Hola! He vuelto con esta historia cortita que espero que les resulte tierna. Me propuse este año terminar al menos un fanfic así que espero terminar esta serie de drabbles sencillos. Me tomará tiempo pero me esforzaré por terminarlo :)

Espero que les guste o al menos les saque una sonrisa :D


Lo odiaba, lo detestaba y cada segundo que pasaba su desprecio aumentaba más y más. Era su voz, su sonrisa, su apariencia tan similar a la suya, esa actitud positiva que le aseguraba la aprobación de todos, pero más específicamente la forma en que miraba al japonés. Solía fantasear con asesinarlo de distintas formas, tirarlo por la ventana del salón, ahorcarlo con la bufanda del ruso o su favorita que se ahogara él solo con su asquerosa y grasosa hamburguesa. No siempre odió al americano de la forma en que ahora lo hacía, simplemente el odio brotó en él cuando apareció el estudiante de intercambio japonés. Envidiaba esa forma tan natural de hablarle y es que él ni podía decirle "gracias" sin tartamudear. Sin embargo todo el odio dentro de él se desvanecía cuando se encontraba frente a esos ojos misteriosos que lo miraban solamente a él, lo cual no sucedía a menudo.

Todos los días a la hora del almuerzo sufría en su interior a causa de las risas de sus compañeros que rodeaban al americano como si fuera el gran comediante del siglo. Lo que más le dolía era ver esa pequeña mueca que se formaba en la cara del castaño que de alguna forma se consideraba sonrisa. Él quería ser el único que lo hiciera sonreír, pero se conformaba con abstraerse de todo ese bullicio y permanecer en su puesto disfrutando de una buena lectura o eso intentaba, ya que su vista solía desviarse hacia los inexpresivos ojos que se encontraban al otro lado del salón.

Miércoles después de la hora de almuerzo se transformó en el momento favorito de Arthur, y es que era la única clase que no compartía con el rubio ruidoso y además podía sentarse justo detrás del castaño, normalmente observaba cada movimiento que hacía por mínimo que fuera. Hasta que se percató de lo acosador que esto era, sin embargo lo seguía haciendo involuntariamente. Esas dos horas era como el paraíso para él.

Entonces justo aquel miércoles el grupo rodeando al americano reía como una manada de hienas. Estaban más ruidosos que otras veces, lo cual molestó más de lo usual al inglés, sin embargo no protestó más allá de un par de bufidos que apenas él lograba escuchar. Al llegar la clase siguiente todo transcurrió normal, tomó sus cosas y fue a su respectiva sala. Cuando llegó y se disponía a intentar ignorar el hecho de que tenía al castaño en frente, notó algo que colgaba de su espalda. Un maldito papel que le rompió el corazón y encendió más su odio por aquel endemoniado rubio que osaba a tocar al menor. Quería correr donde él, golpearlo en la cara y decirle que dejara al japonés en paz. No era la gran cosa lo que decía, pero el inglés se caracterizaba por ser un poco melodramático sobre todo cuando se trataba de Kiku.

Respiro hondo y se armó de valor para tocarle el hombro con la intención de llamar su atención. Cuando se miraron Arthur quería esconderse entre sus libros e hizo todo lo posible para que ni su voz ni sus manos temblaran en ese momento.

-Toma, tenías esto en la espalda.- dijo con tono cortante sin poder evitar demostrar su enojo, cosa que el menor no le tomó importancia. "Propiedad de Alfred, no tocar" era lo que le habían colgado en su espalda sin que éste se diera cuenta.

El menor al ver el papel enrojeció completamente lo cual fue demasiado notorio por su piel naturalmente pálida, hizo un leve gesto con la cabeza y se dio vuelta inmediatamente. Ambos escondieron la cabeza por la vergüenza ignorando completamente los sentimientos más allá de la amistad que los dos escondían.


Y eso es todo.

Espero su review si les gustó ( y si no también :D)