Disclaimers: Los personajes son propiedad intelectual de J.K. Rowling y son utilizados sin intención de lucro.
Notas de la Autora: El inicio de ésta historia también fue publicado en el grupo de Facebook: Drinny/Dranny: ¡El Mejor Amor Prohibido! Como parte de la celebración Navidad al Revés. Y en ninguna otra parte.
N/A: La inspiración ha estado de mi lado y por lo tanto ha nacido esta parte, no sé que tanto fluya, pero espero que sea lo suficiente como para no tardar tanto en actualizar.
Aclaraciones: Al ser un mundo al revés, he cambiado los sexos de Draco y de Ginny, ahora Draco es mujer, llamada Dziban Narcissa Malfoy*, y Ginny es hombre, llamado Gawain Arthur Weasley*
Dziban Malfoy es pelirroja, ojos castaños y tiene seis hermanos: Leonis, Kaus, Rigel, Polaris, Acturus y Hester, que representan a George, Charlie, Ron, Percy, Bill y Fred respectivamente.
Gawain Weasley es hijo único, rubio, ojos grises y engreído.
También he invertido sus casas, sus amigos y he cambiado el sexo de algunos de los otros personajes, como es el caso de Madam Pomfrey, ahora es el señor Pomfrey, también he intercambiado los papeles de la profesora McGonagall y el profesor Snape, eso es hasta el momento, espero que sea de su agrado. Cualquier duda, la aclararé, Gracias.
*Los nombres del cambio de sexo fueron los que se establecieron previamente en las bases de la Celebración de "Navidad Al Revés" en el grupo de Facebook Drinny/Dranny: ¡El Mejor Amor Prohibido!
La Postal.
La bonita sonrisa de la pelirroja quedó a la vista en cuanto abrió el sobre. Hacia demasiado tiempo para su propio bien que no la veía, y es que él solo se había metido en aquel lío; como siempre y por estúpido, no pudo solucionarlo, había un punto en que todos se quebraban, ella no era la excepción a la regla.
Se había equivocado al enviarla; ella no era así, posiblemente si hubiese sido al revés, las intenciones hubiesen sido herirle, incluso hubiese añadido un puñal, para clavarlo directo en el corazón de la pelirroja.
Se recargó en el respaldo del sillón, recargó su barbilla en el dorso y se desparramó por completo, observando el ridículo árbol navideño blanco a medio armar; él jamás había disfrutado de esas fechas; en el pasado, cuando viva con ella, sólo lo hacía para ver sus ojos brillantes y su entusiasmo, ella era Navidad. Ella era san Valentín, ella era todo lo que lo hacía feliz.
La puerta del apartamento se abrió, no se dignó de desviar la vista para ver entrar a la mujer; que arrojó las llaves a la mesa en clara frustración al ver el desorden.
—Te pedí que arreglaras esto ¿porque no está arreglado? –acusó de poco humor.
—Es complicado armar esa mierda –contestó arrastrado las palabras, en un tono despreocupado y frío, acorde al clima.
—Te arrancaría esos cabellos rubios de forma definitiva sí no te hicieran ver lo suficiente atractivo como te quiero en Navidad, Gawain –refunfuñó la mujer.
—Deberías sí quiera intentarlo, y te arruinaría la vida sin dudarlo un segundo.
—Bien, entonces por molestar te diré que vi a Kaus –sonrió divertida y lo observó –los Malfoy han comenzado a llegar, Kaus es el más difícil de hacer venir, así que sí él está, ella también.
—Lo dudo, debe estar pasándola de maravillas con Harry Potter.
— ¿Quién eres tu comparado con Harry Potter? –bromeo la mujer sentándose en sus piernas y acariciando su rostro.
—Deja de provocarme, Pansy –pidió un poco enfadado.
—Sólo estoy siendo honesta contigo, si no te gusta, dejare que te revuelques con la primera zorra que te hable y así menos la recuperes.
—Dime algo ¿siguen siendo amigas?
