El guardián.
Una vez hubo despertado en la enfermería, luego de caerse de la escoba en el partido contra Hufflepuff, Harry se encontraba abatido. La culpa lo carcomía.
¿Cómo es que fui tan idiota?- se preguntaba a diario- ¿y además de todo, cobarde?
Los dementores le habían traído problemas a Harry, sí. Pero no era eso la mayor de sus tragedias. Había reducido considerablemente las posibilidades de Gryffindor de ganar la Copa de Quiditch por primera vez en ocho años. Ocho años en la que Slytherin se había mofado de las demás casas del colegio, considerándolos vulgares e inservibles; todos querían que alguien diferente ganara la copa ese año, pero Harry moría de ganas de que quien ganara fuera Gryffindor.
Sólo había una persona que tenía más deseos que él de que eso pasara: su capitán, Oliver Wood. De último año, sentía que la derrota de ese día le había arrebatado el sueño de su vida. Todavía tenían posibilidades, sí. Pero se veían muy lejos ahora. Wood estaba cabizbajo desde entonces. Ese muchacho soñaba quiditch, comía quiditch, y respiraba quiditch. Era la persona más entregada a la afición que cualquiera podría conocer. La vida de Oliver era el quiditch, y su sueño, la Copa. Y Harry también sentía que se lo había arrebatado. Sus palabras seguían resonando en su mente:
«Esta es nuestra última oportunidad - mi última oportunidad -. Para ganar la Copa de Quidditch ya que me iré a finales de este año, nunca voy a tener otra oportunidad.»
Harry tenía que arreglarlo, de alguna forma. Desde que Fred mencionó que Oliver había tratado de ahogarse en la ducha, estaba bastante preocupado. Luego de darse cuenta de que no lo veía muy seguido en el gran comedor y de que procuraba evitarlo en las sesiones de entrenamiento, Harry decidió actuar.
Luego de un par de semanas de que Harry saliera de la enfermería y reanudara su entrenamiento con el equipo, lo hizo. Al terminar el entrenamiento, en los vestuarios, Harry preguntó a Fred si Oliver se había retirado ya, a lo que el muchacho le respondió:
-No, sigue en la ducha. Vigila que no se ahogue- dijo bromeando- y creo que sería de utilidad que le dijeras cómo ganar el próximo partido.- Y se fue.
Harry se acercó a las duchas. Y ahí estaba, una sola cabina en uso. Se sintió un poco incómodo al estar él sólo con otra persona en las duchas, pero no era la primera vez que veía a Oliver desnudo, y cuanto antes arreglara el asunto, mejor.
Avanzaba lentamente, preparando lo que iba a decir. Pero "Oliver, siento haberme caído de la escoba" sonaba ya bastante estúpido. "Oliver, siento lo que pasó en el partido contra Hufflepuff, si hay alguna manera de que pueda remediarlo…" Pero eso le parecía aún más estúpido, era claro que no podía arreglarse. "Oliver, perdón…".
Sin haberse dado cuenta, Harry había comenzado a dar vueltas en círculos entre las cabinas, pensando en voz alta. Casi olvida que no estaba sólo.
Y por otro lado, y sin que se diera cuenta, ahí estaba Oliver, paralizado, sin respirar, escuchando cada palabra que Harry decía, sin darse cuenta, para él. Ni siquiera se había dado cuenta de que el agua se estaba poniendo fría, y no parecía que fuera a moverse de su sitio. Cuando decidió salir –con una toalla en la cintura-, Harry seguía ensimismado con su discurso.
-Eres bueno con las palabras, Harry.- le dijo
-Esto… ¿escuchaste todo?- respondió titubeando sobresaltado.
-Cada sílaba
-Lástima que no soy tan bueno manteniéndome sobre la escoba.- dijo desconsolado.
-Harry, eres lo mejor que le ha pasado al equipo. Pero no se puede ganar siempre….
-Pero soy lo peor que te ha pasado a ti…
-Harry… no…
Harry estaba por salir de los vestidores. El viento rugía y pronto comenzaría llover de nuevo. Frente a la pizarra donde Wood trataba de explicar sus jugadas antes de cada entrenamiento, se detuvo, con la mano del capitán sobre so hombro, tratando de impedir su huida.
