Retrato color carmín
Ohayou Minna-san…
Éste es mi primer sasusaku, espero que les guste.
Como sabrán ni Naruto ni ninguno de sus personajes me pertenece, pero este fic si.
Ojala que les guste…
Capitulo I
Sufrir… eso era lo único que yo conseguía, eso era lo único que podía hacer. Aparentemente era una chica feliz, aparentemente lo amaba, pero… tan sólo aparentemente… no era de verdad, yo no lo amaba, me había casado por simple interés, por un simple y vasto interés, que no se pasaba de eso. Yo, era una persona completamente miserable, jugando a la esposa perfecta, jugando a amar a un hombre que realmente parecía mi padre…, escondiéndome tras banalidades, tras mentiras, tras juegos de niña grande. Ya que para sólo tener 26 años… mi vida era un completo desastre.
Amor… si, al principio creí en el amor, hasta que me casé… con él, con la persona que se supone me debía hacer feliz, pero… no, nunca lo hizo, nunca me hizo feliz besarlo o dejar que me tocase, nunca. Pero estaba tan acostumbrada, a sus caricias, a sus besos, a su perfume… que simplemente era molesto… un molesto dolor que debía aguantar… sólo aguantar aquel dolor durante todo el día…. Evitando pasar una "maravillosa" noche junto a él, evitar sus caricias, decirle 'no, hoy no, estoy cansada'… pero cansada de él. No soportaba que tocase mis cabellos, que me llamase 'mi amor' no lo soportaba, pero… debía fingir una sonrisa, una cruel y estúpida mueca….
Pero… por las tardes, cuando él se encontraba trabajando, cuando él tenía suficiente trabajo como para no volver hasta elevadas horas en la noche… yo me escapaba, me escapaba a pasar un buen y a gusto rato junto a él, junto a mi amante, junto a Uchiha Sasuke… junto al hijo de uno de sus grandes amigos.
Sasuke era un joven de 18 años… sólo le quedaba un año para terminar preparatoria, sólo le quedaba un año para salir e irse a la universidad. Él a comparación de mi esposo era… joven, atlético y sus caricias y sus besos me hacían desearlo cada vez mas, cuando me tomaba entre sus brazos y besaba cada rincón de mi cuerpo, cuando me tomaba posesivamente y me reclamaba como suya, cuando todas las tardes después de una larga jornada de clases yo lo recogía, me sentía lo suficientemente bien como para seguir deseándolo, como para seguir pidiendo un poco mas de su amor, como para pedir un poco mas de su pasión.
Sus besos me enloquecían, su forma tan única y tan pasional de hacerme el amor…todo él me encantaba, todo él era lo que yo deseaba, pero… nuestras edades…él tenía 18 y yo… 26, él apenas comenzaba una vida y yo… ya la había realizado, casándome con ese otro hombre, con el que nunca deseé volver a pasar una noche mas entre sus brazos, quizás él era lindo, tierno, calmado… pero le faltaba lo que me atraía de Sasuke, su cariño no se podía comparar con la forma tan salvaje que tenía Sasuke al besarme, su comprensión no se parecía en nada en la forma como Sasuke me ponía encima de su pecho al terminar de tener sexo conmigo y decirme que me amaba, sus besos no se comparaban a los de Sasuke, ya que él, no era Sasuke, era mi esposo y por mas que lo "respetase", por mas que yo le llamase "cariño", jamás llegué a sentir amor por él… jamás pude disfrutar una noche como las disfrutaba con Sasuke, nunca pude besarlo como besaba a Sasuke… nunca pude quererlo tanto como a Sasuke.
Si, se que suena mal, que estoy un poco loca, que soy una entregada, que me acuesto con un bebé (por así decirlo) para sentir aprecio, para dar aprecio… simplemente soy de lo peor.
¿Qué como nos conocimos?...
Hace 4 meses…, mi esposo me había llevado al campo, a una de sus fincas, tenía que hacer negocios con uno de los empresarios mas importantes de todo Japón Uchiha Fugaku, si, era claro que simplemente me llevaba para mostrarme como un vil trofeo, para regodearse con mi belleza, para eso me llevaba.
