Hola preciosuras, les traigo la continuación de "Secret". Recibí muchos comentarios pidiendo continuación o un Epílogo. Estaba en mis planes subir la continuación antes, sin embargo decidí terminar "Against all odds" antes, era mi deber para con el fandom Stony y para conmigo. Respecto a esta historia, tendrá pocos capítulos, no veo necesario excederme con cosas innecesarias, me limitaré a relatar los momentos más importantes en el camino del embarazo de Danny y el nacimiento del bebé, al que aún llamaremos Monito. Por favor, estén pendientes de la historia, y si han llegado aquí por casualidad, les recomiendo pasarse por mi perfil y leer "Secret" para poder comprender los sucesos de esta segunda parte.

¡Gracias por leer!


Marca

Los sonidos en el cuarto de baño despertaron a Steve, sabía de quien eran y también a causa de qué, Danny tenía una etapa con las nauseas matutinas que lo ponían de mal humor y obligaban a vaciar el contenido de su estómago. Algunas cosas cambiaron desde que el Alpha se enterase de su próxima paternidad, aunque él diría que le pidió a Danny mudarse a su casa, el rubio siempre le corregiría diciendo que fue otra clase de secuestro. Una semana después de que Steve y Danny por fin aclararon todo lo del bebé y cómo fue que terminaron teniendo sexo, el Alpha llegó a la casa del rubio durante su baño relajante en la bañera, sin preguntar se ocupó de llenar un par de maletas con la ropa de Danny, sus pertenencias y demás cosas que podría necesitar.

─¿Qué estás haciendo McGarrett?─ fue lo primero que Danny dijo al ver el saqueo a su habitación.

─Tu mudanza─ Steve se encogió de hombros y volvió a su tarea ignorando el rostro confundido y molesto del Omega.

Y así fue como Steve y Danny terminaron viviendo bajo el mismo techo y durmiendo en la misma cama, el Alpha no estaba dispuesto a estar más tiempo separado, en parte por su naturaleza necesitada de proteger a su Omega y a su cachorro y en parte porque le gustaba tener el control de todo y saber que Danny se escapaba de eso cuando se iba a casa lo ponía de muy mal humor. Otra de las cosas que solía ponerlo de mal humor era el hecho de que Danny no lo dejaba tocarlo más allá de algunos besos y caricias mayormente robadas. El límite de Steve estaba por sobrepasarse y ya ni darse una mano en el baño lo ayudaba, tener a Danny durmiendo a su lado, a nada de poder tomarlo y reclamarlo como suyo y que el rubio siempre le quitase de un manotazo las manos traviesas que se colaban por todos lados estaba matándolo.

─¿Estás bien?─ Steve se había puesto de pie, Danny llevaba más de lo normal en el baño y eso alertó al Alpha. Halló a su rubio pálido, recostado en el lavabo parecía respirar agitado.

─¡Esto es culpa tuya!─ dijo Danny molesto.

─Afortunadamente lo es─ Steve sonrió orgulloso y el Omega le tiró una toalla de manos como única respuesta. ─Vamos Danny ¿qué se supone que diga? Estoy orgulloso de que mi hijo esté creciendo en ti.

─Un "Lo siento por causarte tantos inconvenientes" puede funcionar, aunque ahora se me antoja más un "Soy un Alpha idiota, lo siento"─ dijo molesto saliendo del baño, fue a la cama a tiempo para ahogar un mareo entre las almohadas.

Steve volvió a la cama sabiendo que Danny no lo estaba pasando precisamente estupendo en esos días, pero desde todos los ángulos en que lo viera y a pesar de que ver a su rubio tan pálido, ojeroso y de mal humor, nada evitaba que se sintiera el hombre más afortunado del mundo, tenía las dos cosas que más deseaba, a Danny y a su hijo, aunque tal vez añadiría una tercera cosa y esa era el sexo, quería hacérselo a Danny de tantas formas, morderlo, marcarlo, impregnarse en él de formas jamás hechas y así llevarlo a la locura del placer, pero allí estaban, con un celibato impuesto por el Omega y mañanas cada vez peores.

─¿Quieres un vaso de agua?─ ofreció el Alpha y Danny solo asintió con la cara aun enterrada en la almohada. Las malditas nauseas lo estaban acabando y a ese paso estaba dudando si llegaría cuerdo al noveno mes. Además la maldita naturaleza estaba empeorando todo, sí, fue culpa suya que nada pasara entre él y Steve desde, bueno, desde siempre. Lo deseaba como loco, su cuerpo quería a Steve con urgencia, sin embargo algo lo detenía, y ese algo era el miedo. Danny temía que estando en sus cinco sentidos Steve no encontrara tan interesante el sexo y las cosas se fueran muriendo entre ellos, después de un matrimonio fallido era normal tener sus reservas, además otro miedo vivía en el anterior, ese miedo era algo más profundo ¿y si Steve solo lo buscaba por el bebé? Pronto engordaría, se pondría enorme cual planeta y no sería atractivo, ni siquiera bonito. Steve podría encontrar a otra persona con buena figura que le diera todo lo que eventualmente no podría darle.

