Advertencias: Buenas. Este es el primer fic que publicamos juntas, y su ritmo de actualización será mensual, menos en algunos capítulos como Halloween, Navidad o San Valentín, en los que publicaremos dichos días. Para compensar, los capítulos serán largos, algunos demasiado. En cada uno hablarán distintos personajes(no todos en el mismo, obviamente, sino sería muy cansino) en primera persona.
Entrada 1: Principio de curso
Bienvenidos al blog de Eduard.
Hola, soy Eduard, como obviamente habréis podido suponer antes. Dejadme presentarme:
Tengo 17 años, soy blogguer de nacimiento. Escribir entradas en las que dejo mis pensamientos es una de mis actividades este nuevo curso.
Como este año he entrado en una clase bastante interesante he pensado que quizás podría estrenar este nuevo blog contando, semanal o mensualmente, lo que va pasando durante el curso.
Aquí os dejo la primera entrada que corresponde al primer día del curso.
¡Espero que la disfruteis!
Entrada publicada el 15-09-2014
SAKURA
Abro los ojos y lo único que veo es oscuridad por todas partes. No tengo ninguna gana de levantarme. No solo por que tenga sueño, sino por que hoy empiezan de nuevo las clases y tendré que ver a Alfred Jones. Tendré que ver al chico que me gusta desde hace más o menos un año. ¿Cómo pude enamorarme de alguien que me ve tan solo como una amiga?¿Como una hermana, a lo sumo? No lo sé. Lo único que se con certeza es que llegué demasiado tarde... Ese punzada de dolor en el corazón que no he sentido durante los dos meses de verano volveré a sentirlo ahora... Al menos no estamos en la misma clase, y no tengo por que pensar en él a todas horas.
Me levanto trabajosamente y bajo las escaleras hacia la cocina a prepararme el desayuno.
-Buenos días, Sakura-me saluda Yao, mi hermano mayor cuando entro en la estancia. Está preparando el desayuno de Im Yong Soo y el mío.
-Buenos días-respondo mientras me siento a comer, aunque no tenga mucha hambre. He de admitir que Yao cocina bastante bien.
-¿Que tal has dormido?-Sigue hablándome Yao sentándose junto a mi a desayunar.
-Bien, aunque estoy nerviosa. No tengo ganas de empezar este curso.
-Cálmate. Ya verás que todo te va a salir muy bien.-dice sonriéndome con tranquilidad.
Quizás Yao tenga razón, que debo calmarme. Pero voy a empezar segundo de bachillerato. Un curso para nada fácil, y dependerá de él mi acceso a la universidad.
Cuando me termino de preparar para afrontar el primer día en el instituto, voy hacia la puerta, seguida de mi hermano.
-Que tengas un buen día-Se despide Yao dándome un afectuoso abrazo que le devuelvo con nerviosismo.
-Gracias-Agradezco mientras me giro y salgo de la casa. Supongo que Yao tiene razón, pues hasta ahora siempre la ha tenido. He estado bajo su cuidado desde que tengo uso de razón, pues nuestros padres pasaban largos periodos fuera de casa por asuntos del trabajo. Y cuando murieron, hace unos tres años, dependí totalmente de él.
En el camino me encuentro con Madeleine, Maddie, Jones. Es una chica bastante asocial con pocos amigos, pero que me cae bastante bien y es una de mis mejores amigas. Es la hermana de Alfred, pero a diferencia de él, ella es muy tímida y reservada.
-Hola, Sakura-Me saluda cuando me acerco a ella.
-Buenos dias. ¿Como estás?¿Cómo has pasado el verano?-Pregunto con mi mejor sonrisa, intentando animar a la chica, quien me mira tristemente y suelta un largo suspiro.
-Igual que todos-Murmura en voz baja mirando el pavimento mientras se levanta una de las mangas de su camiseta, dejando ver su pálida piel, llena de cortes, unos mas recientes que otros.
-¿Sigues con...eso?-Pregunto preocupada. Por toda respuesta, Maddie asiente con la cabeza, cubriéndose los cortes al bajarse la manga-Deberías dejar de hacer eso. Al final se te acabarán infectando o vete tu a saber qué-Le digo mirando con temor su brazo. Que yo recuerde, nunca la había visto con tantas rajas. A pesar de que siempre intento animarla y subirle los ánimos, Maddie es una persona que se siente tan mal que cada tarde al llegar a su casa, se hace cortes en los brazos, o por lo menos eso hacía el año pasado.
-Me da igual. Todo me da igual ya-Dice mi amiga con voz monótona.
-No digas eso. Sabes que no es verdad-Intento animarla. Solo recibo una mirada acusatoria por parte de la rubia, quien me mira por encima de sus gafas con algo que podría reconocer como...¿odio? -Piensa que el año que viene en la universidad podrás empezar de nuevo.
Con la charla, llegamos a las puertas del instituto, donde se encuentran congregados una gran parte de los alumnos de bachillerato, entre ellos Alfred Jones con su novio. Al verlos tan felices, siento como mi corazón se encoge e intento pasar de largo para no tener que saludarle. Se les ve tan felices... Para colmo de males, Arthur, el novio de Alfred, es uno de mis mejores amigos. No le puedo culpar de haberme 'robado' a Alfred, ni mucho menos, pues yo nunca le conté de mi enamoramiento ni a él ni a nadie. No me gusta hablar de mis sentimientos amorosos con nadie. Mientras intento pasar lo más rápido posible al instituto, oigo como Alfred me llama. No. ¿No se da cuenta de que cada vez que estoy a su lado mi corazón se rompe cada vez mas?¿No se da cuenta de mi sufrimiento?
-¡Sakura!-Me grita- Ven aquí, te tengo que enseñar una cosa super increíble que compré ayer-Dice ilusionado buscando en su maleta.
-Pfff-Refunfuña Arthur-¿Ahora vas a molestar también a Sakura con tu bloody juego of the hell?
-Ya veras como a Sakura le gusta, no como a ti, old man-Le dice Alfred con reproche a su pareja.
-Hola-Saludo educadamente a los chicos, pero solo Arthur me devuelve el saludo, mientras que Alfred sigue buscando en su maleta-No es necesario-Le digo amablemente a Alfred-Me tengo que ir. Ya me lo enseñarás luego-Digo al tiempo que me voy hacia dentro del instituto, seguida de Maddie, quien no ha parado de echarle miradas de odio a su hermano durante todo el rato.
-La verdad, Sakura-Me dice Maddie mientras vamos hacia conserjería a preguntar por nuestras aulas-Es que no te entiendo. Estás enamorada de Alfred y sabes que no tienes niguna posibilidad de estar con él, y aún así sigues siendo su amiga.
Siento como enrojezco al instante, y niego frenéticamente con la cabeza.
-Lo estás entendiendo mal, Maddie-Intento razonar-A mi no me gusta Alfred, no se de donde sacas ideas tan absurdas.
-Puede que engañes a los demás, pero a mi no-contesta Madeleine antes de preguntar a una de las conserje por su aula. Cuando ella termina, hago yo lo mismo y pregunto por mi clase, pues ni Maddie ni yo estamos en la misma. Yo estoy en el bachillerato de letras y ella en el de ciencias. Me indican que este año tendré clases en la primera planta, a diferencia de Maddie, que las tiene en la planta baja.
Definitivamente, debo esconder mejor mis sentimientos, es lo último que pienso antes de poner un pie en la que será mi aula de clase durante este curso.
ARTHUR
Mientras veo a Sakura entrar al instituto con la hermana de Alfred y ruedo los ojos. El idiota de Alfred compró ayer un estúpido juego para la PSP que está enseñado a todo el mundo. ¿En serio no se da cuenta de que a nadie le importa una bloody shit el bloody videojuego? No paro de decírselo, pero pasa completamente de mi(¡Qué raro!). Clavo la mirada en una ventana del segundo piso que tiene las persianas bajadas
-Arthur-Oigo que me llama Alfred. Bajo la vista y veo que ya ha guardado su juego en la mochila, que tiene colgada en el hombro.
-¿Qué?-Le pregunto mordaz, pero antes de terminar de hablar ya me está besando a la vez que me abraza por la cintura. Es idiota... ¿Cuantas veces le habré dicho ya que no me bese así en publico? Ni así no de ninguna otra forma. Aunque tampoco estan tan mal sus besos. En momentos como estos me acuerdo de por que salgo con Alfred y me sonrío. Aunque sea una persona muy nerviosa e hiperactiva, sus besos son dulces y tiernos. A pesar de ser un completo idiota, es un idiota que me hace sonreír.
-Git-Le digo cuando nos separamos-¿Cuantas veces te he dicho que no hagas eso?-Pregunto mientras noto mis mejillas arder y rehuyo el contacto visual.
-Hahaha-Se ríe el mientras me mantiene abrazado-Es que estabas frunciendo el ceño de nuevo.
