¡Hola! Bueno, aquí me he animado a publicar por fin mi primer fic sobre esta fabulosa serie. Me gustan tanto sus protagonistas que al principio no sabía qué hacer o sobre qué personaje escribir: Yagari Toga, Hanabusa Aidou, Takuma Ichijou… en fin, supongo que me podéis entender, ¡son todos adorables! El caso es que para este fic al final me decidí por Hanabusa Aidou y creo que acerté… pero eso ya me lo diréis vosotros (espero xD).

Bueno, el nombre de la protagonista es Fate (se pronuncia "Feit") y es una OC completamente de mi invención. La imagen del fic es algo aproximado de cómo sería ella. Y… creo que ya está, muchas gracias por leer mi fic y ¡espero que os guste!

Los personajes de Vampire Knight no me pertenecen, pero sí parte de la trama y sus OCs.


- Diálogos.

"Pensamientos"

Memorias/Flash backs/Sueños

Canciones

"Libros/Escrito"


Prólogo

- ¿Cómo te sientes?

- Bien. O mal. No lo sé. Lo cierto es que aún yo… aún recuerdo aquellos días en los que la decisión más difícil de mi vida se basaba en no saber si sumar o multiplicar en un problema durante un examen de matemáticas. Y por ese entonces yo pensaba que tenía problemas… – murmuró con cierta amargura – ojalá la vida continuase siendo así de sencilla.

Su voz hablaba suave y calmada, con un cierto grado de sarcasmo que la hacía parecer más arrogante de lo que pretendía. Sus ojos azules, oscuros como la noche, se mantenían fijos sobre el hombre que presidía aquel misterioso consejo. Con perspicaces movimientos, sus pupilas siguieron en todo momento los gestos del anciano, desde que se levantó del asiento hasta que lo tuvo frente a ella con un arco y una flecha en la mano.

- Estas armas eran de tu madre. No tengo duda en que hayas heredado su don. A partir de hoy, las utilizarás para cazar vampiros bajo nuestras órdenes, y no cuestionarás nuestra autoridad – añadió cuando vio que iba a protestar – ni aunque la orden sea de acabar con alguno de la clase nocturna.


Capítulo 1: Nervios del primer día

La Academia Cross era el último paso antes de graduarse e independizarse de una vez por todas de sus padres adoptivos. La habían admitido no precisamente por buen comportamiento, sino por sus excelentes calificaciones en todas y cada una de las asignaturas. Cuando su familia lo supo, su madre dijo algo así como "¡Qué menos que sacar estas notazas, teniendo en cuenta todas las faltas que acumulas por mal comportamiento!".

Suspiró mientras hacía su maleta.

Realmente, ella no se buscaba los líos a propósito. ¿Qué culpa tenía ella si los maestros la tenían manía? Pero claro, eso es lo que todos los alumnos solían decir como escusa cuando les castigaban, así que para ella el resultado era el mismo: ninguno. Dando un par de saltitos sobre su cama, observó que todo lo necesario estuviese en su equipaje: ropa interior, el neceser, algo de ropa, algún libro, zapatos… todo parecía estar en orden.

- Bien, ¡esto ya está! – Exclamó con felicidad, cerrando su maleta.

Bajó su equipaje a la entrada, donde sus padres adoptivos, una pareja mayor, la esperaban con el desayuno preparado. Su madre sonrió al verla tan excitada.

- ¿Nerviosa, hija?

Ella asintió con la cabeza mientras se sentaba a disfrutar por última vez de las tortitas con dulce de leche que preparaba su madre.

- Bastante. Por lo que sé, ¡es una escuela de élite! ¡Casi no puedo creer que me hayan admitido allí! Además, ¿recuerdas a Kaseumi Kageyama? ¿El hijo de la vecina cuando vivíamos en la ciudad? Hablé con él ayer y adivina… ¡también va a la Academia Cross, es el presidente de la clase! ¡Será genial! ¡Y además parece que tiene novia! – Sonrió, emocionada, mientras se terminaba el desayuno.

Su padre dejó caer la taza de su café de golpe sobre la mesa.

- ¿Ves, María? ¡Esto es lo que yo me temía! – Gruñó, mirando a su esposa – ¡Ya te dije que Fate aún es muy joven para irse sola! ¡Tanto novio y tanta novia sólo traerán problemas…! – Refunfuñó, mirando a su hija, que sonreía traviesamente.

