Sentía sus labios recorrer mi cuello con desesperación y pasión. Aun amaba a mi esposo, y con todo mi corazón, pero, la tentación de lo prohibido era más fuerte.
Y eso era Jack… El fruto prohibido de todo el Edén. No se como llegamos a esto. Creo que fue ese maldito ron, estaba algo melancólica, extrañaba demasiado a Will y el estaba ahí. Ese acercamiento que prendió fuego al leño que ya había amenazando en consumirse en llamas.
Me perdí en el movimiento de sus labios sabor licor que hace tanto tiempo había besado, pero esta vez era diferente, estábamos nosotros dos y la lujuria nos consumía. Con desesperación comenze a desabotonar su camisa. ¡Dios! ¿Quien fue el imbecil que creo los botones?. Acaricie su pecho, bese cada uno de sus tatuajes. Nos deseamos cuando nos conocimos y nos estábamos deseando en este momento.
Note como sus dedos anillados luchaban contra la tela de mi pequeño vestido, tratando de deshacerse de el con desesperación. Recorrió con sus manos mi cuerpo como Will jamás lo había hecho, con una simple caricia hizo que sintiera sensaciones poco usuales en los lugres menos pensados, me hizo estremecer hasta la medula. Me sentí viva.
Y esa noche entre sus brazos, conocí el sabor de lo prohibido.
