Regresando con esta historia que no será muy larga, y sí, varias me van a ver horrible porque estoy empezando nueva historia con varias que están esperando continuación, bien, en mi defensa no puedo controlar lo que escribo, las ideas vienes y si no las escribo se van, pero la razón por la que no he actualizado mis FanFics antiguos y nada más me he centrado en "Viaje al pasado" es porque no hace mucho mi lap fue formateada y perdí todos mis archivos de Fics, pude recuperar algunos gracias a un programa que unas chicas en face me dijeron, pero no todos. Además, las que aún conservo los estoy editando y corrigiendo, para que queden más estéticos y entendibles. Por favor, no desesperen, y un aviso, si no les gusta la pareja SessKag por favor ahórrense sus comentarios. Gracias.
Advertencia: ¡Esta historia es una SECUELA por lo tanto si no has leído el one-shot "La vida que llevamos" te sugiero cerrar e ir a mi perfil para leerlo, porque de lo contrario no entenderás de lo que va la historia! ¡Gracias!
Disclaimer: InuYasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes. Pero si los hijos de ellos que son mis creaciones.
Advertencia: Semi-Au. Faltas de ortografía que se me hayan ido.
Endlessly
Primer paso
—¿Saya? ¡Saya!
La hanyō se sobresaltó al oír su nombre romper con sus pensamientos, miró a su lado para encontrarse con la mirada preocupada de su tía Hitomi; se encontraban en la cocina lavando los platos de la comida, ella se encargaba de secarlos, sonrió apenada al percatarse que no le estuvo haciendo caso desde hace rato.
—Lo siento, tía, ¿qué decías?
La mujer Higurashi la evaluó con la mirada, el comportamiento de la adolescente no era el acostumbrado, desde que cruzó la puerta en la mañana estaba ida, ausente; las tareas que le asignaba el abuelo Higurashi, para Saya su bisabuelo, normalmente las completaba en menos de un parpadeó, hoy tardó más, mucho más. Por lo que se preocuparon, Sōta intentó sacar el tema durante la comida pero lo único que recibió fue silencio puesto que la joven no le prestó la mínima atención, así que su esposo terminó por encargarle la tarea de descubrir lo que aquejaba a la joven Taishō antes de salir por Hikari. Ese era el por qué ahora se encontraba intentando llamar su atención hasta lograrlo.
—Has estado dispersa el día de hoy, ¿hay algo que te moleste, Saya? ¿Has vuelto a tener una pelea con tu padre o hermano?, ¿o con ambos? —Y es que ella sabía perfectamente como era ese amor tan sobreprotector que los padres tenían hacia sus hijas, Sōta no dejaba por mucho tiempo a su pequeña Hikari fuera de su vista, y el único motivo por el que hoy no estaba en la casa era porque tenía una fiesta de una compañera de la escuela; así que entendía que Saya llegara a sentirse asfixiada.
—¡Oh! No, no. Todo está bien con ellos. —Se apresuró a responder mientras secaba el plato que le pasaba su tía.
—Ya veo, ¿entonces paso algo con Kagome? —preguntó, ahora si algo preocupada, adoraba mucho a su cuñada después de todo ella junto al medio hermano de su esposo alentaron a su, ahora esposo, a confesarse; sin ellos tal vez nunca hubieran llegado a salir.
—¡No! No, todo va de maravilla con mi madre, cada día se ve más radiante. Un mes más y tendré a mi hermanita o hermanito entre mis brazos —exclamó ilusionada, esperaba con ansias que fuera una niña.
—Ya veo. Siempre olvido que los embarazos de Kagome son de 5 meses —replicó con una sonrisa, aún a esas alturas le seguía sorprendiendo todo la maravilla que rodeaba a la familia Taishō, con sus misterios y secretos, mientras salía con Sōta siempre encontró al esposo de su cuñada extraño y cuando se lo mencionaba a su novio, él se limitaba a sonreír pero nunca afirmaba ni negaba nada; fue hasta convertirse en su esposa que todo el secreto fue desvelado. Y fue increíble. Tanto que al principio no lo creyó, hasta que vio con sus propios ojos a sus hijos y la orejas de perro que coronaban su cabeza junto a la marca de media luna que ambos lucían en medio de su frente—. Así que eso no es lo que hoy te ha mantenido tan distraída, ¿puedo pregunta qué es?