- Vamos, Mike, ya tiene 16 años, ya tiene edad para ir abriéndose al mundo de los chicos. Además, por lo que tengo entendido, los muchachos que van a esa academia son todos encantadores y muy guapos. ¿Qué mejor para ella que un joven educado y tranquilo?

Fate Glimmer observaba en silencio cómo el rostro de su padre pasaba de rojo a morado y después a azul antes de respirar profundamente y recobrar la compostura perdida.

- Como sea – murmuró el hombre, revolviéndole el pelo con cariño –. Sólo te pido que no te dejes engatusar por el típico panoli que sólo quiera jugar – Le besó la frente antes de coger su maletín de trabajo –. Te veré pronto hija, ten cuidado.

- Claro, papá – murmuró ella, meneando la cabeza con fuerza para apartarse el pelo del rostro y ver a su padre desaparecer por la puerta principal del hogar.

Su madre le retiró los platos del desayuno.

- Vamos Fate, ve a vestirte que aún estás en pijama y pronto será la hora de salir.

- Uhm – asintió la joven con una radiante sonrisa.

Subió a su cuarto a toda velocidad y en apenas 20 minutos ya estaba colocando su equipaje en el maletero del coche de su madre. Llevaba puesto un vestido rosa bastante vaporoso, corto por encima de las rodillas y de mangas cortas. No llevaba maquillaje, no le gustaba. Tenía unos labios carnosos de color rosado que destacaban bajo su oscura mirada azul grisácea y su dulce piel acaramelada. Como detalle de última hora, mientras se bajaba del auto ante las imponentes puertas de su nuevo hogar, se recogió su melena castaña en una informal y algo chapucera coleta alta que dejaba alrededor de su rostro varios mechones de reflejos dorados. Con un suspiro se despidió de su madre en la entrada.

- Cuídate, ya sabes que aunque tu padre y yo no seamos…

- Eh – la detuvo Fate –. Vosotros sois mis padres, no importa que no sea de sangre – sonrió –. Sois con los que he crecido desde los tres años y no hay más que hablar… mamá – la besó en la mejilla.

Su madre la abrazó emocionada antes de volver a meterse en el coche y dejarla allí, al inicio de aquel enorme patio que simulaba una especie de bosque. Ni siquiera podía verse el edificio principal desde allí, ¿lograría encontrar el buen camino? Por el momento, Fate decidió continuar caminando por el camino de tierra más visible entre los árboles y comenzó a arrastrar su maleta tras ella. A pesar de ser aún por la mañana, las ramas de los árboles se tragaban toda la luz y el viento soplaba suavemente, creando inquietantes sonidos a su alrededor. Fue entonces cuando, por primera vez, Fate se dio cuenta de que estaba nerviosa.

Su corazón bombeaba bastante despacio en comparación con el ritmo habitual de cualquier ser humano y sus sentidos parecían haberse disparado hacia todas direcciones, completamente atenta a los sonidos del lugar. Casi podría decir que se sentía incluso observada.

- Estoy paranoica, estoy paranoica, estoy…

Por fin, alcanzó el edificio de la escuela. Magnífico, precioso, majestuoso y… un completo laberinto. A la quinta vuelta por el pasillo de la primera planta, dejó caer la maleta en el suelo con excesivo ruido. Eran ese tipo de actitudes las que le habían valido todas sus incidencias de comportamiento en sus anteriores escuelas.

- ¡Demonios! ¿Dónde están las indicaciones en esta escuela?

- ¿Buscas algún lugar en concreto?

- Sí, la oficina del director, por ejemplo – gruñó.

Entonces abrió los ojos, sorprendida, y alzó la vista a los cinco personajes que habían aparecido al final del pasillo. Eran… extravagantes. Perfectos en cada facción, imponentes en su presencia. Pero de algún modo, volvieron a disparar nuevamente sus sentidos. Se incorporó del suelo donde se había sentado, ofuscada, y realizó una educada reverencia a modo de disculpa.

- Siento mi actitud, creí que estaba hablando sola.

El moreno que había hablado con voz suave y calmada en un principio la miró con una mirada que no supo cómo interpretar. No parecía sorprendido de verla, más bien era como si la conociese de toda la vida, con familiaridad.

- Tranquila. La oficina del director Cross está en el segundo piso, la verás nada más subir por las escaleras.

La única chica del grupo se acercó al moreno.

- Kaname…

- Tranquila, Ruka, no es importante.