-Harry…. Estás muy equivocado si crees que eres lo peor que pudo haberme pasado. Es más, todo lo contrario… Harry, tú… yo…
-No debes tratar de hacerme sentir mejor, yo sé bien que te quité el sueño de tu vida- decía tratando de darle la espalda.
-Harry, escúchame…sólo escucha.
Y Harry le dio la cara y lo vio a los ojos. Oliver era mucho más alto que él, y tenía la piel de gallina por haber salido del agua. Los ojos de Oliver eran marrones, grandes y redondos, y Harry pensó que así, inocentes y con lágrimas, era la mirada más sincera que había visto. Y por primera vez, se sintió seguro. La sensación era nueva, y cálida. A Harry le gustaba, y decidió escucharlo. Hubo dejado de forcejear para irse, Oliver continuó:
-Harry, sé que tú piensas que todo esto de la Copa de Quidditch es muy importante para mí –y lo es-. Pero quiero que me creas cuando te digo, que si soñé con ella desde que entré al colegio, fue hasta que te encontré cuando realmente creí que podría tenerla. Harry, tú eres mi más grande oportunidad – desvió la vista de los ojos de Harry, y se sonrojó un poco. Mojó un poco sus labios antes de decir lo que iba a decir, y titubeando, continuó- esto… tú… Harry Potter, tú fuiste mi razón para soñar… la Copa… tú sabes.
-Oh –Harry no sabía qué decir, pero atinó- ¿Incluso si… incluso si no ganamos la Copa de Quidditch?
-Incluso así, todavía podemos ganar, y lo sabes Harry. Pero si no, no me importaría… porque, ¿sabes qué? No siempre obtenemos lo que queremos, pero son las sorpresas lo que vale la pena.
-Y mi razón para vivir.
A pasos pequeños, Harry se acercaba a Wood, y el otro a él. Centímetro a centímetro. Escuchando la lluvia que azotaba el estadio de Quidditch. Cuando estuvieron tan cerca que la punta de su nariz chocaba con el otro, cuando sincronizaron sin darse cuenta sus respiraciones, Wood tomó la iniciativa, y se inclinó sobre Harry. Con su mano derecha tomó la barbilla de Harry, y con la izquierda sus hombros, y cuando tocó los labios de Harry, sólo tenía ganas de más, y Harry también.
Harry se sentía como en las nubes, bajo la regadera, con su capitán de Quidditch, sentía que no quería nada más.
Era la primera vez en que estaba tan íntimamente con alguien, y sabía que también lo era de Wood. Y eso no podía hacerlo sentir mejor. Rápidamente, tomó gusto por besarlo, por estar entre sus brazos, por sus manos largas, y por su pecho ancho. Por estar frente a él con los ojos cerrados, pero sintiendo su mirada. Por cada torpe caricia, y por cada torpe embestida.
Wood había marcado a Harry y ahora sería suyo para siempre. Ahora había un lazo más estrecho que el de capitán y buscador. Ahí, jadeando a un mismo ritmo, Oliver se atrevió a decir.
-¿Sabes?
-¿Qué cosa?
-Cuando la profesora Mc'Gonagall nos presentó, yo sabía que eras especial… pero ahora me doy cuenta, que mi obsesión por el Quidditch nubló mis ojos y cegó a mi alma de lo que realmente veía en ti Harry… y si no te hubieras caído de la escoba, no me habría dado cuenta de cuánto me importas… y de lo mucho que ahora te quiero…
-Oliver…
-¿Y sabes otra cosa?
-¿Qué…?
-Que lo único peor de que no gane la Copa éste año, es que lo que inició aquí, terminará cuando me gradúe.
Nota del autor: Sé que es corto. Y es un OneShot. Pero si les ha gustado, puedo considerarlo y escribir más de ésta historia. Tengo algunas ideas. Y si siguieron alguna otra historia mía, no se desesperen; todo mejorará para el verano ;)