Saya se estremeció un poco al recordar lo ocurrido en la mañana antes de llegar a la casa, realmente nunca se le pasó por la cabeza que volvería a verlo, ella después de mucho pensarlo llegó a la conclusión de que fue una coincidencia y una bendición para que su secreto siguiera oculto, así que encontrárselo –más bien que él la haya buscando- fue impactante mucho más por esas palabras que utilizó.
Porque he estado buscándote toda mi vida.
No lo entendía. Realmente no lo hacía. ¿Cómo un humano -porque era un humano no poseía ningún poder sobrenatural-, parecía tan seguro de sus palabras? Sin titubear y con la frente en alto; su mente se volvió a sumergir en el recuerdo de esos minutos que compartió con él.
—¿Disculpa? —Ella no puedo evitar preguntar ante tales palabras tan naturales que salieron de su boca.
Él se rascó la punta de su nariz perfilada con algo de vergüenza ante la incredulidad y sorpresa de ella.
—¿Me adelante mucho? —preguntó con una sonrisa suave.
—Demasiado diría, ¿cómo puedes decir una cosa así tan fácilmente? —Se cruzó de brazos, creando una barrera entre ellos, desconfiada, ella que creció en un ambiente en el que su padre jamás dijo alguna palabra romántica o de amor hacia su madre le parecía algo extraño y de cierto modo sospechoso que él, ese hombre que sólo se topó una vez le dirigiera ese tipo de palabras.
—Porque es algo que creo —contestó sin dudar y al comprender lo que acababa de decir, retrocedió un poco—. Aunque creo que vuelvo a adelantarme. Disculpa, a veces olvido que no todos los japoneses están acostumbrados a esta clase de palabras afectivas.
—¿No eres japonés? —Le miró aún con más desconfianza, no es que fuera xenofóbica o algo por el estilo, sino que el hombre que estaba mostrándole una sonrisa tenía toda la pinta de ser japonés, a excepción de sus ojos que eran verdes, impresionantemente verdes.
—Soy mitad japonés. Mi padre lo era, mi madre no. Ella era holandesa, muy hermosa con su cabello casi blanco y sus ojos tan verdes como los míos —explicó sin problema—. La conoció en América, se casaron casi de inmediato y crecí fuera de aquí, recién me mudé con mis abuelos paternos. No llevo más de 7 meses y aún no me acostumbro a no saludar a la gente con un beso o un abrazo… o ambos.
La forma en que la miró al decir esas últimas palabras le hizo estremecer y retroceder, no asustada sino impresionada.
—Y he vuelto hacerlo, perdona —se disculpó pero por la sonrisa que cruzaba su cara varonil y bella no parecía sentirlo—. ¿Puedo preguntar tu nombre?
Ella no pudo evitar sonreír ante el tono bajo y precavido, algo diferente a esa despampanante sonrisa que tuvo segundos antes.
—¿No te presentas antes?
—Yûshin. Yagami Moore Yûshin —se apresuró a hacerlo, hizo una leve inclinación de la cabeza, pero por la forma en que sus dedos se movían había estado a punto de tenderle la mano.
—¿Moore? El apellido de tu madre es curioso —El sonido de la palabra le gustaba—. Me gusta mucho. Yo soy Saya, Higurashi Taishō Saya. Un gusto —Y le tendió su mano, después de todo no le importaba ese contacto, en realidad a ella no le importaba mucho el contacto físico, su familia no era muy japonesa con respecto a las costumbres; después de todo los Inu tienden a estar cerca del objeto de su deseo y la forma para demostrarlo es el contacto físico, eso le había traído problemas cuando niña, ahora sólo se limitaba a abrazar o besar a esas personas que eran cercanas a la familia y que sabían su proceder.
