¡Hola! Este short fic es un agradecimiento por el apoyo en "Mi Maid" Aún no puedo creer ver más de 200 comentarios en ella… Yo… solo… +Llora de la emoción+ ¡Gracias! QoQ)b
Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece. Yo solo soy una Jerzadoradora maniaca que crea fics con ellos. Todos los pjs pertenecen a Hiro Mashima.
Referencias De Lectura:
Diálogo.
«Pensamientos»
Narración.
TATUAJE
|UNO|
~Alianza~
Pasó una vez más frente al local…
Llevaba un buen rato paseándose frente a ese lugar, casi dos horas ya. Estaba por empezar a oscurecer, hacía frío y las dudas en su cabeza aunadas a los nervios le impedían dar ese paso…
«Es lo que quiero… Debo ser fiel a mi persona… Si no actúas no obtienes»
Un mantra que se repetía cada vez que con disimulo pasaba por esa misma acera.
Por supuesto no se había dado cuenta que unos ojos café le miraban con una chispa de curiosidad y diversión desde el momento en que se había acercado a leer los precios expuestos en la ventana del pequeño local de tatuajes, la persona dueña del par de ojos café no sé decidía tampoco entre cerrar el local de una vez; cosa que debió haber hecho hacía media hora, o esperar un rato más a ver si finalmente la persona que se paseaba frente al local se decidía a entrar. Miró como un mechón de la melena escarlata de la mujer frente a la ventana se deslizaba de su hombro a su escote y no le quedó duda…
Él esperaría toda la noche si fuese necesario…
De todos modos no tenía nada más que hacer, ya todos los demás se habían ido y ahora que había terminado su carrera de informática ya no había podido verla tan seguido como antes, y vaya que le gustaba verla…
Dos años enamorado como un idiota y no se cansaba de ella…
Se arrecostó en su butaca y cruzó los brazos sobre su pecho desde su privilegiada posición en que podía admirarla sin que ella se diese cuenta.
Sí, parecía un jodido acosador, pero en ese momento a Jellal Fernandes le importaba muy poco ser catalogado de esa manera, se podría decir que por fin lo había aceptado.
Suspiró hondo y se dedicó a observar y esperar…
Eran dos años enamorado de ella en secreto, ya era bueno en eso de observar y esperar…
Diez minutos después su paciencia se vio recompensada cuando la peliescarlata decidida entraba como un tornado por la puerta y sin siquiera dos repiques de las campanillas que descansaban sobre la puerta, golpeó la mesa donde él estaba con la mano y declaraba en tono demandante su petición.
― ¡Quiero un tatuaje!
Él casi cae de su butaca al escucharla y al ver sus hermosos ojos brillar para él.
―Pues, ha llegado al lugar indicado ―fingiendo sarcasmo contestó el peliazul para recomponerse de la sorpresa― Por suerte entró aquí y no en la carnicería del frente, señorita Scarlet. ―La miró con una sonrisa ladeada y se deleitó con el sonrojo que cubrió su precioso rostro.
―Yo… bueno… ―Se mordió el labio inferior nerviosa tratando de explicarse, por su parte el peliazul se acomodó mejor en su butaca y afiló la mirada perdido en la acción de la pelirroja.
Ella lo provocaba sin saberlo…
Siempre había sido así, desde que la conoció en su tercer año de carrera, cuando les tocó un proyecto en conjunto con los de primer año de ingeniería en sistemas, nunca pensó que un día tendría tanta suerte como para sacar el número que le juntó con ella para el proyecto.
Ese mismo día, pero horas más tarde, recibió un manazo en la espalda cortesía de Ultear para que quitara la cara de idiota que tenía desde que conoció a su pelirroja compañera.
―Hasta parece amor a primera vista… ―Le dijo su amiga de infancia con una sonrisa burlona―. ¿Qué piensas? ¿Un polvo fácil?
―No me lo parece… ―Con el ceño fruncido miró a su amiga. ―Y espero que no lo sea… ―Agregó con una extraña molestia por las palabras de su amiga. De alguna manera sabía que esa pelirroja no era mujer de revolcón de una noche.
