N/A: Deben existir errores, trate de corregir tantos ortográficos como pude pero en cuanto a redacción no estoy seguro, por eso me disculpo. Ni hablar del estilo de escritura, nunca acabo. A lo largo se irán formando las parejas, pero esta historia es mayormente para poder trabajar las tantas teorías que este manga me ha hecho pensar.

No tengo con quien hablarlas, y decidí que al menos podía intentar escribirlas.

Derechos de Autor: Ninguno de los personajes aquí presentes me pertenecen, ni el entorno en el que se desenvuelven. Solo la trama en la que se desarrolla esta historia y algún OC momentáneo que ocupe el puesto de cadáver. Tampoco pretendo obtener ningún tipo de ganancia monetaria con esto, pues son solo las ideas sueltas de un fan.


Bajo la escasa luz de la luna, la expresión de horror vistiendo el rostro de la Guardia resulta casi irreal. Nadie que observe sus ojos contraerse del terror o escuche el pánico en sus voces, titubeantes de la cruel muerte que pueden ver aproximándose con cada segundo. Incapaces son de diferenciar entre el estruendoso paso de las bestias ocultas tras la muralla y los mismo escombros impactando contra el verde pasto.

A pocos metros del Distrito de Shiganshina, al sureste de Trost pocos son los testigos del terrible desastre. La gran Muralla María, protección más externa que la humanidad tiene contra la inagotable gula de los titanes, por primera vez en la historia abierta a la invasión de las enormes bestias.

"I-imposible... Q-Que monstruo pudo destruir la muralla?! S-sino hacemos algo seremos invadidos!"

Encerrados en su propio pavor, todo caían desesperados incapaces de creer que su única defensa no fuera indestructible. Gemidos de angustia, llantos y susurros atropellados impedían que años de entrenamiento entrarán en acción.

"Moriremos... Moriremos...V-vamos a morir"

"N-no quiero... No quiero ser devorado por algún titán!"

Bajo sus pies inmóviles, la tierra se sacudió agitada por escombros de la destruida muralla, impulsado a los temerosos humanos a moverse a lo mejor bajo la impresión de un titán en el proximidad.

"¡R-apido! Avisen a los altos mandos!. ¡M-Maria ha caido!"

-O-

"!No habrá titán que nos detenga!" Pura emoción delataba la voz de Eren. Conocido no por su temperamento manso, expresaba siempre sincero su opinión. Aun si lo que hacían estaba públicamente prohibido. Era el bienestar de su hermana y la preocupación de su amigo, lo que mantiene sus ilusiones de la vida más allá de la opresión de las murallas oculta de ojos indeseados.

"¡Ha! ¡Tanto que existe allá afuera, seguro hay donde los titanes no lleguen! Podemos usarlo para protegernos, seguir buscando el agua de fuego o las montañas de sal. " continuó Armin, entre sus dedos pasando página del libro que yacía en el rocoso suelo, haciendo de eje a los tres presentes. De los tres amigos el más racional, capaz de encontrar la mejor solución a cualquier situación cuando no se menos preciaba; previo a que se mudara con la familia Jaeger, Eren y Mikasa continuamente trabajaban para que se viera con mejor ojo, nunca dudando del éxito de sus ideas. "E-es cierto que no puedo ser útil en batallas, pero... ¡n-no seré una carg-hmnp! ¿¡Q-que?"

"Armin, contra un titán Eren y yo tampoco podemos luchar. No eres inútil, si alguien puede sobrevivir fuera de esas murallas eres tú" interpuso Mikasa, adoptada por el Doctor Jaeger meses antes recibir a Armin, es la única chica chica del grupo y el terror de los matones del Shingansina "Igual sigo creyendo que es peligroso, cualquiera de los tres puede morir y los otros no tardarían mucho. Ninguno de los dos puede morir, incluso si eso hace que se molesten conmigo" advirtió Mikasa, semblante serio sin importar las quejas lanzadas por ambos chicos.

Una tragedia es suficiente, era la única idea que corría en la mente de la silenciosa chica, no quería volver a perder a sus familia. "Ahora somos débiles, cuando puedan estar seguros que no morirán al salir de acá, entonces aceptare irnos. Hoy, y hasta entonces, no se precipite-" una fuerte queja de parte de Eren cortó sus palabras, en su ideal no existía tiempo para planear. Esa actitud impetuosa, muchas veces casi le costaba vida anteriormente, no eran vanas la dudas de Mikasa "¡Piensa en los demás! ¡¿Si mueres, como se sentiría mama o Armin o papa?! ¡No seas testarudo, piensa en cómo afectas a lo demás!" Elevó la voz Mikasa, desesperada porque Eren viera razón en sus súplicas.