—Por supuesto que no, tengo estándares que sólo rompí por ti, no me junto con plebeyos, ella fue la excepción porque salía contigo, y la "bonita" amistad se rompió cuando te elegí a ti antes que a ella.
—Primero fuiste mi amiga, antes que de ella, sólo para hacerlo constar.
—No me mereces, eres un idiota, y ella es encantadora, en serio, me he estado preguntando desde que me la presentaste ¿qué es lo que ella te vio? –Enarco una ceja –ella es dulce, recatada, simpática y con una familia numerosa, y tu... Eres antipático, grosero, frío, arrogante, berrinchudo, fastidioso, exagerado, mal carácter, ni una gota de sentido del humor o común, no lo sé, hizo bien al dejarte.
—Te odio –la empujo fuera de su regazo para poderse levantar, haciendo que la chica cayera sobre su trasero.
Avanzó hasta el árbol de navidad, deteniéndose a observar el desastre, no era muy hacendoso, ya que siempre había tenido quien arreglara el desorden por él, pero si había algo que le enfadara de sobremanera, era el desorden, quien le conociera lo sabría, por esa razón se la pasaba de mal humor todo el tiempo, porque su vida desde hacía seis años, era un desorden.
—Gawain –la voz suave de Pansy lo volvió a la realidad, se llevó la mano a la frente, nadie en toda su vida, le había visto llorar.
—Ya te dije que esta mierda…
—Voy a decirte algo –lo sujetó del brazo y escondió el rostro en su pecho –todo esto tiene instrucciones para armarlo, pero claro, tienes que ser un macho idiota que no puede leer las instrucciones porque eso acabaría con su honor.
—Comenzarás a insultarme –echó la cabeza hacía atrás.
—Puedes arreglar esto con un movimiento de varita, pero no, prefieres hacer esto a la versión muggle, tú, Gawain Weasley, orgulloso sangre pura.
—Podría incendiarlo accidentalmente –intentó bromear.
Se quedó con las palabras en la boca; iba a detenerla para que lo dejara terminarlo de la manera en la que había iniciado, hacía tiempo, cuando vivía con Dziban, que solían poner todos los adornos por sí mismos, sin magia, ella siempre ordenando y diciéndole donde iba qué, mientras reían divertidos cuando él se equivocaba, terminaban sucios, cansados, y felices, Gawain podía ser frío y grosero; podría no tener metas enormes y prefabricadas en la vida, pero quería hacerla feliz.
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Dziban Malfoy sonrió encantadora en cuanto Kaus apareció por el umbral de su puerta, el pequeño apartamento que compartía con Harry estaba casi a las afueras del Londres mágico, era pequeño, acogedor, y podía sentir el calor de hogar, casi tanto como en "La Mansión Malfoy" como gozaban de llamarle a la casa de sus padres cuando aún vivían todos ahí, claro que era sarcasmo, ya que era diminuta, tanto que vivir once personas, a veces quince, era complicado, así que Gawain Weasley se había encargado de que todo Slytherin se burlara de ellos, y su casa ubicada en una pequeña colina de Ottery St. Catchpole, fuese apodada "La Mansión Malfoy".
—Te ves radiante ¿puedo saber la razón? –sonrió Kaus.
—Apenas ha iniciado el mes y ya tengo todo arreglado –giró sobre su mismo eje para que su hermano notara el lugar.
—Es asombroso, Dziban –admitió –me gusta más que… -se quedó callado.
—Sé lo que ibas a decir, que te gusta más que el de Gawain ¿no?
—Me alegro que lo dejaras –aceptó –también me alegra que me dejaras quedarme aquí, La Mansión debe estar repleta, y no quiero soportar a mis adorables sobrinos –rió por lo bajo.
—Ya, supongo que el eterno soltero está cansado de que le pregunten para cuando va a casarse.
—Sí, ¿tú y Harry cuando van a casarse? Me ha llegado por correo –le enseñó el sobre arrugado que tenía en el abrigo.
—Dame tu abrigo, ya me cansé de que todo mundo ignore mi perchero –informó con una cálida sonrisa.
