Hoola. Sí, hay mucho OOC con respecto a las chicas, ni siquiera sé porqué, pero ahí está.
Destello de madurez: Ninguno de los personajes me pertenecen.
¡Tómala, súper nerd!
Sí, ahí va otra vez mi mejor amiga pelirroja; acaba de ganar su quinto trofeo consecutivo en el decatlón matemático. ¡Esa es Momoko Akatsutsumi, la mejor de todo el instituto!
Ay, sí; definitivamente ella es mi ejemplo a seguir. Mi orgullo, mi ídola.
—Rubia, siempre te he querido preguntar algo.
¿Eh? ¿Momoko? Ah, no; Kaoru. Lo siento, amiga, pero en este momento sólo tengo cabeza para aquel gigantesco trofeo que podría competir fácilmente con el tamaño de un ornitorrinco…y estoy hablando de uno ultra grande.
— ¿Qué cosa?
Podría jurar que acababa de fruncir el seño con indignación al notar que yo no le había dirigido una simple mirada por estar ocupada viendo como hipnotizada a Momoko. Sí, soy una completa malagradecida por comportarme así con otra de mis mejores amigas, la que me ha ayudado a entender a veces aquel orgullo e indiferencia que mi ídola saca a relucir usualmente.
¡Maldita mier…!
— ¡Kaoru, por dios, eso dolió! —chillé tocando la parte baja de mi cabeza.
—Se suponía, oxigenada —Rodó los ojos con una recurrente mueca de puro fastidio que sólo ella podía producir en un momento tan épico como ese— Si no te conociera lo suficiente, te juro que hasta pensaría que eres lesbiana.
Ahora fue mi turno de rodar los ojos. ¿Pero en qué tonterías estaba pensando? ¡Por supuesto que no era eso, nunca en la vida! Que admire todos y cada uno de los logros que la pelirroja aumenta a su lista, no quiere decir que me esté pasando al otro lado.
Eso simplemente era pura mierda. Porque sí, yo también podía llegar a ser así de bestia.
Le dirigí una mirada furtiva.
—No vuelvas con la misma historia de nuevo, ¡por dios! ¿Qué no te cansas?
— ¿De esto? No. ¿De verte como una de esas que gritó de alegría cuando el tal Justin le escupió en la cara? Pues sí, y mucho.
Fruncí el seño. ¡Joder, Kaoru! ¿Qué no puedes cerrar la boca por una vez en tu vida? Estoy a punto de darte un buen golpe en la cabeza.
Sin darle más importancia, volví a admirar a mi mejor amiga genio y su sonrisa de "Soy la mejor de todos y ni el mismísimo Michael Jackson va a cambiar eso".
Ella bufó por lo bajo y al fin se dignó a salir de mi vista. No es que no la quisiera, lo hacía y mucho, pero simplemente prefería ser algo así como la cola de Momoko.
— ¡Momoko! —la llamé aproximadamente cinco segundos antes de lanzarme hacia ella para envolverla en un meloso abrazo de oso.
Ella simplemente me empujó lejos, como siempre hacía, y retornó a su tarea de sonreír arrogante y presumida hacia todo el público, el cual ya empezaba a verla con repulsión y—en ciertos casos— envidia, pero de la mala.
Ya una media hora luego, ambas salimos del auditorio. Yo sonriente y ella fastidiada; yo cotorreando como si no hubiera mañana, y ella mirando al cielo como si contara el tiempo que le tomaría cruzar todas las atmósferas y llegar a Marte. Todo como siempre, hasta que Momo se detuvo frente a una pancarta.
— ¿Audiciones de baile? —Alzó una ceja, indignada por no haber sido avisada de aquello. Seguramente habían sido aquellas estúpidas descerebradas que no podían soportar la humillación de su carencia absoluta de coeficiente intelectual.
¡Grupo de idiotas!
— ¡Suena genial! Hay que apuntarnos juntas, ¿sí? ¡Sería lindo!
Rodó los ojos. ¿Es que acaso este es el día de "lo que diga Miyako me vale una mierda bien jodida"?
—Como sea. —Sacó su bolígrafo de tinta rosa favorito y apuntó su nombre en la lista, ignorando por completo mi sugerencia de hacer equipo. Luego simplemente se dio vuelta y caminó con un aire de "todo me la suda".
— ¡Espérame, Momoko!
Cogí el boli azul que había al lado de la lista de inscripciones —y el cual mi amiga había ignorado olímpicamente, porque, claro, decía que todo ahí tenía gérmenes—, escribí mi nombre con la mierda de letra que me salió en esos instantes, y corrí tras de ella.
Sí, luego de ese día mi garganta estaba completamente desecha de tantos «¡Momoko, espérame! ¡Detente, por favor!», todos ignorados por mi tan querida ídola.
Hasta ahí, porque es un prólogo, y no el primer capítulo.
Como habrán notado, Miya admira demasiado a Momo, ya verán que sucede luego. Las audiciones tienen mucho que ver, ahí entran los chicos (en el primer capítulo. Viéndolo bien, no tardan mucho en salir).
Una cosa más, los verdes aparecerán alrededor del tercer capítulo, si es que no me pongo inspirada, y tendrán buena parte de protagonismo (Sí, ansiosas, y romance).
Ahora...estoy sonando muy extraña. Por cierto, esto no será demasiado drama (o al menos eso planeo), ya que eso no es mi fuerte.
¡Nos leemos!
¡Chao, chao!
— ¡Este Crush, Crush, Crush por ti!—
