INTRODUCCI"N

La Luna brillaba alta, eclipsando con su poderosa luz las pequeñas estrellas.

Unos gritos rompían la calma nocturna.

Mardil, detrás de la gran puerta blanca, no podía aguantar su nerviosismo ante la llegada de su primer vástago.

Al otro lado de la puerta, Hareth, su mujer, ayudad por su fiel criada, traía a Arda una preciosa criatura.

En cuanto los gritos cesaron, Mardil entró corriendo en la habitación y lleno de alegría abrazó a su mujer.

-Es una niña, Mardil, una pequeña princesa.

El Rey sonrió ampliamente mientras cogía a su hija en brazos.

-Sí, una hermosa princesa -tras decir esto pareció buscar algo en el cuerpo de la pequeña, cuando lo encontró, murmuró- Lothluin, Flor Azul.

No había terminado de pronunciar su nombre cuando una luz les cegó dejándoles inactivos. Oyeron ruidos de cristales, golpes, gritos.

Cuando todo pasó, la niña no estaba.

Unos malvados jinetes cabalgaban hacia el este.

Uno de ellos llevaba en sus brazos una valiosa joya.

De pronto, alguien disparó flechas. Los jinetes fueron abatidos y la valiosa joya cayó en unos arbustos cercanos.

Los arqueros que habían disparado no se percataron de su presencia por lo que quedó abandonada, esperando que alguien la viera y la llevase a un hogar.

Esperando.... ¿en vano?