Pero seguía guardando distancias con los desconocidos y al parecer él no estaba educado con las barreras sociales así que era mejor estar precavida. Mucho más porque había descubierto su secreto accidentalmente.
A Yûshin le brillaron los ojos al oír todo el nombre de la Inu menor que no pudo contener la emoción, por lo que al extender ella su mano la tomó con suavidad, dobló su espalda hacia adelante y besó el dorso.
—Eres preciosa.
Y cuando sus ojos se encontraron, él aún con su mano cerca de la boca, ella no pudo hacer otra cosa que sonrojarse y huir.
Suspiró al recordarlo, su rostro adquirió un tenue color carmesí, dio gracias a los dioses cuando al salir hacer sus tareas él ya se hubiera retirado, aunque encontró ese hecho algo desalentador.
—¿Saya? —llamó la mujer al ver que se volvió a meter en sus pensamientos, al notarla suspirar no pudo evitar el ligero presentimiento de que su pesar se debía a algún asunto del corazón—. ¿Es por algún chico?
El plato resbaló de las maños pero fue gracias a sus rápidos reflejos que logró agarrarlo antes de que llegara al suelo, salvándolo a centímetros. Alzó la vista para encontrarse la mirada comprensiva de su tía.
—¿Acerté, no? —sonrió para pedirle el plato y acomodarlo en su lugar, era el último.
—… es sólo que no estoy segura —terminó por contestar levantándose—. Todo fue tan rápido que sigo sin comprender que paso. Como un golpe sorpresivo.
Hitomi rió, suave como una caricia antes de sobarle la espalda.
—Querida, el amor siempre es así, cuando lo buscamos nunca llega pero un día sólo te golpea como dices, aparece de improvisto. ¿Y sabes qué es lo peor?
Saya le miró asustada.
—¿Qué?
—… Que no puedes escapar.
Esas palabras le hicieron rememorar la mirada de Yûshin y esa sonrisa cuando le dijo que la había buscado toda su vida; se estremeció.
—¿Qué debo hacer, tía?
Se veía tan vulnerable. Diferente a la adolescente que se ponía a la par con su hermano y profería sus opiniones sin pensar en la situación, si ella creía que era incorrecto lo decía. Jamás se preocupaba; y ahora, tan perdida.
—Haz lo que tengas que hacer, no te arrepientas de nada. Sigue lo que dicte tu corazón, no todo saldrá como uno quiere pero como dicen, quien no arriesga no gana.
Saya agradeció esas palabras, eran un pequeño empuje.
—Sí, supongo que tienes razón. Gracias, tía.
—De nada y no dudes en venir a hablar conmigo de cualquier cosa, aunque deberías contarle a tu madre que te pasa. Ella sería tu mejor aliada contras esos dos hombres que tienes por familia —mencionó mientras se dirigían a la sala.
—Sí… bueno, aún no me siento lista para decirle. Comenzando con que hace poco me dijo que tenga cuidado con quien me junto, para decirle que ya había alguien y que además, sabía del secreto familiar. No. La iba a encerrar de por vida en su cuarto —pensó con desanimo, era mejor mantenerlo en secreto hasta que supiera cómo proceder.
Hitomi le observó con dulzura.
—Bien, sin embargo, no tardes. Las cosas que no se dicen ahora, pueden costar más trabajo el hacerlo más tarde.
—Claro.
Y si la mayor quería agregar algo más no pudo cuando se oyó la puerta correrse y una voz infantil resonó por todo el pasillo con un sonoro: "Estoy en casa". Seguida por otra voz masculina repitiendo esas mismas palabras. Hitomi se apresuró a ir a su encuentro, Saya le siguió más ilusionada por ver a Hikari que por otra cosa.
—¡Nee-chan! —exclamó la niña al ver quien venía detrás de su madre, después de recibir un beso de su progenitora corrió lo más rápido que sus cortas piernas le permitían.
—Hola, Hikari. ¿Cómo está mi prima favorita?
La pequeña niña de ojos avellanas y cabello negro ondulado como el de su madre tenía a esa edad, puesto que ahora la mujer lo llevaba más largo, se carcajeó al sentir como era alzada en brazos con cariño.