¿Importante? ¿De qué iba aquello? Casi parecía que el rubio de ojos azules y la tal Ruka se le iban a echar al cuello por haberle hablado así al moreno. "¿Acaso no escucharon mi disculpa? – Pensó preocupada – ¡Genial! – Bufó – El primer día y ya he causado una mala impresión". Decidió dejar pasar aquellas miradas de suficiencia y volvió a inclinarse.

- Gracias, Kaname – repitió el nombre que le había escuchado a la castaña.

El moreno le dedicó algo parecido a una triste media sonrisa y siguió su camino con el resto del grupo. Únicamente cuando hubieron desaparecido a lo largo del pasillo, fue capaz de sentir cómo el aire volvía a ser ligero y pudo respirar con normalidad otra vez. No quiso darle más vueltas o llegaría tarde en su primer día de clases, pero realmente había algo antinatural en aquellos muchachos y en la forma en que se agrupaban en torno al moreno. Se encogió de hombros mientras se disponía a tocar a la puerta del director. "Sería el grupo de los populares" pensó, quitándole hierro al asunto.

Toc, toc.

- ¿Síii?

Sus ojos se abrieron al máximo al entrar en la oficina y descubrir a un hombre de aspecto agradable, vestido como lo haría su abuela de seguir viva, y con una infantil e inmensa sonrisa dibujada en el rostro. ¿Aquel era el director? Fate estaba muda de asombro, pero se recompuso a tiempo de presentarse.

- Esto… soy la nueva alumna… Fate Glimmer.

- ¡Ah! ¡Fate, te esperábamos antes, ya ha empezado la clase! – Respondió, cantarín.

Ella bajó la cabeza de mala gana.

- Me perdí, pero pensé que aún no habían empezado las clases ya que unos alumnos me indicaron el camino y…

- ¡Ah, la Clase Nocturna! – Esta vez, se sentó en la silla de su despachó y la estudió con seriedad a través de las gafas.

Fate se revolvió en el sitio, incómoda. ¿Por qué todos los que la miraban en aquel lugar la veían como si esperasen otra cosa? Decidió tragarse sus palabras y volver al hilo de la conversación.

- ¿Hay una Clase Nocturna?

El director pareció relajarse levemente y volvió a actuar como un niño pequeño, explicándole con todo detalle que la Clase Nocturna era para los alumnos más cualificados y que eran personas realmente admirables. Por la forma en la que hablaba, era evidente que era su gran logro, aunque ella no lo entendió del todo. Al fin y al cabo, un grupo de estudiantes cualificados también podría estudiar durante el día, ¿no? Se encogió de hombros mentalmente.

- Bueno, Fate, creo que deberías ir a dejar tus cosas a los dormitorios de la Case Diurna, tu clase, e incorporarte junto con el resto de tus compañeros a la lección. ¿Necesitas que te acompañe a los Dormitorios del Sol? – Preguntó amablemente.

La joven castaña suspiró y sonrió. Estaba tan segura como él de que se perdería, era su sino: su mala orientación.

- Por favor – sonrió, algo sonrojada.

Mientras caminaban por el edificio, Fate pudo apreciar a través de las enormes cristaleras que eran las ventanas, el maravilloso lugar en el que estaba situada la academia. Cerca de la ciudad, pero a la suficiente distancia como para que el bosque crease un hermoso contraste de naturaleza salvaje. A decir verdad, la joven se moría de ganas de recorrerlo entero. ¿Habría algún lago por la zona? Juraría haber visto un río mientras buscaba el edificio de la academia minutos atrás.

- Fate, debes saber – interrumpió sus pensamientos la voz del director, algo más seria que antes – que hay un toque de queda para la Clase Diurna, y es cuando se debe volver a los dormitorios. Es entonces cuando la Clase Nocturna sale de sus dormitorios para dar sus clases. ¿Lo entiendes?

- Sí, algo así como una rotación.

- ¡Exacto! – Exclamó felizmente el director, abriéndole la puerta de su dormitorio con un pequeño saltito – Como verás, hay dos camas y más ropa. Tu compañera de habitación se llama Moka Hirashi, espero que os llevéis bien, es una chica muy enérgica.

La joven tragó saliva. No era lo que ella esperaba encontrarse, y eso la puso nerviosa. Ahora, que estaba tan cerca de presentarse a sus nuevos compañeros, comenzaban los nervios. El director la dio unos minutos para que se pusiese el uniforme y dejase las cosas y después la acompañó hasta la puerta de su clase. Pudo escuchar con claridad la voz del maestro dando la lección y una súbita depresión se adueñó de ella: para colmo, iba a ser el centro de atención.

