Los personajes de Inuyasha no me pertenecen. Son de Rumiko Takahashi.


Living in the moment.

-Bebiendo esto, te sentirás mejor pequeña-decía dulcemente la anciana sacerdotiza, a la vez que le entregaba un envase con un extraño líquido.

-Gracias abuela Kaede-Rin le sonrió y luego bebió todo el contenido, mientras la anciana acariciaba su cabello largo y castaño.

A los pocos segundos de que el líquido recorriera la garganta de la pequeña, esta hizo una mueca de disgusto por el amargo sabor.

-Sé que es horrible, pero te curará el resfriado.

Y tenía razón. Al día siguiente, Rin ya se sentía mejor y esperaba alegremente que el señor Seshomaru viniera por ella.

-¿Por qué tarda tanto abuela? o es que ya no vendrá.

-No deberías preocuparte por eso-respondió mirando detrás de la pequeña.

La niña se dió media vuelta encontrando la imponente figura del Daiyōkai. Sus ojos brillaron de felicidad.

-Rin, ve con Jaken-como siempre, su voz era fría, sin ninguna emoción.

-Si, señor Sesshomaru-obedeció y corrió hacia el pequeño demonio verde para darle un cariñoso abrazo.

-Kaede tengo que...

-No es necesario que me des las gracias-dijo cortante, entrando a su cabaña.

El Daiyōkai la siguió muy enfadado, tomándola fuertemente por el brazo.

-No vine a hacer eso.

-Nosotros no tenemos nada de que hablar-forcejeando se liberó del agarre-todo lo que tenías que decirme lo hiciste hace 40 años. ¿Recuerdas?, no querías terminar como tu hermano, traicionado y clavado en un árbol.

Seshomaru no dijo nada. Kaede tenía todo el derecho en estar dolida y en odiarlo.

-¿Es tarde para perdonarme?-preguntó unos minutos despúes del incómodo silencio.

-¿Tú? ¿Pidiendo perdón?, eso si que no me lo esperaba.

-Es tarde?-preguntó insistente ignorando el comentario anterior.

-Sí, ¿es que acaso no lo ves?, ya estoy vieja, por lo menos para mí ya es muy tarde.

Repentinamente Sesshomaru tomó la mano de la anciana entre las suyas y la llevó hasta su corazón, sosteniéndola con fuerza.

-Para mí eso no es importante.

Su rostro se fue acercando al de ella, haciendo el intento de besarla. Kaede retrocedió unos pasos chocando contra una pared y siendo acorralada por los fuertes brazos de él, logrando al fin, que sus labios se unieran. Kaede se sorprendió por la acción, terminando por rendirse ante los dulces besos que Sesshomaru le daba.

Pronto lo demás dejó de importarles.

Sólo eran ellos dos viviendo el momento, recordando todo el amor que alguna vez sintieron el uno por el otro, hace muchos años.

Fin


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