—Eso les dices a todas —reprochó la Higurashi con un puchero al estar ya segura en los brazos de Saya.
—¿Quién me ha difamado de esa manera? —preguntó fingiendo un tono herido, logrando hacer reír a la niña.
—Raiden y Arashi me dijeron que le dices lo mismo a Yûki y a Hana —explicó con una sonrisa.
—Esos demonios —musitó por lo bajo cuando los gemelos Tsune se le vinieron a la mente, con sus cabellos marrones alborotados y las sonrisas tan maliciosas y traviesas, lo único que los distinguía eran sus ojos, el mayor Raiden los tenía verdes como los de su padre mientras que Arashi rojos como su madre Sōten—. No les hagas caso, Hikari, sólo están celosos porque a ellos no los quiero como a ti.
—¿De verdad? —preguntó con sus ojos brillantes.
—De verdad —le aseguró con una sonrisa.
Sōta se acercó curioso al verla aún ahí, pensaba que al regresar ya se hubiera marchado a su casa.
—¿Aún por aquí?, ¿no ha venido Mamoru por ti? —cuestionó mientras tomaba a su hija.
—Papá tuvo un retraso en el trabajo y no ha podido salir, Mamoru sigue cuidando a mamá así que me iré ahora para que no se haga de noche.
—¿No quieres que te acompañe? —Se ofreció al hombre con preocupación logrando que Saya rodara los ojos.
—Tío, no es necesario —se negó sacudiendo la cabeza—. Soy capaz de defenderme sola, muy bien de hecho.
—Aún así, tu padre me mataría si llegara a pasarte algo —frunció el ceño al considerar la idea, su cuñado era aterrador todo el tiempo, no podía imaginarse cómo se pondría que Saya llegara a sufrir algún daño. Se estremeció—. No, ni pensarlo, te acompañaré.
—¡Tío!
—Cariño —llamó Hitomi jalando su manga—, creo que Saya es suficientemente madura para irse sola. Y tiene razón, puede defenderse mejor que cualquier jovencita de su edad, y por mucho.
—Pero-
—Saya —ignoró a su esposo sin pena—, ten cuidado y nos llamas a penas llegues, ¿de acuerdo?
Los ojos dorados de ella centellaron antes de inclinarse.
—Muchas gracias por este día, me retiro —anunció con una sonrisa. Se despidió con un beso de su prima antes de decir adiós con la mano y salir corriendo por la puerta, no sin antes colocarse su calzado en la entrada.
Sōta miró con incomodidad como su sobrina desaparecía tras el umbral antes de suspirar y prestar atención a su hija que intentaba regresar al suelo. Hitomi se acercó una vez su hija subió las escaleras para ir a su cuarto que una vez perteneció a Kagome.
—¿Y? —indagó Sōta una vez se vieron solos—. ¿Lograste averiguar qué pasaba con Saya?
Ella sonrió con misterio.
—No.
Sōta le miró con sospecha y ella sólo le guiñó.
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Saya fue directamente al árbol sagrado para pasar su frente en la corteza, ese lugar era uno de sus favoritos, había veces que creía oír al árbol responder sus preguntas cuando estaba triste o no sabía qué hacer, pero en esta ocasión su tía le había guiado perfectamente, sin embargo, eso no evito que ella fuera por un momento a relajarse antes de partir a su hogar.
—Hasta el próximo fin de semana —susurró.
Se alejó corriendo con su melena negra revoloteando al viento, pues a pesar de siempre amarrárselo siempre a una media cola era mucho el cabello que quedaba libre, no se quejaba, adoraba su cabello.
Bajó los escalones de 5 en 5 sin preocuparse de que pudiera caer, tenía un excelente equilibrio o eso era cuando nadie la sorprendía.
—Interesante forma de bajar.
Su concentración se perdió y resbaló, lo bueno era que eran los últimos escalones así que la caída no dolería pero eso no llegó a pasar cuando unos brazos la atajaron con fuerza.