─Bebe─ abrió los ojos y un vaso de agua apareció frente a su rostro, Steve sostenía el objeto sonriendo. Decir que a veces le dolía amarlo tanto no sería una exageración, especialmente cuando sus hormonas eran un caos y sus dudas asaltaban en cada esquina.

─Gracias─ Danny tomó el vaso bebiendo con verdadera sed, el brazo de Steve rodeó su cuerpo y sus labios dejaron un beso en su cuello, un beso que acarició esa zona por demás sensible donde la marca del Alpha descansaría llegado el momento.

─Danny─ llamó Steve con la voz grave.

─¿Qué pasa?─ fue la respuesta del Omega que sonreía disfrutando ese momento de intimidad. Cada día el lazo que los unía era más fuerte, llamando a cada uno para recordar que más allá de las hormonas o el lado animal de su naturaleza, había algo más presente en ellos, algo que no podría dar el puro instinto de la procreación.

Steve volvió a pasar sus labios en el cuello de Danny causando una deliciosa sensación que recorrió su cuerpo dando punzadas deliciosas de deseo ─Danny─ ronroneó lamiendo el cuello del Omega, sus sentidos estaban más que listos para tomar al rubio. Deslizó una de sus manos hasta la entrepierna del rubio dando caricias que estimularon el miembro de Danny, un gemido traicionó al Omega y eso bastó para que el Alpha decidiera que ese era el momento para recordarle a su rebelde Omega cuánto lo necesitaba y deseaba. En un movimiento rápido se posicionó sobre él, repasó el rostro del Omega con la mirada y se repasó los labios, hambriento de Danny decidió atacar.

Danny jadeó cuando los labios de Steve se posaron sobre los propios, sentía su sabor mezclarse con el propio, la lengua ajena frotarse en un delicioso contacto que lo hacía gemir, las manos de Steve se colaron bajo la camiseta del pijama y repasaron a gusto cada músculo de su torso tocando fibras de placer que hasta ese momento desconocía tener. El beso continuaba tomando un ritmo más salvaje y desesperado, entonces Danny llevó sus manos al torso desnudo de Steve pasando sus manos ansioso ─Steve─ gimió en sus labios y el Alpha se detuvo, observó a Danny con los labios rojos y la mirada llena de deseo, eso era lo que buscaba, encender la llama del deseo en el Omega. Ahora todo su cuerpo estaba gritando por Steve y eso generaba gusto en el Alpha, tanto que no tardaría mucho en seguir su labor dando placer al rubio.

Con cuidado, casi como de un ritual se tratase, Steve retiró cada prenda de Danny, a la luz de la mañana se podía admirar a detalle las carnosas piernas del Omega, sus caderas redondas y bien dotas, su pecho duro, sus pezones rozados y sus brazos fuertes, Steve sonrió satisfecho ante la visión de Danny desnudo, nada en el mundo podía ser tan hermoso y excitante como Danno, sus ojos se clavaron en la entrepierna de Danny donde su miembro saludaba al Alpha, una sonrisa apareció en sus labios y se inclinó para besar sus muslos, su lengua repasó el interior de ellas causando espasmos de placer en el rubio. Las manos de Danny se clavaron en las sábanas a medida que Steve avanzaba hacia su miembro, dio un grito cuando los labios del Alpha se posaron en la punta de su pene ─Steve─ gimió tan agudo que no pudo reconocer su propia voz, cada músculo de su cuerpo tembló expectante a las acciones de Steve, sonrió satisfecho cuando su miembro fue albergado por la boca del Alpha, a cada movimiento Danny se deshacía de placer, sintiendo que tocaba el cielo.

─Espera─ llamó con el poco rastro de cordura que le quedaba. Steve se detuvo y observó a Danny con total deseo, el rubio hacía esfuerzos por no ceder al orgasmo causado por los hábiles labios de Steve.

─Oh, Danny─ sonrió avanzando a él, subió hasta su pecho dejando un rastro de besos en la zona de su abdomen, alcanzó uno de sus pezones lamiendo y mordiendo. Sus manos acariciaron los glúteos del rubio, dejando las marcas de sus dedos en ellos, nadie tocaría a Danny, era solamente suyo, SU Danny.

El Omega emitió un grito de placer cuando Steve decidió ocuparse de su entrada, ayudó apartando aún más sus piernas, la lengua hábil de su pareja jugueteaba sus pezones y sus dedos estaban estimulando su entrada, su miembro se frotaba contra la piel dura del abdomen de Steve y todo su cuerpo estaba vibrando de delicioso y tortuoso placer. Sus caderas se movieron acompañando el movimiento de los dedos de Steve anunciando cuánto deseaba tener al hombre dentro de sí. ─No te haré esperar─ Steve habló con un tono grave que anunciaba su desesperación por poseer a Danny, la primera vez que estuvieron juntos se resumía a recuerdos borrosos y un embarazo, sin embargo era momento de cambiarlo, Steve estaba dispuesto a hacer que esa ocasión que quedara grabada con fuego en la memoria y en el cuerpo de Danny, le enseñaría cuánto lo deseaba y sobre todo, cuánto lo ama.

