Prólogo.
-¿Me recuerdas Sumi-chan? –preguntó Ushio Kazama tratando de que su voz no se quebrara ante tantas emociones que luchaban por salir de su pecho.
-Lo siento… - respondió. –Pero no la reconozco señorita.
Ushio no vio ningún atisbo de mentira en Murasame Sumika. Nada que delatara una broma pesada, nada… solamente confusión.