Antes de poder replicarle, oigo una muy desagradable voz conocida a mis espaldas.
-¿Frunciendo el ceño de nuevo, mon amour?
Perfecto. Solo me faltaba que apareciese ese despreciable pervertido para fastidiar el momento.
-Vete de aquí, Francis-Digo seriamente, girándome y mirando con odio al francés, quien está de pie enfrente mía, observándonos a Alfred y a mi.
-Estoy en un sitio publico, no puedes echarme-Ríe malévolamente, mientras le echa a Alfred una mirada de superioridad, pero él no se da cuenta, pues está demasiado ocupado abrazándome fuerte y haciéndome cariños en la mejilla.
Resoplando, me veo obligado a interrumpir a Alfred, quien deja de hacerme esas no tan desagradables muestras de cariño y le digo que nos vayamos, pero el muy idiota saca el juego del demonio y se pone a enseñárselo a Francis. ¡A Francis! ¿Se puede ser mas idiota que Alfred F. Jones?¡Si Francis le estaba mirando con desdén hace nada!
-Mira, Francis-dice felizmente Alfred mientras se descuelga la maleta del hombro y se dispone a buscar el juego. Mientras le cuenta al gabacho toda la historia del juego(creo que lo ganó en una especie de concurso) Francis no deja de mirarme a los ojos con superioridad y picardía, y yo le devuelvo la mirada, cargada de desdén, desprecio y asco, justo como la que él le estaba echando a mi novio antes, o incluso peor. Nadie hace caso a Alfred, quien sigue hablando despreocupadamente y con una gran sonrisa en el rostro.
-Hahahahah Artie~-ríe idiotamente mi novio, y encima con ese estúpido apodo que me puso cuando nos conocimos. ¿Cómo puede coger tanta confianza con desconocidos? No me lo explico, de verdad-Estás frunciendo el ceño de nuevo.
Riendo, me da un beso en mi arrugado entrecejo y me abraza de nuevo.
-Arthur, mon amour, deberías relajarte un poco o si no la arruga del entrecejo será permanente-Ríe Francis llevando su dedo índice a mi entrecejo para intentar desfruncirlo, pero le doy un golpe y le suelto un insulto. Justo cuando Francis me va a responder aparece Antonio por la calle. Francis no le ve, por que está de espaldas, pero yo si y siento que si Alfred y yo no nos vamos ya, se va a formar aquí una tensión que ni Alfred va a poder disipar con sus estúpidos chistes y bromas.
-Vámonos, Alfred-Le digo a mi novio apremiándole, aunque pasa totalmente de mi. Cuando Antonio esta solo a unos pasos de nosotros le doy un fuerte empujón a Alfred y choco con Francis tirándole casi al suelo, cosa que me da completamente igual.
-¡Arthur, espera!-Grita Alfred mientras corre para alcanzarme, pero igual que él antes ha pasado de mi, paso ahora yo de él y sigo caminando, buscando el aula que me corresponde este año.
Antonio Fernández Carriedo, uno de los miembros del Bad Friends Trio, es mi némesis. Lo nuestro es odio a primera vista. Todo comenzó cuando éramos pequeños y yo era amigo de Francis. Lo que pasó, en resumidas cuentas, aunque suene infantil e inmaduro, fue que me robó a mi amigo. Pero literalmente, aunque ese es un tema del que no me gusta pensar mucho...
Nuestra relación empeoró el año pasado sobretodo. Era sabido por todos que nuestra enemistad era acérrima. El Bad Friends Trío se las ingenió una vez más para hacer mi vida imposible.
Francis estaba soltero(cosa muy extraña que pasa una vez cada mil años, más o menos. Durante este extraño y efímero espacio de tiempo, cientos de chicos y chicas de nuestra edad, o incluso mayores, coquetean con él e intentan conquistarle. Solo los más afortunados, es decir, las chicas cuyos atributos femeninos son más notables y los chicos cuya tableta se nota más; consiguen el 'amour' de Francis). Yo estaba también soltero, aunque últimamente me había estado fijando en Alfred Jones. Por casualidades del destino, Francis se apuntó al club de teatro escolar en el que estaba yo(obviamente. ¿Qué mejor actividad escolar que el teatro?).
La obra que representamos no era conocida ni famosa, pero Francis consiguió convencer a la maestra de teatro(no quiero ni imaginarme qué guarrada hicieron) para que él tuviese el papel principal masculino y yo el femenino, para mi absoluta desgracia y humillación.
Aparte de tener que salir a escena vestido y maquillado como una mujer, tuve que representar una escena en la que Francis y yo nos besamos. Lo que yo pretendía que fuera un simple roce de labios y nada más, acabó siendo un beso apasionado, con Francis metiéndome la lengua hasta las amígdalas y abrazándome de la cintura fuertemente. Yo no podía hacer nada para quitármelo de encima. La sala irrumpió en aplausos, vítores, y lo que es peor, flashes de cámaras. Me puse nervioso y acabé separándome de Francis.
Lo peor de todo era que Alfred había venido a ver la obra. Ya sí que no tenía ninguna posibilidad de estar con él. Cuando acabó todo, es decir, cuando me quité de encima todos esos kilos de maquillaje y me vestí normal fui en busca de Alfred para explicarle que eso había sido todo un malentendido, pero ya se había ido. Cuando al día siguiente llegué al instituto, mucha gente se reía de mi a mi paso, mientras que otros me miraban con una mezcla de odio y enfado. Yo no sabía que pasaba, así que con toda la calma y tranquilidad del mundo busqué a Alfred, que aparte de gustarme era mi amigo.
Lo encontré sentado en su sitio en clase. Yo no estaba en la misma que él, así que entré con timidez en la sala y me acerqué hasta él.
-Hola-saludé al americano, quien estaba leyendo uno de esos comics que tanto le gustaban. Me miró, murmuró un 'hola' bastante seco y continuó leyendo. Yo no tenía ni la más remota idea de lo que acababa de pasar. ¿Alfred...ignorándome?¿Sin esa sonrisa de idiota que siempre tenía en la cara? Algo iba mal. Muy mal.
-¿Qué te pasa?-le pregunté nervioso.
-A mi nada, estoy perfectamente, ¿Y a ti?-preguntó de vuelta con indiferencia, mirándome por encima de sus gafas.
-N-nada... estoy muy bien. ¿Por qué estás...?
Pero antes de terminar de formular mi pregunta, Alfred había cogido su móvil y estaba buscando algo.
-¿Y como explicas esto entonces?-me preguntó mostrándome la pantalla del aparato. Decir que me quedé sin palabras es poco.
Alfred me estaba enseñando un tweet de Antonio, el mejor amigo de Francis, en el que decía así: 'Mi querido amigo Francis ya está de nuevo con pareja' Y adjuntaba una foto del beso del teatro entre Francis y yo. Tenía bastantes Retweets, y sentí como me fallaban las fuerza. Por eso todo el mundo me había mirado así antes.
-¿Por qué no me dijiste a mi, uno de tus mejores amigos, que estabas enamorado?
No le respondí, sino que fui directamente hacia el bastardo español, que estaba en la misma clase que Alfred, y me puse a, por así decirlo, 'solucionar el malentendido'.
Al final, ambos acabamos una semana expulsados del instituto. Él con un ojo morado y yo lleno de arañazos. Pero lo que importa es que conseguí que borrase el tweet y le expliqué a Alfred unas cinco veces que en verdad no me gustaba Francis.
A las pocas semanas, en San Valentín, el bastardo americano se me declaró y desde entonces estamos juntos.
Con Francis hablo lo mínimo, y a Antonio no puedo verlo ni en pintura.
-¡Arthur!-Me grita Alfred cuando me alcanza. Me volteo hacia él enfadado. A pesar de que estoy enamorado de él y lo quiero, realmente me enoja su actitud. Apenas me escucha cuando le hablo, y luego pretende que yo le preste atención a él. A veces pienso que como el no ponga mucho de su parte esta relación pronto tocará fondo.
-¿Qué?-preguntó alzando la voz mientras me cruzo de brazos.
-¿Por qué demonios te has puesto así? Estábamos tan tranquilos hablando con Francis y a ti se te han cruzado los cables por la cara y te has ido cabreado.
-¿Es que no te das cuenta? Venía Antonio-le explico bruscamente. Él parpadea y parece no entender.
-¿Me estás diciendo que has montado todo este pollo solo por que ha llegado Antonio?-Pregunta incrédulo Alfred, sacándome más de mis casillas.
-Exacto.
-¿Te das cuenta de que eres un histérico?-pregunta calmadamente Alfred. Ahora mismo me dan unas ganas de golpearlo que no son normales.
-¿Te das cuenta de que Antonio y yo nos llevamos como el perro y el gato?-pregunto de vuelta, intentando hacerle entrar en razón.
-Joder, Arthur, es el primer día de clase, relájate un poco, ¿Sí?-me pide Alfred caminando hacia su aula.
