Descargo de Responsabilidad: Demashitaa! PowerPuff Girls Z no me pertenece, solo utilizo sus personajes sin fines de lucro.
Advertencia: Two-Shot. Lenguaje Grosero. OoC. OC.
Pareja: Butch/Kaoru.
Intentos Fallidos del sin bolas cobarde.
Hoy es lunes por la tarde, a tres días de que dieran comienzo las vacaciones de verano y de que por fin se acabaran las horribles clases en la escuela. Ha sido un día de espectacular clima, hay un agradable sol pero no hay demasiado calor, por lo que algunos pájaros cantan, unos cuantos niños feos —que "sin querer" me han dado con un balón en la cabeza— juegan soccer en el parque, y dos idiotas se mofan de mí a mi lado, ¡ah! Y soy Butch Him.
Butch Him alias el sin bolas. Butch Him alias el idiota. Butch Him alias más nenaza que Boomer. Butch Him alias el que no tiene bien puesto los pantalones. Butch Him alias el cobarde.
Sí, han leído bien: Cobarde.
¿Que si se han perdido de algo? No, qué va. O bueno, tal vez sí. Tal vez de mucho. De demasiado. Les contaría, pero tengo a dos estúpidos críos de dieciséis años a mi lado, mis hermanos para ser más precisos, Brick y Boomer, que se aprovechan de mi miseria riéndose de mí.
Le pego un zape al rubio e intento pegarle otro zape al pelirrojo, pero solo le alcanzo a dar en la gorra ridícula que siempre lleva. Qué más da, de todas maneras se seguirán riendo. Se preguntaran, ¿por qué se ríen este par de miserables? Pues de mis intentos fallidos, de los estúpidos y patéticos intentos fallidos.
— ¿Saben qué? —pongo los brazos en jarra y me lanzó al césped, derrotado y fastidiado—, ojalá se ahoguen con su risa y se mueran.
Ambos se lanzan a mi lado, todavía riendo, y los tres nos quedamos viendo el cielo.
—No pasa nada, hermanito —me dice Brick—, la octava vez es la vencida.
— ¿No que la tercera era la vencida? —preguntó Boomer con su típico y maldito tono inocente.
—Cállense —les digo mal humorado—. Y no pasó ocho veces, tampoco te pases exagerando.
Hace unos dos días me había dicho a mí mismo aquello, lo de "La tercera es la vencida", y me había propuesto a probar tres veces, y si no funcionaba, ¡a la mierda! Allá ella, total, no sería yo el que saliera perdiendo, sino ella. Vale, eso ni me lo he creído yo. En definitiva he salido perdiendo yo, sin orgullo ya, siendo víctima de burlas, también sin ella... ¡Y también sin dinero, demonios!
¿Cuál fue el primer intento? ¿E intento de qué? Sí, sonará ridículo, pero me gusta una chica, ¡y no bromeo! No, no, nada de bromas, en serio me gusta. Me gusta bastante. ¿El problema? Ella ya me conoce demasiado, y me ha dicho que me odia, supongo que eso es porque ella piensa que soy un mujeriego o algo así, pero la verdad antes era así, ahora ya no. Le había estado hablando seriamente, pero ella me sostenía la mirada y luego se reía con amargura, diciéndome que no me creía nada. Piensa que yo juego con ella, y es que, ¡jugar con ella! ¿Se creen eso? ¿Yo? Bueno, sí, la mayoría de las chicas de la escuela (y de otras escuelas) creen que soy un patán y un mujeriego, y yo no lo niego, lo era, ¡pero ya no! Menos con ella. Qué les digo, estoy enamorado. Estúpida y patéticamente enamorado, pero enamorado, al fin y al cabo.
A mi lado derecho, Boomer me da un abrazo de hermanos, de esos que te golpean la espalda y te hacen sentir que te comprenden. Lo alejo antes de que se ponga meloso, porque éste sí que es bueno para ponerse cursi y esas cosas cuando quiere.
— ¿Qué haces, rubia loca? ¿Conoces la existencia del espacio personal o se te ha machacado el cerebro?
—Cállate y abrázame, te juro que sé lo que se siente, te comprendo —me vuelve a dar unas palmaditas y yo le doy un empujón.
— ¿De qué demonios hablas?
—De lo de estar enamorado —me responde Brick por él. Y claro, se me había salido en voz alta lo de estar enamorado. Fíjense lo tarado que soy.
Resignado, dejo que Boomer me dé ánimos y me dé consejos que ni en broma seguiré, porque si a él no le han funcionado con la rubia Gotokuji, a mí tampoco me funcionará con la amiga de esa rubia. Y tal que, mientras este rubio se pone de filósofo del amor y esas cosas, les contaré los intentos fallidos, comenzando, claro, por el primero, el que no dañó tanto mi orgullo de macho machote.
