperaba, indudablemente su remordimiento por dejarlo a un lado fue compensado con largas horas sentada en su regazo envueltos en intensa secciones de besos y caricias que habían producido, en mas de una ocasión notables erecciones, sin embargo hasta entonces no sabia si Hermione las ignoraba olímpicamente o simplemente no se daba cuenta de ellas.

En las noches cuando la castaña se marchaba hacia el castillo, sobrevenían a él un inimaginable número de fantasías eróticas, que se había jurado cumplir, además de algunos recuerdos que se habían enterrado en lo profundo de su memoria como invaluables tesoros personales, entre ellos, aquel donde accidentalmente había visto a Hermione totalmente desnuda, contemplándola por largo tiempo sin que ella se diera cuenta, fue por aquel periodo donde buscaban los Horrocruxes, para ser exactos durante los días que pasaron en la casa de Billy y Fleur, por mucho tiempo Ron creyó que ese gozó le fue permitido como castigo por todas las tristezas que había causado a Hermione, el solo recordar el esplendor de aquellas provocadoras y tentativas curva… Muchas veces debió acudir a sus manos para lograr conciliar la calma luego que aquellas imágenes embargaran su mente.

Y ahora, tres años después ese aspecto no había cambiado…

Hola, espero les guste esta primera historia sobre la pareja Ron-Hermione, al principio iba a ser un One Shot, pero resultó ser muy largo para publicarlo como tal, por lo que terminó siendo una pequeña historia de dos o tres capítulos.

Envíen reviews si desean que publique el resto,

Advertencia, la calentura de Ron aumentará mucho más aunque sin llegar a herir susceptibilidades.

LilythWH