-Vale, perfecto. Haré como si todo estuviera bien. Por que después de todo, es el primer día de clase, ¿Qué podría pasar? Solo que Antonio venga e intente joderme más la vida-digo sarcásticamente a Alfred, quien se ríe de mi.
-Hahhahaha eres realmente gracioso, Artie~-dice mientras intenta abrazarme, pero me quito y me voy frustrado hacia mi clase. ¡Esto es inaudito!
FELICIANO
Llevo ya 5 minutos en el aula que poco a poco ha ido llenándose, como he llegado antes de lo que acostumbro me dedico a pasear la vista por los compañeros que ya han entrado en clase. No son demasiados y a la mayoría los conozco del curso pasado.
Ahí está Toris Laurinaitis, que como la gran mayoría en este instituto es un extranjero, creo que venía de Lituania aunque no recuerdo mucho más. Sentado detrás de él, o mejor dicho acostado sobre la mesa, está Heracles Karpusi, un chico griego y amante de los gatos y de las clases de filosofía, o eso creo, ya que es en la única clase en la que no le veo dormir.
También veo a Eli, amiga mía desde hace ya varios años, cuando un día me ayudó a llegar a una de las aulas que no encontraba ya que el profesor había cambiado el aula sin avisar. Iría a saludarla, pero está hablando con Roderich Edelstein, su actual pareja y con la que creo que comenzó a salir a mitad de verano.
Sigo recorriendo las mesas con la mirada hasta que mis ojos se dirigen hacia la puerta, ahí chocan con una mirada azul, azul como el cielo y no necesito nada más para reconocer a Ludwig, mi mejor amigo, mi compañero de juegos desde la infancia, mi guarda espaldas personal cada vez que me he metido en problemas, mi ángel de la guarda cada vez que he necesitado su ayuda y para mi eterna frustración nada más que eso. Aunque nunca perderé la esperanza de superar el muro de hormigón que parece que tiene custodiando su corazón, es más si analizo nuestra relación desde que volvimos a encontrarnos, ya en la secundaria, me doy cuenta de que lo único que ha hecho es mejorar, en un principio no me dejaba ni si quiera estar muy cerca suya y ya más de una vez me ha dejado abrazarle, no es mucho, pero por algo hay que empezar.
-¡Lud, LUD. Aquí tienes ya un sitio, mira, a mi lado!- Digo mientras le señalo el sitio con una mano.
-Ah, vale, gracias Feli la verdad es que no sabía dónde iba a sentarme, con esto me quitas uno de los problemas más cercanos que tenía.- Dice el germano mientras se sienta a mi derecha poniendo la maleta en la mesa y dejándose caer pesadamente en la silla.
-Ayer estuve buscando cosas en el sótano, ¿adivinas qué encontré?
-Sabiendo lo desordenado que eres quizás encontrarte trozos de pizza de hace años o algo de ese estilo.
-¡No seas malo! No soy tan desordenado, además la pizza jamás se me perderá, es como el gelato, no tenerlo controlado por menos de 3 minutos significa su desaparición a manos de Chiara o Julius. Lo que encontré fue una caja y en esa caja había muuchas cosas y entre ellas una carpeta ¿Sabes que había en esa carpeta?
-¡Por Dios Feliciano, dímelo ya que no es ni primera hora y ya me vas a dar dolor de cabeza!- Bueno, quizás en estos momentos no es tan bueno como pienso la mayoría del tiempo pero eso no quita que siga teniendo todas estas mariposas en el estómago cada vez que lo veo, es lo más cliché para describir el amor pero tampoco sabría describirlo de una manera mejor, desde hace ya años cada vez que le veo mi estómago parece un criadero de mariposas en plena primavera.
-Es un dibujo de cuando eramos pequeños, mira lo he traído para que lo veas.- Rebusco en la mochila hasta encontrar un papel metido en un libro demasiado gordo como para atreverme a mirar a qué asignatura pertenece y le tiendo un folio en el que se pueden ver dos chicos, uno rubio y uno castaño, cogidos de la mano bajo un cielo lleno de nubes esponjosas y un sol sonriente.
-¿Esto lo hiciste tú?- Veo que se le dibuja una sonrisa tierna en los labios y no puedo evitar que mi corazón de un pequeño salto, esa sonrisa no es la que muestra las pocas veces que sonríe esta vez es diferente, se puede ver en ella un rastro de... ¿añoranza? sí, tal vez sea añoranza.
-Sí, no es uno de mis mejores trabajos pero me trae bastantes recuerdos, sobretodo buenos recuerdos-sonrío, contagiado por su sonrisa.
-Todavía me acuerdo de el día que te tropezaste en el jardín de tu abuelo mientras jugábamos al fútbol y se te cayó el diente.- Su sonrisa se hace más amplia y me mira. Me pierdo unos instantes en el azul de sus ojos antes de contestarle.
-¿Cómo no vas a acordarte si te tuve buscando toda la tarde el diente?
-Dios, es verdad toda la maldita tarde buscando el bendito diente mientras tú llorabas porque sino lo encontrabas no vendría Il Topolino dei dent de latte-Suelta una carcajada que es como música para mis odios, no es muy usual que se ría tan abiertamente, generalmente es tan serio que puede llegar a intimidar.
-No sabes italiano, es Il Topolino dei denti di latte.- Su risa es contagiosa por lo que acabo riendo yo también.
-Bueno, apuesto a que tú no sabes decirlo en alemán.
-Podría hablar alemán si quisiera, lo que pasa es que es un idioma que no me gusta, no tiene ni punto de comparación al italiano-y así comienza uno de nuestros debates más comunes.
-Por favor, el alemán es un idioma con el que puedes ser imponente pero también puedes decir cosas bonitas, con el italiano por más que grites no puedes sonar para nada intimidante.
-Eso es porque no has escuchado una pelea a gritos entre mi nonno y mi sorella, pero si tan seguro estás de que el alemán es mejor que el italiano podemos preguntarle a Sakura esta tarde.
¿Esta tarde, acaso tienes pensado hacer algo?-coloca las manos bajo su barbilla, prestando atención a lo que digo, quizás demasiada atención.
-¡Por supuesto, es el primer día de curso, esto hay que celebrarlo yendo a por un gelato!
-Feli, eres la única persona que conozco capaz de celebrar el primer día del curso.
-Pues yo lo veo bien, seguro que Sakura está de mi parte, un gelato es bueno a cualquier hora y en cualquier lugar así que ¿por qué no tomar uno hoy?
-Mira, acaba de entrar por la puerta, pregúntale a ver-tiene razón, en la puerta está nuestra amiga, aunque no parece vernos.
-¡Sakura!- la llamo. Se voltea mientras deja la mochila en su escritorio.
-¡Vamos Lud, hay que ir a preguntarle si quiere un gelato!- Comienzo a correr hacia ella para darle un abrazo pero se aparta. No sé cómo he acabado rodeado de gente tan fría.
-¡Vamos, Feli, no seas plasta ¿Cuántas veces te he dicho que no vayas abrazando así a la gente?- Detrás de mi escucho la voz de mi amigo y por su tono de voz no me hace girarme para saber que tiene el mismo semblante serio que pone cada vez que hago algo "mal".
-¡Sakura! hemos estado hablando de ir a tomar un gelato después de clases para celebrar que comienzan las clases pero Lud dice que es una mala idea ¿A ti qué te parece? Porque yo veo que es una idea genial, es decir, no tenemos clase y...- me callo al darme cuenta de que no me está prestando atención, sino que está escrutando a Ludwig con la mirada, como queriendo descubrir qué es lo que piensa.
-Bueno, pues eso ¿A que es una idea genial?- De repente veo un brillo de comprensión en los ojos de la japonesa que se gira hacía mi.
-Sí, lo veo bien, a la salida nos vemos. Ahora mejor deberías sentarte ya que la clase va a comenzar de un momento a otro- Antes de que me deje decirle nada más se gira y me da la espalda para sentarse en su sitio.
-Así que es eso, que bien lo ocultas... -eso es lo que me parece escuchar decir a la japonesa antes de que Lud llame mi atención.
-Feli, Sakura tiene razón deberíamos sentarnos ya en nuestro sitio, en cualquier momento va a entrar el profesor y no quiero que causemos una mala impresión el primer día de clases.
-Claro, Lud, como veas.- Nos acercamos a nuestras mesa, una fila por detrás de la que ha escogido Sakura y sacamos nuestros libros de la primera asignatura del lunes: Historia del arte. Me gusta el arte pero cuando veo el libro encima de la mesa y me doy cuenta de que me lo voy a tener que estudiar entero todas las ganas de festejar con gelato el principio del curso se desvanecen en un soplo.
GILBERT
Camino hacia la que me acaba de decir una muy poco amable conserje que será el aula en el que gaste las horas de mi awesome tiempo perfeccionando mi técnica de aparentar que atiendo.