Él me dijo que si quería podía recorrer y conocer los alrededores, claro… yo no me hice de rogar y salí de aquel lugar, recorrí todo, estaba tan fascinada por aquella hermosura que proporcionaba aquel lugar, que realmente no me di si pasó una o dos horas, no me importó…, ese era un pequeño escape, para alejarme de lo que me mortificaba, para alejarme de las pesadillas, de mi mísera y estúpida vida… para sentirme mejor. Me adentré un poco mas al bosque, quería seguir explorando, conociendo. Estaba tan emocionada, ya que cuando estaba mas joven, ir a una gran finca era un gran sueño… un sueño que para mi situación económica no podía ser, pero con aquel imbecil, con aquel idiota con que me casé… podía conocer Paris en un dos por tres; una pequeña llovizna se hizo presente, pero eso no me importó, realmente quería seguir, quería escapar, ya se que suena bobo, que lo mejor era divorciarme, que yo soy de lo peor, y lo sé, yo sé lo que soy, sé que vivir sólo le hace mal a las personas que están a mi alrededor… eso lo sé…, eso lo sabía en aquel momento, y me sentía mal, me sentía como una mísera rata de alcantarilla…pero como dice aquel refrán… "aunque la mona se vista de seda, mona se queda"… y eso era lo que era, una mujer… que no tenía ni idea de el mundo de los ricos, de las oportunidades, de lo que podía conseguir con sólo chasquear los dedos… hasta que le conocí y lo enamoré y pues me casé.
La pequeña llovizna empezó a volverse mas insistente, la pequeña llovizna ya no era eso, ya no era tan pequeña, ya me debía devolver a donde estaba mi marido, pero… no me quería resfriar y no quería mojarme mas y tampoco quería verlo… todavía no. Busqué un lugar en donde refugiarme, pero no encontraba, me adentré un poco mas y allí vi una pequeña choza, estaba vuelta nada, pero de seguro… podía reposar un rato y esperar que escampase. Corrí lo más rápido que pude, no me fijé si había alguien allí, estaba tan concentrada en ampararme de la lluvia que no me importó y entré lo más rápido posible, me senté en el piso y comencé a quitarme la blusa, ya que no quería resfriarme – ¿que haces aquí? – Escuché la voz de un hombre detrás de mí, me tapé lo mas rápido posible y volteé a mirar – lo…lo…siento… es que me cubría de la lluvia – él no me dijo nada y volteó su cara para otro lado. Y lo contemplé, era un chica de cabellos azabaches, ojos negros como la noche y su piel blanca como la nieva, era un hombre que me llamó mucho la atención, un chico que para mí estaba muy guapo – no eres de aquí… ¿cierto? – Volvió a preguntar, yo asentí con mi cabeza y le sonreí – mucho gusto Haruno… digo Hatake Sakura – extendí mi mano, pero él simplemente me ignoró con un 'hn', aunque sus modales no fuesen los mejores, me encantó su expresión, ese chico era tan guapo… tan único en su especie… que me gustó mucho.
Pasaron los minutos, nada que escampaba o que bajaba la intensidad de la lluvia. Me estaba preocupando, de seguro a mi esposo… no le hubiese gustado saber que estaba en una choza, mojada, y con un extraño…, pero… a mi no me importaba ese viejo decrepito, realmente no me importaba, me sentía mas cómoda con un antipático que con un morboso…, me gustaba el silencio y la comodidad de estar con aquel joven.
Los indicios de un resfriado ya estaban apareciendo en mi, era vergonzoso estornudar frente aquel chico, era muy humillante y al tiempo patético…, pero en vez de conseguir algún bufido de su parte o alguna queja, vi como lentamente se paraba y se quitaba su camiseta y luego como me la pasaba – ten, ponte esto o sino te resfriaras – un tenue color carmín se asomó en mis mejillas, lo miré simplemente, con algo de pena tomé aquella camiseta – date la vuelta – dije, él lo hizo, quedamos espalda contra espalda, me quité aquella camisa mojada y luego el sostén, realmente esas prendas estaban mojadas y me estorbaban, me coloqué aquella camiseta de color negro, desprendía un aroma exquisito, un aroma que realmente me embrujó –listo – dije cuando ya tenía puesto la camisa, él se volteó a verme, me analizó lentamente y una semi sonrisa se asomó por su rostro – deja secar las demás cosas – dijo, yo asentí y las llevé a un rincón, las tendí en el piso, esperando que el no viese mi sostén. Volví a mi lugar, me senté en donde antes. Lo seguí observando, seguí detallando sus facciones, quería memorizarlas – ¿Qué? ¿Tengo algo de bueno? – me preguntó descaradamente, yo quité de una la mirada, que vergüenza…. – lo…lo siento…. – dije, él me miró y se acercó a mí – si quieres… puedes calentarme – dijo sensualmente en mi oído, yo casi me muero, su voz era provocativa, su tono, su forma de susurrar…, pero…, yo ya estaba casada y tampoco iba a ayudarlo a calmar sus hormonas, si se le notaba por encima que era menor que yo, pese a su cuerpo bien formado, su cara aún era la de un bebé mimado – ¡disculpa, pero no soy esa clase de mujeres! – él se bufó ante eso y tomó mi rostro entre sus manos, acercó sensualmente su boca a mis labios, me asusté, quizás se notaba que él era menor que yo, pero aquella fuerza que manejaba, era mucho mayor a la mía, pensé de todo, intenté alejarme de allí, pero era imposible, una de sus manos me sostuvo de la muñeca y lentamente se fue acercando, provocándome un escalofrío en toda la columna vertebral – aléjate – dije, pero no me hizo caso, su cuerpo se seguía pegando al mío.