El cuerpo del rubio vibró ansioso y Steve decidió guiar sus labios al cuello de Danny para besarlo y lamerlo, apartó solo un poco más las piernas de Danny y llevó su miembro al interior de su adorado Omega, la sensación de ser acogido por Danny de forma tan amable se unió a lo delicioso que le resultaban los sonidos de placer que escapaban de los labios de su pareja. Le escuchaba gemir por su causa, Danny le ofrecía una deliciosa sinfonía de jadeos y gemidos que acompañaban los movimientos que Steve hacía con sus caderas, cada estocada llegaba más profundo y se clavaba en ese delicioso punto de placer que estaba enloqueciendo al pequeño Omega. Por su parte, Steve descansaba su nariz en ese delicado espacio en el cuello de su pareja, el aroma lo embriagaba llevándolo a moverse más rápido para darle todo el placer que pudiese, hacerlo gritar su nombre, que olvide a cualquiera que pudiera estar antes que él, le dejaría en claro que ahora le pertenecía, pero no era el sentimiento salvaje y animal el que hablaba, era su corazón, el amor que sentía por el rubio era quien rogaba para pedirle que también lo ame para siempre.

─Oh, Steve─ gemía Danny clavando sus uñas en la espalda del Alpha, con cada movimiento sentía que cualquier placer experimentado antes se alejaba para darle su lugar a ese que el moreno le obsequiaba. Aunque creyó que se dejarían llevar únicamente por la pasión, podía sentir aquello que Steve intentaba transmitirle, lo cuidadoso que era, la delicadeza con que lo trataba. El amor que deseaba hacerlo sentir. Aquello no solo era sexo, se estaban fundiendo junto a sus sentimientos, para resurgir como un todo, juntos, destinados a pasar sus vidas el uno al lado del otro. Un grito anunció la sorpresa de Danny al sentir la lengua de su pareja atender su cuello, su cuerpo tembló y su Omega ejerció el llamado al Alpha, estaba listo. Dejaría que lo marque.

─Danny─ rogó Steve con la última chispa de consciencia que lo detendría en caso que el rubio no quisiera ser marcado. Ansiaba unirse a Danny, no sólo por su bebé, sino porque desde que lo vio, supo que lo necesitaba para siempre en su vida. Era especial, muy especial. Su persona destinada.

Un suspiro se escuchó proveniente del rubio, una estocada de Steve se clavó en su interior orillándolo al orgasmo, era el momento justo ─Hazlo─ pidió en un gemido de entero placer. El Alpha sonrió complacido y clavó sus dientes en la piel suave y delicada de su amado, sus movimientos continuaban llenando a Danny de placer, placer que aumentaba con la corriente eléctrica que comenzaba a recorrerlo, anunciando que Steve y él se unieron para toda la vida.

Una estocada más y ambos explotaron en placer, los dientes del Alpha aún descansaban en la piel, mordiendo, reclamando lo suyo, al amor de su vida, a su persona destinada. No existía marcha atrás, por fin estarían juntos, serían uno. Danny sentía su cuerpo arder de placer, Steve le había enseñado el cielo y ahora lo tendría cada vez que lo necesitase, además su corazón latía emocionado por saberse único para el moreno. No sabía exactamente el momento en que se enamoró de él, pero era claro que ese amor le iba a durar una vida entera y tal vez otras en caso que la reencarnación fuese verdad.

Por fin Steve dejó de morder y se dedicó a limpiar con su lengua la zona que ahora exhibía su marca. ─Se ve bien─ dijo con orgullo repasando con la vista su marca en el cuello de Danny.

─Al menos deberías salir de mi─ pareció quejarse Danny.

─¿Por qué lo haría? Fueron muchos días de celibato, quiero repetir hasta que esté seguro que serán gemelos─ sonrió orgulloso.

─Eres un idiota McGarrett─ gruñó Danny, aunque lo cierto era que, también le apetecía pasar todo el día en la cama junto a Steve.

─Danny, entiende esto─ su tono serió asustó al Omega que estaba dispuesto a tirarle una almohada como dijese otra de sus tonterías. ─Te amo, te deseo, eres todo cuanto quiero, tu cuerpo y tu corazón, mi marca debe recordarte que tal vez sea un salvaje, pero uno que está enamorado de ti, incluso antes de enterarme que me darías un bebé, creo que desde el primer momento en que te vi no pude apartarme de ti─ confesó viendo a Danny directamente a los ojos, demostrando todo lo sincero que es respecto a sus sentimientos.

─Steve…

─Me gusta que te quedes sin palabras, Omega rebelde─ sonrió aprisionando los labios de su Omega en un beso lento. Aquel solo era el inicio del camino, los primeros meses del resto de sus vidas juntos.