Por el camino me encuentro con Antonio, más conocido por sus amigos como Toño. Va sonriendo tan campante y sin razón aparente, cosa bastante normal en él.
-¿Y esa sonrisa de pánfilo que me traes? ¿Acaso no te acostumbras a ver a un adonis como yo y te embobas cada vez que me ves? -Le paso el brazo por el hombro-Creeme, sería algo lógico, a mi me pasa cada vez que me miro al espejo.
-Gilbo, tío, tampoco te pases. A veces creo de verdad que te crees lo que dices-dice, mientras vuelve a acomodarse el asa de la mochila al hombro por el que le he pasado el brazo.
-Eso es porque todo lo que digo es la pura verdad. ¿Pero me dices a qué viene esa sonrisa de enamorado o qué?
-Nada, es que he visto a Chiara en la entrada y creo que me estaba sonriendo.
Aaah, la famosa Chiara Vargas, el amor platónico de Toño desde que tengo memoria, bueno, más bien desde el año pasado, pero da lo mismo, desde hace demasiado y chica no muy alta con el pelo castaño, ondulado y un extraño rizo que le sale del flequillo. Puede parecer tan adorable como su hermano mellizo hasta que abre la boca. Es un verdadero demonio, no sabe decir más que sarcasmos y palabras hirientes y ahora que se ha vuelto inseparable de Feliks Lukasiewicz es aún más temible, ese dúo puede hundir a la mitad de la clase con sus comentarios mordaces que ni si quiera tratan de ocultar y claro Toño como el pobre es un poco lerdo, decidió fijarse en la chica más complicada que podía echarse a la cara.
-La verdad, Toño, no sé qué es lo que te gusta de ella.
-Estoy convencido de que en realidad es una chica dulce-Entramos en clase y nos sentamos en una de las mesas del final, así podemos molestar lo que queramos sin ser molestados, los sitios más awesome para el más awesome y su mejor amigo.
-¿Dulce? Pero si he visto limones con más dulzura que esa chica-ignoro la mirada de reproche de mi amigo- De todas formas me ha parecido que últimamente esa tal Emma te parece también una chica bastante dulce, bollera y con novia, pero dulce ¿o no? kesesese- Noto que aparta la vista, punto para mi.
Si es que no se me escapa una, quizás debería hacerme espía de la NASA aunque no sé si la NASA tiene espías, bueno, pues seré el primer espía de la NASA y saldré a espiar a los aliens invasores y todos me conocerán como el awesome Gilbert Beilschmidt, que a cargo de la Awesome I recorrió la galaxia venciendo a todos los aliens malvados que conspiraban en contra de la Tierra.
Ahora que lo pienso Lud me ha dicho varias veces que abuso de la palabra awesome ¿será verdad?
Cuando dejo de estar perdido en mis, por supuesto, geniales pensamientos sobre mi asombroso futuro me doy cuenta de que Antonio me ha contestado algo relacionado con Chiara y Emma.
Bueno, tampoco será tan importante como para interrumpir los pensamientos de mi amigo, que está en uno de esos extraños momentos en los que no habla y casi si sonríe, supongo que en esos momentos piensa en cosas importantes pero tampoco pongo la mano en el fuego por ello, es más, dudo que si quiera tenga algo más que corrientes de aire por el interior del cráneo.
-¿Estás pensando? Eso es algo nuevo, yo que pensé que no eras capaz de hacer algo tan complejo como eso... me dejas asombrado, tío.
En el momento en el que Antonio va a replicarme el comentario se abre la puerta y aparece una chica rubia con el pelo atado en dos colas bajas y unos grandes ojos que me parece ver violetas.
-¿Esa no es la hermana de...?
-De Alfred. -Me interrumpe Toño- La verdad es que esa chica me da pena. Tiene un aura de melancolía que es todo lo contrario a la de su hermano.
En ese momento la chica tropieza con una de las mochilas que están esparcidas entre las mesas, cae al suelo y no puedo evitar que se me escape una risa que no me preocupo por esconder ya que la chica tiene pinta de estar más en su mundo que en el nuestro. No es por ser cruel, pero la verdad es que la caída de esa chica seguramente me acabe de alegrar la primera hora. Ni si quiera Toño parece haberse fijado en la caída de la hermana de Alfred, es verdad lo que dice Antonio, no se parece absolutamente en nada a su hermano.
Recapacito sobre lo que me acababa de decir Toño antes de ver la caída y me doy cuenta de un error, es decir, es Antonio con quien estoy hablando, lo que me ha dicho no tiene nada de sentido.
-Espera ¿me estás diciendo que tú -le señalo con un dedo acusador- te has fijado en el "aura" de una persona? ¡Pero si ni si quiera eres capaz de distinguir a una persona llorando!
-¡Vamos, no me digas que no te has fijado! Si lleva así desde el año pasado.
-Pues si te digo la verdad ni si quiera sabía que el año pasado estaba en nuestra clase. Esa chica es tan poco awesome... ni si quiera es capaz de llamar la atención de alguien, tiene pinta de ser demasiado aburrida.
-Bueno, bueno, no será para tanto... quizás es un poco tímida, pero eso no quiere decir que no sea buena chica, quién sabe, el mundo puede darnos muchas sorpresas en la vida y esa chica podría ser una de ellas.
-¿Te he comentado alguna vez que cuando te pones así de filosófico me das miedo? Además me recuerdas al loco de los gatos, ¿Se llama Heracles, no? Dentro de nada te veo rodeado de gatos y libros de Platón y Nietzche en vez de estar en una buena fiesta.
-Se ríe antes de contestar-Yo te daré miedo, pero tú eres demasiado dramático, solo he dicho que a lo mejor esa chica no es tan aburrida como parece, nada más.
Y este es el momento en el que el profesor decide hacer acto de presencia en el aula por lo que Antonio y yo nos callamos el tiempo necesario para que se presente, tiene una voz tan monótona y aburrida como el resto de los profesores y por eso en menos de 10 minutos estoy divagando de nuevo sobre mi awesome carrera espacial sin prestar atención a nada relacionado con el instituto, ni si quiera a la chica poco awesome que, sentada cerca de la ventana parece mirarme más tiempo del necesario como si la oscuridad que la rodea se hiciera algo más tenue al no tener que pensar durante unos minutos en su propia y secreta desgracia.
CHIARA
Suspiro pesadamente mirando hacia la ventana, todo sigue igual. Miro el reloj que prácticamente sigue en la misma posición que cuando lo miré hace exactamente 1 minuto 45 segundos. Dios, esto es un asco, no llevo ni la mitad de las clases y ya he pensado en varias formas de suicidio.
Vuelvo la vista a la ventana por la que, como no, solo se ve lo mismo que la otra vez. Mierda de planta baja del instituto que da a una carretera en la que nunca pasa nada.
Bajo la vista y para mi sorpresa algo ha cambiado, encima de mi cuaderno todavía en blanco, hay un trozo de papel cuidadosamente doblado. Lo abro intentando no hacer ruido y fallando estrepitosamente en el intento para encontrar un:
"¿por quién suspiras de esa forma?" Escrito con una caligrafía mejor de lo que la mía lo será nunca y en un tono rosa chillón que no entiendo como es que no ha llamado la atención al profesor. Cojo el primer bolígrafo que encuentro y escribo de forma rápida comenzando así una conversación gracias a la cual la idea de saltar por la ventana después de haber prendido fuego a la clase se hace un poco menos tentadora.
"Tranquilo que por ti seguro que no." Cuando Feliks lee la nota pone gesto de horror y veo como escribe frenéticamente. La nota vuelve y veo mi contestación tachada.
"Osea ¿cómo has sido capaz de semejante atrocidad? Chiara, querida ¿dónde has dejado todo el glamour que te he enseñado? ¿Acaso te gusta verme sufrir de esta manera? Te sabía cruel y sin ningún tipo de sentimientos pero esta vez has ido muy lejos. ¿CÓMO ME CONTESTAS EN ROJO SI TE ESCRIBO EN ROSA? ¡Sabes la ofensa que eso supone para mi!"
En momentos como estos es cuando me planteo seriamente en cambiar mi criterio a la hora de buscar amistades, aunque claro si tenemos en cuenta la poca facilidad que tengo con las personas cambiarlo no es lo más conveniente.
"Joder, vale, no sufras que cambio al azul. Por cierto ¿qué tal todo por tu casa?"
"Pues bueno, ahí van las cosas, la verdad es que me esperaba más problemas por parte de mi padre pero como que se lo ha tomado no muy mal."
"¿No crees que a lo mejor solo está intentando ganarse otra vez tu confianza? Ya sabes lo que pasó con tu madre la última vez."
"Ya, pero esta vez ya bebe menos así que no se ha tomado tan mal lo del centro de desintoxicación. Es más esta vez ni si quiera le ha pegado. Pero sabes que no me gusta hablar de esto, háblame de algo más divertido que sino como que me amargas y después te toca llevarme de compras ;)"-A veces la capacidad que tiene el rubio para superar los problemas, o por lo menos para fingirlo me asombra.