No sé como hice, pero antes de que sus labios chocaran contra los míos, le pegué una cachetada, me levanté y tomé mis cosas, salí de esa choza, no me importaba si estaba lloviendo, si llevaba su camisa, no me importó nada, estaba tan indignada que salí casi corriendo de allí. En el camino me quité su camiseta y la eché en un charco de lodo, me puse mi blusa y caminé lo mas rápido posible para llegar de nuevo a donde mi esposo.
Al llegar, él no me dijo nada, no preguntó nada y simplemente me ordenó vestirme lo mejor posible, ya que por la noche nos veríamos con la familia Uchiha.
Mas o menos, a las 8:30 de la noche, llegamos a otra finca, claro, mucho mas grande que la nuestra, llevaba puesto un vestido formal, de color negro, mi cabello iba suelto, y mi rostro iba maquillado levemente, llevaba conmigo la mascara de esposa perfecta. Que degradante era mi vida.
Al llegar, nos recibieron muy bien, la señora Uchiha era muy simpática, y su esposo era interesante, ellos nos dijeron que tenían 2 hijos, uno de 20 años y otro de 17, lastimosamente el mayor no estaba en Japón, y el otro… pues no había llegado…, pero ese no era problema. De todos modos nos sirvieron y empezamos a comer, no había pasado ni más de dos horas desde que había cesado la lluvia. Se notaba que ellos eran unas personas muy amables y respetables, siempre me había gustado mezclarme entre personas así – buenas noches – escuché una voz detrás de nosotros, una voz algo conocida. – Sasuke ¡¿Qué te sucedió?! – el señor Uchiha se levantó algo, enfadado, estaba mirando atrás de mí y yo de curiosa volteé a ver, era el chico de la choza, aún estaba sin su camiseta, tenía al descubierto su bien formado cuerpo y en la mano derecha llevaba la camiseta llena de lodo. Intenté contener la risa y la vergüenza, pero era tan difícil – hmp – él me miró fijamente, sus ojos denotaban furia, estaba algo… bueno estaba muy enojado – disculpen a mi hijo… él es el menor, Sasuke – intervino la señora Uchiha – mi amor, el señor es Hatake Kakashi… y ella es su esposa Sakura – volvió a decir la señora, Sasuke simplemente sonrió de soslayo y posó sus ojos en mi marido, lo estudió de pies a cabeza, luego los posó en mí – encantado. Permiso voy a cambiarme, estas no son fachas para presentarme ante una pareja tan respetable –con una venia se despidió, no se si se estaba burlando de nosotros, o si era una mascara como la que yo usaba.
Pasados los minutos, él volvió, con una ropa un poco mas formal, él se sentó al frente mío, pero no probó bocado alguno, simplemente estaba allí, haciendo acto de presencia. Conforme transcurría el tiempo, sus ojos se fijaban más en mí, veía a mi esposo tomarme de la mano, veía como yo intentaba soltarme cautelosamente de aquel incomodo agarre… él si había notado que yo detestaba estar al lado de aquel hombre – Sakura… no creo que te vaya a interesar las cosas que vamos a hablar, ¿Por qué mejor no das una vuelta, o te distraes un rato…? – Preguntó mi esposo – si, es cierto… Sasuke, lleva a nuestra invitada a dar un paseo por los alrededores – mencionó el señor Uchiha, Sasuke se paró y con cortesía me extendió su mano para que yo la tomase. Por un momento titubeé, pero al final se la termine dando.