Intento Fallido número 1:
—Kaoru, escúchame.
Se trató liberar de mi agarre mientras miraba hacia la cafetería y luego a mí con furia.
—No tengo tiempo para tus estupideces, Butch —me espetó—, la pizza de la cafetería se va a acabar.
Ya, en este punto hay que explicar que a Kaoru le deja de importar todo si alguien menciona la palabra Pizza, y no me quejo, yo también amo con más que locura a la pizza, pero, por Dios, ¿qué acaso no veía mi cara de extrema seriedad e incluso nerviosismo? Porque sí, chicas, Butch Him estaba nervioso por primera vez en su vida, ¿y qué hacía Kaoru delante de ese gran momento que bien podría tratarse de milagro? Pues nada, la maldita no hacía nada más que babear por la pizza y desesperarse por no tener una.
—Solo es un momento...
—Ag, bien —rodó los ojos con fastidio y me miró expectante. ¿Es normal que se me hubiera secado la garganta a tal punto de que no pudiera articular palabra? Porque me pasaba en aquel mismo momento—. ¿Y bien? ¿Vas a hablar o te quedarás ahí como un bobalicón?
—Ah, sí —carraspeé con dificultad y no pude evitar mirarla con cara de pocos amigos—. ¿Tú no tienes sensibilidad o qué? —no era eso lo que quería decirle, pero perdón, me salió del alma.
— ¿Era eso? —entrecerró los ojos y otra vez forzó de su brazo para librarse de mí—. Me haces perder tiempo, imbécil. Te juro que si no queda pizza en la cafetería, te...
— ¡No era eso! —me apresuré a decirle—. Era otra cosa...
— ¡Bueno, pues qué era! ¡Anda, escúpelo luego!
— ¡Pero no me grites!
— ¡No te estoy gritando, tú me estás gritando a mí!
— ¡Pero si me estás...! —guardé silencio y cerré los ojos. Conté hasta diez para lograr calmarme—. Lo siento, no quería gritarte.
—Ajá, ajá. ¿Me vas a decir o no?
—Sí —asentí decidido con la cabeza y la miré con intensidad, ella me miró con desinterés. Esas miradas de Kaoru sí que alientan, eh—. Y-yo... T-t-ú...
—Yo, tú, ¿qué?
Había que decirlo. Tenía que convertirme en hombre y declararme de una vez para así dejar de vivir en las sombras de los tipos que seguían ocultos a Kaoru, sin atreverse ni a decirle hola. Aunque yo era de los tipos que sí hacía esfuerzos, ¿entienden? De esos que le hablaban y le decían cosas, aunque obviamente yo era el que más se acercaba a ella, porque claro, soy Butch Him. Y sí, bueno, está el hecho de que también Brick sale con Momoko, una de sus mejores amigas, y de que también nos conocíamos de antes —ella me conoce bien, después de todo, supongo que una chica no olvida a quién le levantó la falda y le tocó el trasero. Si en esos momentos no hubiera sido tan imbécil no me hubiera vuelto a lavar la mano en la vida—, pero bah, todo se resume en que yo soy Butch Him y ya, y Butch Him dice las cosas sin titubear. Y si creyeron que titubeé hace un rato, se lo han imaginado, todo es solo producto de la imaginación de ustedes.
— ¡Tú me gustas!
Desde ese punto, todo podría haber sido lindo, hermoso, empalagoso, como quieran llamarle, pero no, obviamente no. En el momento en el que solté todo lo que había estado guardando durante tanto tiempo a escondidas de ella, Boomer, el oh-gran-maldito-hijo-de-puta Boomer apareció gritando desesperado, tan desesperado como él sabía estar, y opacando mi grito de enamorado.
— ¡Solo quedan cinco rebanas de pizza! ¡Se van a acabar, joder, se van a acabar! ¡Tengo que ir a por una!
Corrección: tan desesperado como él sabía estar cuando se trataba de comida.
Kaoru se soltó de mí y salió corriendo tras de Boomer hacia la cafetería, y solté una risa maliciosa cuando vi que mi adorable Matsubara alcanzaba a mi hermano y le daba un empujón para poder así ella coger una rebana de pizza.
Boomer se debió haber tropezado con sus propios pies o bien Kaoru lo empujó con demasiada fuerza, porque de la nada lo había visto tirado en el piso, prácticamente arrastrándose para poder coger él también una rebanada de pizza. Pobrecillo. Ja, ja, ja. JÁ.
Ese fue el primer intento, señoritas, y como dije, el que lastimó menos mi orgullo, ya que Kaoru ni escuchó. Y ya que recuerdo eso, aprovecho de pegarle un segundo zape a Boomer, que lloriquea a mi lado acerca de que Miyako esto, Miyako lo otro. El zape que le di no hace más que se vuelva en la dirección en la que está Brick para poder sufrir en su hombro. Repetiré lo que dije en aquel primer intento fallido: Ja, ja, ja. JÁ.