- Director… – miró a su alrededor.

Genial, encima, aquel tipo se había esfumado. Respiró profundamente antes de tocar a la puerta y pasar alisándose la corta falda de su uniforme negro. Hizo una reverencia.

- ¡Bu-buenos días! – Exclamó, tremendamente nerviosa.

- Llegas tarde – gruñó el profesor, un tipo de pelo corto y ojos oscuros.

"Ay…" gimió ella mentalmente. Las presentaciones se hicieron de lo más rápido y, como era de esperar, la situaron al lado de su compañera de habitación, una joven de largo cabello negro y ojos castaños.

No había ni sacado los libros y su compañera ya la sonreía abiertamente con una mano extendida educadamente hacia ella.

- Hola, soy Moka Hirashi.

- Fate Glimmer – respondió, estrechando su mano.

A partir de ahí, fue imposible concentrarse en las lecciones. Su compañera hablaba por los codos y no se cayó ni durante el almuerzo. Al principio, a Fate le había parecido estresante, pero ahora que se acercaba el toque de queda, se alegraba de haber encontrado una posible amiga tan rápido.

- Bueno, ¿y qué hay de ti, Fate?

- ¿De mí?

- Sí, no me has contado nada de ti – sonrió la morena mientras comenzaba la última clase del día.

- Bueno, soy adoptada desde los tres años, vivo a las afueras de la ciudad y mi padre trabaja en un banco como abogado.

- Vaya, ¿qué les pasó a tus padres? – En el acto, se tapó la boca con las manos – Uy, perdona, a veces no me controlo.

Fate sonrió de medio lado con algo de tristeza.

- No te preocupes, es normal que la gente pregunte cuando oye algo así. Lo cierto es que no sé los motivos por los que acabé adoptada, pero por una foto puedo decirte que tengo los ojos de mi padre – sonrió, tratando de evitar que Moka se sintiese mal.

Objetivo cumplido. En el acto, su compañera volvió a su habitual y frenético ritmo de conversación hasta que, cuando se acercaba el fin de la clase, la vio comenzar a recoger.

- ¿Qué haces? La clase aún no termina – susurró, sorprendida.

- No seas tonta, ¿no sabes que ahora es el toque de queda? ¡Es nuestra oportunidad de ver a los de la Clase Nocturna! – Exclamó en un susurro, como si no quisiese que las demás chicas supiesen que ya se estaba preparando para coger el mejor sitio.

En la mente de Fate, la imagen del grupo de aquella mañana se dibujó bien clara.

- ¿Vas a ver a Kaname y a sus compañeros?

Su compañera la miró con asombro.

- ¿Conoces a Kaname Kuran?

- ¿Qué? ¡No! Sólo me lo encontré esta mañana cuando me perdí buscando la oficina del director. Iba con otros estudiantes de la Clase Nocturna.

- ¡Vaya! ¡Sí que eres afortunada! – Exclamó Moka mientras sonaba el toque de queda y la cogía del brazo – ¡Vámonos!

Fate apenas tuvo tiempo de coger su mochila y salir agarrada del brazo de Moka a una velocidad que rivalizaría con la de un corredor profesional. La morena estaba emocionada y Fate aún no lo comprendía del todo.

- Pero ¿qué tienen de especial? ¿Sales con alguno o algo así?

Moka la miró mientras corrían hacia los Dormitorios de la Luna como si estuviese soñando despierta.

- ¡Kyaa! ¡Me encantaría poder llegar a salir con Hanabusa Aidou! – Fate desvió sus pensamientos de la conversación, imaginando que ahora su compañera se estaba imaginando a sí misma del brazo de aquel apuesto joven – Con ese pelo rubio rebelde y sus hermosos ojos azules… ¡Kyaa!

En eso, Fate estuvo a punto de tropezar. No había visto a muchos de la clase nocturna, pero así con esa descripción, el rubio que había actuado de forma sobreprotectora con el moreno le vino a la mente. ¿Sería él el tal Hanabusa? Por suerte para ella y sus cansados pies, no tardaron en llegar hasta las elegantes e imponentes puertas frontales del edificio de los dormitorios de la Clase Nocturna.

- Parece que ya hay mucha gente…

Observó asombrada como decenas de chicas de la Clase Diurna trataban de empujar a la prefecta para esperar en primera fila a que saliesen los de la Clase Nocturna. Era increíble la cantidad de "¡Kyaa!" que se oían en aquel momento. Más que chicas parecían fans desesperadas. Incluida su amiga Moka, por supuesto, que en un descuido, volvió a cogerla del brazo y se situaron al final del grupo.