Cosa que comprobó en las reuniones del proyecto, a pesar de que era un grupo de cinco, para él era como si solo ella existiese…
Todo ese año, de reuniones, planeaciones, y exposiciones del proyecto, no hizo más que incrementar sus buenas opiniones de ella.
Erza era inteligente, divertida, sincera, amigable, tenía un admirable don de liderazgo y era hermosa, jodidamente sensual y hermosa…
Lo que la hacia una mujer inalcanzable para él…
Ah sí… también era terca… Más de una vez vivió esa terquedad en carne propia.
Algún defecto debía de tener.
Aunque Jellal Fernandes no pensaba de esa manera. Para él, ella era perfecta…
Y por eso siempre se sintió inferior a ella, siempre se sintió muy poca cosa…
― ¡Tú y tú maldito autoestima! ―Estalló Ultear cuando él le contó que no le diría nada de lo que sentía a la pelirroja―. ¡Eres una buena persona Jellal! Trabajaste duro, estudiaste duro y obtuviste la beca completa ¡Y no dejemos de lado que estás tan bueno que si no fueses casi mi hermano yo misma me habría revolcado contigo varias veces! ¿Por qué piensas que no la mereces? ¡Demonios!
― ¡Ya te lo dije, Ul! Yo no tengo nada que ofrecerle, ya sabes muy bien de dónde vengo ―pasó por alto el último comentario, no era algo que quisieses escuchar de alguien a quien consideras una hermana.
― ¡Eras pobre! ¡Lo sabré yo! ¡Éramos pobres, pero honrados! Crecimos juntos, Jellal, nos preocupábamos por comer al menos una vez al día… ¡Lo sé! Pero ahora no es así… ¿No dices que ella es una buena mujer? No creo que le importe que no seas de una buena familia, además… ¿Qué putas con eso de "No tengo nada que ofrecerle"? ―Repitió la frase con tono de mártir de telenovela―. ¡¿Qué ella no estudia!? ¿¡Qué no puede trabajar!? Acaso piensas que las mujeres que estudian lo hacen para después guardar el diploma en una gaveta y vivir del sueldo de su marido ¡Estamos en una nueva era, las mujeres también aportamos! ¡Maldito complejo de caballero el tuyo!
―Ul…
― ¡No me llames así que estoy molesta! ―Y dejándolo con la palabra en la boca se dirigió a la puerta del apartamento del peliazul.
― ¿A dónde…
― ¡Voy a por cervezas! ―Aún enfadada interrumpió al chico mártir y tiró la puerta haciéndola sonar sin piedad.
―Tremendo carácter… ―Susurró el peliazul entre divertido y molesto.
―Ul tiene razón, Jellal… ―su otra amiga de la infancia, que hasta ese momento solo les observaba divertida tomó la palabra―. Incluso la besaste ayer en la fiesta de fin de proyecto y ella te correspondió…
Nadie debía recordarle eso. Los labios de ella sobre los suyos, las manos de ella subiendo por su pecho y sujetándolo de la nuca para casi fundirse en uno... cada una de esas caricias quedaron marcadas en el como un tatuaje…
―Ella no sabe muchas cosas de mí, además estaba tomada ―una llamada en el móvil de ella los había separado, cuando la fue a buscar ya no la encontró. «Huyó de mi» pensaba el peliazul, quien desde ese momento se sintió un maldito aprovechado. «No, no la merezco»
―Yo diría más bien que ella no sabe "algunas pocas" cosas de ti. Además recuerda que estuve en su grupo y los oí conversar muchas veces… ―le miró con los ojos entrecerrados―. Sé que le contaste muchas cosas personales y yo, quien no estaba viéndola como un idiota enamorado ―le dio una sonrisilla acusadora―, sí vi que ella solo te dirigía miradas de admiración…
―Déjalo Meredy, ya te dije que no le conté todo…
―Todo no, pero sí la mayoría. ¡Ay Jellal! Ni que fueses un mago renegado que destruye organizaciones oscuras ―se rió al ver la cara de "eso es tremendamente ridiculo" que le puso el peliazul― ¡Jajaja! Pero te lo digo, estoy segura que a ella no le importará que hayas sido pobre alguna vez en la vida, además, eres becado Jellal, y tú mismo sabes que ella es inteligente, las becas como las tuyas solo se las brindan a personas muy brillantes y con escasos recursos. ¡Y aún así te besó! ―Le señaló con la cuchara con lo que iba a empezar a comerse su pudín.
