Disclaimer: La serie de Daredevil es propiedad de sus autores, así como de los personajes que en ella aparecen.

Fugaz

No era lo que estaba en sus planes pero si la oportunidad se presentaba, bueno, tal vez probaría a vivir.

Al menos, aquello fue lo que se permitió pensar mientras el hombre enmascarado lo arrastraba por aquel ducto. Vladimir escupió una notable cantidad de sangre en tanto el rifle se le escurría de las manos. El sueño y el dolor fluctuaban en cálidas oleadas con cada paso que el hombre misterioso daba. Él, por otro lado, simplemente se dejaba arrastrar. Si el bastardo enmascarado deseaba salvarle la vida, entonces que le costara. Formó una pequeña sonrisa al sentir la brisa nocturna contra las mejillas. El idiota idealista apresuró el paso, dejando salir un par de gruñidos ante el esfuerzo. Vladimir se regodeó silencioso. Haberlos hecho caer había sido un impulso estúpido, además de doloroso, pero lo había valido.

Levantó la cabeza, enfocando por encima de las farolas. Vio la luna asomarse por entre una espesa nube. Sintió un nudo en la garganta y antes de darse cuenta, los ojos se le humedecieron. La última vez que reparó en lo hermoso que era el astro había sido en su tierra natal. Aquella vez, cuando saboreó la libertad en compañía de su hermano, mientras se abrían paso con uñas y dientes, alejándose de aquella prisión olvidada por Dios. Recordaba el frío calándole los huesos, clavándose en su piel igual a cuchillas diminutas. Recordaba la luna, enorme, prometedora.

[… Anatoly.]

Rusia lucía ahora tan lejana e inaccesible. Un lugar al que jamás podría volver, atrapada en la memoria de un pasado en donde el rostro de su hermano se dibujaba con nitidez. Vladimir sintió el tirón de la herida sacudirle las tripas, obligándolo a emitir un quejido amortiguado. El hombre de negro lo instó a cooperar en el escape, pero Vladimir se limitó a apretar los dientes. El mundo vibraba a su alrededor. Los sonidos se deformaban. De pronto ya no estaba tan seguro de lograr escapársele a la muerte. Parpadeó, sintiéndose terriblemente fatigado. Los parpados le pesaban. El cielo pasó a teñirse de dulces colores cálidos, igual a una puesta de sol.

Vladimir

… ¿eh?

Vladimir

Sí… aquí…

─ ¡Vladimir!─la voz del hombre, acompañada de una desgarradora punzada de dolor, lo devolvió al presente. Las sirenas de las patrullas se escuchaban en la distancia, como si formaran parte de un mal sueño que de a poco abandona la consciencia. Miró la callejuela oscura y hedionda por la que era arrastrado, naciendo en él un ápice de repulsión. El hombre enmascarado jadeó exhausto e instantes después terminó por soltarlo. Vladimir lo maldijo. Luego, el hombre de negro se dejó caer también─ … será mejor que no te mueras. No arrastré tu trasero hasta aquí para nada.

─ Nadie… te pidió hacerlo… idiota.

La voz de una mujer se abrió paso entre el llanto lejano de las sirenas y la conmoción. Ella lo esquivó y él adivinó que socorría al enmascarado. Apenas unas horas atrás habría arremetido furioso, argumentando que el herido de gravedad era él mismo. Sin embargo…

Vladimir…

Ah~, esa voz era la de Anatoly.

─ ¡OYE! ¡No! ¡Vladimir!

Fin.

Notas: Comencé a escribir este drabble apenas Vladimir murió, con la intención de darle una segunda oportunidad en mi mundo de posibilidades infinitas pero por motivos que ya no recuerdo bien, dejé inconclusa la idea y me vicié con otras cosas. Hace poco lo encontré y tras leerlo pensé en darle este final. Sí, lo dejé ir junto con su querido hermano Anatoly, pues aunque me duela admitirlo, eso era lo que debía hacer. No obstante, era incapaz de dejarlo morir en ese ducto oscuro (falleció muy a su estilo pero quería que Matt arriesgara el pellejo por él, en un acto de dulce perdón y preocupación por otro ser humano por más imperfecto que fuera). Espero les gustara la idea.