Salimos al enorme jardín, contemplé los bellos árboles y las bellas flores que habían, hasta claro, que le escuché hablar – Sakura…eh… me tienes que pagar aquella camisa, me costó mucho – yo le miré entre sorprendida y divertida – mira Sasuke-kun, yo no tengo por qué darte una camisa nueva, fuiste tú el que intentó hacerme algo raro – dije, él sonrió y me tomó de la muñeca, acercándome de nuevo hasta donde él – pues… entonces págamela con otra cosa – su cara era la de un niño mimado, de un ego centrista – me viste cara de qué o qué, suéltame…. – él se bufó ante mis palabras y posó sus labios en mi oído – cara de lo que eres, amor – dijo, yo le intenté pegar una cachetada, pero fue imposible, él me detuvo – yo no soy el que se casa con n vejete por dinero… ¿Cuántos años te lleva?... 10, 20… dime, ¿Cuántos? – por algo dirán que los seres humanos no somos buenos cuando nos dicen la verdad en la cara, por algo dirán que la carne es débil. Las lagrimas querían salir, pero mi orgullo estaba primero – conozco a las mujeres como tú, y sabes me dan lastima… pero, me gustan – dijo, yo estaba reteniendo mis lagrimas, estaba intentando ser lo mas fuerte posible, pero… no quería seguir aguantando la presión que estaba a punto de estallar en mi garganta. – déjame en paz, tú no sabes nada de nada… aléjate – le dije, él me soltó – eso es para que sepas que conmigo nadie se mete, Sa-ku-ra – lo miré desafiante, realmente sus palabras me habían ofendido – oye y si no quieres que tu esposo se de cuenta de lo que hicimos… en aquel lugar, quiero que me recojas el lunes en la preparatoria Konoha, a las 3:30 p.m.…. quizás podamos solucionar nuestro pequeño problema – me soltó, yo le miré fijamente, con odio, con dolor, con resentimiento – No hicimos nada, allí no pasó nada y tú lo sabes – dije, pero su sonrisa, su molesta y sobre potente sonrisa volvió – pues entonces… explícaselo a tu esposo – no sé que fue lo que me pasó, pero me dejé convencer por un niñato como él, me dejé convencer por un mocoso… sabiendo que mi esposo me hubiese creído mas a mí que al bebé Uchiha.
El lunes, a la hora que él me había dicho, yo estaba allí, con una camiseta y un jean, mi cabello estaba recogido, tenía puestas unas gafas de sol, no me agradaba estar esperando allí, jóvenes salían por doquier de allí, con su uniforme, ese lugar era para personas ricas, para personas que habían nacido en una sociedad alta, que se colaban con mas personas de su misma clase, de su mismo estatus.
Le esperé durante 5 minutos, luego lo vi llegar a lado mío, sus cabellos estaban mojados, de seguro se había acabado de duchar o algo por ese estilo – veo que viniste – yo le miré fijamente – ven… vamonos es mi auto – que irónica era la vida, yo a esa edad estaba trabajando para poder pagar mi aparta-estudio, pero él tenía ya un carro, que de seguro no le había costado mas de un 'lo quiero'. En fin, él me dejó subir a aquel auto, ya sabía que eso no iba a salir nada bien, pero no me había opuesto a su trato, no me había opuesto a que me llevase junto a él.
Me llevó a unos apartamentos, eran grandes y se notaba que eran costosos. Subimos al segundo piso, 202, era ese el numero de habitación. Él me mostró en donde sentarme y luego me sirvió algo de tomar. No habíamos hablado de nada, no me había dicho nada – dime… ¿Cuántos años tienes? – me preguntó, yo le miré – 26 – después de eso, no pasó nada, simplemente me dijo que volviera por él a la misma hora al día siguiente.
Y así, completamos 2 semanas, él me llevaba a aquel lugar, veíamos televisión o cocinábamos, pero sólo eso, era extraño, pero me empezaba a agradar, era una forma de salir de la realidad.
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Si, ya sé… no está muy bien que digamos… pero fue una idea que se me ocurrió a las 3 a.m., cuando bajé a tomar agua ya que no podía dormir bien…
Esperó que se hayan divertido o que les haya llamado la atención, no soy muy buena en esto… así que espero que me corrijan en lo que quieran.
atentamente: Hayashibara Midori
