Este prólogo sufrió leves modificaciones el 8 de Febrero de 2014 por problemas de coherencia con su precuela.
¿Qué son?
La fuerza maestra es la responsable de la creación de todo lo existente y cada vez que una nueva dimensión era creada buscaba la forma de equilibrarla, era un ente incorpóreo que estaba vivo y a la vez era la vida misma. El Digimundo, nacido del intento de mantener el Mar de las Tinieblas y el Mundo de los Sueños en equilibrio, fue la ultima dimensión en ser creada y la que mayor cantidad de problemas le causó. Para ese mundo en específico decidió que fueran las voluntades, o esencias, de los humanos quienes se encargaran de ello al notar la gran cantidad de problemas que tenía con ese lugar, hubo ocho esencias que poseían misiones mas especificas:
La pureza, esencia protectora del Digimundo que servía de barrera para que las fuerzas del Mar de las Tinieblas y el Mundo de los Sueños ingresaran a apoderarse de lo que creían le pertenecía.
El amor, esencia responsable de la especial unión entre humanos y digimon que era capaz de lograr milagros.
El conocimiento, esencia encargada de guardar el pasado para proyectar un mejor futuro. Igualmente encargada de custodiar los mas grandes secretos de ese nuevo y desconocido mundo.
La sinceridad, esencia que permitía que los digimon, a pesar de no recordar quienes fueron en su vida anterior cuando renacían, tuvieran la oportunidad de continuar en el punto donde dejaron sus vidas.
El valor, esencia que mantenía la puerta del Digimundo abierta y una de las fuerzas responsables de la elección de los niños elegidos.
La amistad, esencia imperceptible que mantenía unido al Digimundo de formas misteriosas. Unión que de ser lo suficientemente fuerte traía recompensas como una nueva forma de digievolución, la ADN.
La luz, la esencia más compleja y fuerte entre todas por guardar gran parte su origen con la fuerza maestra volviéndola blanco para aquellos sensibles a ese hecho. Su poder permitía que los digimon alcanzaran niveles mas poderosos impulsándolos en batallas que debían de alimentar a la fuerza maestra.
La esperanza, la esencia que no debió de existir, el más grande error de la fuerza maestra y causante de su destrucción. En su deseo de hacer un mundo diferente a todos, esa esencia poseía la capacidad de hacer renacer a los digimon los cuales, al no morir ni nacer como otros seres, consumían a la fuerza maestra sin devolverle nada a cambio.
Irónicamente era la esencia de la espereza quien llevó al borde de la desesperación a la fuerza maestra haciéndola crear seres para la destruyeran y le permitieran recuperar su propio equilibrio. Una de esas creaciones fue Gray quien lamentablemente probó tanto la energía de la fuerza maestra como la de los seres oscuros contaminando su esencia y volviéndola codiciosa. Fue por ella que la esencia del valor por primera vez eligió a los primeros niños elegidos que con mucho esfuerzo fueron capaces de detener a Gray.
Pero eso no ayudó a la fuerza maestra que agotada buscó el alma humana que alimentaba a esa esencia encontrándose sorprendida por la poca cantidad que había: Al parecer se trataba de algo que solo nacía en los corazones al borde de la oscuridad quienes en su mayoría preferirían caer en ella. Buscó y buscó hasta que encontró a un niño pequeño cuyo corazón era iluminado por la esperanza y a quien le rogó que dejara de creer en aquello que mantenía esa luz viva. El pequeño no le entendió y en su lugar le arrebato mas poder a la fuerza maestra para darle vida a sus amigos no vivos: IRI.
Aterrada por el poder de la esencia de la esperanza, corrupta a su forma de ver, la fuerza maestra regresó al digimundo buscando inspiración para encontrar la forma de no terminar con su propia existencia pensando en reanimar a Gray quien permanecía de forma incorpórea en algún lugar de ese mundo. Al final, decidió usar la esencia del conocimiento para dentro de una cueva proteger gran parte de la verdad sobre las esencias y ocultarse a descansar en espera de algún milagro.