"¡De compras no! Que la última vez pensé que no salía viva. ¡6 horas y media comprando ropa!"
"No, si al final va a ser verdad lo que dice Tonio y vas a ser una Drama Queen"
"No me menciones al bastardo que últimamente está que me pone de los nervios. Que si vamos a comer, que si vamos al parque... créeme, ese tío es un coñazo con todas las letras, y encima de los tontos ¿no se da cuenta de que le rechazo?"
"Eso es porque como que todavía le das esperanzas ¿o te crees que un fabuloso y fantástico espía como yo no se ha dado cuenta de la sonrisa coqueta de esta mañana?"
"¡Venga ya, Feliks! ¿Ahora si sonrío ya estoy coqueteando? No seas exagerado que eso es una gilipollez."
De repente la alarma suena, ese bendito y amado sonido que nos da la necesitada libertad durante unos escasos 30 minutos en los que nos dedicamos a sufrir por las clases que todavía nos quedan, aunque a mi me saben a gloria.
Y eso pensaba hasta que cierto castaño puso rumbo hacia mi mesa hasta alcanzar una distancia demasiado corta, momento preciso en el que Feliks decide alejarse de mi dejándome sola ante el peligro inminente que tiene acento español, aunque claro, soy italiana, llevo en los genes la velocidad de la huida por lo que poniendo esto en práctica me levanto de mi silla y corro hacia Feliks mientras enumero en orden las partes de su cuerpo que van a ser devoradas por los peces después de que le entierre los pies en hormigón y caiga accidentalmente de un barco que navega en alta mar.
Definitivamente tengo que cambiar de amistades.
-¿¡Eres idiota o qué demonios te pasa, bastardo!?-siseo enfadada cuando le alcanzo. Por toda respuesta, el se ríe, incrementando así mi odio y ganas de asesinarle.
-Te estaba dejando a solas con tu amorcito, Chiara-dice el muy bastardo yendo hacia los cuartos de baño de las chicas.
-¡No jodas, Feliks! Ya sabes que no me gusta nadie por mucho que te empeñes, y menos él-abro la puerta del baño y veo como entra tan campante, como si de su casa se tratara.- ¿Otra vez entras a este baño?
-Por supuesto ¿Acaso has entrado al de chicos? Osea he visto jaulas de chimpancés más limpias que esos baños. Y no te quejes tanto que sabes que no puedes entrar más de 2 minutos alejada de mi.
-Claro, claro, lo que digas- Decido darle la razón sin escucharle realmente mientras acomodo mejor la diadema de mi pelo.
-Anda, cari, hazme un favor y ayúdame con esto.-veo como saca de un pequeño estuche el tubo con el que se pincha la insulina desde que le conozco.
-¿Tras 17 años sigues sin saber cómo pincharte? Me dijiste que de este verano no pasaba el poder hacerlo tú solo.
-¡Vamos, no seas mala, sabes que no soporto la agujas! Entra aquí y cierra la puerta.-Veo como entra en uno de esos estrechos cubículos en los que ya de por si es difícil que entre una sola persona.
-¿No es mejor pincharte aquí fuera?
-¿Y arriesgarme a que alguien me vea? Creo que paso. Como me de una subida de azúcar en mitad del recreo va a ser por tu culpa por negarme la ayuda y te lo estaré recordando hasta el día de tu muerte.
-Vale, vale, te ayudo pero no te pongas dramático. De todas formas no entiendo tu obsesión, nadie entra nunca en este baño.-digo mientras entro en el cubículo y cierro la puerta como me ha dicho.
-Seguro que el día en el que no entre aquí entrará alguien.-dice mientras saca una aguja y la pone en la boquilla del tubo enroscándola con un movimiento de muñecas casi compulsivo.
-Claro y luego irán por todo el instituto diciendo que tienes diabetes, que gran ofensa yo no soportaría algo así-digo de forma sarcástica mientras le sostengo el brazo como me enseñó a hacer hace ya varios años.
Veo como cierra los ojos al enterrar la fina aguja en el brazo, y tras unos segundos de espera tira de ella sacándola de su piel. En ese momento se escucha la puerta abrirse y una voz que no nos cuenta reconocer.
-C-claro-se escucha desde fuera a la vez que entra la única chica capaz de hacer titubear a Toris. Natasha, la hermana pequeña de Ivan, un tempano de hielo con piernas que se dedica a robarle el aliento a nuestro amigo.
-¿Qué te he dicho? Me habría visto de pleno y ella es una de las personas que menos quiero que sepa sobre esto- susurra Feliks.
Esperamos a que una de las archienemigas de Feliks salga antes de me deje abrir la puerta del cubículo. Cuándo salimos del baño vemos a Toris esperándonos en la puerta del baño con la sonrisa que tiene cada vez que Natasha pasa por su campo de visión.
TORIS
Salgo de una pesada clase de latín y me dirijo hacia la planta baja, donde mis amigos de ciencias tienen clase.(Además, así aprovecho y veo a Natasha, quien ya no está en mi clase desde el año pasado).
En las escaleras me encuentro con Francis, que sube corriendo hacia la primera planta, seguro que a reunirse con Gilbert y Antonio, sus amigos de la clase de letras(es decir, la mía). Me hace una caricia cuando pasa a mi lado, cosa que me da asco.
Al llegar abajo me encuentro con que todos los de ciencias se han ido ya así que pienso en el sitio más probables en el que debe estar Feliks en estos instantes: El baño de las chicas. Está claro que yo ahí no pienso entrar así que me quedo esperando en la puerta a que salgan mientras vigilo el pasillo por si Francis vuelve a aparecer, ese tío no se cansa nunca...
Mientras vigilo la parte derecha del pasillo unos pasos rápidos llaman mi atención. Al girarme me encuentro de cara con Natasha.
-¿Me dejas pasar? Es que estorbas.
Cómo no, siempre tiene alguna que otra bordería para mi. Pero no me importa, estoy seguro de que bajo su apariencia hostil y borde, sigue siendo una persona simpática y cálida como cuando era pequeña.
-C-claro-sonrío mientras me hago un lado y le dejo pasar, recibiendo únicamente una mirada desdeñosa por parte de ella. Cuando pasa, suspiro con pesadez, deseando que dejara de tratarme así. No sé por que demonios tiene siempre ese comportamiento tan desdeñoso conmigo. En el colegio siempre estaba detrás de mi, siempre. Eramos muy buenos amigos, hasta que conocí a Feliks y me hice amigo suyo. Natasha se puso muy celosa y se enfadaba conmigo muy a menudo, hasta que un día, así sin más, dejó de hablarme.
Al poco rato, salen por fin Feliks acompañado de Chiara por la puerta del baño.
-Hola, Toris-me saluda Chiara, antes de que Feliks se me eche encima en un abrazo.
-¿Q-que haces?-pregunto agobiado, intentando separar a mi mejor amigo de encima, pero es en vano. Me está abrazando demasiado fuerte.
-Saludarte, como es lógico-responde con una sonrisa altiva cuando se separa.
-¿Qué tal vuestro primer día de clase?-pregunto a mis amigos mientras nos dirijimos hacia el patio.
-Aburrido-contesta Chiara con desinterés.
-Horrible-exagera Feliks mientras nos sentamos los tres en uno de los bancos libres que hay.
Desde nuestra posición, se ve casi todo el patio.
Allí, en una esquina alejada del resto del patio, están Arthur y Alfred, el primero es compañero de clase mío. Están cogidos de la mano y hablan tranquilamente(Cosa muy extraña, teniendo en cuenta que Alfred es hiperactivo).
No muy lejos de esos dos, están Roderich y Elizabetha, quienes parecen hablar de algo muy interesante, pues el primero no para de hacer movimientos con las manos, como explicándole algo a su novia.
Sentados en un banco, como nosotros tres, se encuentran más gente de mi clase. En este caso se trata de Ludwig, Feliciano y Sakura. También les hace compañía Madeleine, la hermana de Alfred, esa chica triste y depresiva que está seria y mira con odio hacia su hermano, sin escuchar nada de lo que Sakura le está contando, aunque en otras ocasiones, como justo ahora, lanza miradas furtivas al Bad Touch Trío, quienes están haciendo unas bromas a niños de primero.
Tirado en el único trozo de todo el patio en el que hay algo de césped está Heracles Karpusi que parece dormitar tranquilamente usando lo que parece ser un gato como almohada. Aunque los animales están prohibidos en el instituto Heracles siempre está rodeado de gatos en el recreo.
Por último, veo entrar a la cafetería a Emma, quien tiene una reputación muy mala. Ahora mismo está saliendo con Natasha, mi amor platónico.
-¿Otra vez la miras?-me pregunta Chiara con un deje molesto.