—Supongo que siempre es bueno aparecer cuando menos te lo esperas, me gusta el resultado final —esa voz que ya conocía a la perfección susurro sobre su cabellera, en su tono se dejaba ver lo divertido que le parecía la situación, se separó rápidamente.
—No vuelvas hacer eso —exigió acomodándose la blusa azul que se había alzado un poco cuando él la atrapó, sacudió sus jeans antes de encararlo—. No me gustan las sorpresas.
—¿Eso quiere decir que habrá una próxima vez? Me gusta esa idea.
—¿Qué haces aquí? —ignoró las palabras anteriores.
—Pensé en acompañarte a casa —mencionó sin sentirse molesto por haber sido ignorado.
Ella alzó una ceja.
—¿Crees que dejaré que veas dónde vivo?, ¿y si eres un asesino?
Él rió.
—Tú podrías asesinarme antes de que pudiera intentar algo —replicó con ambas manos metidas en las bolsas de su pantalón con despreocupación.
Ella le lanzó una mirada.
—¿Y eso no te asusta?, ¿el que pueda matarte en cualquier momento?
Él se la regresó sin borrar la sonrisa.
—No.
—¿Por qué?
Yûshin subió su vista hacia arriba encontrándose al magnífico árbol que era característico del templo Higurashi, luego volvió a mirarla.
—Porque nunca lastimarías a nadie que no lo mereciera, y yo no planeo hacerte daño.
Saya desvió su cara, consciente de que se sonrojaría si seguía mirando esos ojos verdes tan transparentes y honestos, pero no menos atractivos. Estaba tentada a dejarla acompañarla pero sabía que era arriesgado, recordó las palabras de su madre que le decía que tuviera cuidado al elegir a algún chico, pero igual rememoró las de su tía que le susurraba que siguiera a su corazón. Tomó su decisión.
Él la vio alejarse y sus hombros se derrumbaron por la decepción. Tal vez hubiera presionado mucho, no era bueno en ese tipo de cosas, él es de los tipos que riegan una planta hasta ahogarla. Le pediría un consejo a su abuela, ella siempre sabía qué hacer. Se sobresaltó al ver que Saya se giraba abruptamente.
—… Tengo que ir a la tienda… puedes acompañarme hasta ahí —musitó.
Al verla proseguir su camino se apresuró a ponerse a su altura, feliz y emocionado, nunca pensó en ese giro de acontecimientos.
—Yo cargaré las bolsas.
—¡Sólo me acompañaras hasta la tienda!
Ambos cruzaron miradas y sonrieron al mismo tiempo. Saya pensó que tal vez lo dejaría cargar las bolsas hasta la mitad del camino. Sí, tal vez.
El viento sopló, el Goshinboku se estremeció y el aire que pasó entre sus hojas formó una oración:
Cuida tu corazón
Pero nadie lo escuchó.
Continuará.
Detrás de cámaras
—¡Por amor al SessKag! ¡Fira! —La directora se masajeó las sienes con dolor al ver el nuevo guión, ¿cuándo aprendería su amiga a no escribir historias nuevas? —. ¡Fira sal, ahora mismo!
Una cabeza se asomó detrás de uno de los nuevos actores contratados para la nueva serie, Yûshin rió, había escuchado de la peculiar relación que llevaban ellas pero verlo era otra cosa. Sintió como la escritora se tensaba a su espalda.
Lili la encontró, su cara se llenó de sentimientos nada buenos. Fira tembló.
—H-Hola, querida amiga —saludó con el sudor frío bajando por su rostro—. ¿Te gusta el nuevo guión?
—¿Nuevo guión? ¡¿No te basta todos los que tienes aún sin terminar? —Fira se escondió más—. ¡¿Qué tienes que decir en tu defesa?!
—… ¿Qué estoy editando todas las historias para que tenga un contenido más sustancioso y coherente? Y Que "Viaje al pasado" ya estoy escribiendo la continuación pero he tenido problemas con unas escenas que necesitan algo de tiempo para quedar perfectas… ¿es válido?
