El manga/anime pertenece a Yana Toboso, todos los derechos y creditos son suyos, yo solo he escrito este fanfic por diversión personal sin ánimos de lucro.

El título del fanfic, lo puse por el papel que interpreta Ciel en la obra de teatro, no he visto la película de Ana de los mil días, pero sé que hay una con el mismo titulo y no sé a ciencia cierta si hay algún libro con el mismo titulo, pero si lo hay, el credito también es por aquel/aquella autora.

No pretendo ponerme de una parte u otra en la historia de estos personajes, es más, me considero neutral en esa cuestión y me reservo mi opinión personal.

Es mi primer fanfic, si no fuera de vuestro agrado estoy dispuesta a borrarlo.

Gracias de antemano por leer este fic.

Noticia e indignación

Capítulo 1. - Prologo -

El rostro de Ciel lo decía todo, estaba pálido, con un tic nervioso en su sien, sentado herguido, estaba nervioso y tenso, eso no podía disimularlo ni siquiera frente a su mayordomo, Sebastian le había dado la peor noticia que podría darle alguien a Ciel, esa noticia era ni más ni menos que actuar en una obra de teatro, la cosa no sería tan mala de no ser por qué él mismo tendría que actuar, no con otros actores profesionales, sino con su prometida, un chino ganador de concursos de fumadores de Opio, una china experta en artes marciales y otro séquito bastante pintoresco, eso hizo darle un suspiro de fastidio a Ciel.

- ¿y bien? ¿por qué elegiste esa obra teatral? - preguntó Ciel aun con un enfado evidente

- Por qué me gusta la historia que narra – respondió simple su mayordomo

- No pregunté tus gustos precisamente, pregunté un por qué de semejante obra, por qué con semejantes "actores" y por qué tengo que salir yo en escena, eso pregunté – contraatacó Ciel que ya empezaba a perder los estribos con Sebastian y éste a su vez solo sonreía como de costumbre

- Joven amo, creo que es perfecta tanto para usted como para el resto de los demás participantes – Sebastian mantenía en sus labios aquella clara y falsa sonrisa

- ¡No! Es imposible, cancela dicha obra o busca actores profesionales no un grupo de...aficionados – sentenció Ciel dando por finalizada esa estúpida y absurda conversación.

Ciel se levantó del sillón donde momentos antes había estado sentado para dirigirse a la puerta, no sin antes girarse y decirle a Sebastian "- No quiero volver a hablar del tema", después salió del despacho para dirigirse a su habitación.

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Llegó a su habitación y se dejó caer encima su amplia y cómoda cama, pensando en la conversación que había tenido con Sebastian, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpe, alguien y él sabía muy bien quien era ese "alguien" había entrado sin llamar, tal y como lo hacía siempre.

- ¿Qué ocurre, Meyrin? - dijo con tono de fastidió el joven amo.

- ¿No lo sabe? En el diario de hoy está escrito a bombo y platillo, el conde Phantomhive, él mismo en persona actuara frente a la reina, quiero decir, su majestad Victoria I de Inglaterra en la Opera House de Londres – Meyrin enseñaba y movía el diario mientras señalaba lo que en letras oscuras estaba escrito delante de Ciel.

- ¡¿Qué? - El joven conde no cabía en su asombro, pensaba que Sebastian no lo había publicado incluso antes de mantener esa conversación con él, sus ojos se abrieron desmesuradamente pero intentó disimular su sorpresa manteniendo su rostro inexpresivo como siempre

- ¿acaso no lo sabía? Y-yo p-ensé que quizá ya lo sabía – respondió Meyrin bajando el tono de su voz y empezando tartajear

- Claro que lo sabía, puedes retirarte y decirle a Sebastian que venga inmediatamente – hizo énfasis en la última palabra

La torpe sirvienta se retiró dejando el periódico encima la mesita de noche de su amo, haciendo una reverencia se fue a cumplir con lo ordenado.

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Sebastian estaba preparando la comida para el joven amo, sonreía despreocupadamente. Sebastian pudo oír como cierta sirvienta lo llamaba y parecía como si lo estuviera buscando, se expulsó la sal de las manos y se quitó el delantal que portaba, tomando la parte superior de su frac que colgaba de un colgador de madera que había en la cocina y salió de la cocina en dirección donde se encontraba Meyrin buscandolo.