-Claro que la mira, parece ser que es lo único que sabe hacer últimamente-contesta Feliks tomándome la palabra y plasmando en su cara una sonrisa de Cheesire.
-Claro que no la estaba mirando-niego apartando la mirada de la mesa en la que habla animadamente con Emma.
-¿No? Pues parecía como que te la comías con la mirada.
-Vamos, Feliks no molestes al pobre Toris, déjale que piense en el nombre de sus futuros y altamente improbables hijos. ¿Como vas a llamar al primero? ¿Nikolai Laurinaitis Braginsky?-Chiara se ríe y puedo notar un tono un poco cruel no muy bien disimulado.
-Ja,ja muy graciosos los dos, pero estáis sacando conclusiones precipitadas, ya os he dicho que no me gusta.
-¿Por eso suspiras cada vez que escuchas su nombre? La verdad es que no sé qué es lo que ves en ella.-la voz de Feliks está cargada de asco al decir esto.
-Se cree una diva-comienza a enumerar Chiara, cuando lo dice Feliks asiente comenzando a contar con los dedos.
-Es cruel-sigue Feliks.
-Hay que añadir que es lesbiana.
-También que tiene novia.
- Sin olvidar que nunca se va a fijar en un don nadie como tú-Vale, eso me ha dolido. Mientras van enumerando los defectos de Natasha les voy mirando alternativamente, como si de un partido de tenis se tratara.
-¡Por favor, es una Braginsky! Es igual a su hermano. ¿Necesitas más razones?- Dice Feliks mientras enseña los 6 dedos levantados y los hace bailar justo delante de mis ojos.
-Feliks, para ya-le pido empezando a sentirme mal.
-Venga Feliks, para ya, vaya a ser que hagas llorar a nuestro romántico empedernido-se ríe Chiara cruelmente. No quiero empezar otra vez con lo de siempre a principio de curso, así que decido callarme y no entrar en su juego.
-Sí, a nuestro romántico que va detrás de la novia de la puta del insti.
-¡Feliks!-grito, empezando a cabrearme seriamente con mi amigo.
-¡Toris!-me grita el de vuelta, descojonándose.
-¡Chiara!-grita la italiana, nombrándose a si misma, mientras se rie con Feliks.
-Ya que sabemos como nos llamamos, sigamos hablando de la zorra de Natasha-dice Feliks. Afortunadamente, justo acaba de sonar la alarma que indica el final del recreo. Me levanto y me alejo rápidamente de esos dos, sintiendo como mis ojos se llenan de lágrimas. Una me cae por la mejilla y me la seco al momento. No quiero que nadie sepa que he estado a punto de llorar, y menos Feliks y Chiara.
Siempre, desde que les conté que me gustaba Natasha, hacen ese tipo de comentarios ácidos y mordaces. A veces pienso si realmente podría considerarlos mis amigos, y si tienen corazón.
Finalmente, llego a mi clase, donde el profesor ya ha entrado. Voy hacia mi asiento y saco el libro de literatura, que es la clase que tengo ahora. El resto de la hora me la paso pensando en por qué Natasha me trata como me trata, y buscando una solución a esto.
NATASHA
La alarma que indica el final del recreo ha sonado hace ya algunos minutos así que me dirijo junto con toda mi clase al pasillo que este año nos ha tocado compartir con unos niños que no parecen tener más de 13 años y espero a que llegue el resto de mis compañeros.
Veo a Toris subir con aire melancólico las escaleras. Está perdido en sus pensamientos y no parece notarme, pero yo le veo y me da la impresión de que tiene los ojos vidrioso. ¿Acaso ha estado llorando? Me gustaría acercarme a él y preguntarle qué le ha pasado, y de paso hablar sobre como ha pasado el verano, pero mi orgullo me puede y me quedo fija en mi sitio, apoyada a la pared, sin moverme ni un ápice.
A decir verdad, antes, cuando ha comenzado el recreo y me he cruzado con Toris, deseaba hablarle y ser simpática con él, pero, aunque el sea demasiado tonto y no sepa el por qué, he de ser dura y fría con él. No es que yo sea una mala persona que haya fijado mi objetivo en él, es solo que cuando llevas desde los seis años enamorada de tu mejor amigo y este no te hace ni caso, llega un momento en el que te hartas y mucho. Más, si en la secundaria este mejor amigo tuyo hace amistad con el enemigo de tu hermano mayor, quien te llama 'puta', 'zorra' y cosas parecidas cada vez que te ve.
Justo antes de entrar al aula noto como alguien coge mi mano.
-Acompáñame un momento-dice la persona que me ha cogido la mano.
Cuando llegamos al final del pasillo donde ya no hay nadie noto como tiran de mi suavemente y me quedo de cara a mi captora, Emma.
-¿Pasa algo?
No hay respuesta. Noto como Emma escruta mi rostro durante un momento hasta que parece quedar satisfecha.
-Vamos Nati, si llegamos tarde nos cerrarán la puerta del aula y este año no quiero saltarme las clases, por lo menos no tantas como para perder el derecho a mis exámenes.
En las primeras semanas de nuestra relación su actitud me irritaba, aunque me acostumbré rápido. En más de una ocasión solo me mira, sin decir palabra alguna y cuando le pido explicaciones solo me contesta con un: "Eres guapa. No me gustaría olvidar tu cara tan fácilmente como las otras."
Entramos en clase y nos sentamos cada una en nuestro sitio, ella a la izquierda y yo a la derecha. Mientras ella mira por la ventana yo me dedico a analizar nuestra relación. Ninguna de las dos atiende, no lo necesitamos ya que Emma tiene los apuntes del año pasado.
Ya hemos pasado esa fase de la relación en la que necesitamos continuamente sentir a la otra, esos primeros meses en lo que todo eran caricias, abrazos, besos y ningún tipo de autocontrol por ninguna de las dos. Ahora el contacto es más escaso, una suave caricia al pasar, un beso fugaz al vernos... aún con esto si tuviera que elegir quedarme con una parte de nuestro noviazgo sin duda escogería esta.
-Muy bien, voy a proceder a pasar lista, ya que han pasado los 15 minutos de margen para la entrada al aula. Estad atentos ya que sino hay respuesta pondré la falta-La voz de la profesora hace que pierda el hilo de mis pensamientos.
No presto mucha atención una vez he contestado con un simple "presente" pero me parece escuchar que ha faltado Govert. La verdad es que no me extraña demasiado, el año pasado solo lo vi durante el periodo de exámenes.
Cuando la voz de la profesora se apaga retomo los pensamientos que antes había dejado a la mitad.
¿Por qué escogería esta parte de la relación? Fácil, hemos llegado a tener una complicidad y a conocer tanto a la otra que con una simple mirada somos capaces de entendernos perfectamente y un solo gesto fuera de lugar o un ligero cambio en un mensaje nos hace darnos cuenta de que algo no va bien para alguna de las dos. También ayuda el que al final haya sido aceptada como mi pareja por mis hermanos, principalmente por Ivan, a quién le tengo un gran aprecio. Aunque ahora ya es aceptada por él no creo que vaya a olvidar nunca el día en el que informé a mis hermanos por primera vez de mi noviazgo con Emma.
-¡No me lo puedo creer, con todas las chicas que hay en el instituto! ¿Y decides fijarte en ella?
-Vamos, vamos, Vanya no te pongas así, a lo mejor la chica no es tan mala como piensas. Si han decido salir juntas será porque se quieren ¿No es así, Nat?-mientras dice esto me mira sonriendo de manera sincera.
-¡Claro que nos queremos!
-Lo que pasa es que no sabes cómo es ella, Kat.-sigue mi hermano mayor como si yo no hubiera intervenido. Como si simplemente yo no estuviera en la misma habitación que ellos.-¡Ha pasado por las camas de más de la mitad del instituto!
-¡Emma no ha hecho nada como eso!-intervengo esta vez elevando el tono de mi voz para hacerme notar por mis dos hermanos.
-Claro que lo ha hecho, de nuestro curso por lo menos más de la mitad la conoce en un terreno más allá de la intimidad.-Ivan comienza a elevar el tono de voz al igual que yo acabo de hacer para defender a mi nueva pareja.
-Pero eso fue antes, me prometió cambiar al comenzar a salir-contrarresto su argumento con uno que me parece de lo más sólido.
-¿Crees que es tan fácil dejar atrás una conducta como esa solo por una simple promesa de palabra?
-¿Y por qué no le damos un voto de confianza a la chica, Vanya? En realidad no sabemos si es tan mala como tú crees- Con esta intervención Kat se me asemeja a un ángel mandado directamente desde el cielo. Si alguien es capaz de calmar la ira de mi hermano esa es ella.
-Emma ya me ha contado sobre eso, simplemente estaba experimentando, recién acababa de descubrir su sexualidad. ¡No puedes juzgarla por eso, Ivan!