- ¿Qué haces, no quieres verles? – Preguntó Fate, extrañada.

- ¡Claro que sí! ¿Pero para qué empujar cuando van a pasar por aquí de todas formas? – Le guiñó un ojo – En el amor y la guerra, hay que ser inteligentes. Y aquí hay de las dos cosas – sonrió.

Fate no pudo evitar sonreír, aquella chica realmente le resultaba agradable. De pronto, las puertas se abrieron de par en par, y los alumnos de uniforme blanco se mostraron ante ellas. "Demonios" fue todo lo que pudo pensar Fate al verlos a la luz del atardecer. Eran aún más hermosos de lo que recordaba, mucho más. Como esperaba, fue Kaname el primero en salir y todos los demás le siguieron, comenzando por el grupo que había visto aquella mañana. Y un instante después, todas las chicas que se habían apartado para dejarles pasar, volvieron a intentar acercárseles gritando sus nombres, desesperadas.

Y una vez más, tal y como esperaba, el nombre que más se escuchaba era el de Hanabusa Aidou.

- ¡Kyaa! ¡Aidou! ¡Dispáreme!

- ¡Y a mí, y a mí!

- ¡Kyaa! ¡Yo también quiero que me dispare!

El rubio se adelantó unos pasos al grupo de estudiantes de la Clase Nocturna y comenzó a fingir una pistola con sus dedos mientras disparaba a todas sus fans, que iban cayendo desmayadas una a una según les llegaba la "bala del amor". De pronto, Fate se encontró sola rodeada de colegialas deseosas de recibir un disparo del rubio que cada vez se acercaba más a ellas. Se encontró sola en la inmensidad de aquel lugar, observando a aquellas personas avanzar de forma glamurosa y elegante, como si se tratase de personas de la realeza. Le resultaba… hasta escalofriante.

De pronto, todos los gritos cesaron cuando una voz algo más grave se hizo escuchar sobre la de Yuuki Cross, la prefecta.

- ¡Vosotras! ¡Dejad de armar tanto alboroto, el toque de queda ya sonó!

- ¡Z-Zero! – Exclamó sorprendida su compañera al ver cómo las otras chicas se tensaban y dejaban de empujar.

El peliplata de ojos lilas también era muy atractivo, pero excesivamente siniestro.

- No te distraigas, Yuuki – murmuró, con mala cara.

La joven se sonrojó y Kaname le sonrió con ternura.

- Gracias por tu trabajo, Yuuki.

La joven se inclinó en seguida en señal de respeto antes de volver a sus labores, y algo atrajo la atención de Fate. La mano de Moka se apretaba fuertemente sobre su antebrazo mientras caía al suelo. Al principio, la joven no supo que ocurría hasta que tuvo el dedo del rubio justo sobre su frente. Sintió cómo sus latidos se aceleraban a causa de la sorpresa de tener a aquel atractivo joven tan cerca, pero había algo más. De pronto, sintió como si realmente, él fuese a dispararla con un arma de verdad. Le vio como un auténtico peligro.

- ¿Qué…?

No tuvo tiempo de decir nada. Le vio esbozar la sonrisa más atractiva que jamás había visto en el mismo instante en que de entre sus perfectos dientes salió la expresión "¡Pium!". El dedo que reposaba sobre su frente le dio un suave golpe a causa del "disparo" y acto seguido, le vio marchar con una divertida sonrisa en los labios. Igual que cuando estuvo en el pasillo de la academia, recuperó el aliento cuando les perdió de vista a lo lejos y se dejó hacer de rodillas al suelo junto a su amiga.

- ¡Vaya, eso fue estupendo! ¡Hanabusa Aidou me disparó! – Reía Moka, emocionada.

Fate apenas lograba boquear en busca de algo de oxígeno. ¿Qué había sido esa sensación de peligro? Y más aún, pensó enfurecida mientras arrancaba algo de césped del suelo al cerrar sus manos en dos puños, ¿por qué aquel estúpido arrogante que aquella mañana había parecido odiarla había decidido dispararle su "bala de amor" precisamente a ella? Soltó un bufido por lo bajo. Y lo peor era que su cara habría sido un cuadro del que el rubio se reiría durante un muy largo tiempo. De pronto, fue consciente de que la hablaban cuando la mano sobre su hombro comenzó a menearla con fuerza.

