Disclaimer: Ninguno de estos personajes me pertenecen, solo juego con ellos en una historia creada por mi rara imaginación

-Hablan-

-"piensan"-

Un encuentro imprevisto

Tras la derrota se Sauron y la restauración de los pueblos que habían sido atacados, largos años de prosperidad y armonía habían reinado, o… al menos eso era lo que pensaban todos: Saruman, el mago traidor y enemigo, había escapado. Por este motivo Lord Elrond de Rivendell había convocado a un concilio a los representantes de todas las razas, como cuando los convocaron hacía cinco años atrás por la guerra del anillo.

Aragorn, actual rey de Gondor, marchaba acompañado de tres de sus mejores hombres hacia la tierra del medio-elfo, lugar de origen de su amada y encantadora esposa Arwen.

Galopaban hablando y riendo alegremente, mas la mente del ex montaraz pronto se nubló por la preocupación ¿Qué ocurriría?¿Era tan peligroso que Saruman hubiera escapado? ¿Sin un ejercito, poderes, armas u otro tipo de amenaza? Esas eran las preguntas que vagaban en la mente del rey.

Iban galopando velozmente, como en los viejos tiempos cuando estaba en la compañía y el tiempo apremiaba… ¡La compañía! Volvería a ver a todos sus amigos! Frodo, Sam, Merry, Pippin, Gimli, Legolas y a Gandalf… a pesar de todo, habían pasado buenos momentos con ellos y no pudo evitar que en sus labios se formara una sonrisa.

-Mi Señor, no sería conveniente que nos detuviéramos a descansar?- preguntó uno de sus consejero preferidos

-Tienes razón Avalon, detengámonos un rato- confirmo Aragorn a la vez que se detenía y bajaba de su caballo- Hay algo para comer?

-Si Señor, aquí tiene- le extendió un trozo de carne que había sobrado de la noche anterior

-Gracias-respondió- Comed vosotros también

No estaban apurados, pues en un par de horas llegarían, así que comieron y bebieron a gusto y charlaron mientras sus corceles pastaban.

-Mi Señor no oye voces?- preguntó Danié, un gran guerrero

-Haced silencio- ordenó Aragorn mientras oía atentamente… Una gran carcajada muy familiar retumbó en el bosque, de un viejo amigo.

-Ai,Oi! Deberíais haber visto la cara de Morka al enterarse!- reía acaloradamente un… un… enano…!

-Gimli!- Salió al encuentro de su amigo sobresaltando a todos

-Aragorn! Que alegre encuentro- dijo mientras bajaba su hacha y le daba un abrazo

-Muy alegre en verdad, amigo- respondió el ex montaraz- Buen día señor Glóin- saludó cortésmente- quienes son los otros?

-Gente importante de donde vengo: Torkh y Dhrôw

- Buen día a vosotros también. Gimli, ven conmigo, por allí están mis compañeros- dijo el rey mientras conducía a su amigo entre la maleza

Una vez allí los ocho viajeros comenzaron a narrar como les había ido en el viaje y las cosas que habían sucedido en sus pueblos

- Aragorn, hace cuanto que no nos veíamos?- preguntó Gimli con una sonrisa

-Mmm…-dudó unos segundos- cinco, seis meses

-Bastante tiempo!

-Ya lo creo amigo ¿Tú has visto a alguno de los otros?- preguntó interesado

-Bueno, no, íbamos a vernos Legolas, tú y yo la última vez, pero el elfo no pudo venir. A sí que no lo veo desde hace unos mmm… diez meses? Casi un año!- exclamó dándose cuenta Gimli, un tanto enojado y otro tanto frustrado- Ya se ha olvidado de nosotros! Elfo bueno para nada- río fuertemente, pues no estaba realmente enfadado

-No digas eso Gimli, él aún nos recuerda-

-Oh si, y más me va a recordar cuando lo veamos en el concilio y le pegue unos buenos hachazos por mal amigo y antipático!- Esta vez hombre y enano rieron

-Tú sabes si va a venir?- preguntó Glóin, que a pesar de haber tenido un pésimo primer encuentro con Legolas, lo había llegado a querer tanto como a un hijo más

-No sabemos nada, pero es muy probable que sí, pues su padre no sale de su reino casi nunca y siempre lo envía a él- contestó Aragorn

-Espero que venga, hace mucho tiempo que no le veo- contestó el anciano- después de todo, él y mi hijo lograron la reconciliación de nuestras razas- sonrió

-Nosotros también lo esperamos- dijo Gimli con un toque melancólico- Oh! Vamos a ver a los cuatro hobbits!- exclamó entusiasmado

-Si nos quedamos aquí por mucho más tiempo no creo que veamos a nadie, mejor marchémonos- dijo Aragorn, a lo que todos asintieron.

Cabalgaron por largas horas en el hermoso paisaje de Rivendell hasta el anochecer, finalmente llegaron a la entrada oculta de la magnífica y exuberante ciudad élfica.

-Bienvenidos seáis todos vosotros!- exclamó Lord Elrond, quien había salido al encuentro de los viajeros – deberéis estar cansados ¿Puedes llevarlos a sus habitaciones?- preguntó el medio-elfo a uno de los guardias. Este asintió y los guió por la ciudad.

Hermosos recuerdos se desataron en la mente de Aragorn, momentos con Arwen, cuando apenas se conocieron y las caricias y mimos nunca estaban de más, o cuando algunos días antes del concilio había disfrutado tanto estar allí, también su infancia… -"qué buenos tiempos"- pensó el ex montaraz con una sonrisa.