Lili le sostuvo la mirada un rato antes de suspirar.
—De acuerdo, te lo concedo —cedió, luego miró al chico con el que Fira había tratado de esconderse—. Me imagino que eres Yûshin.
—Así es, un gusto —saludó nervioso.
—… —le miró de arriba abajo como evaluándolo, sonrió al final—. El gusto es mío, espero trabajar contigo; ahora, si me disculpas quisiera recuperar a mi escritora.
—¡Oh! Claro, claro —se apresuró a apartarse del camino dejando a Fira totalmente descubierta.
—Gracias —tomó a su amiga de la parte trasera de su vestido con una sonrisa bastante aterradora—. Ahora tú y yo tendremos una plática más privada.
—¿Qué planeas hacer conmigo? —Fira estaba aterrada intentando soltarse de Lili pero ésta no cedió ni un centímetro.
—Digamos que estarás encadenada a tu escritorio hasta que termines todo lo que debes.
—¡¿Qué?! ¡Eso es ilegal!
—No para mí.
—¡Ayúdenme!
Yûshin miró como las mujeres se alejaban, una arrastrando a la otra. No puedo evitar embozar una sonrisa divertida, vio pasar a la que sería la madre de Saya en la historia.
—Señora Taishō —llamó a la actriz que recientemente se había casado con el actor Sesshōmaru, ella se detuvo curiosa al ver a nuevo chico, sonrió.
—¿Eres nuevo? —preguntó ante la cara nueva.
—Yûshin para servirle, señora Taishō.
—Puedes decirme Kagome, no necesitas tanta formalidad. Aquí no somos estrictos con la etiqueta —explicó riendo—, lo habrás notado con Fira y Lili.
—¿Siempre se comportan así? —preguntó por lo bajo.
Kagome dirigió su vista hasta la oficina donde Fira normalmente se recluía al escribir, y vio con ella se aferraba al marco de la puerta luchando para que Lili no pudiera cumplir sus amenazas. La directora jalaba con fuerza para desprenderla.
—Querido, no has visto nada —respondió dándole unas palmadas en su espalda—. Bienvenido a las historias de FiraLili, trata de sobrevivir.
Algún día Lili terminara por matarme, yo lo sé. Bien, bienvenidos a la nueva historia, no será muy larga, o no está planeado que sea así. Ahora unas cosas para aclarar, van a salir varios personajes nuevos puesto que esto ya es una segunda generación de personajes, así que estén pendientes pero por si acaso ahora les haré el recuento de los personajes nuevos y sus características.
Saya: Hija de Sesshōmaru y Kagome, su nombre significa "Flecha rápida/veloz"; su cabello es negro en su forma humana y siempre lo lleva amarrado en una media cola, cuando deja salir su forma hanyō sus ojos dorados cambian por unos segundos a rojos para volver a la normalidad, su cabello se torna en alguna partes plateado sobretodo en los mechones que enmarcan su cara (además de que se suelta por la expansión de su poder), sus uñas se alargan y una orejas negras coronan su cabeza.
Yûshin: Su nombre significa "Corazón valiente", tiene una fascinación hacia Saya cuando la vio en su forma hanyō, no es totalmente japonés y creció en América, por eso no tiene problemas con el contacto físico ni las palabras de afecto.
Hitomi: Esposa de Sōta, el hermano de Kagome, es la chica con la que le ayudaron InuYasha y Kagome en el capítulo 90 del anime. Su nombre significa "Ojo/Pupila".
Hikari: Hija de Sōta y Hitomi, su nombre significa "Luz", tiene 9 años, el cabello negro como su padre pero de la forma que su madre lo llevaba cuando Sōta se le declaro, tienes los ojos avellanas como los de su madre.
Raiden: Es el hijo mayor de Shippō y Sōten, gemelo de Arashi, su nombre significa "Dios de los truenos", es parecido a su padre con el cabello marrón y los ojos verdes, es travieso y gusta de hacer bromas junto a su gemelo.