"Entonces que?! Muero acá?! Encerrado como animal, esperando a ser sacrificado?!" apresuró Eren, molesto por la pasiva actitud de todos, no únicamente Mikasa. El borde de sus uñas marcando medialunas en la revés de su mano. "¡No moriré! ¡Pero morir por lo que creo, es mejor que vivir escondidos de todo! ¡Por lo que sabemos allá detrás de esas enormes paredes pueden estar luchando otras personas!" Usando una de sus manos para señalar sobre el nombre obstáculo que impedía su sueño, las pequeñas gotas de sangre en su palma y el rostro preocupado de sus amigos de parecían ser la última de sus preocupaciones. "¡No sabemos nada! ¡Lejos de acá otros pueden estar luchando contra los titanes! En cambio aquí todos prefieren vivir ignorantes y cobardes, por eso quiero que los tres...!"

"¡Eren!"

"'¡E-Eren!"

"Yo, Eren otra vez criticando a la Guardia Estacionaria?" cuestionó afable una cuarta voz, pillando por sorpresa a los desprevenidos. "Ciertamente, tú debes ser quien más mella nos haces, si sigues así todo el pueblo nos va a tirar de patadas...oh? Eren le gusta leer?" Sacudidos de su azore por la posibilidad de perder lo único que sostiene sus sueños, Armin y Eren se apresuran a esconder el desgastado libro. Mikasa impidiendo a Eren moverse libremente, para observar los rasguños que irresponsable Eren se había hecho, termina dejando que sea Armin el que ocultara el preciado objeto "He! Con que es secreto? Vale, vale no preguntare. En cualquier caso, Karla y el Doctor Jaeger llevan rato buscándolos, quien iba a decir que planeaban fugarse juntos...¡Como crecen, me siento un viejo!"

"Ehh?! Hannes, viejo? de que hablas?" respondió Eren, ambas partes anonadado y nervioso, usando la misma mano que Mikasa sujetaba de apoyo para levantarse a él y la chica. "Nos buscan? Algo pasó? ya los deberes de hoy estaban hechos... Hannes?" La mirada turba en el rostro del adulto detuvo su voz en seco, su postura despreocupada no encajaba con la inquietud reflejada en sus ojos

"No se, Eren. Hay rumores de que existe una brecha, que están usando titanes para obstaculizar la entrada de otros, incluso dicen que todo los pueblos fuera de Rose van a ser considerados territorio enemigo y los darán por perdidos" pronunció Hannes, incertidumbre marcando sus palabras. Una mueca de disgusto tiñó su frente a la idea de que algo de eso acabará siendo cierto, daría su último respiro juzgando esa decisión si con eso lograba detenerla o posponer tan descabellada acción; más de unos miles dependían de ello. Entre ellos, el trió de críos frente suyo.

"En cualquier caso, no solo puede ser peligroso andar merodeando por allí sino que puede que el peligroso sea lo que tiene preocupados a sus padres" intentó responder Hannes una vez todos andaban al mismo paso, con las calles menos concurridas de lo normal, a excepción del casual borracho o las jovencitas en los puestos de comida, los cuatro podían caminar sin dejar atrás a ninguno "Todos esos rumores tienen al pueblo asustado, y cuando no encontraba ni rastros de ustedes comencé a preocuparme, si no cuentas el mercado o las posadas el resto del pueblo parece abandonado"

Cierto a su comentario, la tierra bajo sus pies estaba intacta, sin largas líneas sobreponiéndose unas de las otras por el viaje de las carretas o las crecientes indicando el paso de caballos, a lo mucho alguno par de pisadas que en realidad no hacía ni meña al arenoso suelo; lo que resultaba extraño es que no era particularmente tarde, a esas horas de la mañana todo Shingansina solía rebosar en movimiento, comerciantes entrando al pueblo, los guardias del presidio en su ebriedad haciendo escándalos o los osados chicos tratando de piropear alguna muchacha que atrapara su mirada. Ese día y bajo otras circunstancias, Eren lo llamaría el momento más cobarde de toda la humanidad y Hannes tendría que darle la razón, pero hoy lo único resaltante era lo inhabitual de la situación.

