Día tres
Nostalgia | Infancia | Sueños
Cuando Seijūrō entrelaza sus dedos con los de Kuroko con suavidad, este le susurra que en su futuro se ve a su lado – tomados de la mano y realizando sus sueños.
Porque a tu lado la vida es un sueño
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Los sueños son genuinos, llenos de verdades a medias y mentiras mal contadas – pedazos de vida de la gente plasmados en colores intocables e imágenes borrosas, cargados se sentimientos y recuerdos que se van olvidando con el tiempo o traen consigo una carga más al corazón. (Una carga que tanto dolorosa como bella. Sincera, inmortal, imborrable. Reveladora.)
Cuando Seijūrō entrelaza sus dedos con los de Kuroko con suavidad, este le susurra que en su futuro se ve a su lado – tomados de la mano y realizando sus sueños.
Seijūrō le contesta que eso es imposible, que ellos están ahí, que ahora están juntos, que no hay ninguna necesidad de esperar a que pasen meses, años o décadas para comenzar a cumplir sus sueños. Kuroko lo sabe (lo sabe porque Kise se lo dijo – lo sabe porque su misma familia se lo dijo), pero aún le cuesta el creer que está al lado de alguien como Akashi. No es que tenga poca confianza en sí mismo, sino que el simple pensamiento, la simple fantasía se veía tan lejana, que ahora tiene que mirar con más atención a Seijūrō para asegurarse que en verdad está ahí.
Y sabe que no es un sueño cuando siente le cálida mano de Akashi acariciando su mejilla, su sonrisa ladina y los ojos entrecerrados, desbordando un brillo cegador. Mucho menos es un sueño porque él lo siente en su pecho, en su mente – grabado a fuego en su corazón y marcándole la piel sin detenerse segundo alguno. No se siente mal.
Se siente vivo, completo – un apretón de manos despertándolo de su ensoñación y regresándolo al mundo en donde vive – el mundo en donde esas imágenes borrosas se plasman, creando una realidad en donde él existe y funciona, se desarrolla, y en donde Akashi está a escasos centímetros de él.
Y cuando su pequeña hija le toma de la otra mano, llamando su nombre a la par de Seijūrō (ambos ríen por la casualidad), sonríe un poco y sabe a la perfección que este es el lugar en donde debería de estar.
Este es el sueño hecho realidad. El sueño de Akashi hecho realidad.
El de los dos.
Woah. Tan corto y simple. Y el título aún más.
