Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.
Viernes por la noche, estaba despechada y triste, ya era más de 365 días de haber terminado con mi novio, un tipo que sólo piensa en él y sus necesidades, que dejó a un lado mis necesidades, reconozco, que era un toro haciéndolo, pero yo deseo, sueño con algo más que sexo, esto sonará… como algo desquiciado teniendo en cuenta que me estaba vistiendo para ir con mis amigas a un club donde hay unos papasotes irresistibles y están dispuesto hacer lo que nosotras deseemos a cambio de un poco de pasta. Es un puticlub únicamente para damas.
¡Dios, estoy pervertida! Mis ojos no dieron tregua hasta el día que decidí ir por primera vez a ese lugar con mis amigas, después de un año de nada de nada con nadie. Soy una mujer soltera, liberal y… ¿Cuándo fue la última vez que lo hice? ya se me olvidó. Se puede decir que soy casi virgen, ja, ja, ja, ja. Me cansé, quiero divertirme sin compromisos.
La noche era joven y empezó un largo desfile de hombres: altos, rubios, oscuros, delgados, toscos, rudos, fuertes y promedios ¿Por qué no decirlo también, diversos grosores? ¡Están lloviendo hombres! ¡YES! Entre ellos un pelinegro con lentes, ¡oh mi Dios está vestido como un piloto esto es demasiado para mis pobres ojitos! Es fantástico, ver ese traje ceñido a su cuerpo, mirar, como, se deslizaba sus manos por todo, ¡su pecho y musculatura corporal! Wau… me muerdo el labio inferior, se ve tan sexy, de un ras se quitó el saco, ahora se sacó el pantalón, falta esa camisa blanca que se le transparenta a la perfección a ese pecho, pechote. No puede ser ¿Qué pretende hacer? Ashhhhhh que cosotaaa Dios, lo quiero yoo, lo quiero para mí, pero… Paty me lo ganó, estaba más cerca del escenario, ni chance de hacer nada, la sinvergüenza me guiñó un ojo y me dijo:
- Lo siento Candy, pero este es, ¡mío!-. Stear hizo un ademán con la pelvis de atrás hacia delante de manera secuencial, que literalmente enloquecieron mis hormonas.
No me dio tiempo de pensar y vino el turno de otro, este vestía como todo un caballero, elegante y de buen porte, un castaño de traje, portaba un sobrero gris, fue fabuloso ver a ese espécimen, se volteó suavemente y raelizó movimientos circulares con su caderas se dejó caer el saco provocativamente, seguido del chaleco, y por último se arrancó ferozmente el pantalón quedando en bóxer ¡Dios! ¿Si así se ve la envoltura como estará el regalo? Este debe ser mío, pensé pero… para mi decepción antes de dar la vuelta agarró su sombrero y se lo colocó justo allí, ¿saben…? Tapando su virilidad.
Con su lengua dio movimientos circulares sobre sus labios ¡Noooooooo! otra vez me lo ganaron. ¡Annie! Estaba tan distraída viéndolo que No la vi venir noooo, la muy descarada me dijo:
- Lo lamento Candy, está noche este mangote es mío- ¡Rayos estas dos son bien malvadas! Según veníamos por mí, para que me divirtiera y me dejan aquí como sediento en el desierto.
Ya estaba frustrada, pero él siguiente tragué en seco, mi corazón casi se paralizó ¡Oh, Dios! Este superó a todos, justo lo que necesitaba un caballero escocés, un príncipe azul, alto, cabellos rubios arenosos de ojos azules claros como el cielo despejado por la mañana. ¡DIOS, Qué sporran tan enorme! Ese kilt permite visualizar a la perfección sus piernas tan bien esculpidas, tonificadas de seguro hasta Arnold Schwarzenegger las envidiaría, se desprendió de su tartán, su dorso, se apreciaba magníficamente esos chocolaticos, ash… parece tabla de lavar ese pecho, lampiño, todo bien definidito, como me lo ha recomendado el médico.
Pasaba sus dedos por entre sus cabellos y con una mano se daba palmadas sobre su pectoral izquierdo, mientras movía su pelvis consecutivamente de atrás para adelante. Este no me lo ganó nadie ¡Estuve bien atenta! Me percaté de que Karen, se estaba moviendose entre la gente para llegar hasta la tarima de presentación.
¿Para dónde cree Karen que va? ¡No nenita! Ni te creas. Rápida y veloz me moví. Este me lo como yo ¡Hoy! así que salí a millón, como si estuviera en una competencia para llegar a la meta final
Mi atención estaba fijada en mi premio "todas gritaban ¡Albert, Albert!". Y ¡Sí! ¡Lo logré! Me le pegué como chicle al rubio de ojos azul cielo, y le dije al oído: mi nombre es Candy, ¡hoy te toca comer caramelo!
Inmediatamente se rió, me cargó en sus brazos y me llevó hasta una habitación, donde me demostró sus grandes dotes, masculinos. Y créanme... ambos quedamos ¡Bien satisfechos!
Lo demás ya lo saben je, je, je, je, je. FIN