¿Quieren saber cuál fue el segundo intento que no salió bien? ¿Sí? ¿No? Pues yo les cuento igual porque se me da la gana, y en realidad necesito desahogarme. Es triste, lo sé. Y patético, pero mejor dejémosle como triste.
Intento Fallido número 2:
— ¿Qué harías si alguien te pidiera ser su novia?
—Le diría que no.
—Pero ni siquiera sabes quién te lo pediría.
—Por eso mismo, tonto —rodó los ojos, le puso pausa al juego que estábamos jugando en la Xbox en ese momento y se volteó hacia a mí—, cómo te diría que sí si ni siquiera sé quién me pediría ser su novia.
Entrecerré los ojos y la miré durante un rato. No había entendido muy bien lo que había dicho, y cuando no entendía algo, yo al menos prefería no decir nada. Y ya que estuve bastante tiempo mirándola y ella mirándome a mí, aprovecharé de decir en dónde estábamos. Lean y re lean bien esto, graben lo que diré en su mente y pónganlo con una etiqueta ahí abajo de "Gran logros de Butch", porque Kaoru Matsubara, la peligrosa fiera indomable (me escucha decir esto y me mata), estaba en mi casa. En mi casa, chicas. Sí, han leído bien. Y se pone mejor. Ella estaba en mi habitación. En mi jodida habitación, que desde ese momento amaría para siempre y por siempre.
—Dame de tu soda, tengo sed —alzó el brazo hacia a mí, y yo como buen chico le entregué mi soda.
Seguro que se están preguntando qué hacía Kaoru allí, a mi lado, bebiéndose mi soda, sentada en mi alfombra —esa alfombra no será lavada nunca— y jugando vídeo juegos conmigo. Pues simple, simple y triste, pero simple; ella había venido con la pelirroja esa, Momoko, que en aquellos momentos seguramente estaría en alguna parte de mi casa junto con mi hermano mayor haciendo cosas que sólo sabrá Dios (y gracias a él que yo no me enteré de qué cosas y que ni oí ni vi nada), cuando en realidad esa visita a mi casa era para hacer un proyecto que nos dieron en la escuela, y ya que Momoko y Brick se habían ido por ahí a procrear, Kaoru y yo nos habíamos quedado solos, y como ambos no somos buenos para hacer cosas relacionadas con la escuela, nos fuimos a mi habitación a jugar con la Xbox y a comer comida chatarra. Era la tarde perfecta.
—Venga, Butch, ese tipo va directo a matarte —me dio un empujón y vi su dedo apuntando hacia la televisión, en donde un tipo se bajaba de un coche y corría hacia a mí con un arma en la mano, mientras que mi personaje no hacía nada más que quedarse parado debajo de un árbol—. ¡Que te muevas, te va a matar!
— ¡Mierda! —efectivamente, el tipo me disparó y me mató, y de mi lado de la pantalla había aparecido un "¡Has sido asesinado!"—. Odio este juego.
—Solo lo odias porque eres un asco jugando.
—No es verdad —me defendí indignado, y ella rio de esa manera tan... Dios, no sabía cómo explicar lo linda que podía llegar a ser—. Juguemos a otra cosa.
—No quiero, voy ganando.
—Ya no —le dije maliciosamente, ya que me había levantado y había desconectado la televisión. Ese era un buen momento para soltar una risa de esas diabólicas.
— ¡Maldito seas! ¡Lo has hecho porque eres un envidioso! —me apuntó acusadora mente con su dedo y yo le extendí un bol con patatas fritas, sonriente—. Solo dejo pasar esto porque me estás alimentando, ¿vale?
—Vale.
Luego de un par de minutos en los que estuvimos comiendo, ella se volteó hacia a mí y me besó.
De seguro que ahora todas deben están con cara de "¡¿QUÉ?! OMG, OMG", y yo también hubiera estado con esa cara, si es que eso de que me besó hubiera sido verdad. Lo siento, pero era joda. Ella no me besó, solo jugaba con sus emociones, chicas, además, también me gusta imaginar que pasaría eso. Es patético, ya sé. De todas maneras, pido que no me maten al menos hasta que termine de contar mis miserias.
Ahora iré en serio: ella se volteó hacia a mí y arqueó una ceja antes de terminar de tragar la última patata frita que se había echado a la boca.
— ¿Por qué me has hecho esa pregunta?
— ¿Qué pregunta?
—Lo de si alguien me pidiera ser su novia.
—Ah, eso... —en casos así, cuando te ves acorralado, era bueno mentir, y yo soy bueno en eso—. ¿Recuerdas al tipo que a veces está conmigo en los descansos, el que siempre está en las gradas cuando tenemos la práctica de soccer?