—Aún tengo que arreglar muchas cosas en el trabajo.
—Ya viste que tu adorado Gawain no ha parado de salir en las noticias, ahora se rumora que sale y vive con Pansy Parkinson.
—Kaus, lo que haga él no me interesa, hace seis años que esa relación se terminó.
—Y me alegro, es sólo que me encontré con Parkinson –levantó la vista hasta su hermana –y si es verdad que están comprometidos, tiene los cuernos más grandes que un cola cuerno –bromeó.
—No nos interesa su vida ¿de acuerdo? A ver, repite conmigo: Soy Kaus Malfoy, tengo una vida plena que disfrutar, mis asuntos son libres de compartirse, pero no tengo por qué inmiscuirme en el de los demás.
—El mantra que repetiste por cinco años fue: Soy Dziban Malfoy, y puedo sobrevivir un día más sin él ¿no?
—Ya viste mi árbol –se hizo a un lado y lo señaló.
Kaus observó a su hermana, era la única chica en la familia, salvo su madre, claro, y a pesar de ser la más fuerte, decidida y valiente Gryffindor que hubiese pisado alguna vez la familia Malfoy, sabía que ese imbécil de Gawain Weasley había robado todo de ella, dejándola en lo que ahora era, una cautelosa, recelosa y desconfiada chica, fingiendo que nunca pasó nada en su relación con Weasley.
—Acturus me pidió que hablara contigo –aceptó cuando ella acomodó una de las esferas.
—Ya lo sabía, ha estado aquí el día que llegó a Londres, diciéndome que debería superarlo y todo eso, pero ¿sabes? No quiero que arruinen Navidad.
—Nosotros no arruinamos Navidad, sólo admite que en cuanto sale su nombre quieres ir a buscarlo.
—Hola, soy Dziban Malfoy, la chica que carece de dignidad, gracias por el voto de confianza –giró sobre sus talones y fue a su habitación.
Se quedó en su cuarto arreglando un poco el lugar, Harry solía ser muy desordenado, y si algo había adquirido viviendo con Gawain era a mantener el orden, el solía odiar todo, incluso esas fechas, y en la última Navidad juntos, a ella.
—Todo resplandece por aquí –se burló Harry y la besó –ya te dije que no es necesario que mantengas todo tan… resplandeciente –rodeó su cintura.
—Lo sé, pero las malas mañas son difíciles de erradicar.
—Sé a lo que te refieres, Dziban –besó su frente.
—Harry, he estado pensando que…
Los dos voltearon a la puerta cuando Acturus apareció, carraspeó su garganta y la pequeña niña pelirroja le estiró los brazos a Dziban, su tía favorita, así que fue hasta ellos y la alzó, con una sonrisa amplia.
—Hola, pequeña Cissy –sonrió –dime ¿te ha mandado una lechuza tu hermano el metiche Kaus? –frunció el ceño.
—No en realidad, vine porque papá quiere que cenemos juntos, quiere aprovecharnos al máximo ¿algo de malo en ello? –elevó una ceja.
—Nada –aceptó y le sonrió a su novio –si no te molesta ¿podemos ir?
—Desde luego que no, cualquier excusa es buena para ir a La Mansión, ¿cierto Cissy?
Dziban colocó su sonrisa automática, pero escuchar el término "La Mansión" le hacía recordarlo, y a pesar de que ese apelativo a la casa era una burla, toda su familia la había adoptado y apodado así. Ya era común.
Llegaron a La Mansión cerca de las ocho, había niños corriendo, su hermano Acturus era el mayor, y el último de los varones en tener hijos, bueno, excepto Kaus, que seguía manteniendo su derecho de morir soltero, como llegó al mundo.
—Oye, Dziban –interrumpió Rigel con una mueca preocupada.
—Sí, dime Rigel –frunció el ceño.
—Recuerdas que Harry me pidió un favor y te pedí tu pergamino con las direcciones y los nombres de tus amigos ¿verdad?
—Sí –aceptó.