-Y no la juzgo, solo te estoy advirtiendo de que te hará daño. Lo que te ha prometido no le va a resultar tan fácil de cumplir-se cruza de brazos mientras me mira de forma seria-Los primeros meses serán preciosos, los mejores de tu vida quizás, pero eso solo va a durar unos meses, poco a poco va a ir cambiando, al principio ni si quiera lo notarás y un día, sin más te darás cuenta de todo. Antes o después no lo sé, pero esa chica va a hacerte daño. Serás simplemente otra conquista en su lista y muy en el fondo lo sabes.
-Vanya, quizás no deberías ser tan duro con ella, quién sabe, a lo mejor la chica dice la verdad y va a cambiar. Nat siempre ha sido una buena influencia.
-La voy a estar vigilando, como se le ocurra hacerte llorar se las tendrá que ver conmigo y créeme que no querrá hacerlo-Al decir esto sale de la habitación cerrando la puerta de un portazo.
Un roce vuelve a sacarme de mis recuerdos. La mano de Emma está posada suavemente sobre mi muslo y cuando la miro a la cara articula con los labios un Ik zie oe geerne. (Te quiero)
Esto hace que le devuelva la sonrisa de forma sincera y mueva mis labios articulando un claro Ya tabe kahayu. (Te quiero)
Por mucho que Ivan diga sobre Emma estoy segura de que ella ha cambiado. Nada puede salir mal entre nosotras ahora, nuestra relación es más fuerte que nunca y estoy segura al cien por ciento de esto. La quiero y ella me quiere, no necesitamos nada más y las dos lo sabemos.
RODERICH
Me siento en uno de los bancos que se encuentran a la entrada esperando a Elizabeta que se ha quedado atrás hablando con Feliciano sobre algo que no me interesa lo más mínimo. A los pocos minutos la veo llegar junto con Ludwig, Sakura y el ya mencionado Feliciano.
-¿Qué querían?
-Nos invitaban a tomar un helado pero les he dicho que no porque después tienes que ir al conservatorio y dije que te acompañaría a la audición del primer día.
-¿Sabes que esa audición no es para nada importante, verdad? Es solo para ver si he mejorado en el verano y verificar que mi nivel sigue siendo el necesario para estar en la clase.
-Lo sé- Dice mientras sonríe y se engancha a mi brazo- Pero sabes que me gusta oírte tocar, además, aunque no quieras admitirlo te conozco y sé que estás nervioso.
-Me parece un buen argumento, pero ¿estás segura de que no te vas a aburrir en un evento como ese?-Le pregunto mientras con mi mano izquierda acaricio el dorso de la mano que tiene apoyada en mi brazo derecho.
-¿Crees que no sé apreciar la música, acaso? Claro que no me aburriré, y si lo hago ya veré qué hago. Lo que pasa es que no quieres que vaya porque te pones más nervioso de lo que ya estás.-dice ella con un ligero tono de burla que no me pasa desapercibido.
-Quizás me ponga nervioso porque me temo el peor de los comportamientos por tu parte-aunque sueno serio dejo entrever una pequeña sonrisa. Nunca voy a admitirlo pero me gusta molestar a Eli tanto como besarla después.
-¡Oh, discúlpeme señor aristócrata por no estar a la altura de un evento tan remilgado, me empolvaré la cara y comeré barro por tres días para estar preparada para la ocasión si así lo desea su majestad!-dice mientras se suelta de mi brazo y hace una reverencia burlona.
-Bueno, tampoco exageremos las cosas. Por tu tono de piel con dos días irá bien.
-¿¡Me estás diciendo que estoy blanca!?
-Solo un poco, aunque si tenemos en cuenta que estamos en verano... bueno, no se puede decir que estés morena, la verdad.
-¿¡Sí!? Pues que sepas que Vash es mucho más pálido que yo.
-Vash forma parte de mi pasado, pero ya que lo mencionas debo decir que en verano se ponía bastante moreno.
-Y seguro que también sabía como comportarse en los eventos pijos a los que ibais los dos juntos ¿o no?-Vale, esto ya está tomando un matiz que no me gusta.
-Vamos, Eli. Vash y yo cortamos hace ya tiempo. Él forma parte de mi pasado, pero ahora tú eres mi presente y eso no lo cambiaría por nada del mundo-Veo como su semblante se suaviza un tanto aunque un segundo después está en completa tensión.
-Hablando del rey de Roma- oigo como susurra antes de levantar la voz y tomar una pose altiva mientras vuelve a engancharse a mi brazo, esta vez de manera posesiva-Zwingli.
-Hédérvary-Veo como el semblante de Vash, casi siempre tenso, lo está más que de costumbre.
-¿Desde cuándo vienes por este camino? Creo recordar tu casa bastante alejada de las nuestras-se nota perfectamente como Elizabeta remarca el "nuestras" como queriendo dejar claro a Vash que somos vecinos mientras que él vive a unos 20 minutos de nuestra calle.
-No sabía que ahora había que pedir permiso para andar por las calles. Perdone, señorita-Vash la mira con odio mal disimulado. Igual que Eli, él también remarca su última palabra, la cual parece ser escupida por sus labios.
-No es que haya que pedir permiso, es cierto, perdón por mi insolencia-es en momentos como este en los que el orgullo me invade, cuando me doy cuenta de que aunque, le cueste Elizabeta es toda una señorita- Lo que pasa es que cada vez que te veo la cara me dan ganas de partirtela y como no puedo me entra la mala hostia. No es una prohibición, es más bien una advertencia: No pases más por un lugar en el que pueda verte si aprecias tu integridad física-miro a Eli horrorizado. ¿Cómo ha sido capaz de decir eso a una persona con Vash?
-No sabía que ahora salieran con una salvaje, te hacía con un poco más de clase, Rod.-Una mirada inquisitiva se clava en mis ojos y puedo ver reflejado en esos ojos verdes la decepción que tan poco le ha costado transmitir con las palabras.
-¿¡Acabas de llamarme salvaje!? ¿Tú. El que va con una escopeta cargada por los pasillo de su casa?
-Yo al menos recuerdo tener un poco de decencia en la calle y no avergonzar a las personas que pasaban a mi al rededor con gritos de energúmena como los que tú das a todas horas.
-Vash, Elizabeta, parad los dos, así no vamos a llegar a ninguna parte-Mi intervención se pierde en la aire como cada vez que los dos se cruzan la primera mirada de odio.
-Yo seré una energúmena pero entre los dos Rodde me escogió a mi. ¿Todavía te duele?
-No, por lo menos no me duele tanto como a ti el que su primer beso fuese para mi y quién sabe si algo más-noto como los colores suben violentamente al recordar ciertas escenas de mi noviazgo con Vash. Parece que los dos se han olvidado de mi presencia completamente por lo que desisto de intentar evitar el conflicto.
-Es verdad que su primer beso fue tuyo, pero todos los demás desde hace ya muchos meses son míos, mientras que tú no tienes nada yo puedo probar sus labios cada vez que quiera-para mi desesperación posa sus labios sobre los míos, sin previo aviso, con Vash justo delante. No sé cómo he llegado a este punto pero quiero que termine ya.
Intento apartarme del beso forzado por parte de mi novia ya que no me parece correcto hacer esto delante de mi exnovio pero no consigo nada. Cuando ella se harta de demostrar la solidez de nuestra relación decide separarse y yo, aún un poco aturdido sigo observando el desarrollo de la pelea temiendo que lleguen a las manos.
-Un beso muy bonito, sí señor. Te felicito, Hédérvary. ¿Te parece si intento superarlo?-Noto como unos brazos me cogen de la cintura pero antes de sentir movimiento alguno se escucha un golpe. Carne contra carne, más concretamente la mano de mi novia sobre la cara de Vash.
-Atrévete a ponerle la mano encima a mi novio y te juro por lo que más quieras que vas a conocer lo que es de verdad una chica enfadada-en los ojos de Eli parece haber un mar de llamas verdes que miran desafiantes a la mar calmada de los ojos verdes de Vash, bueno, generalmente calmada, ahora más bien parecen tener dentro una tempestad.
-Te recuerdo que tu novio también me escogió a mi durante bastante tiempo, más incluso del que crees saber. Quizás deberías preguntarle, podrías obtener muchos detalles-dicho esto se aleja de nosotros, siguiendo su camino, pero no sin antes chocar violentamente contra Eli prácticamente tirándola al suelo.
-Rodde ¿Qué es lo que ha querido decir?
-No lo sé, Eli, supongo que lo ha dicho para intentar enfrentarnos, ya sabes que nunca te ha soportado-digo mientras paso el brazo por su cintura.
-Tienes razón, seguramente lo ha dicho porque se ha quedado sin argumentos-dice mientras vuelve a reír y me besa la mejilla de forma suave.
-Sí, seguro que ha sido eso-digo no muy convencido y evitando que nuestras miradas choquen por si en mis ojos se puede leer la verdad de forma tan clara como en mi cerebro.