Pasaron años y Gray, quien se estuvo alimentando de los seres oscuros que parecían atacar al difícilmente equilibrado digimundo logró recuperarse lo suficiente para hacer caer sobre el digimundo rocas, o cristales dependiendo de quien los observe, los cuales sumieron a los digimon al estado de locura que la invadía y robaban de a poco la energía de la fuerza maestra que se encontraba en esas tierras. De esa manera recuperaría su forma corpórea borrada por ilusos niños que creían ser capaz de destruir lo indestructible. Durante esa lluvia perdió gran parte de su fuerza pero se encontró nadando entre los datos que conformaban ese mundo algo muy interesante que le permitiría apoderarse de la fuerza maestra.
La esencia del amor y su capacidad de unir sentimientos entre humanos y digimon sin darse cuenta dejó flotando en el aire los sueños de un niño los cuales una vez estuvieron materializados con la fuerza maestra. Fue ese detalle el cual Gray aprovechó para apresurar la destrucción de los digimon y obtener de forma más rápida la energía que necesitaba. Grata fue su sorpresa al darse cuenta de que el último miembro de IRI era el guardián de la esencia de la esperanza a quien podía usar para terminar de apoderarse de ella.
Lo usaría para sacar a la fuerza maestra de su escondite, debilitada como estaba era seguro que volviera a creer inútilmente que el responsable de su destrucción podría ayudarla. Sin embargo Gray no contó con la habilidad de Verde quien vio su plan venir y de Blanca que puso una barrera en la mente de sus compañeros para impedir ser controlados. La barrera no fue suficiente sin embargo y durante mucho tiempo IRI estuvo bajo las órdenes de Gray lastimando de paso a su querido Amarrillo hasta el punto de casi llegar a contaminar hasta la destrucción su alma, la esencia de la esperanza. Un detalle que si bien a Gray no le agradaba también le servía, sin la esperanza entonces los digimon no renacerían y la fuerza maestra se recuperaría haciéndola un blanco mas atractivo.
Cuando Blanca se liberó del control de Gray el daño en Amarrillo ya estaba hecho y solo dio un silencio agradecimiento a las esencias del digimundo que en ningún momento dejaron de intentar liberarla. Fue entonces que liberó a sus compañeros enfrentándose algunos contra el recién formado cuerpo de Grey mientras ella y Roja llevaban a Amarrillo ante la fuerza maestra.
La sola idea de saber que fracasaron, que la misión que su grupo felizmente habían cumplido hacía tantos años estaba a punto de volver a un punto peor que donde empezaron, le entristecía pero ya no había vuelta atrás. IRI, a excepción de Amarrillo, renunció a su débil forma corpórea para unirse momentáneamente con la fuerza maestra dándole por primera vez en mucho tiempo su ansiada energía y utilizando la habilidad de la esencia de la esperanza para hacerla renacer.
Gray, como esperaban, apareció en ese momento por lo que con la ayuda de un digimon capaz de manipular las esencias de forma momentánea se aseguraron de incluirla. La "destruyeron" para hacerla regresar a la fuerza maestra mientras rescribían el Digimundo volviendo que cada nuevo renacer no siguiera agotando a la fuerza creadora y que en su lugar la fortalecieran al volverla una con la esencia de la esperanza.
Solo hubo un precio a pagar y fueron los recuerdos de Tk. La esencia de luz, que como todas poseía cierto nivel de consciencia, no le agradaba la idea de tal sacrificio por lo que le pidió a los elegidos por la esencia del valor que lo impidieran. La esperanza era su aliada, su guardiana, y no dejaría que pareciera de esa manera. Sin embargo fracasó, o se sentía de esa manera.
Poco a poco el alma del humano se marchitaría debido a las consecuencias de su decisión hasta que finalmente él desaparecería, junto con su esencia que se negaba a buscar a otro humano, y una vez que la esperanza desapareciera poco faltaría para que la luz también cayera. Por eso rompió nuevamente las reglas, como aquella vez donde le informó a los niños elegidos parte de la verdad sobre la cual fueron elegidos, para usar a su fuente para impedirlo.
Solo esperaba que lo lograra. Por el bien del equilibro entre las esencias.