—Bueno, no has borrado su nombre del pergamino.
—Oh, pues lo hubieses hecho por mí –contestó seca.
—Lo noté después de que envíe todo –se talló la mandíbula incómodo.
Dziban dejó a la pequeña Narcisa en los brazos de su madre y jaló a su hermano pellizcándolo del brazo.
— ¡Te volviste loco! –chilló.
—No fue mi intención –soltó excusándose.
—Por favor, Rigel, dime que es exactamente lo que te pidió Harry.
—Enviarles una postal de navidad a todos sus amigos, conocidos y… eso –se encogió de hombros –no ha sido nada especial; sólo una pequeña postal.
Se relajó, sólo era una postal, una como la que ellos solían enviar cada año, había sido su idea, de él, hacerlo, obviamente para restregarle a Harry quien se había quedado al final con ella, pero las cosas en un momento tomaron el curso que nunca debió desviar, observó a su hermano y negó, en señal de que todo estaba bien.
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Arthur Weasley levantó la copa de vino y sonrió fascinado, observó a su hijo único que estaba recargado en el respaldo de la silla de forma descuidada, observó a la mujer junto a él, que le pateó debajo de la mesa, así que se acomodó.
—Quiero hacer un brindis por mi hijo –informó orgulloso –hace un par de años atrás, pensé que jamás llegaría el momento en que podría dejarle a cargo de mis negocios, pero ahora que ha vuelto al buen camino, me enorgullece nombrarlo mi sucesor.
—Gracias –sonrió educado y agradeció con un movimiento de cabeza a todos los que alcanzaba a ver en esa larga mesa.
Su padre se sentó y siguió en la plática amena con otro hombre, ser anunciado como el sucesor significaba muchas cosas, ser acosado por mujeres, y por hombres, daba igual, aunque los intereses cambiaban de unos a otros.
—Siempre huyes –se quejó Pansy –tengo que informarte algo.
—No me importa –se recargó en el barandal y se aflojó la corbata, para después desabotonar un poco la camisa.
—Pues esto sí, me encontré con Kaus Malfoy y…
—Ya me lo dijiste, que ella tiene que estar en Londres, pero no me importa –se llevó un cigarrillo a la boca.
—Me acosté con él –informó –la mirada gris de Gawain se posó en ella acusadoramente –no es la primera vez que ocurre –admitió –y realmente no quiero que sea la última.
—Estás revolcándote con un plebeyo –le recordó.
—Tú ibas a casarte con su hermana ¿Qué diferencia hay? –soltó enfadada Pansy.
—Que Dziban es diferente –vociferó.
—Tan diferente y por eso jodiste todo entre ustedes ¿cierto?
—Yo no lo jodí, o no lo recuerdo al menos.
La chica se atragantó con sus palabras; observó adentro, al padre de su amigo, hacía un par de meses habían fingido comenzar una relación, vivían juntos porque no era algo novedoso, pero entre ellos, nunca había existido atracción.
—Pero ¿cómo es que no lo recuerdas?
—Sólo recuerdo haberle contado a Zabini mis planes sobre proponerle matrimonio a Dziban, incluso me acompañó por la sortija, lo siguiente que recuerdo es a ella llorando en el rincón, con todo destrozado y yo como una fiera, recuerdo decirle que la odiaba, que no quería volver a verla, y si lo hacía, la mataría con mis propias manos.
— ¿Le hiciste eso en Navidad? –la morena elevó una ceja mientras sus labios temblaban de la ira.
—Lo hice, y no sé el porqué.
—Espera –se detuvo a sí misma en sus cavilaciones –dime ¿aún tienes esa sortija?
—No –aceptó él –después de lo que pasó con ella, le pedí a Blaise que se deshiciera de la sortija, no quería ni verla ¿por qué?
—Dime algo Gawain, pero sé honesto ¿qué tanto quieres recuperar a Dziban? –Él soltó una risa socarrona, y eso dijo todo –bien. Ahora dime, en el camino a recuperarla ¿qué tanto te importa dejar en ridículo a tus padres?