Arashi: El hijo menor de Shippō y Sōten, gemelo de Raiden, su nombre significa "Tormenta", su cabello es marrón pero sus ojos rojos como los de su madre, al igual que su gemelo le encantan las travesuras.
Sōten: Pareja de Shippō, madre de Raiden y Arashi, su nombre significa "Cielo azul", es una yōkai, última descendiente de la familia trueno, tuvo un enfrentamiento con Shippō en el capítulo 68 cuando intenta vengar a Hiten y a Manten.
Hana y Yûki no las describiré pues saldrán más adelante, así no les adelanto nada, pero de quienes creen que sean hijas. Espero les haya gustado, ahora contestaré los reviews anónimos de "La vida que llevamos", los que tienen cuenta recuerden que les contesto directamente.
Alex mb: Muchas gracias, y pues aquí tienes la continuación, espero te guste tanto como el one-shot.
Luna-chan: Hola, me da gusto saber que te causo tantas emociones, y pude seguirle el hilo, espero estés pendiente y logres leer esto. Muchas gracias, un beso.
Mara: Y pues ¡sorpresa! No es Shippō, al parecer es tan sólo un humano.
Guest: Pues no es un segundo capítulo pero si su continuación en una nueva trama.
Yuli: Genial, ya me hacía falta chocolate *agarra su tonelada* Y pues por sus peticiones, he seguido con la historia, espero te guste.
Diana: La he seguido, aunque no en la misma sino en esta nueva. Besos
KxM: Hola, pues la he seguido. Y no, no es el hijo de InuYasha, es un humano ;)
Icoshimy: Muchas gracias y aquí he traído el nuevo capítulo (en una nueva historia). Espero la disfrutes.
Blackdark: Muchas gracias por tu comentario, y pues la he seguido aunque en otra historia, como explique el título de la anterior no iba con la trama de la nueva historia. Espero te guste y sí, podría ser que metiera esos celos. Jojojo. Besos.
Jenny-yuki: Igual la mía, es mi pareja favorita. Y gracias por intentar averiguarlo pero, lo siento no es Shippō, tal parece que nuestro misterioso pretendiente es un humano. Y sobre "Viaje al pasado" ya lo estoy continuando, pero a diferencia de esta historia es un poco más complicada, tengo que hacer mucha investigación. Pero tranquila la continuaré. Gracias por tu comentario. Un beso.
Nami: Lamento no poder dejarla como estaba, y no te preocupes, sé que he sido bastante irresponsable pero la razón del por qué nos la he continuado está arriba. Besos.
Guest: Con todo respeto, no necesitan venir a decírmelo, si no te gusta la pareja cierra la historia y ve a leer InuKag, respeta los gustos ajenos, no te gusta el SessKag, comprendido pero decir que los fics de esta pareja son horribles por el simple hecho de que no te guste es una ofensa, yo podría decir los mismo del InuKag, pero no lo hago porque reconozco que cada pareja tiene algo que aportar. Además, chica, esto es ficción, un fanfic, yo (con todo respeto) puedo escribir sobre la pareja que sea de mi agrado, por lo que te pediré de la manera más atenta no vuelvas a leer alguna de mis historias pues mi pareja base siempre será el Sesshōmaru y Kagome. Por tu tención, gracias. P.D. Fíjate en la pareja que sale antes de ingresar a una historia y evitemos estos comentarios.
Bien, en todo lo que llevo escribiendo (10 años, 7 en aquí) es la segunda vez que me topo con un comentario en contra de la pareja SessKag, no tengo nada con que no te guste, pero que tengas la desfeches de tachar una historia como "horrible" sólo porque no te gusta la pareja me parece muy infantil. Es válido que no te guste, pero para la próxima persona anti-SessKag que venga por favor le pido con el mayor respeto que se ahorre sus comentarios, y si no te gusta la pareja ¿qué haces leyendo un fic de ellos? Además, si tienes algo que decir y/o criticar, me gustaría que pusieras tu nombre y algún correo donde pueda hablar contigo si no tienes cuenta, porque encubrirse tras un "Guest" es, a mi parecer, tonto. Gracias.
FiraLili.
