Hola comunidad de fanfiction y Zootopia!
Gracias por tomarse el tiempo de leer esta humilde historia, espero sea de su agrado, soy nuevo aquí, así que si notan algo que les guste o disguste háganmelo saber, para poder entregar a futuro historias de calidad, para su mayor disfrute y deleite.
Sin más que decir vamos a la historia.
Notas al final.
Todos los elementos de Zootopia pertenecen a Disney.
SEMANA
Domingo 11:55 a.m
Ahí se encontraba Judy recostada en su cama, mirando el techo de su pequeño departamento, meditando, como todo buen mamífero que mejor momento para meditar sobre su vida sus logros, su existencia, el origen de su mundo y del universo… Quizás estaba divagando de más. Había pasado una larga semana agobiante, extenuante, cansada, pero sobre todo, muy muy muuuuuy satisfactoria y placentera.
Un tenue ronroneo la saco de su pensamiento, girando su cabeza hacia la derecha buscando el origen del sonido, tras comprobarlo, volvió a fijar su vista al techo.
Hay ocasiones que simplemente los días pasan, y pasan, y las semanas se repetían y se repetían, otra clase de animal, entraría en una crisis, buscaría hacer algo tonto, o se volvería loco… cualquier cosa con tal de romper esa monotonía.
Pero para ella ese no era el caso.
-Hace algo de frio- susurro para sí misma, frotando sus esponjosas patas una con la otra buscando algo de calor, hasta sentir como algo esponjoso y cálido las cubría, con mirada curiosa volvió a girar la cabeza hacia la derecha, no, nada había cambiado seguía igual.
Regresando su mirada al techo, estando ella ahora más cálida se permitió divagar un momento más antes de dormir.
En que se quedó, ah sí, ella no sentía que su vida era monótona, quizás una de las ventajas de ser oficial de policía, sin embargo los veteranos ya se notaban cansados, incluso bogo, tenía días en los que se le notaba fatigado.
Quizás el hecho de que sea su sueño ayudaba, sin embargo mentiría y se iría al infierno de los conejos, si no decía que todo se volvía interesante, gracias a un zorro, su zorro…
Sentía sus mejillas arder, a pesar del frio, moviendo ligeramente su cuerpo hacia la derecha en busca de calor.
Nick lo era todo para ella, incluso llegando a sentirlo tan importante como sus propios padres en su vida.
Haciéndole descubrir demonios en ella, que no creía que poseía.
Al fin lo admitía, ¡Sí! Tenía baja autoestima, una muy baja autoestima… ser valiente e intentar comprobar algo, no significa necesariamente quererte a ti mismo, si no que refuerza el hecho de querer que la gente te note y te distinga.
Y como todo buen oficial tenía pruebas de ello:
La primera, cuando bogo no le creyó que se habían topado con una animal salvaje y le exigió su placa, no peleo solo lo acepto con tristeza.
La segunda, en su conferencia de prensa, al fin la notaban, lo cual la hacía sentir importante, entre la emoción y los nervios del momento termino hablando demás sin darse cuenta de lo que decía, creyendo que esa era la verdad, su verdad, abriendo una vieja herida del único animal, que conocía, que la había defendido y apoyado, demostrando además de que le temía y no confiaba en él, dándose cuenta que sus valores de igualdad eran vacíos e hipócritas, siendo ella tan prejuiciosa y racista, como los mamíferos que la discriminaban y se burlaban de ella.
La tercera vez: abriendo una grieta en una ciudad tan sensible como Zootopia, rompiéndola aún más. Le habían dicho que la ciudad ya estaba fracturada mucho antes que ella llegara, eso no mejoro su estado de ánimo, dándose por vencida, entregando su placa y regresando con sus padres con su algodonado rabito entre las patas, sumiéndose aún más en su depresión, plantando zanahorias aburridas.
Qué curioso era el destino.