—Tanto como sea posible –le regaló una sonrisa torcida tan de él.
—Vas a apoyarme después de esto ¿cierto?
—Pansy, si me ayudas a recuperarla, te juro que te apoyaré en lo que sea que no influya de mala manera en mi relación con Dziban.
—De acuerdo, me seguirás, y tienes que ser muy tú.
—Patán, arrogante y desalmado –ella sonrió en aprobación.
Pansy se giró adquiriendo una actitud furibunda. —Eres el peor hombre del mundo –entró gritando al lugar, así que él la siguió –no sé cómo es que en un momento pensé que serías una buena opción, eres un poco hombre.
—Poco hombre –se burló –te recuerdo que en la cama sueles gritar tan fuerte que incluso sobre el hechizo silenciador te escuchan ¿no? –se burló.
—Te puse los cuernos –contestó –me acosté con Kaus Malfoy, y déjame decirte que es mucho más hombre que tú, y que cualquiera en esta fiesta.
—Con qué poco te conformas, te recuerdo que es tan alto como un elfo doméstico.
—Pero más grande que tú, sin duda la tiene, idiota, te he estado poniendo el cuerno al día siguiente de que comenzamos y tú pensando en formalizar –se burló.
Gawain contuvo una risotada al ver la cara de sus padres, y la del resto del lugar, era la peor actuación de una pelea que hubiese presenciado, se giró y desapareció del lugar, Pansy lo esperaba en su habitación, aún estaba confundido sobre lo que había deducido y él no.
—Ahora explícame –pidió.
—Cuando estabas con Dziban, recuerdo que su padre, Lucius… ¿recuerdas que él trabaja para el Departamento del uso indebido de los artefactos muggles?
—Sí –aceptó.
—Recuerdo que Dziban me dijo que su padre sospechaba que tu padre, estaba usando magia oscura en artefactos simples, y que se trasportaran fácil.
—La sortija ¿pero cómo y por qué?
—Su padre me agrada –se encogió de hombros –y dijo que uno de los Horrocrux de Voldemort era una sortija.
—La destruyó Potter –le recordó.
—Sí, pero a eso voy, Rigel piensa que tu padre hechizó una sortija que funciona igual que el guardapelo de Voldemort –elevó una ceja –creo que es la que Blaise y tú compraron.
—Ella no creerá eso –se burló Gawain –ni siquiera yo lo creo.
—Ellos sí, sólo te pido un poco de tiempo.
—Pansy…
—Gawain, por favor, ayudaré más que la última vez –lo abrazó y desapareció.
El rubio se quedó callado, le parecía algo ridículo, pero le daría el beneficio de la duda.
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Dziban corrió hasta la ventana y dejó que la lechuza pasara, sujetó la carta que iba sujetada, y la rasgó confundida, abrió la pequeña postal, y su semblante se ensombreció al notar la caligrafía fina, no tuvo que pensarlo, su nombre y rostro llenaron su vista.
Les deseamos una feliz navidad y un próspero año nuevo.
Los Weasley.
Ella negó, en la foto estaban ellos dos, en sus vacaciones de invierno en América, de hacía seis años, justo en esa foto específica estaban en Chicago.
Perdóname, no importa que tanto pase entre nosotros, jamás podremos olvidarnos, y creo que después de seis años alejados, los dos lo hemos comprobado; sólo dame una oportunidad de explicarte las cosas, sino me quieres en tu vida después de eso, lo aceptaré, pero al menos déjame volver a verte, antes de que seas la esposa de Potter.
—Harry –lo observó sobre su hombro –volveré en un rato, no sé si me tarde.
—Bien ¿A dónde vas? –cuestionó.
—Necesito un poco de aire.
No sabía ni siquiera porqué le mentía, siempre habían sido honestos, y si era para cerrar un ciclo, Harry jamás se opondría.
—Pensé que no vendrías –le sonrió encantado.
—Dímelo –pidió.
—Te amo –informó.
—Sabes a qué me refiero, Gawain.