Girando en la esquina de una de las casas más antiguas del pueblo, no que fueran muchas las casas nuevas en esa zona tan próxima a la pared pero con piedras tan corroídas llenas de hierbas y el silbido seco de la madera ante el más ligero soplar del viento no era de extrañar que todos pensaran fuera a derrumbarse en cualquier momento, el hogar de los Jaeger ya estaba a la vista; Grisha Jaeger en pie frente a la entrada de la sencilla vivienda.

"Papa? Que...Que ocurre?" vacilante Eren trató de encarar a las dos figuras frente a él, sintiendo el corazón en boca cuando pudo toparse con el semblante desesperado de su padre. A su lado pudo sentir el cambio de postura en Armin y Mikasa, incluso Hannes comenzaba a inquietarse.

"Eren! Hijo, no tenemos mucho tiempo! Antes de que lleguen, los tres deben tienen que decidirse!" respondió el Doctor Jaeger, histeria infundiendo cada sílaba de su discurso. Eren hizo ademán de interrumpirlo, era agobiante no saber a qué se refería. Podía ver las misma intensiones en Mikasa y Armin pero todos los ¿Que? y ¿Quienes? quedaron ahogados "No podemos protegerlos más tiempo! Para cuando la Policía Militar llegue a buscarnos, ninguno de ustedes debe seguir en Shingansina!"

"¡P-Papa!"

"¡S-señor Jaeger!

"¡Doctor Jaeger! ¿¡Que- Qué significa eso?! Qué tiene la Guardia de Sina que venir a buscar en Shingansina, por una sola familia?!" inquirió apresurado Hannes, moviendo a los tres pequeños para que quedaran entre los adultos. En esa posición ninguno quedaba a la vista de algún curioso, lo que para él eran dislates podía resultar ser cierto y eso pondría a todos.

"Eso-Eso no importa ahora! No, no cuando ellos aún pueden escapar! Eren, Mikasa, Armin nunca pude encontrar el mejor momento para mostrarles lo que esta en el sótano, no es algo que puedan saber todos por eso...por eso necesito s-saberlo!" frenético Grisha apenas si podía contener las lágrimas en sus ojos, cortesía que no se tomaban los tres más jóvenes que trataban sin éxito navegar a ciegas entre las palabras del adulto " ¡Una vez sepan la verdad, ¿¡podrán vivir viendo a todas esas personas sin sentir odio o se destruirán a ustedes mismos en rencor?! ¿¡Abandonaran su libertad por vivir diez o veinte años escondidos en eso que llaman paz?!"

Ojo brotados y paranoicos, con manos temblorosas del bolsillo de su abrigo sacó una vieja llave "¡Ad-Además del sótano bajo esta casa, la verdad sobre la humanidad solo podrás encontrar fuera de esas paredes que usamos de protección!" La reacción de Eren, Armin y Mikasa no se hizo esperar, ojos vidriosos se abrieron sorprendidos. "¡Si eligen vivir a salvo, les pido desaparezcan de Shingansina; nunca se acostumbren a un puebl-"

"¡N-No viviremos como cobardes! ¡Me... me niego a ser resignarme a vivir subyugado sin siquiera intentarlo!" cortó tajante Eren, con las mejillas húmedas y temblando. "Por eso...Por eso ¡tu tampoco deberías hacerlo, que es eso de entregarse a la Policía. No han hecho nada!"

"¡Tu padre y yo no nos rendimos! ¡P-porque vivan es que luchamos, no dejas que sea en vano!" Desde el marco de entrada Karla Jaeger, envuelta en llanto y desesperada detuvo la réplica de Eren "P-por favor no dejes que sea en vano, toma a Mikasa y a Armin y escondanse lejos! M-mientras pasa todo, tu también deberías estar lejos Hannes. No sea termines involucrado"

"K-Karla" Dudó Hannes, no en mejor estado que ninguno de los otros presentes "No puedo... D-darles la espalda sería lo último que haría, ¿qué es lo que ocurre, porque los buscan? ¿Hay alguien que los quiere incriminar?"

"No, no te involucres." Voz determinada incluso si un poco grave de tanto llorar, acabó con toda idea de que el viejo amigo diera la cara junto a ellos "Si te preocupa esa vieja deuda, solo mantenlos a salvo" dijo indicando a sus tres hijos.