― ¡Estaba borracha! ―Le dijo frustrado.
― ¡A mí me das esa excusa! ―Suspiró dramática y con las mejillas llenas de pudín por tragar agregó― Ella era mi compañera en varias clases y grupos de estudio, grupos con los que salíamos viernes en la noche y en la que la vi ebria un par, Erza Scarlet ebria somete a la gente como una emperatriz a sus esclavos, a la fuerza… ¡Jamás besaría a alguien!
― ¡Tsk! Basta… ―Espetó molesto por la realidad que le decía su amiga preguntándose a su vez sí el de verdad no estaba siendo un idiota…
«Ella se sonrojaba al verlo»
«Ella sonreía siempre para él»
«Ella fue la que inició el beso»
«Él ya no era pobre»
«Él vivía en un lindo apartamento»
«Él era dueño de un famoso local de tatuajes»
«Él y ella se buscaban siempre con la mirada…»
De pronto sonrió, tal vez sí debía darse una oportunidad…
El portazo de Ultear al volver cargada de cervezas lo trajo de vuelta al mundo real, pero lo que descubrió el lunes en clases le destruyó esa realidad.
Erza se había ido de la universidad.
Su padre había tenido un accidente y ella como única pariente corrió a su lado para la rehabilitación, según supo después, la pelirroja estaba llevando la mayoría de las clases a distancia, pero aún así se atrasaría con otras.
No pudo verla más, no pudo hablar más con ella…
Su último recuerdo de la pelirroja había sido ese beso en la fiesta cuando celebraban la nota perfecta en su proyecto…
Un semestre y medio después ella había vuelto, tan hermosa y perfecta como siempre.
Y él, como todo buen Jellal Fernandes ―Ya que estaba convencido que todos los hombres llamados Jellal Fernandes eran idiotas como él―, se portó frío e indiferente con ella cuando la mujer se le acercó a saludarlo.
La mirada triste y avergonzada que le dio ella por el rechazo que él le demostró, fue tan desgarradora que él ―el idiota― Jellal Fernandes, nunca se lo perdonó a sí mismo.
No, él no la merecía…
Ese había sido su mantra para no correr de rodillas hasta ella y decirle todo lo que se guardaba. Un mantra que necesitó por cuatro meses más hasta su propia graduación. Una graduación que le impediría verla casi a diario, que marcaría la división final entre ellos…
Sin embargo, por razones desconocidas para el peliazul ―eso ni él se lo creía― solía visitar muy seguido a Meredy, quien era menor que él y aún asistía a la universidad, por supuesto, casualidad era que ella y Erza, de nuevo fuesen compañeras de algunas materias.
Y cuando la pelirroja le veía llegar lo saludaba con una linda y sincera sonrisa que le paraba el corazón y… bueno… no solo el corazón…
Ella no parecía tenerle rencor alguno, sin duda ella tenía un corazón de oro…
Y el no merecía ese corazón…
Ni para que decir que Ultear siguió azotando la puerta cada vez que el tema salía a colación.
Pero Ultear no sé había graduado de la facultad de ciencias, como criminalista con notas perfectas en psicoanálisis, para no darse cuenta que su amigo cada vez parecía más y más deprimido.
Y que la pelirroja, con la que pasó casi un día entero gracias a Meredy, también presentaba los mismos síntomas de "Estupiditís amorosa" que su amigo.
Ultear Milkovitch comenzó a preparar el remedio para los enamorados.
Usando una de sus semanas de vacaciones, se dedicó a ir de espía a la universidad para espiar a la mujer y comprobar por completo sus sentimientos. Varias veces se tiró detrás de una banca para no ser vista, inclusive terminó subida en un árbol para evitar que Jellal la viese mientras él visitaba a Meredy, que por casualidad ―él sabía sus horarios pero se negaba aún a reconocer su madera de acosador― estaba con la pelirroja.
¿Y que vio Ultear subida en el árbol?
Sonrisillas tontas. Sonrojos mal disimulados. Miradas anhelantes…
Lo mismo de todos los putos días en que los observó en las sombras de esa institución del saber.