—Lo sé, y sé que primero que todo, querías saberlo, si te sigo amando, y la respuesta es sí.
—Vine aquí con la promesa de que me aclararías por qué –lo observó.
—Ni siquiera yo sé porque estamos aquí, Dziban –aceptó y dio un paso hasta ella, y al ver que no retrocedió, avanzó más –ni siquiera me has dicho lo que ocurrió esa noche hace seis años, sólo te fuiste.
—Por qué me echaste, Gawain –farfulló –si sólo me hiciste venir aquí para burlarte de lo mal que la pasé esa ocasión, te lo hubieses ahorrado, sé que eres un egocéntrico, patán sin sentimientos, pero es el colmo.
—Dime que es lo que sientes cada que abres los ojos al despertar lo ves a él y no a mí.
—Tranquilidad, paz, confort ¿quieres que continúe? –se burló.
—Sí, continúa, quiero ver cuánto tiempo te tomará llegar a la palabra amor.
—Es mejor que me marche, no sé ni siquiera porque…
—Querías verme ¿no es así? Tanto como yo he estado deseando verte, Dziban –la pelirroja lo observó, odiaba que usara ese tono suave al nombrarla, porque rompía todo en ella, la despojaba de ella misma y quería lanzarse a sus brazos y besarlo.
—Que tengas una buena vida, Gawain –no desvió la mirada, le observó, era la última memoria que tendría de él, y para su desgracia no podía lucir menos perfecto.
—Si eso es lo que quieres, entonces no te marches –cerró los ojos, y al abrirlos, lo único que pudo ver fue el suelo cubierto de nieve.
—Si realmente no hubieses querido que me fuera lo hubieses dicho hace seis años, no ahora, ya está de más, Gawain.
La dejó darse la vuelta, se alejó suavemente un par de pasos, el rubio levantó la vista, sorprendido al verla detenerse, ella giró sobre sus talones y negó, con las mejillas mojadas por el llanto y las manos hechas puños.
—Ni siquiera en el último momento, me detendrías, creo que hago bien al dejarte ir.
—De hecho –Dziban giró a ver a Pansy –me ha visto, por eso no ha hablado, nadie más que tú ha visto su lado torpe y romántico.
—Claro, por eso van a casarse –se burló.
—No necesito Legeremancia para adivinar que en este momento, el cerdo pervertido está fantaseando al verte enfadada y celosa.
— ¡No estoy celosa! –chilló.
—En realidad yo sólo estoy aquí por una cosa –observó al rubio –conseguí tu sortija, con la que pensabas proponerle matrimonio a Dziban la navidad de hace seis años.
La pelirroja lo observó sorprendida, su rostro era incrédulo, sus labios estaban un poco separados, observó a Pansy, y de nuevo al hombre rubio que no dijo nada.
—Eso no es cierto –negó ella.
—En realidad lo es, le dejé la sortija a tu padre, recuerdo que Rigel y él habían hablado de ella durante un tiempo.
—Creo que nosotros deberíamos irnos, Pansy –Dziban observó a Kaus, que estaba un poco alejado de ellos –y por primera vez en tu vida, Dziban, escúchame, deberías hablar con él, creo que a pesar de todo, le hemos juzgado mal durante demasiado tiempo.
—Vayámonos –se encogió de hombros Pansy, Kaus la sujetó de la mano para acercarla a él, y después de un suave beso en los labios de la morena, ambos desaparecieron.
—Están saliendo –informó ante la estupefacción de la pelirroja.
—Pero ¿te ha puesto el cuerno? –Negó incrédula –no puedo creer que tú…
Al inicio no hizo nada, los labios de Gawain estaban pegados a los suyos, pero tampoco se movieron, y sabía la razón, así pasara media vida; se pertenecían uno al otro, así que rodeó suavemente el cuello del rubio y movió lentamente su boca, haciendo que él reaccionara para besarle plenamente y con pasión.
Seis años habían sido una tortura.
Debería haber mandado esa postal hacía mucho tiempo atrás.
