En medio del parque, los cerezos se deslizaban con la brisa fresca de junio.
Habríamos contemplarlo, de no ser por la respuesta que estábamos esperando. Rodeamos un envase viejo de ramen y el sol está a punto de asomar a través de una espesa nube blanca.
—Ten Gaara —. Naruto-kun nos entregaba un celular de distinto color a cada uno, sus ojos más azules que nunca se encontraban con melancolía, jamás lo vi sin aquel estado—, esta es para Sakura-chan.
—¿Qué más había adentro? —preguntó Gaara sus cabellos rojos bien arreglados se movian con la brisa.
—Ohmm —Naruto-kun revolvió en la bolsa que estaba dentro del envase y lo que vio, le sacó una sonrisa que derivaba a la angustia—, hay una foto de todos nosotros juntos... Y una carta del Teme.
Vimos la foto que nos encontrábamos nuestros yo de dieciséis años: Naruto-kun, con su inconfundible cabellera rubia, sonriendo abiertamente a la cámara, los ojos verdes agua, serios, de Gaara. La larga cabellera de Sakura-san volando al viento, y con los ojos juguetones. La sonrisa tierna de Matsuri. Mis ojos perla, con el sonrojo que me caracterizaba.
Y Sasuke... Sasuke sonriendo de lado, con un brillo en los ojos que jamás le había visto. Todos estábamos abrazados, y la cámara captó no sólo el momento cuando un viento fuerte los golpeaba. Sino el momento que parecían verse "completos" y no se arrepentimos de nada. Por que solo importaba ese momento y nada más.
No como ahora, y no en esta historia.
No diez años después.