―Ambos están jodidamente…
―Enamorados… ¿A qué hacen linda pareja?
Si no fuese porque tenía una condición física envidiable y unos reflejos felinos, la espía de larga cabellera azabache se hubiese caído del árbol al escuchar esa voz dulce que le habló una rama por encima de la de ella.
― ¡¿Qué demonios!?
―Ara, ara… Dicen que sí los llamas se aparecen. ―Contestó la mujer de dulce voz con una sonrisa perfecta y angelical en el rostro.
«Me parece que ya se apareció» Pensó la azabache con la plena certeza de que esa cara de ángel escondía algo peligroso―. ¿Quién eres y qué haces aquí?
―Mirajane Strauss, estudiante de último año de criminología y usted debe ser Ultear Milkovitch, graduada con honores de la misma carrera. ¡Un placer! ―Y sin perder la sonrisa le extendió la mano.
«Sí, es un demonio» Se confirmó a sí misma la azabache mientras le daba la mano. ―No te recuerdo de ninguna de las tutorías que di…
―Me trasladé aquí hace unos meses, para mi último semestre,
―Eso lo explica todo, al menos lo de mi primera pregunta… ―la miró con la ceja alzada.
―Er Chan es mi mejor amiga.
― ¡Ja! Ahora sí que todo tiene sentido, ¿Estás supervisando a Jellal?
―Cuido a quienes quiero.
―Mi Jellal es un buen chico, un poco lento, pero bueno. Se los encargo mucho ―y cómo si fuese una madre que entrega a su hijo al cuidado de la familia de su esposa le hizo una reverencia a la peliblanco.
―Mi Er Chan es igual, lenta y terca. Espero cuiden de ella ―y le devolvió la reverencia a la azabache.
Dos personas que hablaban nerviosos y con sentimientos ―obvios― escondidos no lo sabían, pero dos mujeres los estaban entregando en matrimonio en las ramas del cerezo a unos metros de ellos.
― ¿Ella está enamorada de él?
―Desde que lo vio por primera vez, luego del beso quería confesarse pero tuvo que irse, ahora piensa que fue cosa de su imaginación lo que vio en él ese día. Es terca hasta con ella misma ―sin perder la sonrisa agregó―. ¿Y él?
―Igual, y a eso agrégale lo mártir. Cree que no la merece ―Hizo una mueca de fastidio.
―Así que dos lentos, una terca y otro mártir….
― ¿Fastidioso verdad?
―Ara… A mí me parece emocionante ―y se llevó su mano a la mejilla fingiendo timidez.
― ¿Qué piensas?
―Ayudarles.
― ¿Algún plan?
―En él sin duda habrá que usar alguna técnica de seducción, que lo haga sucumbir a sus instintos primarios y deje su princesismo olvidado.
―Sexo, la respuesta es sexo… ―Asintió con aprobación traviesa.
―Excelente respuesta freudiana ―le sonrió cómplice la albina.
―Para eso ocuparemos la ayuda de ella. Parece mujer que no dice no a un reto…
―Aprobada con honores nuevamente.
― ¿Cómo haremos?
― Yo me encargo de Er Chan…
― Perfecto… ¿Y qué quieres que haga Jellal? Sólo dime y yo me encargo…
…Ambas mujeres iluminaron su rostro con una sonrisa casi idéntica mientras una nube oscura cubría el campus universitario…
¿Review?
T,T Sus reviews hacen que no pare de escribir T,T
Rincón De La escritora En Proceso:
¡Brinqué en un pie! ¡Me revolqué en el piso! ¡Me mordí la lengua de la emoción mientras sonreía como idiota al ver los 200 reviews en "Mi Maid"! La alegría que sentí no se las puedo expresar, es por eso que he creado este fic, será corto, probablemente ni a los tres caps llegue, pero tendrá todo el lemon que me han pedido en "Mi Maid"… Bueno, tal vez no todo el lemon que han pedido… pero si tendrá. xDDD
¡Gracias supremas, eternas, de corazón e infinitas por dejar sus comentarios! Su apoyo es invaluable. ¡Gracias! QoQ)9
¡Por un mundo con más JERZA!
s(ToT)/
