Disclaimer: todos los personajes pertenecen a Rick Riordan.
Viñeta de los niños del Inframundo Nico&Hazel ambientado antes del Hijo de Neptuno.
600 palabras.
Este fic participa del reto inaugural "Tu fandom favorito" del foro Retos multifandom.
Diamante
A Nico le gusta sentarse en el tejado del Santuario de Plutón para tener una vista area de la Colina de los Templos cuando tenía que regresar al Campamento Júpiter por las reuniones del senado dada su misión como de embajador de Plutón, sentir las osamentas crujir a su alrededor respondiendo a su presencia, en el fondo él sabe que no es bienvenido en el campamento romano tampoco, la mirada desconfiada de los pretores se lo han dejado en claro, su estadía allí sólo perturba a los campistas que no logran esconder el miedo en sus pupilas cuando lo ven aparecer silenciosamente entre las sombras cual pesadilla y eso a Nico le encanta, es hacerle honor a su antiguo apodo como rey fantasma infundiendo temor en los legionarios más preparados y callarle la boca a los bulliciosos lares sólo con su penetrante mirada.
Pero aquel lúgubre Santuario no se vuelve su lugar favorito hasta que trae a Hazel por primera vez al tejado después de haber recibido el visto bueno del augur para unirse a la legión y antes de recibir la bienvenida oficial, está tan nerviosa que cientos de diamantes de más de doscientos quilates comienzan a brotar entre las mandíbulas de los craneos como si estuviesen siendo escupidos por sus bocas y otros se incrustan en las cuencas vacías donde alguna vez hubieron ojos.
Adorable, ahora el lugar es tan reluciente como el tesoro oculto de un pirata en una caverna donde varios pobres diablos han intentado hacerse con él pero han fracasado en el camino por la maldición.
–Tranquila, todo saldrá bien. –le asegura sinceramente aunque es un fiasco tratando de ánimar a otra persona, piensa que quizás debió invitarle un café y unas magdalenas en vez de traerla al Santuario de su padre.
–¿Cómo puedes estar seguro de eso? –cuestiona Hazel con fríaldad.
–Porque eres mi hermana, y me harás sentir orgulloso. –responde observando sus grandes ojos dorados directamente, quiere que ella confíe en él, que sepa que pese a todo lo tiene a él a su lado en éste futuro tan incierto y loco que les recuerda constantemente su situación.
–No pertenezco a éste lugar, ni siquiera éste siglo. Debería estar muerta.
–Mira, nadie va saberlo. Y creeme cuando te digo que perteneces a éste lugar. –aseguro Nico, aunque esté siendo hipocrita al omitir el hecho de que si él creyese sus propias palabras estaría en el Campamento Mestizo junto a los griegos cuando no está aquí– Nuestro secreto está enterrado bajo tierra.
Hazel quiere creerle, en serio quiere hacerlo pero las piedras preciosas que brotan de la tierra también estaban enterradas hasta que la sintieron a ella en la superficie para salir burlarse en su cara bienvenida al nuevo siglo querida.
Nico pasa un brazo por sus hombros para reconfortarla dado que las palabras no son lo suyo, Hazel se apoya en su hombro derecho dejandose mimar por su hermano que acaricia sus rizos castaños con afecto, entonces el Santuario de Plutón adquiere un valor sentimental más allá de disfrutar de la vista del conjunto de altares, templos y estatuas.
Nico siente que el vacío que dejo en su corazón la muerte de Bianca di Angelo ya no es un agujero negro en su pecho, Hazel no es un premio de consuelo sino un diamante en bruto en sus manos.
Tan valiosa y hermosa, es la joya más importante de su tesoro pirata.
Va a protegerla con las peores artimañas si es necesario, Hazel Levesque había muerto como una heroína y lo menos que merece es una segunda oportunidad como recompensa por su hazaña.