Una mezcla de recuerdos y culpa se instalan en mi cabeza evitando que sea capaz de escuchar de que me habla Eli. Sin saber por qué me paro y la beso justo antes de entrar al conservatorio. No es un beso apasionado, es más bien pausado y más tarde, mientras toco el piano en la audición me doy cuenta de que con ese beso le estaba pidiendo perdón por todo lo que hice en los primeros meses de nuestra relación.
MADELEINE
Por fin, ya han pasado seis tediosas horas en este maldito antro de mala muerte. Todo ha sido igual que siempre. Llegar, ser ignorada por todo el mundo, e irme a mi casa.
Bueno, he omitido una cosa importante. A primera hora me he caído al llegar al clase, y cómo no, ese maldito albino de ojos demoníacos se ha puesto a burlarse de mi. ¿Solo existo para el mundo cuando la cago? Además, de todas las personas que había en la clase, ¿Tenía que ser justo él quien se burlase de mi?
Ya se qué no soy especial y nunca llamaré tanto la atención como mi hermano, y mucho menos la de Gilbert. ¿Por qué soy tan estúpida?¿Por qué de todos los chicos me tuve que fijar en el que sabía que jamás se percataría de mi patética e inútil existencia?
Aún así, no importa. Ya debería estar más que acostumbrada a que se burlen de mi y que me ignoren, pero que sea él quien me trate con tanto desprecio y desdén hace que me sienta peor de lo que ya estoy.
El camino a casa hoy lo hago sin Sakura. Debería hacerlo con ella, pues casi somos vecinas, pero al parecer hoy está ocupada con Feliciano y Ludwig haciendo no sé qué. Hasta ella, que es super tímida tiene más amigos que yo. Por otra parte yo... solo la tengo a ella. Y ella no puede estar para mi siempre. Ella al menos tiene una vida.
Pero me da coraje el hecho de que al empezar el año pasado ella llegó nueva y no conocía absolutamente a nadie. Y yo fui de las primeras personas, por no decir la primera, en acercarme y hablarle. Y en menos de una semana, aquella chica tan tímida ya tenía un par de amigos(ya tenía más de los que yo jamás podré tener en la vida): Feliciano y Ludwig, los mismos con los que, al parecer, ha quedado esta tarde. Me ha avisado de eso justo al acabar la última clase, y me ha sentado mal, aunque si lo pienso detenidamente, no tengo por que molestarme. Ella tiene vida social, a diferencia de mi. Y no debería ser tan posesiva con la única amiga que tengo si no quiero perderla. Además, no debería quejarme. Sakura es amiga de mi hermano Alfred también, y a veces quedan a jugar a los videojuegos, cosa que le encanta a los dos.
Suspiro mientras sigo andando hacia mi casa. Mi vida es tan monótona... no sé ni siquiera para que nací. Hasta mis padres prestan muchísima más atención a Alfred que a mi. Creo que el mundo estaría mejor sin mi...
Mientras espero a que el semáforo cambia a verde veo pasar a Gilbert en moto. Entonces pienso en lo que me ha dicho Sakura esta mañana mientras íbamos hacia el instituto, que debería acercarme a él y hablarle. Pero después de lo que ha pasado esta mañana...
De repente, nuestras miradas se chocan fugazmente. Yo enrojezco y aparto rápidamente la vista, a pesar de que él ni se haya dado cuenta de quien soy yo. O quizás si, y ahora este riéndose al recordar cómo me caí al llegar a clase antes. Soy tan patética...
Camino lentamente hacia mi casa, sin querer llegar a ella. Los rayos de sol me dan en la cara, y siento como son más débiles que las últimas semanas. Este año el verano se está acabando más rápido que otros años, y el otoño ya está aquí.
Sin saber cómo, ni por qué, al pasar delante de una papelería me acerco al escaparate y veo lo que hay en él. Repaso con la mirada todos los objetos que hay. Bolígrafos, algunos libros de bolsillo, libretas, agendas, lápices y... diarios. Me llama la atención uno en especial, que tiene la bandera de Canadá impresa en la portada.
No soy canadiense, pero me encanta ese país y todo lo relacionado con él, así que, sin pensármelo dos veces, entro a la tienda para comprar el diario.
Sinceramente, nunca he escrito en diario. Pero quizás debería hacerlo. No sé, para que cuando lo lea más tarde me de cuenta de que errores he cometido, qué debería corregir de mi comportamientos, o algo así.
Afortunadamente, el diario no es muy caro, por que no llevo mucho dinero encima.
Cuando salgo de la tienda con el diario entre mis manos, lo abro para ver cómo es por dentro.
No tiene mucha decoración, aparte del fondo de las páginas, que, al igual que la portada, tienen la bandera de mi país favorito.
Tampoco es que sea relevante el hecho de que esté o no decorado. Total, solo es para escribir.
Lo guardo en mi mochila y sigo andando hacia mi casa, que ya no está muy lejos. Al llegar, me encuentro con mi hermano y su novio en la puerta de la casa. Están besandose apasionadamente, creyendo que no están a la vista de nadie.
-¿Podrías dejar de absorberos la lengua y echaros a una lado para dejarme entrar en mi casa? Gracias-Pregunto sacando las llaves de mi bolsillo, mientras Alfred y Arthur se separan de golpe, este último con una mezcla de miedo y vergüenza en la cara.
Mientras abro la puerta, oigo como Arthur le suelta un par de insultos a mi hermano y le dice algo así como que deje de besarle en público. Alfred le dice que no había nadie mirando y, lo que más me ha dolido ha sido cuando ha dicho:
-Si Madeleine no es nadie, no te preocupes.
Y, tras decir esto, se ha reido. Arthur se ha ido enfadado, sin defenderme(¿Para qué, si no soy nadie?) y Alfred ha continuado riéndose hasta que hemos entrado en casa.
-¿Y qué tal tu día, hermanita?-me pregunta cuando cierra la puerta y tira su mochila al suelo. Yo ni me molesto siquiera en mirarle y me dirijo a mi habitación, donde una vez ahí, lo primero que hago es sacar mi nuevo diario y comienzo a escribir .
Lunes, 15 de septiembre
Hoy ha sido la vuelta al insti y, como sospechaba, todo ha sido una completa y absoluta mierda. Para empezar, me he encontrado con Sakura en el camino de ida y he ido con ella.
En clase, nada más llegar, me he caído el suelo al tropezar con una mochila que había en el suelo(que, irónicamente, era de Alfred). Gilbert se ha reído de mi. A pesar de que estaba en la otra punta de la clase, se ha dado cuenta de que existo. Pero al parecer solo paso esto cuando hago algo mal o ridículo. Me he sentado junto con un chico que no me cae del todo mal. Se llama Eduard, y se pasa la vida con su portátil. Al parecer tiene un blog, y está bastante tiempo escribiendo en él.
Luego al final de clases, cómo no, Sakura se ha ido con sus amigos de letras por ahí a 'celebrar el nuevo curso'(¿Quién celebra esto?) y he tenido que volver sola a casa. Lo que más me ha molestado ha sido que me lo haya dicho justo al final, cuando yo la estaba esperando para volvernos juntas.
Luego, en el paso de cebra, Gilbert me ha mirado, aunque haya sido solo por un microsegundo. Más tarde, he entrado en una tienda y me he comprado este diario.
Espero que este año todo vaya bien. Intuyo que este año será mejor que los demás.
Entrada 1:Principio de curso
Y así se puede resumir el principio del curso para los compañeros de mi curso. Aunque no lo parezca cada uno se enfrenta a una serie de problemas que seguramente acaben por hacer que su vida tenga un cambio radical a partir de una sola opción tomada.
Este año parece que hay nuevas incorporaciones a la clase aunque al ser todos del mismo instituto ya tenemos lazos que nos unen, pueden ser de amistad, amor o incluso odio pero estamos unidos por un vínculo más fuerte de lo que creemos.
Otros ya nos conocemos de hace mínimo un año o incluso desde nuestra más tierna infancia. Yo, por ejemplo, al igual que el año pasado me siento junto a una chica tímida, con problemas de autoestima y una cantidad de amigos bastante pobre. Sí, hablo de Madeleine.
En realidad puede que no sea el mejor compañero de mesa para una chica como ella. Desde el año pasado no hemos cruzado más de una decena de palabras. Ella no hace el esfuerzo por socializar conmigo ni yo con ella, aunque, como al resto de las personas de las dos clases, me he dedicado a analizarla.
Si estáis interesados quizás en entradas futuras pueda plasmar aquí mis análisis de los compañeros que este año parece que van a protagonizar mi blog.
Me despido hasta la nueva entrada ya que mis padres me llaman para poner la cena.
¡Buenas noches queridos lectores!
Espero que sigáis las publicaciones y nuevas entradas de este blog.
Recordad que el curso solo acaba de comenzar.
Nägemist!
Entrada modificada el 15-09-2014