Como volvió al juego fue simplemente un golpe de suerte, pero para encarar al que fue su primer y real amigo, necesitaba de algo más que suerte. Con miedo en el corazón, y lágrimas en los ojos, decidió aceptar sus errores y hacerse responsable de ellos, temiendo pero aceptando su odio, dándose cuenta que en su situación ella no lo perdonaría, y confesando como realmente se había sentido toda su vida
-Soy solamente una torpe coneja- susurro recordando esas palabras. Pero de la forma que solo él sabía hacer, terminó por perdonarla y aceptarla en su vida de nuevo.
Como esas ocasiones hubo muchas más, siempre que caía o se deprimía, siempre estaba Nick para apoyarla y levantarle el ánimo, dándose cuenta que ella valía mucha más de lo que su pequeña y frágil apariencia dejaba a la vista.
Ese torpe zorro hacia sus días y semanas interesantes, sin darse cuenta, término volviéndose dependiente de él, y simplemente ocurrió… Se enamoró.
No supo cuándo, pero si sabía cómo, sus palabras de apoyo, sus coquetos juegos de palabras, halagos, carisma, elocuencia, cariño y gran corazón que poseía termino por hacerla caer a sus patas.
Pero tenía que enfrentar la realidad Nick era un zorro, uno muy apuesto dicho sea de paso, y ella una coneja, creía completamente que Nick no la encontraría atractiva físicamente.
Ella había visto a varias zorras en su patrullaje, y todas eran… ¡Absolutamente hermosas!
Desde las árticas con su vello y elegante pelaje blanco, las de fuego con despampanantes figuras y portes que robaban el aliento, o las del continente central con esos bellos ojos amarillos rasgados, su esbelta figura, y su bello pelaje gris oscuro, con toques negros y marrones.
Hacían girar la mirada de cualquier macho, de cualquier especie, que pasara a su lado, por suerte, para ella, en esos patrullajes, Nick siempre terminaba dormido en el asiento del copiloto… Que el hiciera eso le rompería el corazón, pero no tenía ningún derecho a reclamarle.
Ella no creía tener nada nada que se comparara: bajita, de caderas anchas, busto pequeño, un pelaje gris nada uniforme con ligeras líneas negras en la nuca, y blanqueado en las patas, el hocico y el cuello. En sus malos tiempos, Guideon le había dicho que parecía barba.
Más allá de sus curiosos ojos, no creia encontraba atractivo que pudiera interesarle a Nick.
En uno de sus patrullajes nocturnos, paradójicamente en esos Nick no solía dormirse, le pregunto si creía que era atractiva.
-Bromeas verdad zanahorias, ¡claro que no eres atractiva! – Judy sintió eso como una bofetada – ¡Eres las coneja más hermosa, linda, tierna y adorable!, que existe dentro o fuera de Zootopia-.
La coneja se sintió en las nubes pero no pudo evitar una mirada de reproche al zorro.
- Nick que habíamos hablado-
- Si, ya se, nada de linda, ni tierna, ni adorable… Pero si eres hermosa- contesto el zorro con una mirada coqueta
Judy sentía que sus orejas estaban a punto de arder en llamas así que solo freno la patrulla haciendo chocar al zorro con el tablero, para que no notara su sonrojo.
Después de ese día Nick empezó a actuar más distante, mas reservado, más serio.
Como siempre su mente maquino lo peor, pensando que quizás se había cansado de ella y la abandonaría, que ya no disfrutaba de ser policía y regresaría a su vida criminal, que había hecho alguna estupidez molestando a Mr. Big y ahora era buscado, cazado y corría peligro de muerte poniéndole precio a su cabeza y cola, ¡le arrancarían la piel y lo usarían como tapete en la oficina de la musaraña más peligrosa de Tundratown!... ¡o peor aún!...! Había encontrado novia¡…
Un día decidió encararlo juntando todo su valor, para su desgracia ese día le tocaban parquímetros, ya había pasado un año y era justo que se les asignaran a ellos para hacer descansar a los demás de tan tedioso trabajo.
Sorpresivamente ni Judy, ni Nick sé quejaron demostrando que se encontraban sumamente distraídos.