En su camino había estado mirando a su alrededor por si encontraba a Legolas, pues él debería haber llegado antes que ellos, pero no lo vio por ningún sitio

-Aquí es- dijo el guardia a los viajeros- en algunas horas comenzará la cena, por si deseáis ir a comer, yo me debo retirar- y con una reverencia se marchó rápidamente.

Se estaba terminando de asear, cuando tocaron la puerta –"Quién podrá ser?"- pensó mientras comenzaba a vestirse. Nuevamente tocaron la puerta pero nadie respondía, pues todos los compañeros de Aragorn estaban profundamente dormidos hacía horas

-Marchémonos Elladan, no hay nadie aquí- dijo una voz muy querida para el ex montaraz

- Tal vez estén en los jardines- apuntó este. Los dos gemelos se estaban por marchar cuando Aragorn felizmente abre la puerta

-Elladan, Elrhoir!- llamó el Dúnadan mientras salía hacia su encuentro

-Aragorn!- contestaron ambos al unísono mientras se abrazaban los tres

-Cuanto tiempo verdad?- dijo Elladan

-Ya lo creo, cómo está Arwen?- preguntó Elrhoir

-Muy bien, dice que les manda saludos y que los extraña mucho

-Elladan, deberíamos ir a visitarles no crees?- dijo Elrhoir

-No se salvará de vernos- rió el gemelo

-Por qué no vamos a los jardines a platicar?- preguntó Aragorn

-Claro- respondieron lo gemelos

El camino hacia los jardines fue divertido, hablando de cuando eran niños y de las travesuras que hacían a su padre y amigos. Finalmente llegaron a un claro que fue de su agrado y allí se sentaron los tres.

-Legolas aún no ha llegado? No le he visto- comentó el ex montaraz. Ambos gemelos intercambiaron una rápida mirada que se colmó de tristeza y preocupación por un momento, pero luego desapareció tan rápido como se había formado

-No… la gente de Thranduil llegará mañana- respondió Elladan

-Sabes si Legolas vendrá?

-No… no sé nada, mi hermano y yo nos tenemos que ir- agregó rápidamente Elrhoir mientras se comenzaba a alejar- Nos vemos mañana en el concilio!- exclamó y se marcharon rápidamente.

-"Esos dos están ocultando algo"- pensó intrigado el ex montaraz mientras se dirigía a sus aposentos para descansar- "de todas formas mañana le veré"- y así llego hasta su cama y se dejó caer en ella, gozando de un hermoso sueño…

-No Merry, no llevaremos tanta comida… claro que tengo hambre pero llegaremos pronto… Si soy un buen hobbit!… que no?… y tú que sabes?… yo puedo comer mucho más que tú… disculpa aceptada- gritaba Frodo mientras preparaba su equipaje para el concilio de Rivendell. Pues los cuatro hobbits habían sido especialmente invitados y habían acordado preparar juntos su equipaje para luego partir- Saaaam!- llamó Frodo mientras asomaba su cabeza por una puerta- Saaaaam!- volvió a llamar- Sam?- preguntó mientras se asomaba por otra puerta

-Aquí estoy Señor Frodo! Disculpe no haberle respondido antes mi…- el hobbit se vio interrumpido al caer con una manta que había en el suelo. Frodo sin poderlo evitar rió alegremente y Sam lo hizo con él, pues últimamente Frodo sonreía poco y eran felices los momentos en los que lo hacía

-Levántate, Sam- dijo Frodo mientras le tendía una mano para ayudarlo- Te has hecho daño?

-Gracias Señor Frodo. No, no me he hecho daño ¡Los Gamyi somos duros de roer! Si usted me entiende- dijo Sam mientras sacudía sus ropas

-Como el dicho que dice "Yerba mala nunca muere"- dijo Pippin apareciendo de la nada y dándoles un buen susto a ambos hobbits

-Me estas diciendo que soy un yuyo? A mí, que soy el mejor jardinero y cocinero de todo Hobbiton?- preguntó "ofendido" Sam. Pippin asintió con una sonrisa en su rostro- ya verás pequeño bribón!- gritó mientras le lanzaba un cojín en su rostro. Y así comenzó la mas sanguinaria lucha de almohadas de la historia. Los cuatro hobbits reían acaloradamente, cuando alguien tocó su puerta

-Es Gandalf!- exclamó Frodo mientras le pegaba un almohadonzazo en la cara a Pippin dejándolo en el suelo. Frodo corrió hacia la puerta y antes de abrir añadió alarmado- ¡Ordenen todo y terminen con el equipaje de una vez!- los tres hobbits ordenaron apresuradamente y Frodo abrió la puerta

-Frodo!- Se oyó la alegre voz del anciano- Peregrin, Meriadoc, Sam! Ah pasado tanto tiempo- exclamó feliz el mago- Ya están listos para partir?

-Sí señor!- dijo Pippin mientras se apresuraba a salir

-Muy bien en marcha! O no llegaremos nunca a Rivendell!- exclamó el mago mientras salía apresurado por la puerta

-Espero que esta vez no haya ningún anillo maléfico- comentó Frodo a Sam mientras caminaban escuchando las canciones que cantaban Merry y Pippin

-No se preocupe Mi Señor, estoy seguro que no lo habrá- aseguró Sam

-Entonces a que esperamos?- dijo Frodo dándose cuenta de lo muy atrás que habían quedado- vamos nos o nos dejarán!- exclamó mientras salía corriendo

-Voy tras de usted!- aseguró Sam felizmente y agregó para sí- siempre lo haré Mis Señor…

NOTA DE AUTORA

Aquí dejo el primer capítulo de este fic! Debo aclarar que la historia se desarrolla luego de la lucha del anillo. Espero que les haya gustado.

Cualquier sugerencia, error y/o opinión que quieran hacer déjenmelo en un review y yo les contestaré cuando pueda

Un besote y Cuidense!