— ¿El castaño altísimo ese?
—Sí, ese —asentí con la cabeza y seguí hablando—, me ha dicho que te pediría ser su novia.
— ¿Qué? ¡Oh Dios, no! —se llevó las manos a la cabeza, afligida. Yo por mi parte me sentí más que satisfecho sabiendo que al menos había tenido aquella reacción—. ¡Dime que no le has dicho que yo aceptaría!
—Bueno...
—Es un no, Butch, un rotundo no —negó con la cabeza más para sí misma que para mí y se volteó de nuevo hacia la televisión—. Juguemos a otra cosa, ¿sí?
La ignoré y la seguí mirando. Algo estúpido se había planteado en mi cabeza acompañado de un arrebato de total valentía, y como siempre he sido un impulsivo y —según dicen los envidiosos como Brick— un descerebrado, llegué y abrí mi bocota.
— ¿Y si fuera yo el que te pidiera ser tu novio?
Kaoru se volteó a mirarme, y yo había esperado alguna de esas miradas suyas que te hacían sentir un pequeño e insignificante renacuajo, pero en vez de eso, pasó por varios cambios de expresión, comenzando por la sorpresa, la desconfianza, la seriedad y terminando con una expresión totalmente serena.
— ¿Me estás diciendo esto para que tu amigo no quede tan mal? Porque si es así, no está funcionando.
—No, yo...
— ¿Tienes alguno de Resident Evil?
—Matsubara, necesito decirte algo.
— ¡Oh mi Dios, tienes Destiny! —se volvió hacia a mí con el juego en las manos y mirándome emocionada. Algún día ella me mataría—. ¿Podemos jugar, Butch? ¿Podemos? ¿Podemos?
Era imposible decirle que no mientras me miraba con esa carita de súplica y con esos "¿Podemos, Butch?" tan infantiles y monos que soltaba, por lo que asentí y ella comenzó el juego, mientras que con cada cosa ella soltaba un "Guau" o un "Dios, es genial" y es que en serio que me iba a matar siendo tan linda. Butch Him tiene un medidor de lindura que en aquellos momentos estaba a punto de reventar.
— ¿Qué era eso tan urgente que necesitabas decirme?
—Ah... —bueno, ¿se acuerdan de ese milagroso arrebato de valentía que tuve hace un rato? Pues adivinen qué: se marchó como por arte de magia.
— ¿Y bien?
Miré a Kaoru, que a su vez no me miraba, sino que su vista iba hacia la televisión mientras jugaba y, completamente aliviado había creído que se había olvidado de la pregunta que me había hecho, hasta que me miró por el rabillo de su ojo y alzó las cejas, aun buscando mi respuesta. Y yo estaba ahí sentando, muerto de miedo
—Nada, sólo te iba a decir que deberíamos hacer el proyecto, pero mejor sigamos jugando.
—Sí, bien pensado.
Sí están pensando qué diablos pasó con ese dichoso proyecto, les diré: reprobamos los cuatro. Aunque claro, Kaoru y yo le dejamos toda la culpa a mi hermano y a Momoko, por lo que el maestro nos dio una segunda oportunidad a nosotros dos e hicimos el proyecto otra vez con Boomer, Miyako y otro chico más, pero reprobamos igualmente porque con Kaoru tiramos soda sin querer sobre la hoja en la que hacíamos el proyecto y ya no tuvimos tiempo de hacer un segundo. Miyako nos gritó algo parecido a que éramos la desgracia y la mala suerte en persona, pero ¿eso a quién le importa?
Brick a mi lado se levantó del césped y se desperezó estirando los brazos.
—Deberíamos irnos, se hace tarde —dijo entremedio de un bostezo—. Mojo debe estar pensando que nos fuimos de casa y ya debe estar celebrando.
— ¡Cierto! —Boomer se levantó de golpe, repentinamente emocionado y olvidándose de que hace algunos minutos andaba lloriqueando—. ¡Hay que arruinarle la celebración a ese simio!
—Bien, bien —me levanté también y me metí las manos en los bolsillos antes de comenzar a caminar junto a ellos—. ¿Alguno tiene una cámara para fotografiar su cara de decepción cuándo nos vea?
— ¡Oh, oh, yo tengo!
Me voy a casa, chicas, así que es todo por hoy, pero ¡eh, tranquilas! Otro día les sigo contando mis intentos fallidos, así que calmen sus ansias, ¡Butch Him, el candente Butch Him, volverá! Contando sus miserias, pero volverá...
¡Hola!
Sí, lo he cortado aquí, porque soy mala y porque si seguía se haría un One-shot demasiado largo, por eso he decidido dejarlo con otro capítulo más, por eso ahí arribita dice Two-Shot, eh, eh(? En fin, espero que les haya gustado. :3
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