"¡B-basta! Lo dije, cierto?! Me niego a vivir como un cobarde! Todos y cada uno de ellos vive en complacencia!, a ninguno le interesa lo que les pueda pasar a u-ustedes" Ira encendía la iris verdes de Eren, entre la leve capa de lágrimas en ellos y el resurgente fulgor, los ojos del temperamental chiquillo parecían brillar cuál farol "Siem-siempre que puedan vivir felices en esta estúpida caja, a ellos no les importa nadie!"

"Q-quiero ver lo que existe fuera, quiero que Armin pueda conocer todo lo que sus padres vieron o Mikasa vea ese llamado oriente de donde son sus ancestros!" aclaró Eren, imágenes de todos los paisajes que les describía el viejo libro de Armin alentando su respuesta "No me importa si todos lo llaman imposible, quiero intentarlo! Esperar a morir como animales es peor que ser asesinado tratando de lograr lo que quieres!" Suelos blancos y fríos, agua hirviendo en colores naranja, tierra dorada que resbalara entre sus dedos, flores que sólo existían en sueños, un mundo desconocido; tantas razones para luchar, y ellos felices de existir en su pequeña caja.

Como le molestaba la simpleza de esa especie, pensaba Eren decidido a mostrarles que existían maravillas por las que valía la pena enfrentar a la muerte.

"Enseña.-¡P-por favor muéstranos lo que hay en el sótano, señor Jaeger!" resonó la voz tímida de Armin, por esa vez más temeroso de perder a sus amigos que de enfrentar lo que se viniese con ellos. Era en la forma en que silenciosa Mikasa se ponía al nivel de Eren, un poco más cerca, sujetando su manga y enfocando su vista en la Karla y Grisha; en la forma que Eren a pesar de sus lágrimas no se echaba hacia atrás, quizás hasta como se sostenía frente a sus padres, pero sabía que la decisión ya estaba tomada y en ese instante parecía que realmente podían con todo "¡B-buscaremos el resto, y-y vendremos a ayudarlos!" Finalizó Armin. No perderían a su familia de nuevo, Mikasa y él se habían jurado hace años.

Tal vez no muy obvia para todos, quizás nada más los que allí presentes fueran capaces de darse cuenta del inusual gesto; Mikasa y Eren abrían un poco de espacio entre ellos, el suficiente para que Armin pudiera situarse en él. Si Hannes vio las dedos de los tres chicos entrelazarse, de su voz nunca salió ninguna palabra, más adelante cuando le preguntaran diría que estaba muy conmocionado como para fijarse en esos detalles.

"Si están seguro de ello, no agotemos más tiempo" incitó Grisha adentrándose en su hogar " Karla dejo en tus manos el resto" Detrás de los pasos del reconocido doctor, los tres hermanos se mantenían unidos y al mismo andar; renuentes a dejar a alguno de los otros atrás.

"Entiendo" se despidió Karla, dando un último vistazo a la espalda de su apreciada familia hasta verlas desaparecer detrás del piso de madera. Agotada y en alguna forma resignada giro su rostro, centrándose en el único adulto en el que su esposo y ella habían confiado la vida de sus niños " Hannes, esa deuda que tienes con mi esposo hace mucho que la saldaste. Por eso aunque te entrego esto ahora, te pido como madre.. lee el mensaje luego de esta noche, porque necesito que los protejas y no se si nos odies luego de que sepas la verdad."

Ahora parada junto a Hannes, fuera de la seguridad de su casa pensó él, dejaba en sus manos un caja de madera a medio abrir "Gracias por todo.." a lo lejos podía escuchar un alboroto, solo que su concentración estaba en los objetos dentro del cofre

Una hoja, por su doblez y las caligrafía diría una carta de Grisha Jaeger, una bolsita de tela cerrada por un cordón de cuero y una...

Una...

... Que era?...

...No...sabia que era...

... Entonces, por que no recordaba el nombre...

... Era...

-0-

"¿Eh? Otra vez..." la botella de licor yace medio llena sobre la mesa, aunque parece hace años que no tomado un trago; la boca seca y los dedos tiesos sobre la tela del pantalón, debe lucir como un pelmazo con mirada perdida el cuello bronceado de el envase de vidrio y la mente en quién sabe qué paraíso lejos de ese infierno " ¿Cuanto hace de aquello? Ellos...qué fue de ellos?" Pesadillas visitaban sus noches, no era de extrañar para nadie encontrar a Hannes patrullando en guardia nocturno hasta luego de haber tenido la diurna. Flexiono los dedos, regulando el flujo en toda su mano.