- Meyrin – llamó el mayordomo a la sirvienta, la cual se giró y sonrojándose cual tomate le dijo que el joven amo lo estaba buscando

- Sr. Sebastian, el jo-ven a-mo lo está buscando, dijo que que-ria hablar con usted – habló tartamudeando

- De acuerdo – sin decir nada más se giro de nuevo y se dirigió en la habitación de su amo.

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Al llegar a la puerta de los aposentos de su amo tocó dos veces la misma con los nudillos de los dedos de su mano y entró después de recibir un "entra" desde el interior.

Entró y dio tres pasos dentro del habitáculo, no quedando demasiado cerca de la puerta ni tampoco muy lejos.

- Meyrin me dijo que quería verme, ¿desea algo, joven amo? - inició la conversación Sebastian, pero no recibió respuesta alguna, solo un diario a la cara de parte de Ciel

- ¡¿Qué es esto? - dijo y preguntó después de haberle tirado el diario a la cara a su mayordomo

- Pensé que ya lo sabia – respondió su mayordomo sin inmutarse del hecho de que su amo le haya tirado un diario por la cara

- ¡¿Y como lo iba a saber? - volvió a gritar el menor

- Pues se lo diré, esto es un diario – habló señalando con el dedo acusador al diario que acaba de recibir - normalmente se publican las últimas noticiás aquí, en estas paginas, el primer diario se inventó por el año 59 a.C en la época romana, se informa al ciudadano de las noticias, reportajes y eventos tanto los de aquel día o futuros – Sebastian sonrío de oreja a oreja al ver la expresión de asombro y desconcertada de su amo

- Sé lo que es un periódico o un diario, lo que no me gusta es lo que hay escrito en el – contestó después de superar su asombro por la breve explicación histórica de los diarios

- Bueno, entienda que eso debía hacerlo, de no haberlo hecho usted hubiera salido de rositas, pero así usted tiene ahora el deber de salir en escena, piense en el lado bueno, si pudo interpretar brillantemente un papel tan complicado es el de Hamlet ¿por qué se niega a interpretar ese papel? - preguntó esta vez su fiel sirviente

- ¡¿por qué? ¡¿preguntas el por qué no quiero interpretar el papel de Ana Bolena? - el chico se encontraba en un ataque casi de histeria

- Mira, Sebastian, te diré uno, no, mejor dicho, varios "por que" razonables, por qué es un papel femenino, por qué no se me antoja salir disfrazado delante de la creme de la creme londinense y por qué lo encuentro ridículo tener que interpretar yo ese papel pudiendo contratar a bellas actrices y actores de renombre, eso nos proporcionaría un éxito rotundo, pero Elizabeth no puede ser Maria Bolena, Alois Trancy no puede hacer de George Bolena por qué no sabe actuar ni quiero hacerlo yo a su lado, Meyrin no puede hacer el papel de Catalina de Aragon por qué es demasiado torpe, Claude Faustus no puede interpretar a Thomas Bolena, me niego a que él interprete el papel de mi padre y lo mismo ocurre con Lau, Finny, Agni y Souma, no son aptos para interpretar, olvidalo, no gastaras ni un centavo de las empresas Funtom para semejante idiotez

Ciel no estaba dispuesto a ceder por un estúpido capricho de su mayordomo, por mucho que ya estuviera publicado en todos los diarios, periódicos y revistas de todo Londres, se excusaria bajo algún pretexto y dicha obra no se llevaría acabo lo juraba y se lo prometía a él mismo.

Pero Sebastian tampoco pensaba ceder, al fin y al cabo, Ciel no le había ordenado deshacer todo ese embrollo, así que mientras distrajera la atención de su joven amo y le ayudara a pensar en otras cosas quizás podría seguir planeando y montando la obra de teatro, solo debía ser persistente y actuar con cuidado, convencerlo de que eso seria más beneficioso que contratar a actores profesional y sabía cual era la mejor de conseguir que su amo creyese que así era.

¿Será capaz de convencer a Ciel, Sebastian?