Carmen era un hada, un hada especial.
Había sido la primera de sus hermanas en acercarse al mundo humano para algo más que hacer bromas pesadas.
No había sido un camino de rosas, puesto que las dos grandes madres eran reticentes a dejar que sus hijas se pusieran en peligro en el mundo humano, pero no pudieron negarse por mucho tiempo. Para ganarse el favor; al menos; de madre Romaria, prometió ofrecer el gran territorio que conformaban sus dominios; Hispania, como refugio para las hadas. Una vez cerrado el trato, Carmen se despidió de su amiga Annie y unos pocos allegados más y se dispuso a partir.
Los inicos fueron duros. Pese a la irresistible atracción que sentía por los humanos, las leyendas de las hadas habían hecho mella en ella y no se atrevía a aventurarse más allá del bosque donde había instalado su prematuro hogar. Tanto fue así que sus primeros beneficiarios fueron los animales que habitaban los árboles. Poco a poco, Carmen se fue asentando en aquél territorio, y empezó a dar cortos paseos paseos por los alrededores.
Fue en uno de esos cortos paseos, meses después, cuando se reencontró por sorpresa con su amiga Annie, quien había viajado al mundo humano para convencerla de volver. Le dijo que la echaba mucho de menos y necesitaba estar de nuevo con ella o se moriría allí mismo. Annie siempre había sido una exagerada así que desconfió de la mitad de sus palabras, y de uno de los cuartos restantes tuvo dudas.
Terminaron juntas el paseo y volvieron al hogar de Carmen para sentarse a hablar las cosas.
No se ha dicho del reencuentro más que Annie no regresó con las hadas hasta mucho tiempo después. Simplemente decidió apoyar la causa de su amiga.
Gracias a la confianza infundida por el apoyo de Annie, Carmen recogió el valor suficiente para acercarse a los humanos un poco más, pero sin dejarse ver.
Largo tiempo pasaron las dos hadas ayudando a sus benficiarios en pequeños favores, que facilitaban el día a día sin ser notoriamente extraños. Pero con el tiempo un instinto dentro de nuestras protagonistas les pedía más acercamiento. Buscaron entonces alguien especial a quien poder mostrarse y cuidar de cerca: un beneficiario principal.
La elección fue difícil y tediosa. Obvservaron a cuantos más humanos pudieron, buscando alguno que despertara ese amor, ese institnto fraternal dentro de ellas. Tardaron más de lo que habían pensado, pero cuando los encontraron fueron las más felices del mundo. Annie topó con una niña maravillosa de un pueblo del norte, llamada Jeanne; Y Carmen descubrió en una aldea perdida un muchacho fantástico, de nombre Santiago.
Sus vínculos crecieron fuertes, hermosos e irrompibles. Se convirtieron Annie y Carmen en hadas protectoras. Pero sus beneficiarios prefirieron llamarse ahijados, y a ellas; hadas madrinas.
;V; Pues, está bastante mal hecho, pero me hacía ilusión subirlo a algún sitio (? xd