Ahora en la pequeña patrulla, Nick se encontraba en el asiento del copiloto jugando con sus dedos sumamente nerviosos, mientras tanto Judy se encontraba trayendo un par de cafés listos para iniciar su turno, y la hembra decidida a encararlo, pero lo que vino después… Ella no lo esperaba.
El zorro sintió la presencia de la coneja frente a él y antes que ella dijera algo el comenzó a hablar…
- Zanahorias, Hoops… Judy… digo esto con miedo de perder a mi mejor amiga… tal vez mi única amiga…- mantenía la cabeza baja al igual que las orejas, sin encararla solamente viendo sus patas de esta.
- Tú me ayudaste más de lo que jamás alguien hubiera hecho por mí, salvaste mi vida en dos ocasiones, pero también me salvaste de mí mismo… en lo que me convertía, me hiciste ver que puedo ser mucho más de los que la gente piensa de mi… Te debo mi vida a varios niveles. Luego de volverme tu compañero me sentía inmensamente feliz… aun así sentía que algo me faltaba que necesitaba algo para sentirme completo- dijo Nick con un pequeño tic en la oreja izquierda mostrando ansiedad y nerviosismo.
-Me fue difícil aceptarlo, me lo estuve negando porque sabía que no era justo para ti, esto no es natural, tu mereces lo mejor de lo mejor, y no un viejo y torpe zorro ex criminal, me lo repetía una y otra vez tratando de sacarlo de mí, pero no pude, y ya no puedo seguir callando, siento lo que siento y no podre esconderlo nunca más… Judy yo…- levando la mirada encarándola finalmente.
-Estoy enamorado de ti…-
Los vasos de café cayeron al suelo pero sus dedos aún tenían la forma como si los siguiera sosteniendo, completamente en shock, mirando fijamente a los verdes ojos de su compañero.
- ¿Que acabas de decir?-
-Que estoy enamorado de ti-
- ¿Qué?-
- Que estoy enamorado de ti-
- ¿ahh?-
- Que estoy… Zanahorias con esas orejas dudo que no me hayas escuchado- el macho tenía una sonrisa nerviosa al ver que Judy no reaccionaba, ni le daba respuesta.
La coneja se encontraba paralizada no sabía que hacer o decir, así que hizo lo que su impulsiva mente le demando.
-Sabes… finge que nunca te dije nada, no quiero perder…- Nick no termino de hablar ya que la coneja salto con todas sus fuerza abrazándolo, besándolo y básicamente tacleándolo, debido al impulso, el zorro se sostuvo por los costados del carrito, pero la fuerza fue tanta que la pequeña patrulla terminó por volcarse.
Al final de su turno y de su peculiar forma de decir que sí. Judy llevo, prácticamente, a rastras a Nick hasta su departamento, donde se entregaron el uno al otro y de nuevo Nick la hacía sentir la coneja más hermosa y feliz del mundo.
Pese a todo, ella era una chica ruda e incluso dominante, que nunca, o casi nunca se dejaba intimidar, pero descubrió que con Nick llegaba a ser sumamente sumisa… y eso le gustaba.
Pero nunca lo diría en su cara o él nunca la dejaría vivir en paz.
-las tres de la mañana – dijo la coneja viendo su reloj todo eso había ocurrido hace apenas una par de días, ya era prácticamente lunes y casi hora de trabajar, termino perdiéndose en sus pensamiento.
Se acurrucó en el pecho de su peludo amante, mientras este seguía roncando en un suave ronroneo.
Frotando su mejilla contra el suave pelaje del pecho de este, intentando dormir por lo menos un par de horas.
Quizás estaban avanzando muy rápido, pero no le importaba, era feliz y por el rostro de Nick, el también.
Ahora no podía imaginar sus días, semanas, meses ni años sin él.
Su futuro era incierto, pero ¿que en la vida no lo era?, mientras se tuvieran el uno al otro podrían sobrellevar cualquier cosa.
Notas finales:
La historia será corta entre seis y siete capítulos
Sin más me despido, dudas, preguntas, correcciones o comentarios en la sección de Reviews.
-Pensamiento final… ¿Sabían qué? los zorros al igual que las palomas practican la monogamia.