"¡Co-corran! ¡Antes de que se disperse el vapor, tienen que haber...!"

"¡...Seguro... Antes de que amanezca...alcanzaré!"

Extrañado limpió la espontánea lagrima acumulándose en el borde de su ojo, eran sólo pequeñas escenas de las que no tenía control alguno. Algo de lo que se lamentaba, un recuerdo importante, algo que sólo sabía él? "¿Qué fue lo que pasó luego? ¿Por qué no llegue hasta donde estaban?" murmuró Hannes, entre tragos amargos de un licor cualquiera que hace ya mucho había dejado de aliviar su juicio. Karma, pensaría cualquiera que recordase los días en que se emborrachaba nada más por el gusto de hacerlo. Qué errados

"¡Viven de puras mentiras...como...!"

"¡...Traidores... Disculpar...!"

"¡MAMA, PAPA!"

"¿Hey Hannes volviste a quedarte dormido?" Desorientado, nada más necesito unos segundos para enfocar su visión en lo trozos de vidrio resbalar sobre la mesa; sumando al desastre que el insípido líquido había hecho sobre la madera, y en apenas un instante luego ya estaba saliendo de la taberna "Hey, hey! A donde va-" Sabía de antemano el desastre que se desataría si continuaba allí, razones no existirían para explicar la estela de vapor que despedían las heridas. Ya inexistentes si el súbito golpe de energía recibido al salir tenía algo que decir en el asunto, pensaba Hannes incrementando su paso ahora sin fatiga.

En esa vía siempre era la misma rutina. Detenerse justo frente a la vieja casa, la misma señora mas anciana, más lenta pero nunca menos jovial traía consigo un bouquet sencillo, nunca era distinto porque Hannes tampoco se molestaba en elegir otras flores. Pagaba, desde cuando de más? meses, quizás más tiempo; era lo de menos, la señora no tenía que traer las flores hasta esa esquina y él tampoco estaba en obligación de dar más de lo necesario. Ambos comprometían, y creaban ese arreglo silencioso.

Flores en manos, su destino estaba a un mero cruce más. Lo que antes había sido una casa, ahora es un monumento, a el más reconocido Doctor de la Humanidad y su familia. Una sonrisa pequeña se mostró en su cara, de todas era la única cosa que habían ganado; no eran traidores, o desertores, tampoco muertos en vano. Toda la familia era considerada como Héroes en Shingansina incluso los pueblos entre Trost y su distrito los tenían en alta estima. Para rencor de los habitantes de Sina

"Tampoco fue lo único que perdieron, eh?" pecaba de mentiroso si dijera que recordaba los detalles, más no debían estar muy contentos que la casa ardiera en llamas, cierto? único lugar donde podían encontrar algo y dejaba de existir. Luna en lo alto del cielo, acompañada por el constante brillo del fuego alzarse entre el humo "No es lo mismo desde que se fueron, saben?"

A sus pies dos epitafios que se había cansado de leer, uno dedicado por el pueblo a Karla y Grisha Jaeger y el otro vacío, su confianza se valía de esa lápida en blanco para seguir creyendo. Creyendo que ninguno de esos tres chiquillos estaba muerto, que eran ellos a los que veía escapar y fuera lograban evadir todo peligro.

Frente a esa lápida, cada año dejaba caer el bouquet. No para celebrar la perdida, sino para mantener la esperanza. Suerte no debía estar contento con él, el diminuto golpe de las flores contra el montón de tierra sobre la que se erguía el menhir quedó ahogado; ese sonido era algo reconocía, y Hannes tenía el presentimiento que eso no significaba nada bueno.

No cuando al elevar su mirada, lo primero en notar fue como se alzaba por sobre cincuenta metros de pared la cabeza de un titán. Su cuerpo reaccionó antes que su mente, instinto le decía que tuviera la guardia en alto y si algo aprendió esos años es que un titán entiende a otro mejor que un incrédulo humano.

"¿¡Esto es lo que enfrentas, pasando esa enorme pared!? Eren, Mikasa, Armin ¿¡Que fue de ustedes!?"