- Vamos, Fate, reacciona. Cómo se nota que es la primera vez que te disparan, ¿eh? – Sonrió Moka.

- ¿Eh? Sí, bueno, digamos que no me lo esperaba.

- ¡Ni yo! ¡No es normal que sea el propio Aidou el que se acerque para dispararte! ¡Guau, eres muy afortunada!

Fate suspiró. "¿Afortunada? – Pensó mientras regresaban a su dormitorio – Ni un pelo. Ahora voy a tener a ese engreído durante toda la noche en mi cabeza". Y así fue. Daba igual cuantas vueltas diese sobre sí misma en la cama, no era capaz de pensar en nada que no fuese el disparo del rubio. Era como si realmente, una bala se hubiese alojado en el interior de su mente, impregnándola de imágenes del rubio. Y entonces comprendió que realmente, con chicos tan atractivos y juguetones en la Clase Nocturna, era normal que las chicas estuviesen como locas.

Antes de dormirse deseó no encontrarse a sí misma al día siguiente, gritando "¡Kyaa! ¡Aidou, dispáreme!" como el resto de sus compañeras, incluida Moka. Y con un suspiro, por fin logró encontrar un huequito en los brazos de Morfeo.


Con un largo y pronunciado suspiro, el director junto sus manos sobre la mesa de su escritorio mientras observaba al imponente vampiro sangrepura que se preparaba una copa de sangre con la pastilla experimental de la Academia Cross.

- Parece que quiera preguntarme algo, director – comentó Kaname mientras se llevaba la copa a los labios y le miraba con sus oscuros ojos encendidos ahora por un brillante color sangre.

El director Kaien Cross le miró sobre sus gafas, con expresión seria.

- Quiero saber tu opinión. Al fin y al cabo, ya sabes quién es.

- La última heredera de la familia de cazadores de vampiros Autumn. Pero aunque ha heredado los instintos y los ojos de su padre, y las habilidades de su madre, no tiene ni idea de nuestra existencia – Kaien se levantó de su asiento y miró por la ventana, pensativo. Kaname lo percató –. ¿Algo le preocupa, director?

- Sí. Yo conocí a sus padres y eran buenos, realmente excepcionales, sobretodo su madre. Me preocupa pensar que su tranquila vida hogareña se vea quebrada por asistir a esta academia.

- ¿En qué sentido? Porque puedo entender que le preocupe que descubra que los de la Clase Nocturna somos vampiros, pero no es eso lo que tiene en mente. ¿Verdad?

Kaien sonrió de medio lado. A Kaname nadie podía ocultarle nada.

- Me preocupa el que consejo de cazadores dé con ella y todo su mundo de un giro de 180º. No quiero ni pensar en que pueda descubriros, en que el consejo la encuentre y la obligue a continuar con el linaje de su familia, o que simplemente acabe corriendo la misma suerte que sus padres.

- Ya. El asesinato de la familia Autumn fue muy sonado incluso en la sociedad de vampiros. Cazadores cazados por otros cazadores… Nunca se encontró al asesino. ¿Temes que si el consejo la encuentra, su asesino también?

- Eso mismo.

- Lo que aún no entiendo – comenzó Kaname mientras dejaba la copa vacía sobre el escritorio del director y se ponía en pie – es por qué ella sobrevivió y sus padres no.

- Bueno, eso fue simplemente porque no estaba con sus padres en aquel momento. Era su tercer cumpleaños y me la habían dejado para llevarla al parque mientras ellos cazaban a un vampiro. Y eso fue lo último que supe de ellos mientras vivían.

- ¿Y por qué la diste en adopción?

La mirada de Kaien esta vez, fue muy fría.

- Por ese entonces, yo aún no estaba retirado y no podía encargarme de una niña tan pequeña. Además, el consejo no me lo permitió. Se la dio en adopción y hasta ahora no sabía ni siquiera si seguía viva.

Kaname permaneció en silencio unos minutos hasta que decidió volver a clase.

- Volveré al aula, director.

- Kaname – le detuvo Kaien Cross con voz firme –, ¿hay alguno de la Clase Nocturna que sepa quién es ella?

- Aún no, pero no tardarán en reconocerla. Buenas noches.

- Buenas noches – susurró el director, antes de volver a sentarse en su escritorio.


Continuará…

¿Y bien? ¿Y bien? Me muero – literalmente – por saber qué opináis de este primer capítulo. ¡Gracias y nos vemos muy pronto, que ya tengo el segundo capítulo listo para publicar si la historia gusta!